Extraordinario comentario de Santiago González a raíz de la agresión al Presidente Rajoy durante la campaña electoral
Insulto y agresión, una gradación
Publicado el Jueves, 17 diciembre 2015 por Santiago González
Publicado el Jueves, 17 diciembre 2015 por Santiago González
Su comentario de hoy en Herrera en COPE
“No debemos olvidar que se trata de un chico de 17 años”, “una bofetada de un menor”, las mismas personas que suavizan la agresión e insisten en la niñería de un tipo a falta de tres meses para los 18, son los que llaman ‘mujeres’ a las jóvenes de 16 años a las que el presidente recorta su derecho a ser madres, por no dejarlas abortar sin permiso de sus padres.
Todos los candidatos se han solidarizado con Rajoy, temerosos quizá de que el puñetazo se traduzca en votos. Sánchez ha condenado la agresión, aunque alguna concejal socialista, de Soutomayor, concretamente, se goza en ello. El asunto es que antes de la agresión física, siempre está la agresión verbal, el insulto, un requisito previo e inevitable. Cuando se deshumaniza al adversario, ya está a punto para que un pobre imbécil proceda: “le hice lo que millones de españoles quisieran hacerle”, diría este cretino parafraseando al líder.
También ha condenado la agresión por lo particular Pablo Iglesias, un aspirante que ha exaltado la violencia en no pocas ocasiones: “El enemigo solo entiende un lenguaje y ese lenguaje es el de la fuerza”, dijo ante una cámara. O esta otra: “Frente a la violencia del Gobierno, uso de la fuerza de los ciudadanos. El escrache es la fuerza del pueblo”. Uno de sus concejales en Madrid, Pablo Soto, escribió: “Yo no puedo aseguraros de que (sic) por torturar y matar a Gallardón se vaya a cambiar toda esta historia, pero por probar no perdemos nada”. Hace exactamente un mes justificaba a su cabeza de lista por Jaén, condenado a tres años y medio por apalear a un concejal socialista en Jódar.
Pablo Iglesias se emocionaba con la paliza dada por unos manifestantes a un policía nacional: “me ha emocionado, porque a pesar de que se la estaban jugando, (…) expresaba una rabia que está creciendo.” Si le emocionaban unos montoneros contra un solo policía, ¿cómo no le va a emocionar un solo agresor contra todo un presidente y su servicio de seguridad? El huevo de la serpiente ha crecido y tiene ya un tamaño regular.
“No debemos olvidar que se trata de un chico de 17 años”, “una bofetada de un menor”, las mismas personas que suavizan la agresión e insisten en la niñería de un tipo a falta de tres meses para los 18, son los que llaman ‘mujeres’ a las jóvenes de 16 años a las que el presidente recorta su derecho a ser madres, por no dejarlas abortar sin permiso de sus padres.
Todos los candidatos se han solidarizado con Rajoy, temerosos quizá de que el puñetazo se traduzca en votos. Sánchez ha condenado la agresión, aunque alguna concejal socialista, de Soutomayor, concretamente, se goza en ello. El asunto es que antes de la agresión física, siempre está la agresión verbal, el insulto, un requisito previo e inevitable. Cuando se deshumaniza al adversario, ya está a punto para que un pobre imbécil proceda: “le hice lo que millones de españoles quisieran hacerle”, diría este cretino parafraseando al líder.
También ha condenado la agresión por lo particular Pablo Iglesias, un aspirante que ha exaltado la violencia en no pocas ocasiones: “El enemigo solo entiende un lenguaje y ese lenguaje es el de la fuerza”, dijo ante una cámara. O esta otra: “Frente a la violencia del Gobierno, uso de la fuerza de los ciudadanos. El escrache es la fuerza del pueblo”. Uno de sus concejales en Madrid, Pablo Soto, escribió: “Yo no puedo aseguraros de que (sic) por torturar y matar a Gallardón se vaya a cambiar toda esta historia, pero por probar no perdemos nada”. Hace exactamente un mes justificaba a su cabeza de lista por Jaén, condenado a tres años y medio por apalear a un concejal socialista en Jódar.
Pablo Iglesias se emocionaba con la paliza dada por unos manifestantes a un policía nacional: “me ha emocionado, porque a pesar de que se la estaban jugando, (…) expresaba una rabia que está creciendo.” Si le emocionaban unos montoneros contra un solo policía, ¿cómo no le va a emocionar un solo agresor contra todo un presidente y su servicio de seguridad? El huevo de la serpiente ha crecido y tiene ya un tamaño regular.
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