En estos días nos sorprende la escasa relevancia de los asesinatos de cristianos en Iraq, no puedo juzgar lo que dicen las radios y televisiones españolas pero no creo que se diferencien mucho de los que informan los periódicos en internet.
La masacre perpetrada por Al Qaida en una iglesia de Bagdad es un episodio más de ataques a los cristianos en países de mayoría musulmana (expulsiones en Marruecos, amenazas en Turquía, ataques y asesinatos en India, Pakistán, Indonesia o Nigeria). El odio anticristiano aumenta imparable en la misma proporción en que el integrismo islamista se hace con mayores niveles de control en el mundo musulmán. Pero lo que es aún peor, las democracias occidentales, esas donde se encuentra un miedo extremo hacia el islamismo, guardan silencio a la hora de defender para las iglesias cristianas la libertad religiosa que el islam sí tiene en nuestras sociedades.
Como recuerda Gabriel Albiac en ABC, bastó una serie de caricaturas ... de Mahoma, para que Europa ardiera; para que, incluso, no pocos europeos se autoculpabilizaran de su perversa «islamofobia». La tinta de imprenta vertida ahora sobre la matanza de inofensivos católicos —por el hecho de serlo— a manos islamistas es bien escasa, si la comparamos con la que corrió entonces.
Afirma Albiac que el Corán, porque así está escrito en éste, ordena terminantemente dar muerte a quienes se empecinan en negar la luminosa verdad transmitida por Alá a su Profeta: «Matad a los politeístas, allá donde los encontréis» (IX,5). No hay nada a lo que pueda, en rigor, llamarse cultura islámica. Hay una religión. Excluyente. Quienes quieran ser por ella destruidos, ahí tienen la «Alianza de Civilizaciones». ..... No todas las creencias son iguales. Ni todas las religiones. Que un no creyente puede nacer y vivir con normalidad en ciertas sociedades. Y no en otras.
El último caso de esta violencia islamista y su objetivo de imponer unas tradiciones religiosas y sociales ajenas a España y a su democracia, que es además un ataque a los derechos fundamentales de los ciudadanos residentes en este país, lo hemos encontrado nuevamente en Cataluña. El imán Mohamed Benbrahim ha sido condenado a un año de cárcel —que no cumplirá al no tener antecedentes— por coacciones graves, el presidente de la asociación cultural islámica del municipio, Abderramán el Osri, a 9 meses de cárcel, mientras que la hija del imán, Hafssa Benbrahim también ha sido condenada por amenazas y coacciones a la mediadora cultural de Cunit (Tarragona), Fátima Ghailar, por no ponerse velo como las demás mujeres musulmanas y por llevar una vida de mujer occidental, por ejemplo al conducir su propio coche
Y mientras nuestro gobierno sin abrir la boca para protestar por ninguno de los dos casos.
Afirma Albiac que el Corán, porque así está escrito en éste, ordena terminantemente dar muerte a quienes se empecinan en negar la luminosa verdad transmitida por Alá a su Profeta: «Matad a los politeístas, allá donde los encontréis» (IX,5). No hay nada a lo que pueda, en rigor, llamarse cultura islámica. Hay una religión. Excluyente. Quienes quieran ser por ella destruidos, ahí tienen la «Alianza de Civilizaciones». ..... No todas las creencias son iguales. Ni todas las religiones. Que un no creyente puede nacer y vivir con normalidad en ciertas sociedades. Y no en otras.
El último caso de esta violencia islamista y su objetivo de imponer unas tradiciones religiosas y sociales ajenas a España y a su democracia, que es además un ataque a los derechos fundamentales de los ciudadanos residentes en este país, lo hemos encontrado nuevamente en Cataluña. El imán Mohamed Benbrahim ha sido condenado a un año de cárcel —que no cumplirá al no tener antecedentes— por coacciones graves, el presidente de la asociación cultural islámica del municipio, Abderramán el Osri, a 9 meses de cárcel, mientras que la hija del imán, Hafssa Benbrahim también ha sido condenada por amenazas y coacciones a la mediadora cultural de Cunit (Tarragona), Fátima Ghailar, por no ponerse velo como las demás mujeres musulmanas y por llevar una vida de mujer occidental, por ejemplo al conducir su propio coche
Y mientras nuestro gobierno sin abrir la boca para protestar por ninguno de los dos casos.
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