Menuda jornada político/diplomática para España. Pagando a los de Al Qaeda y con los pantalones en los tobillos ante el monarca marroquí que nos manda toda clase de mensajes de amor y amistad con la misma facilidad con la que hace unos meses, en plena presidencia española de la Unión Europea, reclamaba para Marruecos Ceuta y Melilla y acusaba a España de colonialismo ancestral. ¿A que no dice el comunicado que Marruecos nunca más reclamará Ceuta y Melilla, y que aceptará la resolución de la ONU sobre el Sáhara? Por supuesto que no, eso se le quedó a Rubalcaba en el tintero, aunque ya sabemos que al mejor escribano se le escapa un chapón.
Pérez Rubalcaba no paró un minuto en al ciudad autónoma, donde las funcionarias policiales han sido objeto de eslóganes humillantes y vejatorios por parte de agitadores marroquíes. Política de luz de gas a la opinión pública española para que acepte que lo que ha sido una nueva intentona de desestabilización de la ciudad autónoma española a cargo del ultranacionalismo marroquí se quede en un percance pasajero, irrelevante y, por supuesto, exagerado por la oposición.
La primera parte de esa opinión es compartida también por el editorial de El País, no así la segunda ni la responsabilidad del gobierno al financiar las actividades terroristas con los rescates que está pagando, tema que obvio descaradamente. Según el editorial:
Las organizaciones humanitarias se enfrentan a un dilema que afecta al núcleo mismo de su actividad, pero que no pueden ni ignorar ni resolver a través del simple voluntarismo. Continuar con las caravanas ignorando el riesgo que corren sus miembros puede convertirse en una trampa para los destinatarios de la ayuda. Los terroristas siempre obtienen de los secuestros, y con independencia de cuál sea el desenlace, beneficios de toda índole que tarde o temprano esperan utilizar contra las poblaciones que las caravanas se proponen socorrer. Para ser eficaz, la labor de las organizaciones humanitarias solo se puede desarrollar en unas mínimas condiciones que corresponde establecer a la política. En estos momentos, esas condiciones no existen en el Magreb
El Gobierno se equivoca pagando rescates para salvar a unas ONG's que se equivocan acudiendo como turistas humanitarios para entregar cuatro raciones de ayuda que no sacarán de la pobreza a los destinatarios, y parte de la prensa se equivoca al defender estas actuaciones con lo que ya tenemos el círculo vicioso, la pijota que se muerde la cola, para seguir manteniendo estos chiringuitos humanitario subvencionados que tanto bien hacen a los resultados electorales de algunos partidos.
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