viernes, 10 de septiembre de 2010

FIDEL CASTRO Y NUESTROS SOCIALISTAS

Llevamos seis años de gobierno socialista de Zapatero en los que nuestras autoridades pierden más tiempo en Europa, en Bruselas, defendiendo a Cuba ante el resto de los Estados miembros que defendiendo nuestros en Europa y en política exterior, que los vamos abandonando en pro de no molestar al resto de los socios.

Es decir, en Bruselas nuestras autoridades pelean por Cuba mientras que, por ejemplo, no exigen con suficiente contundencia que la Unión Europea avise a Marruecos de que no puede seguir amenazando a uno de los socios de la Unión. Nuestro Ministerio de Exteriores defiende en el Consejo de Asuntos Generales más los intereses cubanos que los españoles.

Pues a pesar de haber estado estos cuatro años defendiendo el sistema cubano llega Fidel Castro y reconoce ante un periodista estadounidense, Jeffrey Goldberg (en la foto con Fidel Castro), y la experta en Cuba del Council of Foreign Relations, Julia Sweig, que su sistema ya no tiene sentido ni siquiera en Cuba. "El modelo cubano ya no nos sirve ni a nosotros" dijo al periodista y a la académica que ejercía de traductora. El artículo original se publicó en The Atlantic.com

Podemos tener claro que el sistema político cubano, la dictadura comunista castrista, se mantendrá inalterable y que como mucho Fidel Castro se había referido a las dificultades del sistema económico. De ahí la interpretación de sus palabras realizada por Julia Sweig, "He wasn't rejecting the ideas of the Revolution. I took it to be an acknowledgment that under 'the Cuban model' the state has much too big a role in the economic life of the country", lo que implica que daba por seguro el mantenimiento de la dictadura cubana pero con unas pequeñas reformas en el sistema económico ya que es imposible seguir alimentando y sosteniendo el país con una economía de guerra.

Es decir, no se rechaza la robolución, no se piensa acabar con la dictadura cubana, se seguirá metiendo a los ciudadanos en las cárceles para que una vez que hayan sido físicamente destrozados se les expulse del país, se les destierre al país de los cómplices castristas, a España, imponiéndoles esa pena que en nuestro país desapareció hace decenios.

Esperemos que a partir de ahora Pajín y Valenciano, Moratinos y Zapatero, y todos nuestros progres y comunistas se enteren de una vez, después de 50 años, que la robolución cubana del tiranosaurio Castro no ha traído a su pueblo más que pobreza, miseria, desesperación, cárcel, hambre, muerte y emigración forzosa. Pero no, también sabemos que no será así.

Por otra parte, habría que hacer un monumento periodístico a Goldberg por haber sido capaz de obtener esas palabras de uno de los últimos genocidas vivos. Entre los desaparecidos cruzando el Estrecho de Florida para huir del país, los muertos en las guerras africanas en las que participó, los asesinados y muertos en combate por las guerrillas que financió en Centroamérica y en Colombia, los fusilados y los muertos en las cárceles cubanas, Castro ha acabado con la vida de centenares de miles de personas. Y a pesar de ello, para nuestros progres es un estadista, un ejemplo político para las siguientes generaciones.

Ya lo dijo Stalin, Koba el Terrible,

"Una única muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística".

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