Antes de las elecciones estadounidenses el Tea Party era objetivo de críticas descarnadas por parte de la prensa y los políticos socialistas. Una vez que este movimiento ha conseguido un esperado éxito electoral y que sus dirigentes se muestran dispuestos a poner fin a algunas de las medidas sociales propuestas por el Presidente Obama, el partido socialista nacional y sus terminales mediáticas se están poniendo manos a la obra para identificar al PP con el Tea Party, con la única finalidad de desligitimar democráticamente a la oposición, una maniobra habitual entre nuestros izquierdistas.
Empiezan a aparecer ya artículos de prensa que dan alimento "intelectual" y respaldo periodístico a esta maniobra socialista. Aunque no lo hacen directamente, algunos redactores, como Pepe Oneto, ya publican sus artículos donde se lanza la sombra de la sospecha. El mero hecho de reflejar las declaraciones sin sentido que realizan los dirigentes socialistas, de darles difusión sin matizaciones, es colaboración con esa maniobra. Otros, como los de El País o los de Público, no tienen ningún reparo en asimilar al PP con el Tea Party.
Pero es que el propio PP, sus dirigentes, son incapaces de rebatir las diatribas socialistas y se muestran como simples pardillos a la hora de presentarse ante la opinión pública. Rajoy ha venido a defenderse ante la televisión y a la pregunta de si el PP tiene su 'Tea Party', ha respondido que no, y ha añadido a continuación: "Yo quiero que el PP sea como yo me siento cómodo. Un partido moderado, centrado (...), que quiere un Gobierno con seriedad, sensatez y sentido común".
Rajoy y cualquier otro dirigente del PP debería responder a ese tipo de preguntas realizadas por plumillas pesebreros con una declaración similar a ésta: "la equiparación del PP con la imagen estereotipada y fascista del Tea Party, creada por el PSOE y sus terminales mediáticas, no tiene otro objetivo que desprestigiar a nuestro partido de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas, y llevar el discurso político a un terreno donde no se hable de economía, paro o delincuencia. Y el mero hecho de realizar esa pregunta es seguir el juego al Partido Socialista, es sacar nuevamente el doberman a pasear".
Pero no, el PP y la "arriolana" lluvia fina de sus asesores les impide pronunciarse con la contundencia que requieren las campañas de desprestigio. Sólo Esperanza Aguirre parece tener claro como enfrentarse políticamente al PSOE, el resto de su partido siguen siendo una pandilla de pardillos.
Pero es que el propio PP, sus dirigentes, son incapaces de rebatir las diatribas socialistas y se muestran como simples pardillos a la hora de presentarse ante la opinión pública. Rajoy ha venido a defenderse ante la televisión y a la pregunta de si el PP tiene su 'Tea Party', ha respondido que no, y ha añadido a continuación: "Yo quiero que el PP sea como yo me siento cómodo. Un partido moderado, centrado (...), que quiere un Gobierno con seriedad, sensatez y sentido común".
Rajoy y cualquier otro dirigente del PP debería responder a ese tipo de preguntas realizadas por plumillas pesebreros con una declaración similar a ésta: "la equiparación del PP con la imagen estereotipada y fascista del Tea Party, creada por el PSOE y sus terminales mediáticas, no tiene otro objetivo que desprestigiar a nuestro partido de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas, y llevar el discurso político a un terreno donde no se hable de economía, paro o delincuencia. Y el mero hecho de realizar esa pregunta es seguir el juego al Partido Socialista, es sacar nuevamente el doberman a pasear".
Pero no, el PP y la "arriolana" lluvia fina de sus asesores les impide pronunciarse con la contundencia que requieren las campañas de desprestigio. Sólo Esperanza Aguirre parece tener claro como enfrentarse políticamente al PSOE, el resto de su partido siguen siendo una pandilla de pardillos.
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