martes, 6 de julio de 2010

LA MINORÍA EGREGIA

Ha publicado Expansión una columna de opinión firmada por Tom Burns Marañón en la que vuelve a presentar la anomalía que para nuestro gobierno supone la presencia de esos políticos profesionales que han pasado del fracaso escolar al coche oficial (Ignacio Camacho dixit).

Marañón nos recuerda en En busca de la minoría egregia qué es lo que nuestro país necesita: "Lo que le sigue faltando a este país es algo así como la “minoría egregia” del Ortega de la España Invertebrada. Gente capacitada, leída, viajada, que hable idiomas, que tenga un sentido de historia, entienda del mercado y la empresa privada, y que sepa discurrir. Lo necesita este país y lo necesitan otros muchos, como Bélgica, la sucesora de España en la presidencia de la Unión Europea, sin ir más lejos. Los egregios, los ilustres, los meritorios, los de calidad, están ausentes, cuando lo que se requiere urgentemente es gente formada y con criterio, que guíe y canalice el debate público".

Pero también señala qué es lo que nos sobra: "En su lugar, España tiene a los apparatchik, a los funcionarios profesionales, a la nomenclatura que se ha hecho fuerte en la política, en la nacional y en la autonómica, imponiendo barreras de entrada con listas cerradas y bloqueadas, con avales para sus congresos y con su insultante desprecio a cualquier sistema abierto de primarias. La mediocridad y el cortoplacismo se extienden a los cargos que ostentan los tan pedantemente llamados interlocutores sociales. En el caso de los sindicatos, donde reina la opacidad, la incapacidad de sus dirigentes de entender cualquier cosa, como que la credibilidad de España está en juego, más allá de los salarios de quienes tienen trabajo blindado, raya en el esperpento".

La tarde del pasado y helado primer sábado de julio, es lo que tiene el invierno austral, tuve la oportunidad de ver In the Loop, una película que ha pasado bastante desapercibida pero que es un buen reflejo de la política actual. Aunque se centra en los políticos ingleses y estadounidenses, el papel que borda Tom Hollander como Ministro de Desarrollo Internacional británico podría reflejar a muchos de nuestros actuales ministros socialistas.

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