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domingo, 24 de mayo de 2015

LAS CAMELLAS DE ARABIA NO OFENDEN A NADIE, O LA RENDICIÓN DE LOS VALORES EUROPEOS

Hace unos días hubo una noticia que pasó tristemente inadvertida, o casi, para la prensa española. Y eso es malo, pues se trataba de una noticia importante; de las que tienen que ver con nuestro presente y, sobre todo, con nuestro futuro. La cosa era que un cartel con la imagen de una modelo publicitaria ligera de ropa, denunciado por miembros de la comunidad musulmana de Brick Lane, en Londres, seguirá en su sitio después de que el organismo regulador de la publicidad británica desestimara las protestas de un sector del vecindario, que consideraba el anuncio ofensivo para quienes frecuentan las mezquitas de esa zona, donde vive una amplia comunidad que profesa la religión islámica. Aunque la imagen de la modelo es «sensual y sexualmente sugestiva», admite la resolución, tampoco va más allá de eso, ni tiene por qué ofender a nadie, pues «encarna la clásica belleza y femineidad» que ha venido siendo representada por el arte occidental hace siglos. Así que, quien no quiera, que no mire. Y punto.

Me pregunto, con una sonrisa esquinada y veterana, fruto de los años y la mucha mili, qué habría ocurrido en España, en caso parecido. O qué es lo que va a ocurrir en cuanto se dé la ocasión. Me lo pregunto y me lo respondo, claro; y más en un país donde incluso hay oportunistas y tontos del ciruelo -sin que una cosa excluya la otra- capaces de ponerse a considerar muy serios, con debates y tal, las protestas de ciertos colectivos musulmanes porque las procesiones de Semana Santa, puestos a citar un ejemplo fácil, recorran las calles españolas ofendiendo la sensibilidad religiosa islámica. Aquí, no les quepa duda, siempre habrá un organismo regulador de la publicidad, o una televisión, o una asociación de derechos y deberes, o un juez sensible a la delicadeza de sentimientos mahometana, que llegado el caso decida que, en efecto, la libertad en lo que llamamos Europa -aunque a algunos nos dé la risa llamarla así todavía- acaba allí donde empiezan los derechos, el fanatismo o la gilipollez de cuatro gatos a los que, de este modo, nuestra propia cobardía e imbecilidad acaban multiplicando de cuatro en cuatro, hasta irnos todos al carajo. 

Y claro. Resulta inevitable preguntarse, también con respuesta incluida, dónde se meten en esta clase de debates las ultrafeminatas radicales que tanto las pían con otras chorradas de género y génera: las de las asociaciones de padres y madres de alumnos y alumnas, por ejemplo y por ejempla. Qué opinan ellas, o sea, de escotes en anuncios o no escotes, y hasta qué punto coinciden con la censura islámica, o no. Con lo de usar hiyabs, niqabs, antifaces y trapitos así. Sería útil saberlo más pronto que deprisa, como dicen las chonis. Y los humos del tren, que los suelten en Despeñaperros. Porque tiene su guasa esto del anuncio que ofende porque muestra las tetas o las nalgas de una señora, mientras que, por lo visto, no ofende a nadie que otra señora pueda meterse en España en un autobús, en una comisaría de policía o en un hospital enmascarada de pies a cabeza, como un guerrero ninja, mientras el marido va a su lado con bermudas, chanclas y gorra de béisbol. El hijoputa.

Y es que en Europa olvidamos, a menudo, que más importante que respetar tradiciones absurdas o infames es defender a quienes acudieron a nosotros huyendo, precisamente, de la miseria y el horror que esas tradiciones imponen en sus lugares de origen. Y que eso se logra con educación escolar y con firmeza institucional frente a quienes pretenden esclavizarlos, incluso aquí, usando el manoseado y dañino nombre de Dios. Quien se ofende por un anuncio en un cartel publicitario se ofenderá también cuando por su calle, por su barrio, se cruce con un escote, una falda corta, un cabello sin velo o un rostro sin tapar. Y actuará en peligrosa consecuencia. Quien pretende aplicar maneras medievales de entender la vida, mientras se beneficia de un sistema de derechos y libertades que a otros costó siglos de dura lucha conseguir, no tiene derecho a imponer su voz ni a reclamar respeto. La Europa moderna tragó dolor y sangre para librarse de púlpitos, velos, gentes de un solo y sagrado libro, pasos de la oca y fanatismos de todas clases. Somos demasiado mayores, ya, para que vengan otra vez a taparnos el escote o las ideas. Así que la solución es muy simple, Manolo, Mohamed o como te llames. Si no estás dispuesto a asumir nuestras reglas, chaval, si esto te ofende, coges un avión y te vas al desierto de Arabia, o del Sáhara, donde las tetas de las camellas no ofenden a nadie. Y allí te pones ciego de dátiles.


