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lunes, 28 de diciembre de 2015

PUTIN SEDUCE A LOS ULTRAS EUROPEOS, FASCISTAS Y COMUNISTAS

En el pulso con Occidente, Rusia ha adoptado la estrategia de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Solo así se explica que un país que sigue haciendo campaña contra el fascismo extienda lazos de amistad y colaboración con las fuerzas más reaccionarias que han emergido en Europa.



Según el Centro de Inteligencia Eurasiática, en esta lista de partidos antieuropeos, con frecuencia xenófobos y casi siempre antiliberales, destacan hasta cinco formaciones relacionadas con Rusia: el UKIP (Reino Unido), el Partido Nacional Democrático (Alemania), el Jobbik (Hungría), los polémicos ultras de Amanecer Dorado (Grecia) y el Frente Nacional (Francia). Da igual si son separatistas o partidarios de la exaltación nacional, las condiciones básica son: desdén por la UE y antiamericanismo.

Como pruebas sobre la mesa quedan las reuniones de miembros del Gobierno griego de Syriza con Aleksandr Dugin, considerado el ideólogo del neoimperialismo ruso. Pero el espectro de amistades de Dugin es amplio y también se ha reunido con los ultraderechistas de Amanecer Dorado. Y el de Syriza tampoco es estrecho, como quedó claro después de que un grupo de hackers desvelase sus correos electrónicos con Konstantin Malofeyev, que ha financiado a los nacionalistas separatistas del Donbás.

JOBBIK
La empresa rusa Lukoil ha aportado, según han denunciado medios locales, fondos a campañas electorales en Europa central, le ha publica los libros a Milos Zeman, el controvertido presidente checo (que ha rechazado las sanciones a Rusia). Y los líderes de Jobbik, un partido radical húngaro que viste con estética nazi y habla contra los judíos y los liberales, han sido recibidos en Moscú por miembros de la Duma (Parlamento ruso). De acuerdo con la web Capital Político, de los 24 partidos derechistas-populistas que están representados en el Parlamento Europeo, 15 están “comprometidos” con Rusia.

El caso más claro está en París. El partido ultraderechista Frente Nacional fue marginado por los bancos de Francia. Su líder, Marine Le Pen, logró el año pasado un préstamo de un banco ligado al Kremlin en un momento crítico para ella, tras vender sus oficinas en el centro de la capital por culpa de las deudas contraídas en pasadas épocas de mala racha electoral.
Marine Le Pen
Se trata del banco ruso First Czech Russian Bank, como ella misma reconoció. “La familia Le Pen tiene muchos lazos íntimos con los oligarcas rusos”, explica Cecile Alduy, autora del libro 'Marine Le Pen, descodificando el discurso del Frente Nacional’. 

Fueron en total nueve millones de euros cortesía de una entidad presidida por Roman Popov, un financiero con estrechos lazos con el Gobierno ruso, aunque algunos medios franceses han dicho que se ha negociado una cifra mucho mayor.

El Frente Nacional no se ha alejado del anticomunismo, pero se ve atraído por una Rusia que resurge, porque la ve como un reducto del nacionalismo y el conservadurismo que les gustaría poner en marcha en Francia”, explica Emmanuel Grynszpan, periodista francés afincado en Moscú: “Además, Putin es un líder global del antiamericanismo, que es bastante fuerte en Francia especialmente entre las fuerzas que se oponen a la democracia”.

El Kremlin ofrece respaldo a Le Pen a través de sus medios de comunicación públicos. La cadena rusa Russia Today (RT), que emite en inglés, español y árabe, ha tachado de “fascistas” a buena parte de los representantes ucranianos, pero ha ofrecido una generosa y amigable cobertura a Le Pen, difundiendo ampliamente sus postulados más reaccionarios.

