martes, 16 de noviembre de 2010

EL FASCISMO CATALÁN QUE NO CEJA

Estos últimos días, con motivo de la campaña electoral de las elecciones autonómicas catalanas, estamos siendo testigos de una serie de declaraciones que nos descubren, para el que no la conociera, la verdadera cara de los nacionalistas catalanes.

Tras conocerse los resultados de varias encuestas de opinión y tendencia electoral que demuestran que los independentistas de ERC, más fascistas que izquierdistas, van a perder algunos diputados, y que CiU no va a alcanzar la mayoría absoluta, por lo que puede depender de los apoyos del Partido Popular para hacerse con el Gobierno, algunos dirigentes nacionalistas están intensificando sus declaraciones racistas y victimistas.

Puigcercós afirmó en un reciente mitín que "el régimen tributario español esta yendo en contra de las empresas catalanas. Cada día cuántos empresarios de Cataluña tienen en su casa instalado a un inspector de Hacienda cuando Madrid es una fiesta fiscal y en Andalucía no paga ni Dios". Nuevas mentiras para alimentar el odio latente en sus seguidores.

Poco después nos sorprendió con otra declaración levantisca en la que vuelve a hacerse la pobrecita víctima:
"existe un pacto de Estado entre el eje Bilbao-Sevilla-Madrid para perjudicar económica y fiscalmente a Cataluña. ... se trata de un pacto de hierro que se fundamenta en mantener los privilegios económicos de estos territorios a cambio de someter a una injusticia económica y fiscal a Catalunya.."

Puigcercós, como otros nacionalistas, siempre nos recuerdan que el balace fiscal les es perjudicial en 20.000 millones de euros y que con ese dinero otras comunidades autónomas prestan servicios que la Generalidad no se puede permitir (mentira, porque su deuda se multiplica para seguir concediendo subvenciones y ayudas a sus amigos). Lo que no nos recuerdan nunca es que la balanza comercial, por ser parte de España, es de 20.000 millones de euros a su favor.

Tampoco hay que olvidar que este falso discurso, esta verdad a medias, esta mentira continuamente repetida, dirigida a enardecer los sentimientos más viscerales de los ciudadanos de Cataluña, y a fomentar el odio entre los habitantes de las diferentes CC.AA., es compartido por casi todos los partidos políticos de ese Parlamento autónomo.

Si Cataluña no fuera parte de España esos 20.000 millones de desfase fiscal dejarían de ser un problema, no los entregarían nunca más al Gobierno Central porque ni siquiera los recaudarían. Entre IVA e Impuesto de Sociedades de los clientes del resto de España y de las filiales que las empresas catalanas deberían abrir en España, además de las multinacionales que se deslocalizarían por el diferente tamaño de los mercados, Cataluña dejaría de percibir gran parte de sus ingresos fiscales, fondos que empezarían a recaudarse por el Gobierno español. Además, sus ventas en España disminuirían de forma apreciable, con lo que su superávit comercial también se vería reducido.

Ignacio Camacho los define bien en ABC, los camisas grises catalanes, aunque su prudencia lleva a limitar este calificativo sólo a ERC: "e
l rollo de progresismo sedicente de los camisas grises de Esquerra Republicana.... vulgares racistas envenenados de xenofobia y ensoberbecidos por un arrogante complejo de superioridad que sueñan con un imaginario de independencia para no tener que mantener a quienes consideran agitanados haraganes del Sur que viven de la prosperidad ajena encantados de ser pobres..... este rancio discurso de ultraderecha insolidaria lo enarbolan en España los aliados de un Partido Socialista que gobierna Cataluña con los votos de los emigrantes andaluces y extremeños y bajo la presidencia de un señor nacido en Córdoba que se ha tragado durante años la despectiva etiqueta de charnego".

Debemos recordar, nuevamente, que este discurso racista y fascistas es compartido por todos los partidos políticos catalanistas excepto el PP y Ciudadanos. No lo olvidemos, hasta el moderado y valorado Sr. Durán Lleida mantiene su boca cerrada ante este tipo de declaraciones.

Por todo ello, los españoles deberíamos plantearnos seriamente la necesidad de independizarnos de Cataluña, dejar de ser su colonia comercial y su vasallo político, y empezar a resolver nuestros propios problemas sin estar siempre pendientes de sus cuitas particulares, que condicionan toda la vida política y económica española desde hace 30 años.

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