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viernes, 18 de noviembre de 2011

LAS ELECCIONES DEL 20-N Y LOS INDIGNADOS

El movimiento 15 M quizá nació como un movimiento multidisciplinar, pero en el fondo estaba formado por gente de izquierdas que no tenía los suficentes co...es para reconocer que habían metido la pata al votar a ZP, y para lavar sus impurezas mentales, se manifestaban y acampaban [muy simbólicamente] frente a la sede de la Comunidad de Madrid [regida por el PP], entre otras ciudades, ya que no lo hacian ante La Moncloa porque les faltaba narices para hacerlo [se le sacude al enemigo, pero no al amigo].

El 15-M no representa a todos los desencantados, sólo a los progres que no saben como reaccionar ante unas elecciones que saben catastróficas para sus intereses. Como no quieren votar al PP, y les repudia hacerlo al PSOE, lavan sus tristes conciencias diciendo eso tan infantil de que "todos los políticos son iguales" y "no nos representan" mientras sólo atacan con saña a uno de los lados del espectro político español y avisan de que no piensan respetar las leyes que nos obligan a todos.

La realidad es que al 15 M lo manipulan hoy en día IU y otras organizaciones de extrema izquierda, no hay que ver más que los componentes de sus manifestaciones y su actitud ante la visita del Papa a Madrid, por ello quien mayor beneficio está sacando de todo este movimiento es IU, por aquello del "voto progre útil".

Sus miembros y seguidores van de inteligentes y cultos pero defienden recetas económicas demostradamente fracasadas, van de tolerantes pero son totalitarios, van de pacifistas pero son agresivos, van de comprometidos pero son egoístas, engreídos y vanidosos que sólo quieren mantener el sistema de subvenciones y despilfarro promovido por el zapaterismo y que nos está llevando a la ruina. Culpan de ello al capitalismo, cuando lo que ha fracasado es el disparatado estado del bienestar e irresponsabilidad mantenido durante ocho años de socialismo guay.
 
Por lo general son jóvenes, pueriles, ignorantes e infantiles, pero también hay entre ellos viejos casposos que no han madurado, que desdeñan los fracasos y los muertos de las extremas izquierdas, y que pretenden jugar ahora a hacer la revolución que nunca tuvieron valor para iniciar durante la dictadura franquista.

Son fundamentalmente antidemócratas, por eso mientras muchos de ellos afirman rechazar al socialismo todos ellos desprecian al PP, pero al final todos vuelven al tronco común, que a pesar de los insultos recibidos los aplaude y mima, y por eso son más agresivos con los gobiernos de derecha que con los de izquierda, aunque los dos tengan que hacer, a partir de ahora, exactamente los mismos recortes sociales, imprescindibles para mantener el estado del bienestar.

No entienden la asunción de obligaciones, responden al patrón izquierdista del intervencionismo público y la elusión de responsabilidades individuales, culpando de todos sus males a la banca, la industria o el gobierno (especialmente si es de derechas) antes de asumir que sus propias decisiones también han influido en su vida personal.

Estos nuevos anticapitalistas, para organizarse, usan la última tecnología 3G o internet, redes de comunicaciones propiedad de grandes empresas de telecomunicación, que también les ofrecen blogs, Facebook y Twitter; viajan en grandes carriers internacionales como Iberia que les permiten comunicarse e intercambier experiencias con otros indignados; la globalización les permite adquirir a muy bajo coste equipos de telefonía y sonido fabricados en el lejano oriente, con mano de obra barata y sin derechos, por grandes multinacionales que diseñan los chips y otros componentes de todo lo anterior en Estados Unidos, Europa o Japón; gracias a las economía de escala de esas mutinacionales pueden comprar también los ordenadores portátiles baratos con los que convocar y organizar sus manifestaciones, en las que beben Coca Cola o cerveza española fabricada por grandes multinacionales de la alimentación.

Estos nuevos solidarios anticapitalistas protestan contra los bancos, que han financiado todas las anteriores empresas para diseñen sus juguetes y sus coches; protestan contra las grandes multinacionales que fabrican y distribuyen sus smartphones y equipos informáticos a precios de ganga; protestan contra las grandes empresas de telecomunicación que les ofrecen tarifas planas en su casa; y mientras lo hacen visten zapatillas Converse o Reebok, vaqueros Levy's, camisetas Adidas o Nike, fuman Winston o Marlboro, y después se van por la zona a tomar un cubata de Bacardi, un J&B o un Gin Tonic de Beefeater, o a tomar una cenita que pagan con sus tarjetas Visa o Mastercard de las cuentas corrientes de los bancos donde sus padres les ingresan su sueldo mensual, o donde reciben sus nóminas y donde han pedido los préstamos que les han permitido viajar o comprar un coche.