Sputnik, RT y otros medios públicos son totalmente favorables a Le Pen”, asegura Grynszpan, que cree que una victoria de Le Pen es posible si hay atentados terroristas en Francia en 2017 [el año de las elecciones], y un FN en el poder bloquearía definitivamente la política exterior de la UE: podrían romper con la OTAN, la UE y la Eurozona. Esto no serían malas noticias para el Kremlin, que “ve a la UE como un rival poderoso que trata de erosionar la influencia de Moscú en la zona de la vieja unión soviética: Ucrania, los estados bálticos, Bielorrusia, Moldávia, Georgia o Armenia”. Moscú quiere que estos países tengan una soberanía limitada, y Rusia apoya a todas las fuerzas, de derechas o izquierdas, “con la esperanza de que la UE se resquebraje”.

Como ha investigado el escritor Marcel H. Van Herpen, desempeña un papel clave en esta trama el joven Timur Prokopenko, subjefe de Política Interior en la Administración Presidencial, un ‘cachorro’ del Kremlin criado en las juventudes putinistas. Anonymous llevó a cabo una filtración masiva de sus correos. Los mensajes revelan que Prokopenko pidió a Konstantin Rikov, un productor ruso muy nacionalista, si podría traer a Marine Le Pen como observadora a Crimea. Rikov contestó al día siguiente diciendo de Le Pen estaba ocupada con la campaña pero que iría alguien en su lugar. Finalmente su asesor para asuntos internacionales, Aymeric Chauprade, el que apareció por la disputada península. El diario francés ‘Liberation’ preguntó al entorno del asesor de dónde había venido la invitación, y respondió que del Observatorio Eurasiático de Democracia y Elecciones, “que es una entidad con sede en Bélgica comandada por el activista de ultraderecha Luc Michel”, señala Anton Shekhovtsov, un investigador de la extrema derecha en el Instituto Legatum.

La lucha contra los "oligarcas judíos"
Este año ha denunciado que dos organizaciones rusas de extrema derecha, el Movimiento Imperial Ruso y el partido Rodina, empezaron a construir un movimiento nacional-conservador a escala mundial. Stanislav Vorobyov, líder del Movimiento Imperial Ruso, se reunió en septiembre en Estocolmo con los jefes de Resistencia Nórdica, un partido filofascista. Aunque los medios públicos rusos han difundido la idea de que Ucrania está en manos de fascistas, los ultraderechistas rusos se mueven con libertad llamando a la lucha contra los “oligarcas judíos de Ucrania” y “la estrategia sionista en Oriente Medio”, defendiendo unos “valores occidentales que están en peligro”.

Vorobyov, pese a su dimensión ultraderechista, no es un apestado en Rusia. Puede presumir y presume de tener buenas conexiones y fue uno de los primeros en llegar desde Moscú a Crimea durante el proceso de anexión orquestado por Rusia el año pasado. Llegó un día después de que el Parlamento de la entonces península ucraniana fuese ocupado y, según ha narrado él mismo, lo hizo acompañando “a instructores militares que iban a organizar el movimiento de resistencia local”.

En una entrevista en 2011 con el diario ruso ‘Kommersant’, Marine Le Pen se declaró una admiradora de Putin y anunció que si ganaba las elecciones presidenciales francesas de mayo de 2012 Francia saldría de la OTAN. Ahí reside otro importante nudo en esta relación: tanto el Frente Nacional como la élite del Kremlin son muy críticos con EEUU y contrarios a la Alianza Atlántica. Pero estas alianzas están llenas de contradicciones. Los nacionalistas ucranianos de Svoboda, señalados por Moscú y sus medios como el mascarón de proa del nuevo fascismo europeo, se reunieron con Le Pen antes de que esta empezase su ‘flirt’ con Moscú.

El panorama de coqueteos antinatura ente ambos lados revela que hay mucho en juego, como siempre en relación entre la política europea y la vertical de poder rusa. Era habitual que en tiempos de la URSS Moscú influyese sobre otros partidos comunistas occidentales, casi siempre con dinero pero otras veces con intrincados juegos de poder subterráneos. Ahora la apuesta del Kremlin es sobre todo por extremistas y nacionalistas. Al fin y al cabo, el 20% del Parlamento Europeo está compuesto actualmente por diputados de partidos que quieren disolver la UE. Y Rusia es el empujón que están buscando.


