sábado, 21 de agosto de 2010

MADRID Y BARCELONA, DOS OPINIONES

Entre los artículos del fin de semana quiero destacar uno de Manuel Martín Ferrán en ABC que ha sido especialmente grato leer, no por el fondo del artículo sino por una parte de él que está dedicada a Madrid y que creo que es una declaración que hace honor a la verdad.
Antes, cuando eran los españoles más queridos y admirados por todos los demás españoles, los bilbaínos presumían, en alarde grandón, que «los de Bilbao nacemos donde se nos antoja». Ese privilegio se ha trasladado a Madrid. Ahora somos madrileños, solo por sacar pecho a la hora de decirlo, quienes hemos nacido en La Coruña, en Cádiz, en Salamanca, en Alicante o en Rodrigatos de Obispalía. Madrid ha sabido, cuando bullen los fervores nacionalistas, regionalistas y localistas, prescindir de los catetismos vinculados al terreno y, con ejemplar señorío, convertir el casticismo en espectáculo y conformar una de las ciudades más abiertas y cosmopolitas, divertidas y animadas de todo el Viejo Continente. Más, incluso, de lo que fue Barcelona antes de que el virus convergente y sus mutaciones por la izquierda enfermaran la ciudad y la apaletaran.

Ignacio Camacho en ABC, comentando la diferente actuación municipal barcelonesa respecto a las actividades de Shakira y al homenaje a la etarra Laura Riera que sale ahora de prisión, tiene su propia opinión sobre la evolución de Barcelona:

Bajo el impulso oficial, el modelo urbano de Barcelona ha evolucionado desde el rutilante y eficaz esplendor del 92 a una especie de sucursal cutre de Porto Alegre en la que toda presunta expresión alternativa goza de acogida favorable hasta el punto de haberse convertido en referencia del movimiento okupa y otros colectivos de la antiglobalización. El resultado es una frecuente y consentida ocupación desaprensiva, incluso vandálica, del espacio público y un visible deterioro del ambiente social que contrasta con la ordenada elegancia del bellísimo paisaje ciudadano.

Barcelona siempre ha querido ser más que Madrid, ya que ésta era la capital de España la ciudada catalana quería ser más importante que el poblachón manchego, y por ello toda España le financiamos unas Olimpiadas que la colocaron en un puesto alto de la lista de ciudades destacadas, conocida y famosa mundialmente, mucho más de lo que lo era anteriormente y por encima de Madrid. Sin embargo eso no ha logrado aplacar a sus dirigentes, su ansia por ser diferentes y mejores que el resto de las ciudades de España les llevá a adoptar la actitud más progre posible y un exceso de tolerancia hacia cualquier clase de manifestación de posiciones sociales o políticas de tipo progresista que les está conduciendo al ridículo.



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