Y mientras disfrutan de todos esos bienes y servicios se manifiestan contra el sistema político y económico, el único que ha dado paz a España durante más de 35 años seguidos, y en sus demostraciones de odio enarbolando banderas republicanas nos ofrecen sus soluciones, sus propuestas económicas decimonónicas, de las que ya conocemos sus efectos ya que muchas de ellas fueron ya probadas en la Rusia soviética, la Cuba castrista y otros paraísos de la humanidad.
¿Hacen falta reformas en nuestro sistema político y económico mejorando los checks and balances? No hay duda, pero no creo que estos nuevos anticpaitaloistas y antisistemas sean la solución a nuestros males. Y si creen que lo son ¿por qué no se presentan a las elecciones?
 
 
 

lunes, 17 de octubre de 2011

LOS INDIGNADOS REGRESAN AL CENTRO DE LAS CIUDADES


Indígnate, acude a las manifestaciones, pero no olvides difundir la convocatoria a través de Facebook y Twitter usando tu IPhone, actualiza la situación al instante en las redes sociales con tu smartphone, para que todos tus amigos de la red están al cabo de la calle, sube a esas mismas redes sociales las fotos tomadas con la cámara de 10 megapixeles de tu móvil, incluye unos vídeos de la violencia policial al intentar evitar el asalto a un edificio abandonado, y cuando hayas acabado de manifestar tu indignación y de mostrársela al mundo, vete a tomar unas copas con tus amigos a hablar de cómo se solucionan lo problemas de los desfavorecidos, de paso por el camino echas una meadita en la puerta de una Iglesia, que todo es culpa de la Iglesia y del capital

Hay que ser modernos, antes nos conformábamos con un botellín y una partida de futbolín. Ahora hay que usar las mismas armas que los capitalistas, copas, tecnología y dinero público. Así, si es posible, también se arrancará una subvención al Estado para financiar los medios para manifestar nuestra indignación.


jueves, 7 de julio de 2011

ALGUNA VERDAD SOBRE LOS PERROFLAUTAS


¡ESOS sí que son indignados!, exclamó un vecino de barra de bar, contemplando las imágenes de la batalla campal en Atenas. Comparados con ellos, en efecto, nuestros acampados en Sol y otras plazas parecían hippies, okupas o cualquier otra variedad de las muchas tribus urbanas, con sus barbas, perros, flores y guitarras. Pero en el fondo son los mismos, les mueve el mismo ánimo, pasión, objetivo: el de un Estado perfecto, en paz y armonía, donde haya sólo derechos, no deberes. La vieja utopía de la izquierda. La única diferencia es que, en Grecia, la utopía ha llegado a un estado terminal, mientras aquí sólo pierde gas. Pero ya verán cuando alcance los niveles griegos y los hippies tiren de máscara antigás y de cóctel molotov. En el Parque de la Ciudadela tuvimos una muestra. No me atreví, sin embargo, a decírselo a mi vecino de barra, por conocer la inutilidad de intentar convencer a un español de lo equivocado que está.

Voy a hacerlo ahora, en términos generales, uniéndome a los muchos analistas del 15-M y discrepando de la mayoría, que se despachan con frases como «hay que escucharles», «reflejan el hecho incontrovertible de la insatisfacción popular», «significan un caldo de cultivo que los políticos harían bien en tener en cuenta», con alguno rizando el rizo: «Son una performance ciudadana», como si se tratase de un espectáculo gratuito.
Cuando en realidad se trata de:

—Un movimiento ni siquiera original. Estamos ante una copia de las manifestaciones ocurridas en calles y plazas de las ciudades árabes —¡tiene gracia a dónde hemos ido a buscar modelo!— convocadas a través de las redes informáticas.

—Inspirado por un nonagenario que empezó pidiendo a los jóvenes que se «indignaran», para pedirles luego que se «comprometieran», no fueran a sobrepasarse.