El autor parece olvidar otras relaciones anti natura entre el Kremlin, los fascistas rusos, los nuevos fascistas comunistas conocidos como Nazbols, y partidos fascistas europeos. Aquí os contamos un poco más de estos NAZBOLS.



sábado, 16 de noviembre de 2013

ANTISISTEMAS EN EL SISTEMA, EL AVANCE DE LA IZQUIERDA MÁS RADICAL

El avance del sector más antisistema de Izquierda Unida en Madrid amenaza con abanderar el comienzo de la conquista de toda la coalición. Fuentes internas que estuvieron en el nacimiento de IU alertan ahora del peligro que corre la organización de caer en manos de dirigentes que rompen con la línea tradicional del Partido Comunista y que pretenden llevar la lucha política a la calle por todos los medios, al margen de las instituciones y de cualquier acuerdo con el PSOE. Su primer objetivo, según confirman los propios protagonistas a este diario, es tumbar al candidato 'oficial' a las municipales en la capital de España.

En efecto, esa es actualmente la tendencia dominante en la organización que fundara Gerardo Iglesias. El movimiento duro dentro de los neocomunistas se inició ya en la etapa de Gaspar Llamazares, pero sólo a nivel teórico, sin plasmación real en la calle. Es a partir de diciembre de 2008, con la llegada de Cayo Lara a la coordinación de IU en sustitución del propio Llamazares, cuando este sector empezó a tomar fuerza, sobre todo en Madrid, donde se agrupa en torno al abogado Enrique de Santiago y a la joven diputada regional Tania Sánchez, abiertamente enfrentados ambos al líder de IU en la capital, Ángel Pérez.

El derrumbe del PSOE como izquierda moderada, que no levanta cabeza en las encuestas, el malestar social que produce la crisis económica y el caldo de cultivo antisistema al que conduce la corrupción política son los principales caladeros de los que se nutre el rumbo radical tomado por los comunistas de nuevo cuño y que les hace soñar con una Izquierda Unida que llegue al 13% de los votos que le permitiría condicionar el poder institucional.

El abogado Enrique Santiago, que se encuentra de viaje en Cuba esta semana, perdió el congreso federal frente a Lara, que obtuvo el 55% de los compromisarios. No obstante, se quedó cerca y, a cambio, fue agraciado con puestos claves y significativos dentro de la coalición política. No ganó el congreso, pero atrajo a todos los antisistema colados en la ya de por sí variopinta organización.

La elección del candidato de la federación para el Ayuntamiento de Madrid escenificará la batalla interna entre moderados y radicales; y todo apunta a que se va a desencadenar un cambio de fuerzas dentro de IU y un escoramiento aún más acusado hacia la izquierda del equipo de Cayo Lara. Hay que recordar que sus dos principales apoyos están en las federaciones de Madrid y Andalucía, con dos visiones sobre la formación abiertamente enfrentadas.

Una, dirigida por Diego Valderas y en sintonía con los postulados clásicos del PC, abierta a llegar a acuerdos con el PSOE sobre la base del “programa, programa, programa” que repitiera en su día Julio Anguita. La otra, más radicalizada, va más allá de todo ese discurso tradicional y pretende dirigir el partido hacia posicionamientos más anticapitalistas y revisionistas de la Transición, de la Ley de Amnistía o de la propia ConstituciónSon gente que viene de grupúsculos anticapitalistas y de una posición que no es la tradicional del Partido Comunista”, explican antiguos cargos de Izquierda Unida ahora alejados de la formación. “Llevan tiempo tratando de coger el control de la federación de Madrid y la pelea se dirimirá con el candidato al Ayuntamiento”, añaden.

Santiago, hijo de un coronel franquista, tiene despacho abierto con otros socios y ejerce para IU la “abogacía política” como acusador particular en el caso Bárcenas y en la defensa a cargos comunistas imputados o procesados. Su posición es tan fuerte que está obligando de facto a Lara a refundar Izquierda Unida, tal y como aseguran sus detractores. ¿Cómo? “Con un replanteamiento general del papel de la izquierda en general”, sustancia un cargo electo de la coalición que ve con preocupación, junto con otros dirigentes, la deriva anticonstitucional de la coalición de izquierdas.

