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domingo, 17 de noviembre de 2013

GIBRALTAR Y NACIONALISMO, LA TRAICIÓN HABITUAL DE NUESTRA IZQUIERDA

Ha bastado que esta administración haya iniciado una leve resistencia a la política de hechos consumados de Gibraltar e Inglaterra (dos caras de la misma moneda) para que un destacado político del PSOE haya hecho un par de observaciones. La primera, que esa actitud es un examen de españolidad y la segunda que ponerse 'farruco' con Inglaterra no da resultados.

No acabo de comprender cómo es posible que ni PSOE ni IU entiendan Gibraltar. En la izquierda y no solo la izquierda, sino en el pensamiento liberal, hay dos cosas que no se toleran. El incumplimiento de la legalidad internacional y el imperialismo. Del primero hemos tenido muestras en guerras recientes 'de elección', cárceles secretas, interrogatorios 'reforzados', drones, espionaje masivo y demás parafernalia. Del otro imagino que no hace falta dar muchos detalles. La izquierda española venera a Fidel Castro, Chaves, Morales, etc., por antiimperialistas, es decir, por anticolonialistas, que es lo único que se puede ser en el mundo a estas alturas del siglo.

Hete aquí que Inglaterra, en el caso de Gibraltar, no cumple con la legalidad internacional. Ni con la ley general ni con la particular. Ley general. En la Asamblea General 2353 (XXII), de 19 de diciembre de 1967 las Naciones Unidas declararon:
La Asamblea General, habiendo examinado la cuestión de Gibraltar [...]. Considerando que toda situación colonial que destruya parcial o totalmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y específicamente con el párrafo 6º de la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General [...]. 1. Lamenta la interrupción de las negociaciones recomendadas en las resoluciones 2070 (XX) y 2231 (XXI) de la Asamblea General; 2. Declara que la celebración por la Potencia administradora del referéndum de 10 de septiembre de 1967 contraviene las disposiciones de la resolución 2231 (XXI) de la Asamblea General y las de la resolución aprobada el 1 de septiembre de 1967 por el Comité Especial [...]. 3. Invita a los Gobiernos de España y del Reino Unido [...] a reanudar sin demora las negociaciones previstas en las resoluciones 2070 (XX) y 2231 (XXI) de la Asamblea General, con miras a poner fin a la situación colonial de Gibraltar y a salvaguardar los intereses de la población al término de esa situación colonial”.
¿Qué ha dicho Cameron? Que Inglaterra ya hizo un referéndum en 1967, legal o ilegal, le da lo mismo. No negocia. Para los que creen que en Inglaterra Gibraltar es cuestión de Estado, añade: "Lo que sí hicieron pasadas administraciones" (inglesas, se entiende).

Ley particular. Tratado de Utrecht. Cuando Inglaterra no necesite Gibraltar, se lo devolverá a España. ¿Qué dice Inglaterra? Que ya les concedió autonomía interna a los gibraltareños y que eso pone fin al estatus colonial del Peñón.

Primera causa progresista. Forzar que Inglaterra cumpla con la legalidad internacional. Inglaterra no es fuente de Derecho Internacional.

Dos. ¿Y por qué no negocia? Porque Inglaterra quiere mantener una colonia sobre territorio español. ¿Cómo no va a ser eso una causa de la izquierda? ¿No lo fueron Vietnam, Argelia, Kenia y demás guerras coloniales? ¿Como es que la gente que manda a sus hijos a campamentos de verano del subcomandante Marcos pueda considerar 'facha' reclamar la soberanía sobre el Peñón? ¿Como los admirativos viajeros a Cuba se manifiestan indiferentes cuando el imperialismo les afecta a ellos personalmente?

Entiendo que es duro y humillante, pero hagan el ejercicio. Miren el mapa del mundo. Allí donde se produce un cuello de botella marítimo ese lugar está en manos de sus habitantes. Turquía en el Bósforo, Suez en Egipto, el Canal en Panamá...se exceptúa solo Aden en las aguas turbulentas de Bahrein y Somalia. ¿Es normal que a España se le reserve el mismo tratamiento que a Somalia? ¿Es que cuando Nasser nacionalizó el Canal de Suez en 1956 el PSOE o el entonces PCE no consideraron esa victoria como propia? Por cierto: ¿a algún egipcio se le ocurrió decir que exigirlo era un examen de 'egipcialidad'? ¿Cuando en 1977 Torrijos recuperó el Canal no se celebró entre la izquierda española? ¿Puede alguien decirme qué panameño acusó a sus políticos de populistas por solicitarlo? Preguntas retóricas. Lo cierto es que al dia de hoy, en pleno 2013, Inglaterra nos trata peor de lo que trató a Nasser en 1956 o de los que los USA trataron a Torrijos en 1977.

Entiéndase. Somos herederos de una historia terrible. Tres guerras civiles en cien años, la última ganada por un émulo de Mussolini y Hitler, por cuyo eterno descanso publicaba la prensa española una esquela todos los años, y una economía que hasta los años ochenta del Siglo XX la OCDE calificaba de “en vías de desarrollo”. Es normal que tan delicado lugar del mundo, no tan lejano de la Somalia de hoy, estuviese en manos del Imperio Británico. Lo que no es normal es que, cerrado el Almirantazgo en el lejano 1964 y muerto Franco en 1975, sobreviva entre nosotros ese residuo. Menos aún que su eliminación pueda ser objeto de lucha partidista entre los españoles.

Vamos a entrar ahora en el tema de España, concepto igualmente progresista. Cuando se produjo la transición, los nacionalistas vascos y catalanes volvieron del exilio. Obviamente Adolfo Suárez no porque estuvo siempre en su casa. Y eso creó una inferencia falaz. “Como Franco me ha perseguido, entonces soy progresista”. Sucede, sin embargo, que la línea progresista/conservador no pasa por la persecución franquista. Franco 'persiguió' a los monárquicos liberales y hasta a los demócratas cristianos. Eso no les hizo de izquierdas. Cuánto menos a los llamados 'nacionalismos' vasco y catalán. El PNV no es progresista para nada. El PNV es el heredero del viejo carlismo, alzado dos veces contra la legalidad constitucional de la España liberal para conseguir que la soberanía dejase de estar en el pueblo español y siguiese en la sagrada persona del Rey. ETA ya nos ha revelado que su metáfora no es la sierra boliviana del Che sino la República de Weimar. En cuanto a los catalanes de Prat de la Riba y Cambó, nunca se plantearon otra cosa sino la autonomía porque imaginaban que se gobernarían mejor desde Barcelona que desde Madrid. Les debemos muchas cosas. Pero también los dos mil obreros asesinados al año por el terrorismo blanco durante la Restauración.

En materia de nacionalismo, en España no hay ninguno que sea interclasista, popular, universal, espontáneo y, en definitiva, revolucionario, salvo el del 2 de Mayo. Por qué la izquierda no ha alzado esa bandera me supera. Cómo es posible que tan asombrosa fecha, ciertamente única en la Europa de su tiempo y en la historia del mundo, haya terminado siendo fiesta solo autonómica, también.