—Desplazado, ya que tales movilizaciones tienen sentido en regímenes totalitarios, no en democracias donde existen vías para exponer la voluntad popular. A no ser que el verdadero objetivo sea deslegitimar la democracia, que es como empiezan todos los totalitarismos. Y aunque la democracia española tiene muchas cosas que corregir, la forma de corregirlas no es ponerse por montera las normas, sino con más democracia. ¿Qué significa eso? Pues que todos estamos obligados a cumplir las leyes, incluidas las más humildes. Y si las leyes no sirven, se cambian por los canales establecidos. Pero mientras no se cambien, hay que respetarlas. En resumen: nadie puede arrogarse qué norma hay que cumplir y cuál no, ni sacarse de la manga otra democracia —«real», «popular», «orgánica»—, al haber sólo una: la de cada ciudadano un voto, sin que ninguno valga más que el de los demás. Siendo de particular peligrosidad que sean los gobernantes quienes toleren esas infracciones de la legalidad. Significa que esa democracia está enferma.

—El catálogo de protestas de esos indignados incluye las medidas más diversas, aunque con un denominador común: la denuncia de abusos en nuestro sistema —corrupción, listas electorales cerradas, privilegios de la clase política—, pero no del sistema en sí, es decir, del llamado «Estado del bienestar», que más bien debería llamarse «Estado de beneficencia», pues se resume en el axioma «el Estado tiene la obligación de cuidarnos de la cuna a la sepultura». Es más, la principal denuncia va dirigida a las medidas, que según el movimiento 15-M buscan el desmantelamiento de tal Estado. Con lo que llegamos al quid del asunto. ¿Contra qué se indignan los indignados? Contra lo que consideran la privación de unos derechos adquiridos. Si recordamos la afilada definición de Ortega de las revoluciones —«van contra los usos de un sistema, no contra sus abusos»—, nos damos cuenta de que el movimiento 15-M tiene un carácter claramente conservador, diría incluso reaccionario

Esos jóvenes y mayores no buscan un nuevo estatuto social, un nuevo reparto de la riqueza nacional y del esfuerzo colectivo. Buscan conservar el statu quo anterior, como la aristocracia intentaba mantener en el siglo XVIII sus privilegios frente a la burguesía emergente y la burguesía intentó en el XIX mantener los suyos frente a la clase trabajadora. Ahora, son los trabajadores de los países desarrollados con empleo fijo y derechos sociales garantizados, convertidos en clase media, los que intentan conservar esos privilegios frente al nuevo lumpen proletariat: los parados de su país y los millones de trabajadores de los países en desarrollo, dispuestos a cobrar una fracción de su salario. Sin pararse a preguntar, primero, si han contribuido suficientemente a los beneficios sociales que reciben; y segundo, si en el mundo globalizado en que vivimos tales beneficios son compatibles con la viabilidad de sus empresas.

En los países con sindicatos responsables y opinión pública informada, se han venido haciendo los ajustes necesarios para adaptarse a la nueva situación desde que empezó la crisis. Mientras, en los países donde la responsabilidad escasea y la información no existe esas medidas han ido retrasándose, hasta que la situación económica se ha hecho insostenible. Esos griegos que protestan ante su Parlamento deberían haber protestado por las pensiones de los muertos que seguían cobrándose, por los impuestos que no se pagaban, por los fondos europeos desviados y por las falsas cuentas de sus gobiernos. Pero prefirieron callar, como se prefirió callar en España sobre las falsas jubilaciones, los favores a los amigos, los proyectos faraónicos y otras sinvergonzonerías que se cometieron y siguen cometiéndose a cuenta del «Estado social del bienestar», que por el camino que vamos no va a ser del bienestar, ni social ni siquiera Estado, pues no puede sacarse de él más de lo que se ha contribuido. 

Claro que, con ministras que dicen «el dinero del Estado no es de nadie», ¿qué tiene de extraño que la gente vea en él una especie de tío inmensamente rico, al que puede estafarse sin rubor? Cuando en realidad se está robando al resto de la ciudadanía. Resulta revelador que en las democracias desarrolladas no existe el «dinero del Estado». Existe el «dinero del contribuyente», es decir, de todos. De todos los que han contribuido, claro, pues el dinero no cuelga de los árboles, ni siquiera en los «paraísos del proletariado». Visiten alguno y lo comprobarán.
 