El otro punto de referencia de este sector es el “chavismo”, entendido este como una "concepción del socialismo real en el siglo XXI, donde el partido se diluye en un movimiento de choque y confrontación en la calle", lo que denominan el “combate de las masas” al concluir que el partido político tradicional ya no sirve. En este punto viene su enlace con los movimientos nacidos el 15-M y el apoyo incondicional a las 'mareas' contra las privatizaciones de la sanidad o la educación, y a la plataforma antidesahucios.

Quieren controlar Madrid y que Cayo Lara dependa de ellos”, aseguran en fuentes próximas a la formación que confían, sin embargo, en el contrapeso que aún hoy representa Valderas. “El asentamiento de Cayo Lara mientras tenga el apoyo de Andalucía está asegurado, pero lo que sí que consigue esta gente es reducir su capacidad de autonomía”, añaden. “Es peligroso para el posicionamiento de IU porque lo que pretenden es escorar la mayoría que dirige IU hacia posiciones más marginales y antisistema radicalizando elementos simbólicos como la memoria histórica para no entrar en elementos programáticos. Se establecen como un verdadero contrapeso al PC y quieren ir más lejos que el PC”.

Revisar la transición

Fuentes del PCE subrayan, precisamente, que este sector pretende abrir también un proceso constituyente en el que se revise “radicalmente” el régimen surgido de la Transición. Consideran que en aquellos años la izquierda (PSOE y PCE) claudicó ante los herederos del franquismo y los sectores dominantes. En este sentido, la famosa “reconciliación nacional” preconizada por el PCE de Santiago Carrillo fue una “traición” que subraya la necesidad de sustituir el consenso por la confrontación. Incluso se cuestiona la amnistía de aquellos años por cuanto fue un “concesión” de los vencedores de la Guerra Civil y no se ajustaron las cuentas con el franquismo, todavía pendientes y que se proponen llevar a cabo.

En definitiva, se trata de un discurso anticapitalista, republicano radical por el que hay que ir a la judicialización de los asuntos políticos de la historia reciente. Ahí jugaba un rol decisivo Baltasar Garzón, que resultó fallido por su expulsión de la carrera y la pérdida de su condición de magistrado. De hecho, el sector moderado, partidario de la lucha política en las instituciones, ha quedado completamente marginado. “Se nos ha depurado al más puro estilo Beria”, afirma un dirigente importante en otra época con larga militancia en el PCE desde la Transición. Consideran que en aquellos años la izquierda (PSOE y PCE) claudicó ante los herederos del franquismo y los sectores dominantes.

Otra de las estrategias claves de este movimiento es la agitación y la propaganda. El ideólogo de este giro, Enrique Santiago, es habitual en los medios de comunicación de la izquierda como el programa Al rojo vivo o Las mañanas de Cuatro. Fuentes internas añaden que Cayo Lara es "un juguete" en manos de los “chicos de Santiago”, subrayando el rol que juega Pablo Iglesias, habitual en los programas políticos televisivos (incluidos de la muy conservadora Intereconomía), un profesor asociado de la Facultad de CC Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Puestos al habla con él, insiste en que no es afiliado de IU y nos remite a su compañera sentimental, otra de las claves en la nueva estrategia, la diputada en la Asamblea de Madrid, Tania Sánchez. La pareja son la cara más visible de la nueva corriente. Él dirige la política mediática de IU a través de la empresa Con Mano Izquierda Producciones. Diseña las campañas electorales de la coalición, aunque no todas: en Andalucía no ha podido entrar.

El pensamiento de Iglesias respecto a la acción política lo ha dejado escrito él: "Es duro de tragar, pero ningún proyecto político puede construirse y perdurar sin el respaldo de dispositivos capaces de asegurar el uso de la fuerza cuando sea necesario. (….) Los que aspiramos a una sociedad más justa necesitamos tener a nuestro lado a hombres, y también a mujeres, armados, preparados y disciplinados”. Iglesias escribió una tesis sobre la insurrección en Europa, tesis que fue dirigida por el geógrafo Heriberto Cairo, tras negarse Antonio Elorza y Santiago Castillo a promocionarla. “Con Iglesias tenemos asegurada la bronca política”, reconoce un responsable de una de las tertulias políticas que le contratan.

