viernes, 23 de julio de 2010

DOS GRANDES VERDADES SOBRE LA SITUACIÓN DE ESPAÑA Y CATALUÑA

Dice en el ABC Valentí Puig, según el nacionalismo catalán Puig debería ser catalán hasta las trancas por su procedencia balear, que: "Con los más diversos envoltorios, la cuestión estatutaria catalana lleva más de un siglo ocupando desproporcionadamente la vida pública de España. Específicamente, la catalana, por supuesto. Absorbe energías en exceso. Hoy por hoy, mientras la política catalana sea la que es, no tiene solución. No existe otra vía que la conllevancia....

En octubre, los presupuestos generales para 2011 son una cita crucial. Anteayer, CiU se abstuvo al votarse el techo del gasto en 2011 y, con oportuna dilación de su postura, el PNV votó no. Pero con la «rentrée«, PNV y CiU habrán intercambiado sus papeles. Para entonces, Urkullu conocerá las contrapartidas que Zapatero ofrece para el sí y CiU estará posiblemente en otra cosa, es decir, buscando votos por el centro y en la franja independentista: para eso le importa deteriorar al máximo el tripartido y la tramoya umbilical que mantiene en pie la gran máquina de poder que es el PSC-PSOE".

Por su parte, Edurne Uriarte, que no sólo es catedrática en derecho sino una experta en cuestiones nacionalistas, afirma en ABC que: "la clase política, pero también la intelectual, ha dado por supuesto que el problema de España es el malestar de Cataluña sin darse cuenta de que el problema de España es, crecientemente, el malestar de España. El malestar de los españoles que se sienten maltratados por Cataluña. Que están agotados con las permanentes exigencias de los políticos catalanes. Que están hartos de que el afán de la clase política sea satisfacer a los nacionalistas catalanes y no a la mayoría de españoles.

La gran diferencia entre estos dos malestares, el de Cataluña y el de España, es que nuestra clase política ha dedicado todo el período democrático a responder al malestar de Cataluña. Con un sonoro fracaso. No ha resuelto el malestar de Cataluña y ha creado, sin embargo, otro malestar de consecuencias imprevisibles, el malestar de España".

Quien dude de esta afirmación debería darse una vuelta, por ejemplo, por los foros de El Confidencial. Cuando hace unos años era casi impensable encontrar "mesetarios" favorables a la independencia de Cataluña, desde hace unos meses esa opinión se está extendiendo a marchas forzadas entre los asiduos a esos foros, hartos de que, como afirma Puig, la cuestión catalana esté consumiendo energías en exceso, especialmente en este período de crisis económica de larga duración y difícil salida.

En un punto intermedio se sitúa Marcello, el seudónimo del escasamente sospechoso como antisocialista Pablo Sebastián en el diario digital República, que asegura que: "España no tiene un problema con Cataluña como dicen Montilla y Zapatero. La realidad es que Cataluña tiene un problema con Montilla y España otro de mayor cuantía con Zapatero, y no solo por lo del estatuto catalán y el daño que hizo a la cohesión nacional".

Cada cual puede elegir la versión que más le plazca, pero creo que Uriarte y Puig se están haciendo eco de algo que la mayoría de los políticos y periodistas se niegan a ver, la desafección de España hacia Cataluña.

Los "mesetarios" ya no son partidarios de la España Una Grande y Libre que tanto les gusta citar a los políticos nacionalistas y/o de izquierdas, tampoco envidian a esa supuestamente moderna e industrializada región, sino que se extiende como la mancha de petróleo en el Mar del Caribe la idea de que España avanzaría más rápido y mejor sin Cataluña, que las consecuencias económicas de la escisión las arreglaría el mercado, y que la que acabaría siendo seriamente perjudicada, en contra de las declaraciones de Laporta, sería la propia Cataluña.

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