miércoles, 4 de agosto de 2010

NUESTRA POLÍTICA EXTERIOR, MÁS ALLÁ DE CUBA

En este blog nos hemos referido varias veces a las relaciones bilaterales entre Cuba y España y al papel y empeño de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores en convertirse en el portavoz de Cuba en Europa.

En los estertores del criminal régimen cubano, los políticos socialistas españoles siguen estando dedicados a legitimizar el comunismo cubano y obtener una salida airosa para éste, de modo que en la escena internacional el sistema cubano no sea un paria como Corea del Norte o la España franquista, sino un proceso revolucionario que ha fracasado más por presiones exteriores que por sus propias deficiencias, por lo que merece un respeto internacional del que otros gobierno carecen.

Abundando en estas relaciones exteriores de nuestro gobierno socialista, La Gaceta, ese diario abominado por el izquierdismo y considerado poco menos que el boletín oficial del fascismo español, ha publicado un artículo que aparece recogido en Periodista Digital sobre las peligrosas amistades de nuestro Ministro Moratinos y nuestro gobierno socialista.

Tras vertirse durante la campaña electoral con los ropajes de la defensa de los derechos humanos, la promoción de la democracia, la vuelta al corazón de Europa y una nueva relación con los países iberoamericanos, el gobierno socialista de Zapatero ha estrechado sus relaciones con los peores dictadores. Según informa Periodista Digital, "Sólo en el último mes, la política exterior de España ha consistido prácticamente en encuentros con altos cargos de países como Cuba, Libia, Siria, Ruanda, Etiopía o Irán.Ninguno de ellos destaca por su respeto a las libertades y los derechos humanos y si n embargo se les abrieron las puertas de La Moncloa o del Palacio de Viana.....

En este tiempo, Zapatero tan sólo ha rechazado recibir al presidente de Ruanda, Paul Kagame. Lo hizo prácticamente obligado y a última hora, cuando el Congreso de los Diputados se le vino encima criticando que abriese las puertas de La Moncloa a alguien que está acusado por la Audiencia Nacional española de genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y atentado terrorista.

Incluso el propio portavoz del PSOE en la Cámara Baja, José Antonio Alonso, reconoció que políticamente le resultaba incómoda la presencia de Kagame. No le recibió Zapatero pero sí lo hizo Moratinos, quien días después incluso echó en cara a la oposición que criticase al presidente ruandés".

Tras pasar el semestre de Presidencia europa con más pena que gloria, y sin que las relaciones con Estdos Unidos hayan mejorado apreciablemente en estos seis años, el resultado de tanta promesa electoral se refleja en la foto que acompaña este post.

Se puede contestar desde el bando progresista recordando las relaciones de Aznar con Gadafi, y si bien es cierto que se podría haber prescindido de la reunión en la que ambos estuvieron presentes, lo cierto es que la demagogia de que ha hecho gala Zapatero durante estos seis años de gobierno le convierte ahora en esclavo de sus palabras.

Quizás el gobierno zapatero ha decidido adoptar la doctrina del "realismo en política exterior", pero no estaría de más que se decidiera a hacerlo público y nos ahorrara tanto discurso vacio.

Y ¿qué es el realismo?

Los dos principales exponentes del realismo en las relaciones internacionales son Raymond Aron y Hans J. Morgenthau (ver su obra, Política entre las naciones : la lucha por el poder y la paz). De éste último extraemos las características de esta doctrina:

Lo más destacable es que el mundo es imperfecto desde un punto de vista racional, resultado de fuerzas que son inherentes a la naturaleza humana, por ello lo mejor es cooperar con estas fuerzas no ir en contra de ellas. Se aspira a hacer el menor mal posible, en ves de un bien absoluto. Para entender mejor esta escuela Morgentahu detalla varios principios rectores:

1) El realismo político cree que la política es gobernada por leyes objetivas (de la realidad) que tienen sus raíces en la naturaleza humana. A fin de mejorar la sociedad es necesario, previamente, entender las leyes de acuerdo a las cuales la sociedad vive. Para el realismo político es posible distinguir una verdad absoluta... Entre lo que es verdadero y racional y lo que es un juicio subjetivo de la realidad... Separando, de esta manera, los hechos tal cual son.

Por ello presupone que el carácter de una política exterior puede comprobarse a través del análisis de los hechos políticos que se llevan a cabo y de las consecuencias de estos actos. Es posible entonces, estudiar lo que los estadistas realmente han hecho y, de las consecuencias previsibles de sus actos, conjeturar cuáles fueron sus objetivos probables. Para el realismo, la teoría política consiste en comprobar los hechos y darles un significado a través de la razón.

El análisis parte entonces, desde el lugar o posición del estadista que enfrenta cierto problema de política exterior y nos preguntamos cuales son las alternativas racionales. Morgenthau dice que es la comprobación de una hipótesis racional, contra los hechos reales y sus consecuencias, lo que hace posible una teoría de la política.

2) La directiva principal que enmarca al realismo político es el concepto de interés definido en función del poder. Este elemento es el eslabón entre la razón (por lo cual entendemos los hechos) y los hechos que deben entenderse. Delimita su campo de acción para poder definir entre lo político y lo que no es. Es decir, los gobernantes piensan y actúan dentro de los términos de un interés definido como el acrecentamiento del poder.