Vamos a ver si, pasada ya una generación desde los idus de la Transición vamos poniendo las cosas en su sitio. España viene del 2 de Mayo y es nación y tan liberal como los EEUU, Francia o Italia. La Euskadi del PNV viene del carlismo y no lo es. CiU es hija de la burguesía y tampoco es ni interclasista ni progresista ni estatalista por mucho que Franco los mantuviese en el exilio hasta el día de su muerte. En cuanto a Franco, decir que el Ubicuo y España son uno y lo mismo es aberrante. Durante los 40 años de franquismo España no fue soberana. La soberanía se la quedó el General-ísimo y a tiros.

Por tanto, reclamar Gibraltar es un acto en defensa de la legalidad internacional y un hecho anticolonialista exigible a todos los ciudadanos, muy especialmente a los de izquierda, desde una perspectiva común española. Yo entiendo que, dada nuestra historia, las heridas estén todavía sin curar. Así que si unos españoles se quieren manifestar por una calle, por aquello de la dignidad nacional, y los otros por otra, por lo del antiimperalismo y el anticolonialismo, habremos de padecerlo. Pero el objetivo ha de ser común. El cumplimiento de la legalidad internacional y el fin del imperialismo inglés sobre suelo español. Y el sustrato detrás de las dos sensibilidades, común también. El recuerdo y la reivindicación del acta de nacimiento de la España contemporánea. El capitán Pedro Velarde, espada en mano, en lo alto de las escaleras del cuartel de Monteleón exigiendo que se abriesen las puertas del fuerte al pueblo español, a la Historia, y en definitiva al parto de la Nación española, cobijo de todos y fondo común de dignidad y sacrificio, traicionado al final, ¡cómo no!, por su clase dirigente.


miércoles, 23 de octubre de 2013

GIBRALTAR: BUQUES DE GUERRA Y BARCOS DE PIEDRAS.

España ha dado un salto cualitativo en el contencioso de Gibraltar, que en los últimos meses ha vivido una escalada de tensión sin precedentes desde hace décadas. El Gobierno está enviando buques de la Armada a las aguas que rodean el Peñón, provocando una airada reacción del Ejecutivo gibraltareño presidido por Fabian Picardo, que ya ha informado a Londres de las "incursiones" de navíos de guerra españoles en lo que considera sus aguas territoriales. Mientras, el Gobierno español, de forma inteligente, no hace declaraciones ni alardea de sus decisiones como ha hecho erróneamente en el pasado y en otros conflictos.

Los incidentes en las aguas en disputa han sido constantes a lo largo de los dos últimos años, especialmente a raíz del bloqueo de las autoridades gibraltareñas a los pescadores andaluces que históricamente han faenado en la zona. Pero en esos lances, algunos de los cuales desembocaron en momentos de gran tensión, siempre habían intervenido patrulleras de la Guardia Civil, nunca barcos de la Armada. Hasta ahora.

La posición del Gobierno español acerca de la soberanía de las aguas que rodean la Roca se mantiene inamovible: Madrid no reconoce al Reino Unido, ni por tanto a su colonia, más aguas que las del interior del puerto, en virtud del Tratado de Utrecht de 1713 por el que España cedió a la Corona británica la ciudad de Gibraltar. Pero Picardo, con el firme apoyo de Londres, reclama como propias tres millas naúticas, a las que llama British Gibraltar territorial waters ('Aguas territoriales británicas de Gibraltar').

La última incursión de un buque de la Armada se produjo el pasado día 14, cuando el patrullero de altura Vigía, que tiene su base en la estación naval de Puntales (Cádiz), se adentró en las aguas que reclama Gibraltar. El buque, de 68 metros de eslora y dotado de un cañón y dos ametralladoras Browning de 12,7 mm, permaneció durante algo menos de media hora en la zona conocida como East Side o cara Este del Peñón. El Ejecutivo de Picardo planea levantar ahí, en terreno ganado ilegalmente al mar, viviendas de lujo y un puerto deportivo.

Tres días antes, el 11 de octubre, otro patrullero de altura, el Alborán, se adentró en el perímetro de tres millas que tanto el Gobierno británico como el gibraltareño consideran de su jurisdicción. El buque de la Armada llegó a navegar a sólo dos millas del extremo sur de la colonia, hasta que fue advertido por radio por una patrullera de la Royal Navy (la Armada británica, que cuenta con una pequeña guarnición en la Roca) de que debía abandonar la zona de inmediato.

El comandante del Alborán, un buque especialmente diseñado para misiones de inspección, vigilancia y apoyo a la flota pesquera, con base en Cartagena, respondió que se encontraba en "aguas españolas". Pero el oficial de la Royal Navy repitió insistentemente que el patrullero español había entrado en "aguas territoriales británicas". El Alborán, que dispone de armamento de calibre medio y una cubierta de vuelo para helicópteros ligeros, abandonó la zona media hora más tarde.

El último incidente conocido se produjo el pasado 3 de octubre, cuando la corbeta de la Armada Cazadora (ahora reconvertida en patrullero de altura y también con base en Cartagena) entró en las aguas que rodean el Peñón. El Gobierno de Picardo ha informado puntualmente de todas esas "incursiones ilegales" al Ejecutivo británico de David Cameron.

Fuentes de la Armada admitieron ayer que los buques Vigía, Alborán y Cazadora han navegado recientemente por aguas del estrecho de Gibraltar, pero evitaron ofrecer cualquier detalle sobre la misión que desempeñaban en la zona.

Barcos con piedras para relleno con la intención de "robar territorio español"

Tal y como anunció en su día el Gobierno de Gibraltar, la colonia tiene previsto recibir este miércoles 23 de octubre de 2013 el primer barco cargado con piedras, procedentes de Argelia y previa escala en Portugal, para continuar con los rellenos que viene realizando en la cara Este del PeñónSegún han indicado a Europa Press fuentes cercanas a la operación, el buque llegará cargado con «más de 2.500 toneladas de piedra» que se destinarán a los rellenos que viene realizando la colonia para ganarle terreno al mar.

Cabe señalar que España mantiene la prohibición de que crucen la frontera camiones cargados con áridos y que el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, anunció que buscaría «rutas alternativas si los camiones no pueden pasar por la aduana».

Todo ello ocurre coincidiendo con la admisión a trámite por parte de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea de la denuncia presentada a mediados de junio por Verdemar-Ecologistas en Acción por la posible vulneración por parte de Gibraltar de los hábitats naturales y de la flora y fauna silvestres del Lugar de Interés Comunitario (LIC) del Estrecho Oriental, lo que incluye los rellenos de áridos en la zona Este del Peñón o el bunkering, entre otras cuestiones.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

GIBRALTAR: CABLES SUBMARINOS Y ESPIONAJE INGLÉS

El lanzamiento de bloques de hormigón por parte de las autoridades de Gibraltar esconde un objetivo oculto: facilitar el tendido submarino de un cable telefónico hasta Inglaterra, lo que permitirá a la Roca independizarse de España en materia de telecomunicaciones. Un conducto que discurre por aguas españolas. El Gobierno español sostiene que una iniciativa tan agresiva, como es soltar en el mar, a la luz pública, grandes piezas de cemento con hierros, no persigue únicamente aumentar un espigón, o ‘espantar’ a los pescadores españoles. Si Gibraltar ha emprendido una ofensiva tan llamativa, es por un motivo mucho más importante: el cable submarino hasta la costa de Inglaterra.