Por último, y como corolario de lo dicho, se habrán fijado en que pese a la amplia y rotunda indignación de los indignados el Gobierno apenas aparece en su lista de malditos. Lo que es cuanto menos extraño. ¿Acaso Zapatero y sus distintos gabinetes no tienen nada que ver con la situación en que nos encontramos? Por lo que leemos en las indignadas denuncias, poco o nada. Todos los ataques se dirigen a los políticos en general, a los mercados, a los especuladores, a los bancos, a las fuerzas ocultas que mueven el mundo. Y algo de culpa, digo yo, corresponderá a quienes durante siete años han llevado los asuntos del país, más cuando también han sido los que han hecho los mayores recortes sociales de la democracia. Pero, repito, los indignados no se indignan contra ellos, lo que hace su indignación muy selectiva, muy sorprendente, muy sospechosa. Por lo menos tan sospechosa como su condición de revolucionarios. Pues resulta que el mérito, el esfuerzo, la innovación, la preparación, la eficacia, la excelencia, motores del desarrollo en el mundo actual, no figuran en su lista de reclamaciones. Y es que el mejor disfraz de un reaccionario es el de progresista.
 
 

lunes, 20 de junio de 2011

DESPUES DEL DÍA DE LA INDIGNACIÓN

¿SABEN los que ayer se manifestaron airadamente contra «el pacto de euro» lo que significa el euro y su pacto? Si lo saben, son unos cínicos; si no lo saben, unos pardillos

Estoy seguro que la mayoría de ellos no lo saben, ni el cómo hemos llegado a esto ni las consecuencias de  incumplirlo, pero tampoco quieren saberlo, porque se vive mejor cuando el gobierno gasta y malgasta sin fin pensando que todo se soluciona poniendo a funcionar la máquina de hacer billetes.

El euro y la CEE significó para España un maná en fondos destinados a igualar las diferencias entre el centro y sur de Europa, que se tradujo en subvenciones, infraestructuras y nuevos mercados que hicieron subir el nivel de vida de los españoles, hicieron creer a los gobiernos centrales y autonómicos que malgastando dinero se podían comprar votos sin tener que sujetarse a ninguna regla. 

Lo malo fue que llegó la crisis y esos países siguieron gastando al mismo ritmo, sin que ni sus ingresos ni las ayudas de Bruselas aumentasen paralelamente, acumulando déficit cada vez mayores que han terminado por poner en peligro el euro. Para evitarlo hay que poner en práctica reformas que este gobierno populista y demagógico rechaza, porque la realidad es que lo hecho hasta ahora no es sino la aprobación de parches cosméticos, no reformas.

Por ello el desequilibrio entre el centro y sur de Europa no hace más que crecer. Esto no lo ha creado el mercado. Lo han creado unos gobiernos que no han dicho a sus pueblos su verdadera situación ni se han atrevido a hacer las reformas necesarias. Tampoco lo han creado los especuladores.

¿Qué es lo que quieren los indignados? que todo siga como estaba. Esos no son revolucionarios. Son reaccionarios que tratan de mantener una situación insostenible, aunque el euro, la Comunidad Europea, el pacto de estabilización se vayan al cuerno.

Quienes debían de haber previsto la crisis, el gobierno de Zapatero (advertido por Pizarro-PP a principios de 2008) y tomado las medidas oportunas contra ella no lo han hecho. Entonces, ¿por qué no se ve una sola pancarta contra Zapatero y su gobierno en las manifestaciones? Hay que recordar que las acampadas y manifestaciones han sido autorizadas y permitidas por el hombre elegido para suceder a Zapatero, Rubalcaba. 

Como decíamos ayer, las manifestaciones de «indignados» celebradas ayer en Madrid y otras ciudades contaron con un número de asistentes inferior al de otras concentraciones ciudadanas. Sin embargo, el Gobierno y sus medios afines parecen guardar especial deferencia hacia estos grupos minoritarios. No es descartable que un clima de tensión social pueda favorecer al PSOE ante las próximas elecciones y, por si acaso, siguen abiertos los puentes hacia los «indignados», como demostraron ayer las declaraciones de Carmen Chacón. Recuerden el micrófono abierto en Cuatro gracias al cual nos enteramos de que Zapatero estaba muy interesado en crear y amplificar la tensión en los días previos a las elecciones generales de 2008.

