Arturo Pérez Reverte, lejos de amedrentarse por el vocerío de los socialistas y sus seguidores, arremete otra vez contra el ex Ministro Moratinos en la revista XL Semanal, del que dice que es un “cruce de osito Mimosín y Abeja Maya".
Para aquéllos que le consideran un fascista español por defender determinadas circunstancias y logros históricos, o por atacar sin misericordia a los progres de baba o al peor gobierno de la democracia, les recomiendo la siguiente columna, también en su Patente de Corso en el XL Semanal, titulada "Notario del Horror", donde critica la locura represiva que tuvo lugar en Burgos tras la Guerra Civil, y por extensión en toda España, pero donde también critica la sinrazón de la II República. Los socialistas y sus intelectuales de cabecera siempre nos recuerdan la necesidad de revisar nuestra propia historia como método de aprendizaje y como medio reparador de injusticias sociales. Y es cierto, pero nuestra historia tiene muchos datos que revisar, tiene muchos actos que condenar, tiene muchas actitudes que criticar, hay muchas acciones sobre las que entonar el mea culpa, no sólo sobre la mitad de nuestra historia.
Probablemente lo que no soportan casi ninguno de los que le critican ahora es su independencia y su capacidad para dejar con las vergüenzas al aire a todo aquél que se lo merezca. Y sólo por eso merecería el aplauso de todos los españoles a los que se les llena la boca con las palabras democracia, libertad, tolerancia y respeto.
Para aquéllos que le consideran un fascista español por defender determinadas circunstancias y logros históricos, o por atacar sin misericordia a los progres de baba o al peor gobierno de la democracia, les recomiendo la siguiente columna, también en su Patente de Corso en el XL Semanal, titulada "Notario del Horror", donde critica la locura represiva que tuvo lugar en Burgos tras la Guerra Civil, y por extensión en toda España, pero donde también critica la sinrazón de la II República. Los socialistas y sus intelectuales de cabecera siempre nos recuerdan la necesidad de revisar nuestra propia historia como método de aprendizaje y como medio reparador de injusticias sociales. Y es cierto, pero nuestra historia tiene muchos datos que revisar, tiene muchos actos que condenar, tiene muchas actitudes que criticar, hay muchas acciones sobre las que entonar el mea culpa, no sólo sobre la mitad de nuestra historia.
Probablemente lo que no soportan casi ninguno de los que le critican ahora es su independencia y su capacidad para dejar con las vergüenzas al aire a todo aquél que se lo merezca. Y sólo por eso merecería el aplauso de todos los españoles a los que se les llena la boca con las palabras democracia, libertad, tolerancia y respeto.
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