Su compañera Tania es la cara amable del movimiento, que no duda tampoco en participar en las tertulias en "territorio enemigo" y, esgrimiendo una elocuencia que a veces sorprende por su juventud, se foguea en las tertulias de Intereconomía.

El otro baluarte es Juan Carlos Monedero, también profesor de esa misma facultad de la Complutense. Las plataformas Contrapoder y La Promotora (Red de Profesores) son medios que utilizan para su acción política, para su promoción personal académica (el decano habla y no para) y también como instrumentos de captación económica y financiera. Sin olvidar la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS). En la Complutense destaca el hecho de que Monedero estuvo dos años en Caracas en calidad de asesor del Gobierno Chávez.

Una información publicada el 11/2/2013 en la web “lapatilla.com” señala que "la Fundación CEPS suscribió el 11 de enero del 2008 un convenio con el Gobierno Nacional (Venezuela) en el que se establece que 'El Ministerio (Exteriores), como compensación de los costos que origina la prestación de la colaboración, deberá abonar a la Fundación la cantidad total de trescientos veinte mil quinientos sesenta euros (320.560 euros), incluyendo el Impuesto al Valor Agregado (….)”. Luego añade: "En Latinoamérica desarrollan programas de adoctrinamiento neomarxistas”. Y finaliza: “Personas del Gobierno declararon que la Fundación CEPS desarrolló un intenso trabajo de asesoramiento del despacho presidencial en la elaboración de los Decretos-leyes que firmó Hugo Chávez en su más reciente periodo habilitante…”

El rector de la Complutense, Carrillo, un matemático partidario de pactar con el PSOE, deja hacer. Sabe que enfrentarse a este grupo tiene consecuencias porque movilizan muchos votos dentro de la propia universidad.

Antisistemas en el sistema

Entre los grandes logros del pensamiento hegemónico de la izquierda está el de haber despenalizado políticamente su propia radicalidad. Así, mientras hace décadas que la etiqueta de fascista se aplica a ideas y personas con universal connotación descalificadora, los comunistas han exhibido siempre con orgullo su ideología a despecho de una tradición histórica no menos criminal y totalitaria. La cultura moderada de la Transición logró un cierto arrinconamiento social de los extremismos favorecido por el éxito del centro de Suárez y de la socialdemocracia felipista, pero el reciente revisionismo crítico de la etapa constitucional, el desgaste de los partidos convencionales y el malestar ciudadano ante la crisis han resucitado ciertos ajados discursos revolucionarios. En los movimientos post-15M, en la periferia del PSOE y en las redes digitales se ha instalado un crecido radicalismo antisistema que inflama la atmósfera social con un lenguaje sobreexaltado.

La crispación civil y el retroceso bipartidista han provocado también un repunte de la extrema derecha, que por fortuna más allá de expresiones marginales no encuentra cauce político. El gran mérito del aznarismo fue la unificación del sector liberal conservador en un gran partidoatrapalotodo que moderaba al núcleo más intransigente al incorporarlo en su programa reformista. El integrismo español no ha logrado cuajar más que corrientes minoritarias al estilo del Tea Party, de influencia cierta pero inestable y poco decisiva dentro del conglomerado del PP. Sin embargo el extremismo de izquierdas, mejor visto por una opinión pública complaciente, no sólo bulle en el exterior del sistema sino que ocupa asientos en el Congreso y en algunas cámaras regionales asociado a menudo al nacionalismo secesionista. Agitadores con acta de diputado convocan al asalto del poder en la calle, lanzan turbulentas soflamas de insurrección y amparan a cuanta plataforma social acude a la sede de la soberanía para cuestionar su legitimidad democrática.