Las 60.000 líneas de Zapatero

En 2006, durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, España concedió a Gibraltar la conexión de 60.000 líneas telefónicas, que para prestar ese servicio atraviesan el municipio de La Línea de la Concepción (Cádiz), cuyo ayuntamiento recibe apenas un rendimiento de 4.000 euros anuales por el paso de los cables por su término municipal.

Ahora Gibraltar está trabajando en un proyecto para potenciar la capacidad de la colonia en comunicaciones telefónicas, que consiste en tender un cable submarino hasta Inglaterra, para lo cual necesita atravesar precisamente una zona donde faenan los pescadores españoles. El Gobierno está convencido de que Gibraltar persigue facilitar el tendido de este cable submarino, de 15.000 kilómetros, hasta el Reino Unido con el lanzamiento de los bloques de hormigón en aguas españolas.

Blindar los cables

Con el alargamiento del espigón gracias al lanzamiento de los bloques sólidos, no solamente se protege el trabajo concreto de instalar el cable en el fondo marino, sino que también, al causar con ello un daño irreparable a los recursos marinos, provocará la imposibilidad de que los pescadores españoles pesquen en esa zona, evitando así cualquier riesgo futuro de daño al cable submarino por las faenas de pesca. Es tal el interés de la colonia por ‘blindar’ los cables a través de los bloques de hormigón, que durante los días en que fueron arrojados al mar movilizó a la Royal Navy, presente durante los trabajos. Las unidades navales militares destinadas en Gibraltar no actuaban en aguas del Estrecho desde tiempos del Gobierno Zapatero.

Las dos lanchas de la marina británica de guarnición en Gibraltar, que cuentan con ametralladoras a bordo, escoltaron a los buques que lanzaron los bloques para que la Guardia Civil no pudiera actuar.

El Gobierno español ‘tumbará’ el proyecto

El objetivo de las autoridades del Peñón es la “drástica reducción, o completa eliminación, de la dependencia en comunicaciones con España, tema vital para el desarrollo económico y financiero de Gibraltar”. El Gobierno está dispuesto a ‘tumbar’ el proyecto de Gibraltar, de unir sus comunicaciones con el Reino Unido, porque la línea atraviesa aguas de jurisdicción española.

Características del cable submarino

El cable submarino, que está siendo instalado por un consorcio llamado Europe India Gateway (EIG), unirá Reino Unido con Libia pasando por Portugal, Marsella y Mónaco. Gibraltar se unió hace unos meses a este proyecto de banda ancha a través de la compañía Gibtelecom. Gibtelecom ha desembolsado un total de 30 millones de dólares y, según su presidente, proporcionará a Gibraltar una “transmisión de alta calidad y la capacidad para ayudar al futuro crecimiento en el tráfico de telecomunicaciones”.

El cable submarino tendrá una capacidad de 3,84 terabits a lo largo de la ruta por el Atlántico y Mediterráneo. La línea irá enterrada en su mayor parte, especialmente donde la profundidad del mar es de menos de 100 metros. Llegará a Gibraltar por el norte de La Roca y tendrá su centro de operaciones en una estación de alta tecnología situada en el sur.

Defender los intereses de los pescadores

El principal objetivo que se ha marcado el Gobierno, a propósito de la escalada de tensión en Gibraltar, es defender los intereses de los pescadores que faenan en las aguas que rodean el Peñón, según portavoces gubernamentales. El ministerio de Asuntos Exteriores ha denunciado ante la Fiscalía de Medio Ambiente, y notificado a la Comisión Europea, el lanzamiento de 70 bloques de hormigón en aguas españolas. Las primeras consecuencias de esta denuncia ya se han concretado, con la inmovilización de varios camiones cargados de grava, hormigón y material de construcción que esta semana pretendían cruzar la verja con dirección a Gibraltar.

En paralelo, el Ejecutivo trabaja también en una batería de medidas fiscales para hacer frente a las actitudes de Gibraltar, después de que el Peñón enviara a la Comisión Europea una denuncia por las largas colas que se han venido produciendo en la frontera.

Pero el tendido de ese cable submarino podría tener una segunda lectura con consecuencias y posibilidades desconocidas para el gran público, y que hacen referencia al espionaje que realiza Londres sobre las comunicaciones internacionales.

Las filtraciones del ex técnico de la CIA, Edward Snowden, a principios del verano pusieron de manifiesto cómo EEUU y Reino Unido se han dedicado a interceptar y almacenar de forma masiva comunicaciones y datos de telefonía móvil e internet de individuos y gobiernos, amigos o enemigos, de todo el planeta durante los últimos años. Alemania, Turquía, México o Brasil han exigido públicamente explicaciones a unos o a otros a lo largo de estos meses a medida que los medios han ido publicando nuevas informaciones. El Gobierno de Mariano Rajoy, sin embargo, ha pasado de puntillas por el asunto pese a que los papeles del joven estadounidense, hoy refugiado en Rusia, tienen que ver directa o indirectamente con España.

En julio, el Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, aseguró que transmitiría a Washington durante una visita a EEUU la preocupación del Gobierno por las informaciones sobre los pinchazos de la National Security Agency (NSA) a la misión de la ONU en Nueva York y a las embajadas de varios estados de la UE. En el Parlamento se han registrado hasta siete iniciativas distintas por parte de la Izquierda Plural, Grupo Mixto y UPyD demandando una explicación del Ejecutivo sin que por el momento haya respuesta alguna.

En agosto, el semanario alemán Der Spiegel, en un extenso artículo, explicaba, basándose en los documentos revelados por Snowden, que "la NSA define sus prioridades de inteligencia empleando una escala del 1 (gran interés) al 5 (bajo interés)". China, Rusia, Irán, Pakistán y Afganistán coparían el primer escalafón. Alemania y Francia estarían en niveles intermedios, "por encima de España o Italia". El Ministerio de Asuntos Exteriores convocó al número dos de la embajada de EEUU en Madrid para pedirle una aclaración y nunca más se supo.

Más tibia aún ha sido la postura de España con respecto a las revelaciones de The Guardian sobre el Government Communications Headquarters (GCHQ). El diario británico, siempre gracias a la colaboración de Snowden, había informado a principios de junio sobre cómo esa agencia de inteligencia intervino los teléfonos móviles y los correos electrónicos de los asistentes a la reunión del G-20 que se celebró en Londres en 2009.

Reino Unido, según las filtraciones de Snowden, intercepta las comunicaciones de 14 cables trasatlánticos submarinos:


En siguientes informaciones, The Guardian fue poniendo en evidencia que gracias a la colaboración -voluntaria o no- de empresas de telecomunicaciones y por medio del programa Tempora, que permite almacenar metadata procedente de los cables trasatlánticos durante 30 días, habría interceptado las comunicaciones de varios de sus socios de la UE y hasta de las instituciones europeas. Suddeüstche Zeitung informó días después de que uno de esos objetivos del GCHQ era Alemania. Pero en realidad cualquier Estado europeo estaba expuesto al espionaje de Londres.

