Las expulsiones de gitanos rumanos de Francia han levantado una densa polvareda en Europa sobre el respeto de los derechos humanos en ese país, al mismo tiempo que se relacionan con el interés del Presidente Sarkozy por levantar una cortina de humo sobre sus errores en el gobierno y como una manera de mejorar su baja popularidad actual.
Sin embargo, según informaciones ofrecidas por el blog euobserver.com, las cosas no son tan simples y localizadas sólo en Francia como las refleja la prensa europea.
El Ministro de Emigración de Francia ha convocado a cuatro de los seis estados miembros con mayor economía a una reunión informal en París el próximo 6 de septiembre para tratar cuestiones migratorias. Acudirán Italia, España, Alemania y Reino Unido.
Francia ya habría deportado a lo largo del pasado año más de 10.000 gitanos rumanos y búlgaros, pero el asunto ha saltado a los medios este verano cuando se ha ordenado las redadas en más de 300 campamentos y cuando Sarkozy ha ligado la emigración ilegal con el crimen.
Italia por su parte afirma que expulsará a los ciudadanos europeos que no sean capaces de mantenerse por sí mismos, y pretende que la UE introduzca un mandato de deportación de los gitanos que no puedan mantenerse por sus propios medios, esperando que en la próxima reunión de París se acepte esta iniciativa.
Pero no son sólo Francia e Italia los que han adoptado esta posición. El grupo liberal del Parlamento Europeo ha denunciado las deportaciones realizadas también en las últimas semanas por Dinamarca, Alemania y Suecia.
El multimillonario y filántropo George Soros, el mismo que con sus maniobras financieras sobre divisas en apuros han hundido varias economías y puesto en peligro de subsistencia a cientos de miles de personas, aboga por la integración de los gitanos y el fin de las deportaciones.
El intelectual francés Dominique Moisi critica seriamente a Sarkozy por estas medidas calificándolas de populismo anti inmigración y maniobras electoralistas: Al alentar violentas pasiones contra los inmigrantes para obtener ventajas electorales de corto plazo, primero obtendrá deshonor y después la derrota. Aunque hoy una mayoría de los franceses pueda estar inclinada a simpatizar con su retórica antiinmigrantes, no hay garantías de que esto le signifique la reelección en 2012.
En España existe también un profundo sentimiento de malestar ciudadano hacia la presencia de gitanos rumanos y la instalación de campamentos en los suburbios de la ciudad donde se instalan y sobreviven sin intentar integrarse en las sociedades donde se les ha dado acogida. Es políticamente incorrecto, pero la relación entre la presencia de estos gitanos balcánicos y el incremento del crimen en determinadas zonas de las ciudades es evidente.
¿Es posible que en España se produzcan estas deportaciones? No, la presión de la prensa y de las organizaciones de defensa de los inmigrantes y los derechos humanos no permitirían que se produjeran este tipo de actuaciones. Pero estas situaciones de marginalidad, subvenciones y criminalidad debe solucionarse con medidas legislativas y administrativas, en las que debe tomar parte la Unión Europea para implantar una solución común. Como en el caso de los musulmanes, se debe respetar la cultura tradicional de este colectivo, pero se debe respetar y proteger la cultura tradicional de la sociedad de acogida.
Finalmente, ¿Por qué la prensa española sólo se trata la cuestión de las expulsiones en Francia y no cita los casos de Dinamarca o Suecia? Es evidente que una presidencia francesa conservadora y son complejos en Francia es mucho más jugosa para convertirse en el objetivo de la prensa de izquierdas.
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