Felicidades para aquellos que sientan la fiesta nacional como una especie de celebración de un orgullo patrio. Pero me gustaría contar una pequeña anécdota.
Me preguntaba por la noche una amiga alemana cómo celebramos los españoles nuestro Día Nacional, y mi respuesta fue muy simple, no hacemos nada especial, es como un domingo cualquiera, nada especial, ante lo que me miró con extrañeza.
Y así es la realidad. El mismo 12 de octubre, el Día de la Raza del franquismo, fue elegido como un día que no molestara a los partidos y organizaciones nacionalistas, un día que es muy importante para España como efeméride histórica pero no es tan importante para España como país. Otros países celebran su día nacional con motivo de una derrota militar histórica como Servia (Kosovo Polje), la toma de la Bastilla, la reunificación, etc.
Pero nosotros no, celebramos un día que no afectó a España en su devenir histórico como país, no celebramos como Día Nacional el 2 de mayo, el 6 de diciembre, la toma de Granada que puso fin al dominio musulmán de España, etc. Es decir, el día elegido para celebrar nuestro día nacional, por mucho día de la raza que lo consideremos, no es el más indicado.
Tampoco España sigue siendo un país (en el sentido más tradicional y popular de la palabra) o una nación, nos hemos convertido en un grupo de CC.AA. que siguen unidas por diferentes intereses, y aunque la mayoría de los ciudadanos expresa su amor a España y su fidelidad a ésta como una nación siempre priman los intereses localistas ante los generales. Hemos llegado a este punto gracias al empeño de políticos y organizaciones nacionalistas, apoyados por periodistas empeñados en respaldar las estupideces políticas de los anteriores sólo con la finalidad de asegurarse un presente y un futuro prometedor, económicamente hablando.
Así los españoles se comportan el día de la Fiesta Nacional con una gran indiferencia hacia la celebración, no tenemos ningún tipo de celebración tradicional familiar o con los amigos, no existen actividades organizadas por los gobiernos locales o autonómicos, es un día cualquiera, "any given day". En California, por ejemplo, el Día de la Raza es celebrado por la población de origen iberoamericano con desfiles locales, fiestas y celebraciones; en España sólo sirve para atacar la historia de España, para atacar al gobierno de turno por su política exterior y de seguridad, para estudiar las poses de los políticos y sus relaciones entre ellos y con la población que asiste como espectadores al desfile militar.
Felicidades a Aragón a las Pilares y a la Guardia Civil, felicidades a los pocos españoles que sienten ese día como algo especial, para los demás no más que un día cualquiera en el que se tiene una fiesta laboral concedida por la Ley.
Me preguntaba por la noche una amiga alemana cómo celebramos los españoles nuestro Día Nacional, y mi respuesta fue muy simple, no hacemos nada especial, es como un domingo cualquiera, nada especial, ante lo que me miró con extrañeza.
Y así es la realidad. El mismo 12 de octubre, el Día de la Raza del franquismo, fue elegido como un día que no molestara a los partidos y organizaciones nacionalistas, un día que es muy importante para España como efeméride histórica pero no es tan importante para España como país. Otros países celebran su día nacional con motivo de una derrota militar histórica como Servia (Kosovo Polje), la toma de la Bastilla, la reunificación, etc.
Pero nosotros no, celebramos un día que no afectó a España en su devenir histórico como país, no celebramos como Día Nacional el 2 de mayo, el 6 de diciembre, la toma de Granada que puso fin al dominio musulmán de España, etc. Es decir, el día elegido para celebrar nuestro día nacional, por mucho día de la raza que lo consideremos, no es el más indicado.
Tampoco España sigue siendo un país (en el sentido más tradicional y popular de la palabra) o una nación, nos hemos convertido en un grupo de CC.AA. que siguen unidas por diferentes intereses, y aunque la mayoría de los ciudadanos expresa su amor a España y su fidelidad a ésta como una nación siempre priman los intereses localistas ante los generales. Hemos llegado a este punto gracias al empeño de políticos y organizaciones nacionalistas, apoyados por periodistas empeñados en respaldar las estupideces políticas de los anteriores sólo con la finalidad de asegurarse un presente y un futuro prometedor, económicamente hablando.
Así los españoles se comportan el día de la Fiesta Nacional con una gran indiferencia hacia la celebración, no tenemos ningún tipo de celebración tradicional familiar o con los amigos, no existen actividades organizadas por los gobiernos locales o autonómicos, es un día cualquiera, "any given day". En California, por ejemplo, el Día de la Raza es celebrado por la población de origen iberoamericano con desfiles locales, fiestas y celebraciones; en España sólo sirve para atacar la historia de España, para atacar al gobierno de turno por su política exterior y de seguridad, para estudiar las poses de los políticos y sus relaciones entre ellos y con la población que asiste como espectadores al desfile militar.
Felicidades a Aragón a las Pilares y a la Guardia Civil, felicidades a los pocos españoles que sienten ese día como algo especial, para los demás no más que un día cualquiera en el que se tiene una fiesta laboral concedida por la Ley.
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