El diario alemán, manejando también los papeles de Snowden, aseguraba que Reino Unido tenía acceso a 14 de esos cables submarinos, por los que viajan las comunicaciones telefónicas y de internet de medio mundo. Londres, gracias a la colaboración de compañías como Vodafone o British Telecommunications (BT), habría espiado a Berlín a través del TAT-14, del SeaMeWe 3 y del SeaMeWe 4. Por su parte, la revista italiana L'Espresso aseguraba la semana pasada que el GCHQ habría estado espiando las comunicaciones de Italia a través de estos dos últimos.

Gibraltar y los cables 

El SeaMeWe3 pasa por el estrecho de Gibraltar y en el conglomerado de empresas a las que pertenece están Vodafone, BT y Verizon, que según The Guardian fue obligada a entregar datos de sus usuarios a las autoridades estadounidenses. Las tres también gestionan el Europe India Gateway, que hace contacto en la roca y finaliza en el puerto de Bude, en Cornwall, donde se encuentra el cuartel general del GCHQ y por donde han pasado los técnicos de la NSA para analizar sus logros en el campo del espionaje masivo. El TAT-14 también finaliza allí. 

Hay que recordar que España ya obligó a Verizon a desviar el tendido del Europe India Gateway hace tres años por afectar a áreas marinas protegidas y caladeros de pesca, así que es muy probable que Londres quiera evitar que se repita la jugada.


Otro de los cables trasatlánticos que pasa por el estrecho de Gibraltar, directo desde Palermo y haciendo parada en Estepona antes de finalizar en Reino Unido, es el Flag Europe Asia (FEA). Según Süddeutsche Zeitung es uno de esos 14 que han sido intervenidos por el GCHQ, junto al FEA. Eso, en la práctica, afecta a las comunicaciones de todos los países por los que pasa, incluido España. Ni el Ministerio de Interior ni el de Exteriores contestaron a las preguntas de este diario sobre este tema.

El típico incidente

Andy Mueller-Maguhn, fundador de buggedplanet.info, explica que además de utilizar a las empresas, otro modo de acceder a la información que contienen esos cables sería pincharlos directamente. "Manipular los cables submarinos es totalmente posible y la conexión puede ser interrumpida durante un corto espacio de tiempo para pincharlos. Esto explica muchos de los incidentes que hay entre submarinos y los cables y es un secreto a voces en la industria del espionaje [...] Normalmente, este tipo de operaciones se hacen en la costa, donde la profundidad es menor y se puede acceder a los cables más fácilmente", señala. El procedimiento, en cualquier caso, resulta un tanto cómico: "Todo depende del tipo de submarino y hay algunos de EEUU que están capacitados para ello. Un escenario típico sería provocar un incidente para distraer la atención, por ejemplo con un pesquero y una tripulación haciendo el imbécil. Ese espacio de tiempo necesario para reconectar el cable puede ser empleado para pinchar el cable en otro punto completamente distinto", asegura Mueller-Maguhn.

Por el Estrecho pasan constantemente submarinos británicos y estadounidenses. The Guardian, en otra de sus exclusivas, aseguró que la NSA pagaba cientos de millones de libras a la GCHQ para que le pasara la información que había obtenido gracias a Tempora. 

El creador de buggedplanet.info, experto en este tipo de tecnología, hace hincapié en que compañías como Glimmerglass comercializan productos que permiten no sólo acceder a una gran cantidad de datos de fibra óptica directamente desde los cables, sino también redireccionarlos al antojo del usuario. Uno de ellos es Cybersweep, que consigue diferenciar y monitorizar los datos provenientes de Gmail, Yahoo, Facebook, Twitter, Explorer o Firefox. Estas soluciones, combinadas con equipos de otras casas como Vastech, Atis Uher, Trovicor o Verint, que facilitan el análisis de la información intervenida, harían de ello la herramienta perfecta para el espionaje de los cables trasatlánticos.

Fuentes: El Confidencial Digital, Público, Libertad Digital, Economía Digital, El Mundo, La Razón y otros.

lunes, 2 de septiembre de 2013

GIBRALTAR: CRISIS, MEDIDAS, OPCIONES Y ESTRATEGIAS

La crisis diplomática abierta en julio y agosto de 2013 entre el Reino Unido y España por el conflicto sobre la pesca y protección medioambiental en las aguas en torno al Peñón ha motivado el anuncio por el Ejecutivo español de una serie de medidas respecto a Gibraltar. La escalada con el Reino Unido ha llevado a protestas por los controles en la Verja y a un apoyo nítido británico a las autoridades del Peñón, coincidiendo con la visita de varios buques de la Royal Navy en el marco de unos ejercicios navales. Se plantean diversas cuestiones relacionadas con la validez de las medidas españolas y con la estrategia actual de España respecto a la controversia histórica.

Analizaremos a continuación el contexto en el que se sitúan estas medidas, al objeto de poder incardinarlas luego en el contexto de las opciones estratégicas de España sobre Gibraltar.

La situación actual de bloqueo negociador y crisis
El punto de partida es la situación, históricamente muy preocupante, de impasse que se vive respecto al tema de Gibraltar, puesto que no tenemos en la actualidad canales validos de dialogo hispano-británicos sobre la controversia, ni que incluyan a Gibraltar para la cooperación transfronteriza. En efecto, con los cambios en los Gobiernos en 2010-2011, los canales institucionales se bloquearon formalmente en 2012: el foro tripartito de diálogo al exigir España su remodelación en cuatripartito, oponiéndose el Reino Unido a esta recomposición del foro instaurado bilateralmente en octubre de 2004.[1] Por otra parte, el Reino Unido se opuso de nuevo en 2012 a la reactivación del proceso bilateral de Bruselas de 1984, al exigir para ello la aquiescencia gibraltareña.

La ausencia de dialogo se ha vivido de manera intensa con numerosos incidentes en la Bahía, con motivo de faenas de pesca o de presencia en aguas en torno al Peñón –las denominadas British Gibraltar Territorial Waters– de barcos de la Royal Navy, Armada, Guardia Civil y Royal Gibraltar Police. Particularmente durante 2012 y 2013 hemos asistido a las medidas de suspensión por Gibraltar del acuerdo informal de 1999 entre Gibraltar y las cofradías de pescadores[2] –el anterior acuerdo oficial de pesca de 1998 entre los ministros Abel Matutes y Robin Cook nunca llegó a aplicarse–,[3] involucrando un tema de protección del medio ambiente que llevó a la suspensión y prohibición de pesca –con posteriores reuniones e Informes– y luego a la medida unilateral de Gibraltar de crear un arrecife con 70 bloques de hormigón en julio de 2013, que en la practica han eliminado la posibilidad de continuar con la pesca en la zona. De trasfondo tenemos claramente la jurisdicción sobre las aguas y la protección medioambiental de las mismas, complicada al haberse establecido dos Lugares de Interés Comunitario –uno británico y otro español– de forma parcialmente solapada en esas aguas (véanse las Figuras 1 y 2).

