Entre los muchos problemas que tiene España en toda las esferas sociales y políticas, desde que llegó el Presidente Zapatero al Gobierno, además de los económicos, destacan los del encaje de España en su entorno geográfico y las relaciones tanto con países vecinos como con regiones de la propia España. La incapacidad de Zapatero para defender al país que prometió servir le está llevando a adoptar un papel menor, de debilidad, en todos los conflictos, cediendo en todos ellos a las reclamaciones que se realizan desde el otro lado de la mesa por reyezuelos y políticos que sólo buscan ampliar su poder y magnificar su figura.
En el caso de Cataluña, el presidente de CiU, un partido siempre calificado erróneamente como moderado (por empeño de socialistas y medios de comunicación afines) ha realizado unas declaraciones que ya no nos sorprenden viendo la deriva que los políticos moderados catalanes han ido tomando los últimos seis años.
Afirma Felipe Puig, un compañero de Artur Mas, candidato por tercera vez a la Presidencia del gobierno catalán, que su coalición se da 8 años de plazo para conseguir la independencia. Dice en TV3 Puig, ex consejero de Política Territorial y Obras Públicas en los gobiernos de Jordi Pujol y número tres de CiU: "No valoramos la posibilidad de organizar una consulta independentista en los próximos cuatro años si ganamos las elecciones autonómicas, pero lo que sí creo es que en seis u ocho años, en dos legislaturas, Cataluña avanzará hacia su independencia"..... "Allí vamos, pero vamos paso a paso y haciéndolo bien. Tenemos que ir avanzando hacia tener estructuras de Estado propio".... CiU no llevará en su programa electoral el compromiso de convocar un referéndum de independencia hasta asegurarse de que el sí a la independencia vencerá cómodamente: "Hoy, convocar al país a un referéndum por la independencia es llevarlo a una derrota política y democrática".
Hay que recordar que después de ocho años de un pésimo gobierno por parte del tripartito catalán, compuesto por tres partidos políticos unidos sólamente por su ambición de llegar al poder y no por compartir objetivos sociopolíticos similares, CiU va a recuperar el gobierno de la Generalitat (con una abstención estratosférica según las encuestas). En consecuencia, las declaraciones de Puig no deben echarse en saco roto.
El problema para España es que para allanar ese camino hacia un referéndum de independencia donde conseguir un sí mayoritario sea factible, supone continuos enfrentamientos de Barcelona con el Gobierno central y un interesado y manipulado exacerbamiento de los sentimientos identitarios y de pertenencia en Cataluña, fomento de la agresividad que acabará afectando a las relaciones entre españoles y arruinará la escasa cohesión nacional que tenemos actualmente.
Una nueva muestra de ese alejamiento y uso del lenguaje agresivo es la acusación realizada al ex Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, de ser un fascista anticatalanista por presentar un recurso de anticonstitucionalidad por la Ley de Acogida. La realidad es que Múgica dejó su cargo en julio y que el recurso lo ha presentado la Defensora en funciones, significativo olvido que demuestra que el interés de los políticos catalanes sólo es provocar bronca política contra las instituciones españolas.
¿Cuál es la mejor solución a este camino? Ya no hay vuelta atrás, la cesión de responsabilidades durante treinta años por parte de los gobiernos nacionales, socialistas y populares, nos ha conducido a un callejón sin salida. El escaso o nulo interés de la gran mayoría de los ciudadanos catalanes por conservar sus lazos familiares, territoriales, culturales y linguísticos nos ha llevado a la desaparición de cualquier opción política o social dispuesta a luchar por el mantenimiento de una España igualitaria y cohesionada.
En este momento los ciudadanos españoles sólo podemos sentarnos a esperar que se produzca la escisión de Cataluña, en un recorrido que hasta alcanzar el punto de ruptura será muy espinoso y complicado, por lo que desde LPN consideramos que la mejor salida de este cul de sac es negociar la independencia catalana cuanto antes, negociar la deuda, los pagos debes y haberes, las pensiones, las aduanas, etc.
En segundo lugar tratamos la crisis bilateral con Marruecos, y decimos bilateral aunque se trata de una ofensiva del tirano alauita para poner a prueba la capacidad y disposición del Gobierno socialista español para defender su propio territorio en forma similar a la famosa invasión del Islote de Perejil. Pero en esta ocasión la reacción del Presidente Zapatero, como era esperable, está siendo nula, no es tímida es que no existe ninguna reacción, situándose en el punto contrario de la respuesta del Presidente Aznar cuando devolvió a Marruecos a los gendarmes que ocupaban el islote.
De hecho, Aznar, pasando por encima del Presidente del PP, Mariano Rajoy, se presentó ayer en Melilla para respaldar a las autoridades locales y a los ciudadanos de esa ciudad y recordarles que siguen siendo parte de España y que este país no va a abandonarles. Ese es el mensaje de Aznar, pero no el del Gobierno socialista de Zapatero.
José Blanco, Ministro de Fomento y alto dirigente del PSOE, rápidamente ha saltado como un resorte a denunciar la actitud de Aznar, calificándola como deslealtad al gobierno y afirmando que Aznar nunca visitó Melilla cuando era Presidente del Gobierno español: "Lo que ha hecho Aznar no lo haría ningún ex presidente de un país democrático. Su visita a Melilla es una auténtica muestra de deslealtad al Gobierno actual y al país" .... "Nunca fue a Melilla ejerciendo de presidente del Gobierno y va ahora que no ayuda y, lo que es peor, sabiendo que su presencia no ayuda".
Blanco está tan acostumbrado a mentir a los españoles, y muchos de ellos tan acostumbrados a creerle a pies juntillas, que nadie recuerda ya que Aznar visitó dos veces esa ciudad como Presidente, en 2000 y 2004. Tampoco recuerdan muchos de ellos la visita de Zapatero a Rabat, siendo el líder de la oposición, para reunirse con el Rey Mohammed VI en plena crisis bilateral. Dos actos obviados por Blanco inmediata y descaradamente, así como por muchos si no todos los medios de comunicación afines al PSOE.
La actitud entreguista del PSOE en este problema no nos sorprende, pero tampoco el coro de plumillas pesebreros que le siguen el juego a los socialistas y ceden ante Marruecos en lo que se refiere a la ciudad de Melilla. Si hoy no defendemos a nuestros ciudadanos ni a nuestra ciudades, llegará un día en el que lo perderemos todo, aunque siempre podremos buscar un culpable.
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