A la vez que sucede lo anterior nos vamos acercando a las elecciones autonómicas y los partidos políticos empiezan a mover las piezas de sus tableros de ajedrez internos, teniendo en cuenta la situación de las partidas propias que juegan sus adversarios. Mientras se discuten las
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Si se aplica a Camps esta figura penal, el 90% de los miembros del Parlamento nacional y los autonómicos, y entre esos se incluyen a todos los miembros de los diferentes gobiernos, estatal y autonómicos, deberían acabar en la cárcel.
Pero lo que sí parece evidente de las informaciones recibidas es que Camps tenía demasiadas buenas relaciones con esa pandilla de sinvergüenzas que están implicados en el Caso Gürtel, lo que le invalida para ser nuevamente candidato a la presidencia valenciana, aunque las encuestas concedan la victoria al PP en esa comunidad.
Camps no debería presentarse a las elecciones, debería poner su carrera política en stand by y esperar al final del juicio, y sin finalmente resulta absuelto debería poner querellas por calumnias y difamación a todos los medios de comunicación y políticos que se han cebado con él. Una vez demostrada su inocencia, si así fuera, Camps podría volver a la política.
El caso de Madrid debería llevar a los militantes socialistas madrileños a plantearse la situación de su organización en el seno del PSOE. Hasta la fecha todas las actuaciones y decisiones políticas de Zapatero no han hecho sino alejar a los socialistas del votante medio madrileño, los habitantes de una ciudad que no es una cueva de fascistas sino la población con mayor oferta informativa de España, donde no se impone el criterio del gobierno autonómico de turno ni donde los periódicos publican editoriales conjuntas en el más puro estilo dictatorial.
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Para mejorar las expectativas de los socialistas madrileños, conscientes de cuáles son realmente los problemas por los que no ganan las elecciones, Zapatero ha decidido imponer su candidato a la Comunidad de Madrid, Trinidad Jiménez, por encima de la iniciativa de sus propios afiliados madrileños, lo que está llevando a algunos alcaldes a retirar su apoyo a Tomás Gómez, dejando a éste en una situación de debilidad.
Ni Jiménez, que ya fracasó en Madrid, ni Gómez, ese gran desconocido, tienen posibilidades de vencer en Madrid, son dos candidatos innecesarios porque mientras Zapatero gobierne en La Moncloa, las instituciones de Madrid seguirán fuera del alcance socialista.
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