El linchamiento de Rodrigo Rato en el Parlamento catalán por la CUP fue una demostración rutilante de esa crecida a la que da alas el sorprendente encogimiento de los partidos constitucionalistas. Los tipos que insultaban al voluntario compareciente, uno de ellos blandiendo una chancla y una inquietante mirada de odio, exhibían la autoritaria seguridad de los fanáticos, esa intransigente arrogancia moral que proporciona el fundamentalismo más sectario. Nadie les salió al paso, nadie contestó siquiera a su escalofriante matonismo dialéctico. No eran revoltosos callejeros sino señorías susceptibles de formar alianzas de gobierno. Y produce un cierto escalofrío pensar que tal vez pronto los veamos –en el Norte algunos ya lo están– instalados en los poderes territoriales. O más allá si los socialistas prosiguen el juego de aprendices de brujo que han iniciado.

domingo, 8 de julio de 2012

NAZBOL, LOS NUEVOS COMUNISTAS-FASCISTAS ¿REALMENTE NUEVOS?

LOS NAZBOL: Su bandera es igual que la de la Alemania nazi, pero han sustituido la esvástica por la hoz y el martillo. Los nacional-bolcheviques forman uno de los grupos más activos y radicales del bloque anti Putin «La Otra Rusia». Al igual que muchos rusos de hoy en día, los del ilegalizado Partido Nacional Bolchevique (PNB) echan de menos la grandeza de la antigua URSS. Como tras la caída del muro de Berlín empezaron a sentir un cosquilleo nacionalista que se hizo con el tiempo extremo, tomaron ideas y estética nazis y soviéticas y se apuntaron a una ideología que nació en los años veinte del siglo pasado.
Los «nazbol», liderados por el escritor «rojipardo» Eduard Limónov, han portado en sus manifestaciones símbolos cristianos ortodoxos y banderas de Corea del Norte. Cuando protestan contra Putin, normalmente levantan el puño firme y en alto, pero de vez en cuando saludan a la romana. Con sus cabezas rapadas muchos de ellos, gritan uno de sus lemas favoritos: «Rusia es todo, el resto no es nada». Radicales hasta la médula, los jóvenes del PNB llegaron a asaltar el Ministerio de Finanzas ruso. Tras un largo proceso de ilegalizaciones y readmisiones por parte de la justicia del país, la Corte Suprema rusa proscribió finalmente la formación liderada por Limónov.
El nacional-bolchevismo tiene entre sus principales ideólogos a Alexander Dugin, que alaba el pasado zarista y estalinista de Rusia y ansía un imperio euroasiático -desde Dublín a Vladivostok y desde el océano Índico hasta el Ártico- gobernado por un régimen «fascista rojo». Dugin defiende un tradicionalismo enfrentado al mundo occidental que capitanean los Estados Unidos, y pide la unión de comunismo, socialismo y fascismo en una nueva ideología anticapitalista, antiliberal y antiindividualista. Los «nazbol» admiran también las figuras del ministro de la Propaganda del III Reich Joseph Goebbels y del líder soviético Iósif Stalin. Uno era de los más rojos entre los nazis y el otro de los más nacionalistas entre los rojos.
Los de Limónov tenían antes en la dirección nazbol.ru su página web, pero esta, como tantas otras vinculadas al PNB, ya no existe. Era un sitio extraño donde se juntaban imágenes y cartelería que llamaban a la insurrección violenta y fotos de chicas jóvenes más o menos vestidas portando metralletas y brazaletes con los símbolos nacional-bolcheviques. A los «nazbol» no les importa la desaparición de sus antiguos sitios web, han nacido otros.