El Gobierno español solicitó en un principio que continuara la aplicación del acuerdo informal de 1999 y recientemente ha adoptado una serie de medidas ante el hecho consumado de la eliminación de la posibilidad de pescar. Como hay que tener presentes las finalidades políticas de las acciones de Gobierno, conviene situarnos en una perspectiva general para saber qué objetivo concreto persiguen la batería de medidas españolas, y en qué lugar se inscriben en el contexto de las opciones reales posibles para España en la controversia gibraltareña.

Las opciones estratégicas de España
Suele comentarse que España ha carecido de continuidad en su estrategia respecto a Gibraltar y es cierto que ha habido cambios importantes no consensuados de enfoque con los distintos Gobiernos (por ejemplo, tanto la creación como luego la supresión del foro tripartito de diálogo). Sin embargo, hay una serie de líneas constantes en la España democrática: en particular, la política de acercamiento a la población de Gibraltar, y la negociación con el Reino Unido bajo el mandato descolonizador de la ONU. Pero incluso estos ejes se encuentran hoy cuestionados o con síntomas de agotamiento.
En este marco, ¿cuales son las opciones de actuación de España? En la situación actual, el abanico de opciones estratégicas de España,[4] es en realidad muy limitado:
  • La reactivación del proceso de Bruselas y del foro de diálogo, o el establecimiento de algún formato de negociación. El mandato de la ONU de negociar para llevar a cabo la descolonización de Gibraltar habíamos conseguido, en la primera década del Siglo XXI, encauzarlo de manera razonable y con la bendición de la Asamblea General de la ONU: la negociación bilateral sobre soberanía por el proceso de Bruselas, las cuestiones de cooperación transfronteriza con el foro tripartito de diálogo (que a su vez tenía en la Comisión Mixta Gibraltar-Mancomunidad de Municipios una vertiente de cooperación local). Sin embargo, ambos cauces están hoy cegados, ya que si el Reino Unido se opone al reinicio del proceso de Bruselas, España se opone al reinicio del foro de diálogo. Además, estos dos canales responden a una exigencia de descolonización de la ONU, que no es aceptada como tal por el Reino Unido en la actualidad. No sólo las narrativas británica y gibraltareña ocultan que en la sociedad internacional el único estatuto legal de Gibraltar es el de Territorio No Autónomo, y uno de los pocos territorios pendientes de descolonizar, donde la ONU reitera año tras año que la autodeterminación pasa por conversaciones hispano-británicas de cara a la reintegración territorial a España, sino que especialmente entienden obsoleta y no aplicable esta doctrina, pues consideran que el “pueblo” de Gibraltar ya se ha “autodeterminado” con la Constitución de 2006.
  • La opción judicial. La opción de acudir a un tribunal –principalmente al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya (TIJ)– es altamente improbable, pues el TIJ no puede conocer automáticamente de un recurso de este tipo, y necesita para este fin de un compromiso expreso hispano-británico. Además, es una alternativa de altísimo riesgo para nuestro país, pues el mejor escenario de una sentencia favorable no resolvería por sí mismo la controversia –sino que reforzaría la posición española de cara a la negociación–, mientras que el peor escenario de una sentencia desfavorable para España sería catastrófico para la posición que mantenemos con apoyo de la ONU desde hace 50 años, y de hecho esta sentencia daría origen legal y práctico a un nuevo micro-Estado europeo bajo protectorado y bandera británicas. Con todo, la búsqueda de un acuerdo británico para un compromiso de sometimiento al TIJ es posible –aunque improbable su logro– y es una opción que requeriría un consenso interno amplísimo, pues supondría dejar en manos de los jueces internacionales la reivindicación plurisecular española.
  • La negociación imaginativa de una solución ad hoc para Gibraltar. Conducida o no bajo el proceso de Bruselas, una solución “a medida” que buscara un estatuto internacional permanente y estable a Gibraltar es una buena opción para España, si bien supone conciliar tres intereses nucleares muy diferentes: el militar británico, la consulta a Gibraltar y la recuperación de algún modo de la soberanía española. Pero podrían existir fórmulas únicas para el caso único gibraltareño (por ejemplo, un modelo inspirado en Andorra, o Mónaco, para una ciudad internacional con estatuto asociado a la UE, y vinculada a la comarca campogibraltareña). Esta opción es la que podría darle a España mejores resultados en sus pretensiones de resolución definitiva, pese a los importantes riesgos interiores (nacionalismos independentistas) y exteriores (reivindicación permanente marroquí de Ceuta y Melilla), por lo que requeriría, también, de un consenso nacional histórico.
  • La reclamación de perfil bajo: mantener la reivindicación apoyada en la doctrina de la ONU y aplicar restrictivamente el Tratado de Utrecht. Se trata de la opción tradicional de dificultar la existencia peculiar de Gibraltar, buscando todos los aspectos y posibilidades que puedan limitar sus prerrogativas y los abusos de su posición. Esto en realidad no es una solución sino una fórmula de presión al Reino Unido y a Gibraltar de cara a negociaciones y acuerdos, que a falta de formatos y vías de dialogo (como en la actualidad) aumenta el bloqueo y el riesgo de escalada. Los conflictos han sido especialmente agudos desde 2009 en la controversia respecto a los espacios marítimos en torno al Peñón, pues no se ha querido adoptar un modus vivendi o acuerdo práctico de ejercicio provisional de jurisdicciones claramente establecido en esas aguas.
Las medidas propuestas por España en agosto de 2013

Un problema inicial al abordar estas medidas es que se trata de un plan de medidas propuestas o anunciadas en medios de comunicación, y no de decisiones adoptadas jurídicamente por el Gobierno de España. Estas acciones anunciadas se inscriben en la opción tradicional (4) de limitar las actividades ilegales o abusivas de Gibraltar. Se trata de una serie de medidas de retorsión que tiene como finalidad volver al statu quo ante de pesca y medioambiente, y que fueron anunciadas como reacción al lanzamiento de bloques de hormigón por Gibraltar en la zona tradicional de pesca.
En concreto, se deduce de declaraciones a los medios del ministro de Asuntos Exteriores y del presidente de Gobierno, y noticias de prensa,[5] el estudio en curso del siguiente plan de medidas:
  • Denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente y la Comisión Europea de los vertidos de hormigón.[6]
  • Plan contra el fraude fiscal, y en concreto iniciar una inspección fiscal de 6.700 gibraltareños residentes en España.
  • Reforzar las inspecciones en la Verja para controlar el contrabando, el blanqueo de dinero y los tráficos ilícitos.
  • Modificar la Ley del Juego para que utilicen servidores españoles las empresas de juego por Internet o casinos online de Gibraltar.
  • Anular algunos acuerdos adoptados en el marco del foro tripartito, en particular en la Declaración de Córdoba[7] relativa al tráfico aéreo, cerrando el espacio aéreo y restringiendo parte de los vuelos a Gibraltar.
  • Bloquear la entrada a Gibraltar de hormigón y otros materiales de construcción.
  • Estudiar la posibilidad de crear una tasa de 50 euros para entrar y 50 euros más para salir de Gibraltar, cuya recaudación ayudaría a los pescadores damnificados por la destrucción de los caladeros.
  • En este contexto, se han anunciado medidas contra la práctica de bunkering en las aguas en torno al Peñón, que en su mayor parte son Zona Especial de Conservación (ZEC) española, tras el Real Decreto 1620/2012 de 30 de noviembre, por el que se declara una ZEC en el Lugar de Importancia Comunitaria “Estrecho Oriental”[8] (véase la Figura 2).
Igualmente, se han iniciado los trámites para adoptar una Orden del Ministerio de Agricultura para ayudas a la flota pesquera de Algeciras y La Línea.[9]

