sábado, 23 de octubre de 2010

LA PRESIÓN ISLAMISTA EN ESPAÑA. EL IMAM SALAFISTA DE LÉRIDA

Según El Confidencial Digital, el iman salafista de Lérida está internacionalizando un conflicto que no se trata de otra cuestión que del cumplimiento de las ordenanzas municipales sobre la capacidad de aforo de la mezquita local, sobrepasado en varias veces por la asistencia de musulmanes lo que, como en cualquier otro local público, obligó a la clausura administrativa del templo.

Por ello el iman se ha puesto en contacto con el rey de Marruecos y con representantes de varios gobiernos musulmanes para informarles sobre su nuevo proyecto, la construcción de una mezquita para más de mil fieles. Su intención es conseguir declaraciones institucionales favorables y financiación para poder llevarlo a cabo.

Según la noticia, los últimos movimientos de Abdelwahab Houzi están siendo vigilados por la Policía ya que está ‘fichado’ por ser uno de los líderes salafistas más peligrosos de España, y que habría creado una "policía religiosa" responsable de garantizar el cumplimiento de los preceptos coránicos en la vida diaria de los musulmanes de la localidad.Entre los signos exteriores de su radicalismo religioso encontramos su negativa a dar la mano a una mujer, a reunirse con concejalas o la petición a las musulmanas para que vistan el burka o el niqab.

Debemos suponer que en aplicación de Alianza de Civilizaciones el gobierno permitirá la presencia y las actividades de individuos que hacen proselitismo de las corrientes más radicales del islamismo, como el citado iman, y no va a adoptar ninguna medida restrictiva de sus acciones.

Cada vez que en una pequeña ciudad o un pueblo se permite la libre actuación de individuos como éste, se sientan las bases para el nacimiento y crecimiento de partidos de extrema derecha. Por ello, permitiendo la libre actuación de este tipo de individuos, en nombre de la libertad religiosa o de la libertad individual, abrimos la puerta al surgimiento de dos riesgos que son un grave peligro para la superviviencia de la sociedad moderna liberal y del Estado de Derecho tal y como los conocemos actualmente.

Por una parte, un integrismo religioso que se niega a diferenciar entre política y religión, que pretende acabar con los avances y las libertades conseguidas en lo que se refiere al género femenino, y que pretende subvertir el orden constitucional para convertirnos en un Estado religioso.

Por otro, una extrema derecha que nacería como reacción a las existencia y actividades de esos grupos integristas religiosos, y cuyo fin último, según demuestra la historia, es acabar también con el Estado de Derecho.

Hace un mes se difundió la noticia de que la policía estaba investigando a veinte imanes musulmanes salafistas y que podría expulsar a dos de ellos, pero parece ser que la noticia no era más que un "aviso" policial a un par de estos imanes a través de los medios de comunicación ya que coincidió en el tiempo con las protestas organizadas por el propio Houzi. Sin embargo, no se ha procedido a adoptar ninguna medida verdaderamente ejemplarizante para evitar el proselitismo de estos integristas.

Según la noticia, la Policía les acusa de promover discursos que incitan a la Yihad y de establecer conductas extremas para las mujeres (les obligan a llevar el niqab, les prohiben salir solas a la calle y trabajar para lo que ellos denominan "infieles", y de que acudan a clases de formación).

Las zonas más conflictivas ahora mismo en España son Cataluña, con Tarragona y Gerona a la cabeza, Ceuta, Melilla y el País Vasco. Según este informe policial actualmente 20 imanes salafistas en España están bajo sospecha, son marroquíes salafistas que "generan conflictividad social" por la aplicación rigurosa que quieren hacer de la Sharía, principalmente entre los fieles moderados que no se rigen por las más rígidas normas del Corán. Según se recoge textualmente los servicios de información del Estado consideran que el movimiento salafista es ahora mismo "una amenaza de desestabilización social", y su objetivo es la instauración de un Califato único, capitaneado por un califa que aplicará rigurosamente la Sharía.

En Reus, en Tarragona, los servicios de inteligencia han detectado a un grupo de musulmanes de origen berebere y de ideología salafista wahabita que se dedica a controlar a aquellos musulmanes que no visten al estilo árabe o que se alejan de los dictados propios del Corán.

En Gerona líderes salafistas radicales de una de las cuatro mezquitas de esa localidad están instando a los inmigrantes de religión musulmana, un 40% de la población, a que desprecie las costumbres occidentales, y se guíen por la Sharía.

Mientras el gobierno y las fuerzas de seguridad sigan con los anuncios, las noticias y las denuncias, sin tomar medidas concretas y efectivas, los dos riesgos seguirán creciendo lentamente en contra de nuestra sociedad. ¿Y nosotros? a verlas venir.


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