Malas compañías

En el bloque anti Putin Drugaya Rossiya«La Otra Rusia», que tiene como máximos dirigentes a Eduard Limónov y Gari Kaspárov, caben todos los que estén contra Putin. Pero, ¿cómo es posible que en esta coalición se alíen liberales y fuerzas que piden una democracia más transparente y menos corrupta por un lado, y extremistas totalitarios de derecha y de izquierda por otro? «Es un conglomerado diverso y en ocasiones contradictorio, porque pretende representar "todo lo demás"», explica la profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III de Madrid Montserrat Huguet.
Además, puede que todos los que forman parte de «La Otra Rusia» compartan algo más que su rechazo a Putin: el nacionalismo. «Ninguna posición política que aspire a derrotar a Putin puede eludirlo. Hay generaciones aún vivas que han crecido en la propaganda nacionalista soviética, y los rusos son por lo general muy nacionalistas», asegura Huguet. El gobierno ruso coincide en esto con sus detractores «nazbol». «Putin y sus modos “dictatoriales” vienen de la URSS y se adaptan a un mundo globalizado. El nacionalismo que publicita el presidente es eslavizante en extremo, mira hacia oriente y se aísla de los intereses europeos y occidentales», afirma la profesora.
En occidente extraña ver a Gari Kaspárov al lado de Eduard Limónov y los «nazbol», pero puede que tengamos una imagen algo edulcorada del ajedrecista. «Pese a la internacionalización de su figura y la enorme capacidad de empatía que despierta, no hay que olvidar que Kaspárov, el líder tal vez más destacado de “La Otra Rusia”, es un hombre hecho en la URSS», recuerda Huguet. Kaspárov y Putin «se miden en la estrategia, y a los rusos, amantes del ajedrez, les gustan las lizas», afirma.
En opinión de Huguet, el nacional-bolchevismo no es un peligro importante para Europa occidental, pero «otra cosa son las repúblicas en torno a la Rusia europea y en especial asiática, todas ellas con democracias jóvenes y grandes desajustes estructurales». Ante el crecimiento del movimiento «nazbol», la profesora recuerda: «Pese a sus diferencias, algo que sí tuvieron en común los planteamientos políticos del nacionalsocialismo alemán y del comunismo soviético fueron la xenofobia y las acciones de exterminio». «En la Rusia de Putin sólo cabría confiar en un salto adelante del potencial económico del país para desactivar el malestar social y con ello asegurar la quiebra de los extremismos», cree Huguet.

Los «nazbol» en España

En nuestro país, Alternativa Europea (AE) ha sido la formación política más próxima a los postulados nacional-bolcheviques. Incluso mantuvo una alianza con la formación de Eduard Limónov a través del Frente Europeo de Liberación. Los antiguos miembros de AE integran hoy el Movimiento Social Republicano (MSR), partido político neonazi que se dice «nacional-revolucionario» y que forma parte de la Alianza Europea de Movimientos Nacionales, un club ultraderechista al que también pertenecen el Jobbik húngaro, el Partido Nacional Británico y el Frente Nacional francés de los Le Pen, entre otros.
El líder del MSR -y antes de Alternativa Europea- es Juan Antonio Llopart, quien en su artículo Ramiro Ledesma Ramos, ¿un nacional-bolchevique? afirma que «el nacional-bolchevismo es la unión armónica entre las concepciones más radicales de lo nacional y lo social». Y añade: «Los nacional-bolcheviques [alemanes] preferían una alianza o acercamiento con la Rusia soviética, antes que con las democracias occidentales, como Gran Bretaña, hecho que los diferenciaba claramente de los planteamientos de Hitler». El líder del MSR también recoge el punto de vista que al respecto tenía el fundador de las fascistas JONS, Ramiro Ledesma: «El comunismo soviético va convirtiéndose cada vez más en un nacional-comunismo. Stalin está haciendo el viraje de la revolución mundial proletaria de Lenin a la revolución nacional rusa».
Llopart se lleva muy bien con Alexander Dugin, con quien se le puede ver en varias imágenes en su blog personal. También se confiesa seguidor de las ideas de Gregor Strasser, un líder de la facción más obrerista del Partido Nazi que defendía la alianza entre el III Reich y la URSS, y de quien se deshizo Hitler en la conocida como «noche de los cuchillos largos», la purga que acabó con las SA o Sección de Asalto del ala izquierdista del partido.
Esta es la versión de ABC, que parece sorprenderse de la simbiosis, pero yo sigo pensando que eran tan parecidos que en el fondo había pocas cosas que los distinguieran, sólo en algunos matices de la forma.