Junto a ello, tenemos como un hecho directamente vinculado a la reacción española, la existencia de retenciones en el paso fronterizo de la Verja por controles reforzados en esta frontera exterior europea. Esto provocó una conversación entre el primer ministro Cameron y el presidente Rajoy,[10] seguida de conversación entre los ministros de Asuntos Exteriores, que acordaron según España la creación grupos de trabajo ad hoc.[11] Por su parte, el Reino Unido ha anunciado el estudio del inicio de medidas sin precedentes contra estos controles.[12]

En el tema de los controles de la Verja hay que subrayar que aunque no es una frontera reconocida por España, sí es un paso fronterizo donde se ejerce el control de personas y mercancías. Hay una presunción a favor de la legalidad de la acción española, dadas las características de frontera exterior terrestre europea del espacio Schengen, del que está fuera el Reino Unido, no perteneciendo además Gibraltar a la unión aduanera. Esta presunción de legalidad hace recaer la carga de la prueba de la ilegalidad en quien la proclama. Por supuesto, todo el mundo sabe en la zona desde hace años que las crisis políticas repercuten inmediatamente en una lentitud en el paso fronterizo. Sin embargo, los problemas de retención en el paso fronterizo de Gibraltar ya han sido objeto en años anteriores de numerosas quejas ante la Comisión, ninguna de ellas desembocando en un recurso ante el TJUE. Naturalmente que exasperan a gibraltareños y campogibraltareños, y transmiten una directa sensación de vulnerabilidad a Gibraltar, por lo que no es de extrañar el anuncio de denuncias ante instancias internacionales por estos controles que califican de “inhumanos”. Pese a la fuerte presunción de legalidad a favor de España de estos controles al efectuarse conforme al Código de Fronteras Schengen[13] (guiándose según España por los principios de aleatoriedad, proporcionalidad y no discriminación), el extraordinario aumento de las retenciones y su sincronía con el conjunto de medidas adoptadas contra Gibraltar puede restar objetividad a los controles que desde la crisis se efectúan en el paso fronterizo.

En cambio, la eventual tasa de 50 euros tiene en principio una fuerte presunción en contra de su legalidad. A salvo de un completo análisis jurídico de la medida y de su justificación –pues corresponde a España, que es quien va a introducir la medida, la carga de la prueba de su legalidad–, la tasa de congestión o de frontera de 50 euros plantea, de entrada, bastantes problemas. En principio, se trata de una medida que no puede apoyarse directamente en las restricciones del Tratado de Utrecht, pues sólo el apartado primero y último del Art. X se encuentran claramente en vigor en nuestra opinión, por lo que las limitaciones de comunicación del párrafo segundo, muy probablemente no están en vigor; y si lo estuviesen estarían en contradicción con el Tratado de la UE, que tiene prioridad sobre Tratados anteriores. En realidad, como impuesto o tasa de –o en– frontera, contiene a mi juicio varios aspectos que tiznan de dudosa la medida propuesta: (1) su aparición originada por, o en coincidencia con, un problema o crisis de naturaleza política –en este sentido, la motivación expresa de destinar la recaudación a los pescadores supone confesar la motivación política de la medida–; (2) la proporcionalidad de la medida plantea dudas si no se vincula directamente al control técnico del paso en frontera exterior y las retenciones y problemas que comporta; (3) la muy probable consideración de que una tasa de 50 euros en la entrada y otros 50 a la salida –100 euros por el cruce de una frontera en un país donde el salario mínimo interprofesional es de 645 euros– tiene un efecto disuasorio para el ejercicio de la libre circulación de personas y ciudadanos en el espacio de la UE; y (4), en fin, una tasa similar adoptada (tasa de “descongestión” de 5 euros a vehículos) en 2010 por el Ayuntamiento de La Línea de la Concepción ya fue considerada ilegal por la Abogacía del Estado y suspendida por un Juzgado de Algeciras.

Pero, independientemente de la controvertida tasa en estudio, el principal problema de estas medidas es que no buscan la solución de la controversia –como todas las que se adoptan bajo la modalidad (4) que comentamos, de restricción de comportamientos abusivos de Gibraltar– y al estar desvinculada de nuestro principal arsenal argumentario –la doctrina de descolonización de la ONU– puede fácilmente presentarse como una represalia política. Desde luego, es claro el objetivo inmediato de mostrar firmeza ante Gibraltar y no aceptar sus acciones en menoscabo de los derechos de España, así como resaltar su vulnerabilidad y dependencia de nuestro país –objetivo éste que se ha cumplido ampliamente–. La finalidad de  regresar a la situación de pesca anterior al acto unilateral gibraltareño del lanzamiento de bloques de hormigón reafirma igualmente la soberanía española sobre las aguas.

Sin embargo, algunas medidas, como las anunciadas de revisar o anular los acuerdos de soft law adoptados en el foro tripartito suponen una radical quiebra de la búsqueda de confianza con la población gibraltareña, que es un eje de acción tradicional de la España democrática.

Hay otro objetivo mediato o de estrategia negociadora para la cooperación transfronteriza que podemos detectar en las medidas, que es lograr de alguna manera la pretensión inicial del Gobierno de Rajoy sobre Gibraltar: instaurar el dialogo a cuatro partes. Este objetivo de mesas o grupos ad hoc cuatripartitos –según noticias de prensa, comprometida por carta del ministro Hague del 14 de abril de 2012, aunque el Foreign Office se refiere a explorar un diálogo ad hoc que incluya a Gibraltar–[14] podría justificar de por sí el plan de medidas español en caso de crear un cauce permanente cuatripartito. Sin embargo, el objetivo de establecer las mesas cuatripartitas parece más limitado y podría en el mejor de los casos –y suponiendo que Gibraltar acepte, pues ya ha anunciado que no lo hará–[15]lograr que la Junta de Andalucía y la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar se sienten en pie de igualdad con Gibraltar, España y el Reino Unido para tratar ciertos temas puntuales. Con todo, tanto la Junta como la Mancomunidad estaban ya integrados de forma permanente en la estructura del foro de diálogo –en la Comisión Mixta coordinada con el foro–. El avance sería entonces lograr por otra vía la recomposición puntual a cuatro del foro tripartito de diálogo, como quería el Gobierno en enero de 2012 como cuestión de principio, aunque en un nuevo formato (un nuevo “mecanismo de cooperación local”, según refleja la divergencia de enfoques de la última decisión sobre la cuestión de Gibraltar adoptada por la Asamblea General de la ONU el 18 de diciembre de 2012).[16]