Desde este elemento podemos entender el paso y anticipar los movimientos del estadista en el escenario político. Entonces, según la escuela del realismo político, pensando en términos de interés definido en cuanto poder, pensamos como piensa un estadista y entendemos sus pensamientos y acción.

Este elemento, sostiene Morgenthau, inculca un orden racional en la materia de la política y hace posible la comprensión teórica de la política. Presenta la política exterior como un todo racional desprendida de otros motivos que no sean el poder, preferencias o moral, por ejemplo.
Este elemento deja de lado, en este sentido, las preferencias ideológicas de los estadistas. Por ello estudiar la política internacional desde la motivación del estadista es inútil, pues ello no nos aportará nada.

A partir de este planteo, repito el interés definido en función de poder, Morgenthau nos dice que no podemos partir de las buenas intenciones de un estadista para definir si su políticas exterior es moralmente elogiable o satisfactoria.

Si queremos saber de las cualidades morales de estas políticas debemos estudiar las consecuencias de sus políticas (muchas veces las buenas intenciones han conducido a políticas deplorables).

Las motivaciones de un estadista (moralmente hablando) no garantizan la bondad moral ni el éxito político que inspiran. Lo que tiene importancia entender, en este sentido, es su capacidad intelectual para comprender la esencia de la política exterior. Para el realismo político no es importante la inclinación ideológica de los estadistas, sino qué se evalúa entre lo deseable y lo posible.

Por ello, para el realismo político la buena política exterior es la política racional. Sólo una política racional reduce al mínimo los riesgos y lleva al máximo sus beneficios. Así cumple con el precepto moral de la prudencia y el requisito del éxito.

3) El realismo no otorga a su concepto fundamental -el interés definidos como poder- un significado de que es inmutable. La clase de interés que persiguen los Estados, determinante de las acciones políticas en un período particular de la historia depende del contexto político y cultural dentro del cual se formula la política exterior.

Esta misma apreciación de cambio del interés político en función del poder, varía justamente en la definición del poder según la época. El poder puede consistir en cualquier cosa que establezca y mantenga el control del hombre sobre el hombre. El poder puede consistir desde la violencia física hasta los lazos psicológicos o afectivos más sutiles por los que se puede controlar una mente humana. También puede tomar la forma de disciplina moral, o constitucionales como ocurren en las democracias.

Pero el realismo político no niega que las condiciones actuales, plagadas de inestabilidad y violencias, puedan cambiar y que la paz pueda prevalecer. Incluso para el realismo político el actual sistema de estados nación puede transformarse en otro sistema. El tema es que el realismo político se aparta de las demás escalas cuando frente a la cuestión de cómo el mundo debe trasnformarse. No es su objetivo como escuela de pensamiento indagar transformaciones. Solo procura aplicar la razón en la actual realidad, con sus propias leyes.

4) El realismo político tiene conciencia del significado moral de la acción política. Tiene conciencia también de la inevitable tensión entre la disposición moral y los requisitos de que una acción política que tenga éxito. El realismo político entiende que los principios morales universales no pueden ser aplicados a los actos estatales en su formulación universal y abstracta. Cree en la moral de su acción política en cuanto resultados de una política de estado.

El individuo puede afirmar hágase justicia incluso si el mundo desaparece. En cambio el estado no tiene derecho a actuar de esa manera en nombre de los que están a su cargo. Morgenthau nos dice que el individuo y el Estado deben juzgar la acción política con principios morales universales, tales como la libertad... Pero en tanto el individuo tiene el derecho moral a satisfacerse en defensa de tal principio moral, el estado no tiene derecho a permitir que su desaprobación moral de la violación (por no violar derechos) de la libertad, interfiera en el camino de una acción política eficaz inspirada en el principio moral de la supervivencia nacional. (EEUU) ( Derecho a no formar parte de un ejercito, la libertad, invadir territorio). Es decir la moral de los Estados está determinada por su prudencia en la acción política.

5) El realismo político rehusa identificar las aspiraciones morales de una nación en lo particular con las leyes morales que gobiernan el universo. Las naciones pueden estar sujetas a una ley moral, pero ello no quiere decir que puedan saber que son el bien y el mal en las relaciones entre naciones. Como dice el autor una cosa es que las naciones tengan conciencia de un Dios y que las acciones estén sujetas a él y otra es creer que Dios está siempre del lado propio y los propios deseos son también de Dios.

Para Morgenthau es el concepto de interés definido en términos de poder el que nos salva de esos excesos morales y de esa locura política. La prudencia. La diferencia entre el realismo político y otras escuelas de pensamiento es real y es profunda. Para el autor no hay posibilidad de contradecir lo particular de sus actitudes y morales respecto de la política.

En lo intelectual, el realista político mantiene la autonomía de la esfera política, tal como otras disciplinas mantienen la suya. El realista se pregunta: ¿Cómo afecta esta política el poder de la nación? Esto no quiere decir que descree de otras esferas de pensamiento, moral, económico, legal etc. Sino que entiende al hombre como un ser compuesto de varias esferas de pensamiento. Se funda en una concepción pluralista de la naturaleza humana.

En este sentido, es claro que una teoría política sufra ataque continuamente desde otras esferas de pensamiento. Por ello para el autor es justificable que deba embellecer, desviar, ocultar y disminuir la verdad para que el individuo se vea sumergidos en estas políticas, para que el individuo pueda vivir en paz consigo mismo y otros hombres en cuanto animal político.

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