jueves, 5 de agosto de 2010

EL DESGOBIERNO ESPAÑOL Y EL ESTATUTO CATALÁN

No puede pasar un día sin que el gobierno socialista español nos de nuevas muestras de que para ellos las leyes y las sentencias de los tribunales solo deben ser acatadas cuando sean dictadas en su propio beneficio (recuerden aquéllas frases tan loables de Pablo Iglesias como la siguiente: Los socialistas estarán en la legalidad mientras la legalidad les permita adquirir lo que necesitan; fuera de la legalidad cuando ella no les permita realizar sus aspiraciones).

Viene esto a las últimas declaraciones del Vicepresidente Chaves, porque inexplicablemente sigue siendo vicepresidente, sobre el estatuto catalán y la sentencia del Tribunal Constitucional. Según el diario digital República.es, "Chaves ha expresado la voluntad del Gobierno de desarrollar el Estatut para que la Generalitat “tenga el nivel de autogobierno querido por los catalanes en el marco” de la norma, aunque no ha citado qué modificaciones legislativas implicará esta cuestión".

Para Chaves, "la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut ha causado "una posible brecha en el conjunto de la sociedad catalana", y ha asegurado que la voluntad del Ejecutivo es cerrarla". Es decir, para el gobierno el culpable de la situación es el Tribunal Constitucional, no el PSOE, ni el Gobierno ni los partidos nacionalistas que se empeñaron en aprobar algo que era manifiestamente inconstitucional, y que el Tribunal Constitucional se ha limitado a pulir ligeramente ya que de haber realizado su trabajo con la independencia y objetividad requerida la sentencia hubiera sido mucho más dura. En este sentido, Ignacio Camacho clama en el desierto cuendo afirma que la sentencia fue excesivametne benévola, y LPN está de acuerdo con su opinión.

Los resultados de las encuestas del CIS no nos sorprenden a los ciudadanos, pero tampoco a los políticos ya que siguen comportándose ante las inquietudes de los ciudadanos como los tres monos: sordos, mudos y ciegos. Siguen con sus objetivos políticos sin importarles lo más mínimo nuestra opinión.

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