Volvemos al tema de las expulsiones de extranjeros de Francia y a la hipotética posibilidad de que uno de los pilares de la Unión Europea, la libertad de movimiento y residencia de sus ciudadanos, pueda modificarse a causa de las presiones francesas.
El ministro francés de Inmigración, Eric Besson, ha afirmado hoy en Bruselas que la libertad de circulación dentro de la UE no puede ser "incondicional"...."El logro europeo de la libertad de circulación es extraordinario, pero no puede ser incondicional ni un pretexto para la realización de actividades ilícitas, y en particular, el tráfico de seres humanos".
Besson ha insistido también en la "responsabilidad propia de cada estado de la UE para la integración social y económica de sus ciudadanos", y ha dicho explícitamente que la integración de los gitanos es antes de nada un asunto que atañe a Rumania, que debe poner en marcha "un plan de urgencia" a este fin. Conozco los Balcanes y puedo asegurar personalmente que los gitanos de esos países no tienen las más mínimas oportunidades, pero tampoco han hecho mucho esfuerzo durante siglos por formar parte de las sociedades donde viven.
Besson ha hecho hincapié en que la ley europea prevé excepciones al derecho a la libre circulación de personas, como la amenaza reiterada al orden público, ser una carga desproporcionada para la Seguridad Social o no tener recursos suficientes para mantenerse en el país de acogida..
Todos los periódicos españoles se hacen eco de la reunión de Besson con las autoridades comunitarias y de la rueda de prensa posterior por lo que no vamos a destacar ninguno de ellos. Y como siempre llega la hora de preguntarse si el Gobierno francés tiene razón en sus afirmaciones o si debemos hacer caso a otras consideraciones de tipo moral, ético o ideológico. La realidad cotidiana es que en el caso de las comunidades gitanas balcánicas, y como afirma Francia, su residencia en países como España o Alemania no tiene la finalidad de integrarse ni de establecerse aceptando las normas de convivencia locales (europeas en definitiva) sino que pretenden ser subvencionados permanentemente por el Estado de acogida sin participar en los mecanismos que permiten financiar y mantener esos sistemas de asistencia de los que se aprovechan.
La posición común de los partidos izquierdistas y de la mayoría de las ONG's (que son de todo menos no gubernamentales) es que la sociedad es culpable de la situación de debilidad de estas comunidades y por tanto es responsable de garantizarles todo lo necesario para la subsistencia. Pero estos sectores siempre olvidan que la sociedad no es algo abstracto sino una suma de personas, de ciudadanos que diariamente deben trabajar y realizar esfuerzos para mantener a sus familias y a esos sistemas "asistenciales" de los que esas comunidades de "desfavorecidos" se aprovechan. Por tanto, en bien de una responsabilidad mutua y común, se les puede y debe exigir que formen parte de los sistemas productivos y sociales que les mantienen. Suene esto a racismo o a falta de humanidad.
El ministro francés de Inmigración, Eric Besson, ha afirmado hoy en Bruselas que la libertad de circulación dentro de la UE no puede ser "incondicional"...."El logro europeo de la libertad de circulación es extraordinario, pero no puede ser incondicional ni un pretexto para la realización de actividades ilícitas, y en particular, el tráfico de seres humanos".
Besson ha insistido también en la "responsabilidad propia de cada estado de la UE para la integración social y económica de sus ciudadanos", y ha dicho explícitamente que la integración de los gitanos es antes de nada un asunto que atañe a Rumania, que debe poner en marcha "un plan de urgencia" a este fin. Conozco los Balcanes y puedo asegurar personalmente que los gitanos de esos países no tienen las más mínimas oportunidades, pero tampoco han hecho mucho esfuerzo durante siglos por formar parte de las sociedades donde viven.
Besson ha hecho hincapié en que la ley europea prevé excepciones al derecho a la libre circulación de personas, como la amenaza reiterada al orden público, ser una carga desproporcionada para la Seguridad Social o no tener recursos suficientes para mantenerse en el país de acogida..
Todos los periódicos españoles se hacen eco de la reunión de Besson con las autoridades comunitarias y de la rueda de prensa posterior por lo que no vamos a destacar ninguno de ellos. Y como siempre llega la hora de preguntarse si el Gobierno francés tiene razón en sus afirmaciones o si debemos hacer caso a otras consideraciones de tipo moral, ético o ideológico. La realidad cotidiana es que en el caso de las comunidades gitanas balcánicas, y como afirma Francia, su residencia en países como España o Alemania no tiene la finalidad de integrarse ni de establecerse aceptando las normas de convivencia locales (europeas en definitiva) sino que pretenden ser subvencionados permanentemente por el Estado de acogida sin participar en los mecanismos que permiten financiar y mantener esos sistemas de asistencia de los que se aprovechan.
La posición común de los partidos izquierdistas y de la mayoría de las ONG's (que son de todo menos no gubernamentales) es que la sociedad es culpable de la situación de debilidad de estas comunidades y por tanto es responsable de garantizarles todo lo necesario para la subsistencia. Pero estos sectores siempre olvidan que la sociedad no es algo abstracto sino una suma de personas, de ciudadanos que diariamente deben trabajar y realizar esfuerzos para mantener a sus familias y a esos sistemas "asistenciales" de los que esas comunidades de "desfavorecidos" se aprovechan. Por tanto, en bien de una responsabilidad mutua y común, se les puede y debe exigir que formen parte de los sistemas productivos y sociales que les mantienen. Suene esto a racismo o a falta de humanidad.
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