Desde luego, si España obtiene las mesas cuatripartitas o un mecanismo de cooperación local sería un logro, y permitiría tener al menos un cauce institucional para la discusión, negociación y adopción de acuerdos. Se ha demostrado imprescindible contar con alguna estructura de al menos cooperación transfonteriza, sin el cual se disparan las crisis diplomáticas, si bien su entidad tendría menor alcance que el foro tripartito: este último es actualmente descalificado principalmente por el reconocimiento simbólico a Gibraltar de interlocución directa en igualdad para cuestiones transfronterizas. No obstante, el foro permitió un formato permanente con procedimientos preestablecidos y agenda abierta para cotidianamente estar negociando y acordando con británicos y gibraltareños cuestiones directa o indirectamente relativas a Gibraltar.

En suma, con la batería de medidas anunciada podríamos conseguir ciertos objetivos políticos de firmeza ante la unilateralidad gibraltareña y, en el mejor de los casos, las mesas cuatripartitas ad hoc sobre pesca y medio ambiente como cauce de dialogo transfronterizo. Sin embargo, se trata de objetivos que no persiguen la solución de la controversia y ponen en cuestión la política de convivencia normalizada con la población que es un eje de acción de la España democrática. Mientras tanto, el Reino Unido se mantiene separado del conflicto directo y garantizado su statu quo. Aparte de que ciertas medidas –como la tasa de congestión de frontera– si se adoptan, pueden traernos muchos sinsabores jurídico-políticos.

No obstante, un cambio completo de perspectiva parece haberse efectuado posteriormente, al desvelarse que este plan de medidas se complementa con otras opciones y estrategias que prepara España sobre Gibraltar.[17] Se trata al parecer, y a salvo de su confirmación, de medidas estratégicas en una política de ofensiva general para plantear el tema de Gibraltar en foros internacionales como la UE o la ONU –en su Asamblea General y en el Consejo de Seguridad–. En concreto, se contempla un proyecto de resolución no de consenso sobre la cuestión de Gibraltar, que lleve a votación en la Asamblea General, y asociando a la controversia gibraltareña la reivindicación de las islas Malvinas/Falkland, creando un “frente común” con Argentina de cara a someter la cuestión al Consejo de Seguridad. Estas medidas incluyen sopesar un recurso ante Tribunales Internacionales.

Si se confirma este plan estratégico, entonces habría que valorar de manera diferente la batería de medidas fronterizas propuestas este agosto, al inscribirse como puntuales medidas de firmeza en el marco general de una estrategia que combinaría todas las opciones reales que actualmente tiene España y que hemos referido anteriormente.

Figura 1. Lugar de Interés Comunitario (LIC) en las aguas que rodean el Peñón de Gibraltar
Lugar de Interés Comunitario (LIC) en las aguas que rodean el Peñón de Gibraltar
La zona en azul es la denominada Southern Waters of Gibraltar, reconocida en 2006 como Lugar de Interés Comunitario (LIC) por la Comisión Europea. Como se puede apreciar, el LIC británico no abarca la totalidad de las denominadas British Gibraltar Territorial Waters.
Fuentes: Gibraltar Nature News, nº 112, 2006; I. González García y A. del Valle Gálvez (eds.), Gibraltar y el foro tripartito de diálogo, Ed. Dykinson, Madrid, 2009, p. 541.
Figura 2. Zona de Especial Conservación en las aguas que rodean el Peñón de Gibraltar
Zona de Especial Conservaci�n en las aguas que rodean el Pe��n de Gibraltar
El Real Decreto 1620/2012, de 30 de noviembre, declaró Zona Especial de Conservación el Lugar de Importancia Comunitaria ES6120032 Estrecho Oriental de la región biogeográfica mediterránea de la Red Natura 2000, aprobando sus correspondientes medidas de conservación.
Fuentes: BOE, nº 289, de 1/XII/2012; I. González García y M. Acosta Sánchez, “La difícil aplicación de la estrategia marina europea y la protección del medio marino en la Bahía de Algeciras/Gibraltar”, Revista Electrónica de Estudios Internacionales, nº 25, 2013.

¿Verdaderamente queremos recuperar Gibraltar?
El actual Gobierno de España ha planteado en varias ocasiones la reclamación sobre Gibraltar, y en varios momentos de la legislatura. Si en enero de 2012 la solicitud formal a Londres era reactivar el proceso bilateral de Bruselas y reconvertir el foro de diálogo en un foro cuatripartito con la Mancomunidad de municipios del Campo –lo que no se ha logrado por rechazo británico–, en 2013 tenemos ya en curso una batería de medidas como respuesta a la actuación gibraltareña que en principio parecen ceñidas a la vuelta al acuerdo de pesca de 1999 y a sustituir el foro por un mecanismo de cooperación local, formando unas nuevas mesas ad hoc cuatripartitas que incluyan a la Junta de Andalucía. Pero al hilo de esta crisis de pesca y medioambiente, con posterioridad se ha dibujado una ofensiva internacional española que en toda su amplitud pretende plantear en foros internacionales la reivindicación de Gibraltar y su descolonización, con eventual recurso a la justicia internacional. En conjunto, el planteamiento reivindicador ha ido surgiendo no desde el principio sino progresivamente, a impulsos, condicionado por las circunstancias, de forma que la estrategia global no ha sido aún desvelada en todos sus detalles; esto explica quizá que la cuestión de Gibraltar haya sido vista en medios internacionales como una excusa para difuminar el trasfondo de crisis política y corrupción del escenario nacional.