ARTURO PEREZ REVERTE en XL SEMANAL

domingo, 14 de abril de 2013

LA CRISIS ECONÓMICA Y NUESTROS DERECHOS

Tengo un amigo que regenta un pequeño comercio tradicional en el centro antiguo de Madrid. Un barrio viejo, castizo, donde la crisis económica, como en todas partes, ha golpeado fuerte en los últimos años, dejando, como paisaje después de la batalla -una batalla que está lejos de terminar-, innumerables tiendas cerradas a modo de cadáveres. Jalonando así años de imbécil incompetencia oficial y también, a veces, de imbécil irresponsabilidad ciudadana particular. Como la mayor parte de sus colegas de la zona, mi amigo se lamenta cada vez que entro en su tienda y pregunto cómo van las cosas. A veces se limita a señalar la tienda vacía de clientes, los escaparates de los comercios vecinos que ofrecen saldos desesperados, o con el cartel Se traspasa muestran estantes vacíos y cristales polvorientos. 

Mi amigo, que era votante de izquierdas, acabó votando a la derecha en los últimos años del Pesoe y ahora ya no sabe a quién diablos votar. Son todos igual de hijos de puta, me dice. La totalidad del arco parlamentario y la madre que lo parió. Luego cuenta que hace tiempo que no puede pegar ojo por las noches. Tengo cincuenta y cuatro años, subraya. Mucha tela por delante. Y sólo esta tienda para vivir y dar de comer a mi familia. Y por primera vez en mi vida me preocupa la vejez. No sé cuánto tiempo podré aguantar así. Hoy sólo han entrado tres personas en la tienda y ninguna compró nada. Estoy asustado. Te lo juro. Tengo verdadero miedo.

Le comento que el sábado pasado vine a comprar algo para un regalo, y la tienda estaba cerrada. «Es que los sábados por la tarde cierro», dice. Le pregunto por qué lo hace, si precisamente ese día es cuando más gente se mueve por el centro de la ciudad. Cuando más público pasa por delante de su tienda. Y su respuesta me deja pensativo: «Es que yo también tengo derecho». Derecho a qué, pregunto tras unos segundos para digerirlo. «A descansar como todo el mundo -dice-. El mismo que tienes tú». Le respondo que, en primer lugar, yo trabajo de ocho a diez horas diarias todos los días de la semana, pero que ésa no es la cuestión. El asunto es que hay quienes pueden permitirse no trabajar día y medio a la semana, si quieren; pero ése no es su caso. No, desde luego, en la angustiosa situación que me describe cada vez que entro en la tienda. No con la crisis, la escasez de clientes, la necesidad urgente, en tiempos como éstos, de romperse los cuernos para arañar sustento a la vida.

Le digo todo eso, más o menos. Con términos adecuados para un amigo. Y añado que las palabras «tengo derecho» pueden ser engañosas. Uno tiene derecho a todo, naturalmente. Pero sólo cuando puede permitírselo. Cuando está a su alcance. Yo también tengo derecho a pasar un año leyendo y viendo pelis, navegar el Mediterráneo sin dar golpe, tener una villa en la Toscana o moverme por Madrid en un Rolls Royce con chófer. Pero no me lo puedo permitir, así que me olvido de ello. Todos tenemos derecho a pasar unas vacaciones en el Caribe, a una segunda casa en la playa, a una Harley Davidson, a cenar en Le Grand Véfour con George Clooney o Mónica Bellucci. Pero de ahí a poder media un trecho. Y en tu caso, le digo a mi amigo, tal y como están las cosas, tu derecho a cerrar la tienda los sábados por la tarde, en una calle peatonal y justo a quinientos metros del Corte Inglés, resulta más difícil de ejercer. «Pues abre tú la tienda», responde, algo picado. Yo no tengo tienda que abrir un sábado por la tarde, respondo. Pero tú sí la tienes, y vives de ella. Y ese día eliges descansar. Eres muy dueño. Pero en tal caso deberías matizar la queja. 

Por otra parte, añado, no eres el único. Prueba a encontrar, por ejemplo, un quiosco de prensa abierto un domingo a partir de medio día. Verás qué risa. ¿Y sabes lo que te digo? Si esta infame crisis hubiera estallado en tiempos de nuestros padres, que ésa sí fue una generación lúcida, sacrificada y admirable, ellos habrían tardado poco en mandarnos a trabajar a la pescadería de la esquina, para llevar dinero a casa. Y por cierto -recuerdo, de pronto-. Tienes un hijo, ¿verdad? Un mocetón de veinticuatro tacos que aún no ha terminado la carrera, y que cuando la termine irá directamente al paro. Vive en tu casa, come y duerme en ella. ¿Por qué no le dices que venga los sábados por la tarde y se encargue de la tienda?... «La tienda no le gusta -responde mi amigo-. Además, si lo planteo, mi mujer me mata». Me lo quedo mirando, encojo los hombros y sonrío, convencido. Pues eso mismo, comento. Pues eso.