Cada vez resulta más evidente la sincronización de estos movimientos de protesta con la crítica situación de la izquierda. Nada más oportuno que deslegitimar, justo ahora, el sistema que ha dado al centro-derecha el poder municipal y autonómico, y que probablemente le entregue el gobierno de la Nación.



domingo, 19 de junio de 2011

DEMOCRACIA REAL YA, NI TANTO, NI NOS REPRESENTAN A MUCHOS

PUEBLA en ABC 19.06.11
Hoy se están celebrando marchas de protesta en varias ciudades españolas por parte del movimiento 15-M, que tras las elecciones está recibiendo el apoyo, a veces indisimulado, de los partidos políticos de izquierda, con la presencia física de Cayo Lara (Coordinador General de IU) y las declaraciones de amor de Tomás Gómez (Secretario General del Partido Socialista de Madrid-PSOE).

Una de las peticiones de los "indignados" es que se realicen los cambios de políticos y maneras que han dirigido este país desde hace tres decenios. En Extremadura desde hace 28 años, hasta que los ciudadanos han dicho basta y han votado al PP hasta obtener la mayoría en las pasadas elecciones del 22-M. Pero Cayo Lara, el amigo de los indignados, ha olvidado las peticiones del 15-M y su respaldo a las mismas, y ha corrido raudo y veloz a torcer la mano de IU Extremadura para evitar dos consecuencias de las elecciones y que responden a las demandas del 15-M: el cambio después de 28 años de sistema cuasi totalitario socialista, y el respeto a la voluntad popular (que votó en mayoría al PP). 

Cayo Lara no está dispuesto a admitir que se debe respetar la voluntad popular y el cambio de regímenes socialistas como demanda el pueblo, no, ahora el pueblo ha perdido sus derechos, con tal de que no gobierne el PP olvidaremos lo que hace sólo dos días defendíamos ¿Verdad, Cayo?

Y ¿qué decir de ese otro gran defensor de la democracia? Para Llamazares que gobierne el partido que ha elegido el pueblo, y lo que deciden las bases de su propio partido, no es sino un error. Y sabemos, nuestros comunistas son más partidarios de defender la democracia sólo si les conviene, ya lo dijo Largo Caballero el Lenin español. El portavoz de Izquierda Unida en el Congreso, Gaspar Llamazares, aseguró hoy que la abstención de los tres diputados autonómicos del partido que permitirá al PP gobernar por primera vez en Extremadura es un error "muy grave" y una decisión "nada acertada" que acatará aunque no la comparta. Llamazares reconoció que, aunque la democracia es la democracia, permitir que el PP ascienda al poder en esta comunidad autónoma supone ante todo una confusión "antropológica" y "sociológica". Además, subrayó que IU debe ser fiel a lo que prometió en la campaña electoral evitando pasar a la derecha ya sea "por activa o por pasiva" (así se reconoce la democracia y la voluntad popular) y reconoció que esta actitud puede hacer mucho daño al partido. 

Por otra parte, vista la publicidad que estos "indignados" y sus actividades de protesta están recibiendo de los medios de comunicaciones convendría dejar clara algo muy importante y que casi ningún medio parece querer destacar: los que afirman que los políticos actuales "no les representan" (y les doy la razón) deberían tener en cuenta que ellos tampoco representan a nadie.

En cada manifestación del PP por el derecho a la vida, contra la negociación del Gobierno socialista con los terroristas, contra la LOGSE y el adoctrinamiento político de los niños españoles, en cada una de ellas, había diez veces más asistentes que en cualquiera de las actividades organizadas por estos indignados. No conviene sacar las cosas de quicio, estos "indignados" con cuatro gatos, chillones y pintorescos, pero cuatro gatos. En las elecciones del 22-M quedó bien clara su capacidad de convocatoria, ninguna, no lo olvidemos.

Aunque podamos estar de acuerdo con algunas de sus peticiones (listas abiertas o desaparición de los imputados de las listas), otras son auténticos disparates propios del izquierdismo más radical, por lo que su representatividad es nula, no hay que olvidarlo. Como dice hoy ABC: "Cada vez resulta más evidente la sincronización de estos movimientos de protesta con la crítica situación de la izquierda. Nada más oportuno que deslegitimar, justo ahora, el sistema que ha dado al centro-derecha el poder municipal y autonómico, y que probablemente le entregue el gobierno de la Nación. Es una forma de tensión como táctica electoral, similar a la que defendía un descuidado Rodríguez Zapatero a micrófono abierto. Es otra vez la crispación de la izquierda en las calles." 

Esa izquierda que en siete años de desastre gubernativo nunca encontró motivos para indignarse, sólo cuando la victoria electoral aplastante del PP se encontraba cercana. Entonces Peces Barba y Hessel les invitaron a indignarse (ver este mismo blog), y así ocurrió.