Pero si en verdad el Gobierno español ha decidido que vamos a lanzarnos a una gran ofensiva internacional para la recuperación de Gibraltar, antes de iniciar la lid con todas sus consecuencias, conviene plantear ciertas cuestiones previas.
  • En primer lugar, y aunque parezca una obviedad, debemos asumir que “recuperar” Gibraltar supone “negociar” una solución, en algún momento, antes o después, con el Reino Unido; y también debemos admitir que ex ante, durante o ex post, habrá que negociar o contar con la aprobación del Gobierno de Gibraltar, ya sea por ejemplo tras un acuerdo en el marco de la ONU o tras un sentencia de un tribunal internacional. Para ello, hay que determinar si existe una voluntad real de recuperar Gibraltar con todas sus consecuencias, con consenso nacional y constancia, y de mantener para este objetivo los ejes tradicionales de acción: acercamiento a la población gibraltareña y diálogo con el Reino Unido bajo el mandato descolonizador de la ONU. En este orden de ideas, es necesario tener claro y precisado el objetivo político a medio y largo plazo que se persigue. ¿Reiniciar el proceso de Bruselas? No es lo mismo encaminarse a iniciar una vía judicial de muy incierto resultado que a reforzar la doctrina descolonizadora de la ONU –que año a año nos apoya desde 1964– de cara a obligar una reapertura del diálogo bilateral con el Reino Unido. Y si este es el objetivo, ¿cuál es la finalidad del diálogo bilateral?: ¿la co-soberanía?, ¿la integración en la estructura del Estado como Comunidad Autónoma o provincia?, ¿o una formula particular de solución internacional para Gibraltar que reemplace al Tratado de Utrecht con la aprobación gibraltareña?
En este orden de cuestiones, la eventual asimilación Malvinas/Falklands-Gibraltar es una medida coyuntural política, justificada por su similitud en los planteamientos descolonizadores de la ONU, pero conviene reflexionar sobre su alcance y consecuencias. Desde luego, nuestra posición jurídica es más sólida por contar con el Tratado de Utrecht y el marco UE y OTAN, y no haber hecho recurso a la agresión bajo la égida de la ONU. Pero un frente común objetivamente supone introducir un tercer asunto y un tercer Estado en el escenario gibraltareño, lo que estructuralmente podría distorsionar nuestra posición y someterla a avatares jurídico políticos ajenos a nuestra voluntad.
  • En segundo lugar, si el objetivo es recuperar Gibraltar, entonces también hay que contemplar involucrar a las Cortes en el debate real sobre las bases militares británicas, que es el cogollo central o uno de los principales cogollos del problema. Si la población de Gibraltar ha aceptado los riesgos de las bases británicas, la población del Campo de Gibraltar y de España no lo ha hecho, por lo que entonces la profunda connivencia hispano-británica sobre las bases aérea, naval y de inteligencia, y el tradicional silencio de España sobre esta cuestión debería llevar a otra situación de debate en Cortes sobre unas bases militares británicas –rodeadas de aguas españolas– que no han sido consentidas por España: ni su presencia, ni dimensiones, funciones, peligros, situaciones de emergencia y planes de evacuación en la Bahía de Algeciras. Por lo tanto, los españoles deberían ser informados de cuestiones como las instalaciones de atraque y reparación de la Royal Navy para los buques y submarinos de propulsión nuclear, los tipos de misiles nucleares británicos en tránsito y estancia en la bahía de Algeciras, los depósitos de municiones de la Royal Air Force en el aeropuerto junto a la Verja, o las finalidades y servicios de las bases de datos, señales e inteligencia radicadas en Gibraltar. De cara a buscar una solución a la controversia, la situación de privilegio militar y estratégico de los británicos no puede mantenerse a costa de la seguridad de los españoles.
  • En tercer lugar, en el caso de querer llegar a una solución para Gibraltar –judicial o política negociada con el Reino Unido–, en mi opinión habría fórmulas que harían posible orillar los efectos ad intra en España. Sin embargo, probablemente sería imposible que una solución internacional para Gibraltar no tenga efectos al otro lado del Estrecho. Por supuesto, las Ciudades, Islas y Peñones de España en África nunca han sido considerados por la ONU como un caso de descolonización y no figuran en la lista de territorios por descolonizar en la que sí está Gibraltar. Con todo, habrá que aceptar que la solución gibraltareña puede tener políticamente un cierto traslado a Ceuta y Melilla, y aunque la política exterior marroquí lleva décadas sin hacer el comparativo, en caso de encontrar una solución gibraltareña ese comparativo va a marcar a las Ciudades Autónomas por la similitud política y geográfica. En realidad, tanto si pensamos que la solución gibraltareña sería inaplicable como si pensamos que nos puede interesar estratégicamente a largo plazo una posible similitud, conviene que desde el inicio tengamos asumido y preparado en uno y otro caso el argumentario y protocolo de actuación.
Conclusión: 

La situación de crisis con Gibraltar en julio-agosto de 2013 con motivo de la reacción española ante la actuación gibraltareña unilateral en las aguas puede ser sólo el comienzo de episodios más agrios. El plan de medidas español anunciado –aún no confirmado– tiene aspectos discutibles y se encuentra guiado por una política de firmeza y de limitación de abusos de Gibraltar. Sin embargo, algunas de las medidas pueden ser contraproducentes con el objetivo de lograr el tratamiento a cuatro partes de los temas transfronterizos, pues suponen la ruptura del acercamiento a la población gibraltareña. Con todo, en la crisis actual el interés británico y español es el de que no se afecten los importantes intereses conjuntos y evitar la escalada rebajando el clima de tensión, incluso buscando un acuerdo sobre algún tipo de formato o fórmula de dialogo.

Este plan de medidas anunciado parece inscribirse en un contexto de ofensiva general española para tratar la controversia en foros y tribunales internacionales, recurriendo a todas las opciones estratégicas que tiene España en su mano. A salvo de conocer los objetivos y fases de esta estrategia global española, tenemos como complicado punto de partida el contundente apoyo del Gobierno británico a Gibraltar y el deterioro de los ejes tradicionales de España hacia Gibraltar (política de “población” o de normalización en la convivencia y negociación del mandato descolonizador de la ONU con el Reino Unido).

Sin embargo, la crisis de 2013 puede tener aspectos muy positivos si nos ayuda a clarificar internamente la posición de España sobre Gibraltar y a adoptar un amplio debate y consenso sobre la opción de envergadura estratégica que España va a seguir en los próximos años. La reclamación es una de las señas de identidad de nuestro país y una cuestión de dignidad nacional, por lo que merece la pena reflexionar con cierta serenidad sobre esta cuestión que en el imaginario y simbología nacional es mucho más que una peculiar montaña rocosa en una bahía del sur de España. Podemos desde luego seguir manteniendo una reclamación de perfil bajo, con espasmódicas crisis mas o menos agrias, corriendo el riesgo de que un acontecimiento externo (la eventual salida del Reino Unido de la UE, o un cambio en la posición de la ONU sobre los territorios pendientes de descolonización, por ejemplo) nos lleve la iniciativa y nos determine la estrategia. Pero lo cierto es que –si existe coraje y voluntad política real y consenso por parte española– pueden encontrarse soluciones políticas internacionales viables para reconvertir una infeliz controversia histórica y un grave problema cotidiano en un magnífico foco de entendimiento, desarrollo económico y colaboración permanente con británicos y gibraltareños.

Real Instituto Elcano
Alejandro del Valle Gálvez
Catedrático de Derecho Internacional Público, Cátedra Jean Monnet de Derecho de la UE, Universidad de Cádiz


[1] Puede verse el análisis de Alejandro del Valle Gálvez (2012), “Gibraltar, de foro tripartito a cuatripartito: entre la cooperación transfronteriza y la soberanía”, ARI nº 21/2012, Real Instituto Elcano, 23/III/2012.



[4] Puede verse, A del Valle (2013), “España y la cuestión de Gibraltar a los 300 años del Tratado de Utrecht”, ARI nº 23/2013, Real Instituto Elcano, 20/VI/2013.



[7] Alejandro del Valle Gálvez (2006), “Los acuerdos del Foro de Dialogo sobre Gibraltar: la apuesta por la normalización”, ARI nº 107/2006, Real Instituto Elcano.