lunes, 30 de agosto de 2010

LECCIONES DE DEMOCRACIA DE EL PAÍS

Decíamos en un post anterior que el periodista de El País José María Izquierdo estaba haciendo una lista negra de los Jinetes del Apocalipsis de la democracia española y que el probable siguiente jinete sería un periodista de Intereconomía. Pero nos equivocamos, Izquierdo a decidido dedicar su columna a uno de los historiadores que se ha permitido poner en duda la versión oficial de la historia española desde la proclamación de la República hasta la llegada de la democracia, que no es otro que Pío Moa, al que la primera frase de la columna que le dedica es la siguiente: "Es tan excesivo que siempre que te asomas a cualquiera de sus textos temes que te enfanguen sapos viscosos, hígados putrefactos y litros de sangre oscura, espesa y maloliente".

Otro artículo de El País nos hace un relato de la corrupción urbanística de los ayuntamientos y las acciones de Hacienda en sus investigaciones sobre estos delitos. Hasta aquí, sin pega. Lo curioso es que en la relación de casos destacados no aparece ni un solo caso del PSOE, ni siquiera el caso de Ciempozuelos que supuso decenas de millones de euros, sólo se relacionan ayuntamientos gobernados por el PP, los Gil o CiU. ¿Traición del subsconsciente o maniobra descarada?

Son sólo dos ejemplos, pero cada día el periódico global nos regala unas cuantas perlas del mismo estilo. En el editorial del domingo 29 de agosto, Comienzo sin Rodiezmo, lanza una crítica más o menos feroz, según se mire, contra el Presidente Zapatero, ese dirigente socialista que les ha traicionado echándose en brazos de los chicos del basket en Moncloa y a los que ayudó a crear ese nueva factoría audiovisual progre llamada Mediapro. Analiza muy bien el editorial Antonio Javier Vicente Gil en su blog de Periodista Digital donde nos recuerda como PRISA imparte doctrina política desde su síndrome de bipolaridad zapateril.

Hoy El País sacude a Zapatero mientras oculta la corrupción en el seno del PSOE, atiza a los medios de comunicación afines a la oposición mientras se erige en la defensa de las esencias democráticas.

¿Qué sería de la España actual sin El País? Un país sin menos prensa, lo que siempre es malo, pero probablemente un país mejor.

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