viernes, 27 de agosto de 2010

LAS GUERRAS JUSTAS E INJUSTAS

Regresamos al tema de la justicia de las guerras que planteábamos en otro post aconsejando la lectura del libro de Michael Walzer. Hoy vamos a intentar profundizar un poco más en los criterios que sirven para calificar un conflicto bélico como justo o injusto, lo que a muchos les parecerá una distinción innecesaria porque para ellos todas las guerras serían injustas desde que se produce la primera muerte.

Para ellos nos vamos a basar en el discurso del nuevo icono progre en Europa, el Presidente Obama, cuando recibió el Premio Nobel de la Paz en Oslo el 10 de diciembre de 2009. En primer lugar hay que señalar que el concepto "guerra justa" es una idea antigua aunque los criterios utilizados para realizar la calificación han ido variando con el tiempo.

En su discurso Barak Obama ofreció una serie de criterios que entre otras cosas justificaba la invasión y guerra de Afganistan mientras que los mismos criterios sirvieron para rechazar la guerra de Iraq por ser injusta. Los seis criterios presentados fueron:
  • Una Autoridad Legítima. La guerra la declara un gobierno legal y legítimo, su parlamento o el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU)..
  • Una Causa Justa. No se puede acudir a la guerra por una causa nimia, los tratados internacionales aceptan la autodefensa o una decisión del CSNU para evitar la evolución negativa de una situación ya violenta.
  • Un Objetivo Justo. El objetivo para intervenir o declarar una guerra tiene que ser justo, legítimo, no por ejemplo hacerse con los recursos naturales de un país.
  • Último Recurso. El uso de la fuerza debe ser el último recurso, antes de éste se deben haber intentado otros y haberse demostrado que no son efectivos.
  • Una Expectativa Razonable de Éxito. No se puede acudir ni declarar una guerra si no existen expectativas de éxito ya que la pérdida de vidas no justificaría el fin alcanzado.
  • Proporcionalidad. Difícil criterio de alcanzar pero la actuación y el grado de fuerza y violencia ejercido debe ser proporcional al mal existente y que se desea evitar.
Tenemos otros criterio que se pueden obtener de los ensayos escritos sobre esta cuestión y entre los que encontramos uno aplicable a España y la operación de Perejil. Podríamos calificarle como el "tono de pesar". Con esto quiero decir que si en una guerra o en una operación militar coyuntural, como fue Perejil, se utiliza un tono triunfalista y batallador, de glorificación de la guerra, puede acabar tiñendo de injusta lo que era una operación justa.

Otro es la discriminación de los objetivos y las víctimas de las operaciones, que deben ser siempre militares evitando la muerte de personal civil no involucrado en las operaciones. No obstante, este criterio debe ser juzgado por el criterio de los "efectos dobles" que significa que existen efectos colaterales inevitables y no intencionados diferentes del objetivo principal y primario. La pérdida de vida civiles es inevitable y no intencionada, especialmente si los mandos militares procuran ajustarse al criterio de proporcionalidad, por lo que el hecho de que se produzcan no califica de injusta a una guerra por si mismo.

Estos son en resumen los criterios que debe cumplir una operación militar de gran envergadura para ser calificada como justa o injusta. El problema se nos plantea cuando percibimos que casi todos estos criterios pueden ser interpretados de diferentes formas.
  • Por ejemplo, una autoridad legítima es diferente según la perspectiva del observador, la legitimidad la concede Dios, Alá o las elecciones.
  • El último resorte es también una consideración ética porque si ningún medio ha sido válido para evitar la guerra es que esta es inevitable, y si lo es ¿para qué acudir a ella?
  • Las expectativas razonables varían con el tiempo. En la guerra de Afganistán las tropas occidentales vencieron con rapidez y con un número pequeño de bajas (lo que ayudó a califica la guerra como justa), pero la situación actual es de derrota y con un número altísimo de víctimas (lo que convierte esa guerra en injusta e inviable con escasas posibilidades de éxito).
Una guerra justa no debe ajustarse a cada uno de los criterios señalados arriba, pero sería conveniente que el mayor número posible de ellos estuviera comprendido entre las circunstancias que conducen a un país a declarar o intervenir en una guerra.

Cuando nos referimos a las guerras de Iraq y Afganistán hay que señalar que nunca se realizó en España un estudio sobre el cumplimiento de estas condiciones, y que la mayoría de los analistas se limitaron a calificar las guerras como justas o injustas sin realizar un análisis verdaderamente académico o legal, sino que se dejeron llevar por la adscripción política del Gobierno de turno.

Por otra parte, la evolución de las guerras puede acabar convirtiéndolas en justas o injustas cuando en sus inicios tuvieron la calificación contraria, y los criterios políticos e incluso jurídicos internacionales pueden variar en cuestión de años.

Seguiremos tratando esta cuestión en otro post posterior.

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