domingo, 13 de noviembre de 2011

ESPAÑA, PALABRA PROHIBIDA


Me llamó la atención el otro día, viendo un telediario, que en ningún momento de la información referida a un partido internacional de fútbol se mencionara la palabra España. El reportaje incluía una entradilla de la presentadora del informativo y otra de un redactor de deportes. Sumaba el asunto, entre pitos y flautas, unos tres minutos de información. Y ni una sola vez, en todo ese tiempo, pronunció nadie las palabras selección nacional o selección española. Todo el tiempo se habló de la Roja. Un nombre o apodo afectuoso, éste, que por otra parte me parece bien. Simpático, incluso. En principio. El problema es que, en este país fértil en cantamañanas -como dijo alguien, una ardilla podría recorrerlo saltando de tonto en tonto-, hasta lo simpático somos capaces de convertirlo en empachoso y desagradable, a causa de nuestra singular capacidad para combinar gregarismo y estupidez. Eso, naturalmente, en el mejor de los casos. En el otro, que ya entra en el terreno de la intención deliberada, estaría de por medio nuestra proverbial, probada, histórica, esquinadísima mala fe. Lo cierto es que sobre el uso y abuso de la expresión la Roja no tengo opinión formada. Ignoro si se trata de simple contagio mediático -se pone de moda una idiotez y todos nos abalanzamos entusiasmados sobre ella, olvidando cualquier alternativa-, o de instrucciones recibidas por los asalariados correspondientes -en su momento lo fui, y sé lo que digo- para que, en materia de fútbol, las palabras nacional y España, tan equívocas y molestas, se utilicen lo menos posible. No vayamos a irritar a alguien, por Dios. No contaminemos el sano deporte con conceptos discutidos y discutibles.

Pensaba en eso también, en conceptos discutidos y discutibles, hace unas semanas, cuando el rescate por tropas especiales españolas de una rehén francesa en poder de piratas somalíes. Quizá ésta sea la primera noticia que tienen algunos de ustedes del asunto; y no me extrañaría, porque en su momento el acomplejado ministerio de Defensa español hizo cuanto pudo por ponerle sordina. No por natural modestia castrense -la operación fue profesional e impecable- sino porque hubo una peligrosa situación de combate en la que varios somalíes resultaron heridos. Cosa, por otra parte, lógica cuando hay tiros. Pero claro. Según la doctrina oficial española, disparar contra africanos subsaharianos de color oscuro, o como carajo se diga, por muy piratas armados que sean, en lugar de afearles su conducta y apelar a sus nobles sentimientos humanitarios, es un acto reprobable de fuerza bruta, propio del más repugnante militarismo. Así que la instrucción para tratar el incidente con la prensa fue perfil bajo, información mínima y cuanto menos se sepa, mejor. No vayamos a liarla. Y de esa forma, una acción que de haber sido realizada por los gringos o los franceses habría abierto telediarios, aquí pasó casi inadvertida. O sin casi. No fueran a llamarnos fascistas.

Calculen ustedes mismos: océano Índico, anocheciendo, mala mar, esquife con piratas, mujer cuyo marido acaba de ser asesinado, y a la que llevan a tierra para cantarle bonitas coplas africanas típicas de allí. Y en eso, lancha neumática que llega con fuerzas especiales españolas. Tatatachán. Los malos se lían a tiros. Bang, bang, bang. Por parte de los buenos, tiroteo de precisión, impecable. Más bang. Vuelca el esquife, rehén cae al agua. Chof. Dos piratas con Kalashnikovs apuntándole a la pobre señora. Fuego de los buenos que neutraliza a los malos. Señora que se hunde en el mar. Capitán de fuerzas especiales que se tira al agua con veinte kilos de equipo de combate encima, casco, pistola, radio y dos cojones, y salva a la prójima. Éxito absoluto, beso de la rehén al capitán, final de película. Y entonces, en vez de difundir el episodio, enorgulleciéndose de que en 45 segundos un grupo de infantes de marina españoles haya resuelto tan difícil situación, con algún pirata herido pero sin dar matarile a nadie, la ministra de Defensa y quienes le llevan el botijo deciden perfil bajo y poco ruido. No vayan a criticarnos, dicen, que les disparemos a negros famélicos y tal. Nosotros que los queremos tanto. Y una vez más, como de costumbre, se nos llena de cagadas de rata el arroz de la paella.

Ahora imaginen ustedes, en el telediario y los periódicos que recogieron la noticia del incidente camuflada entre otras, de pasada y por encima, cuáles habrían sido los titulares si ese día hubiera ganado la Roja un partido de fútbol. El delirio, las banderas, los canutazos alcachofa en mano, la sonrisa feliz de los presentadores. Los rostros sudorosos y triunfales, en primer plano, de los héroes de la jornada.


miércoles, 28 de septiembre de 2011

LA DESPEDIDA A ZAPATERO DE ARTURO PEREZ REVERTE

Merece la pena recordar a esta inane e inútil Presidente en la hora de su marcha, y mucho mejor que lo haga un maestro desde las páginas de XL Semanal. No estoy de acuerdo con algunos de los méritos que reconoce a este Mr Bean de la política, pero sí en los calificativos que le dedica.


Sobre imbéciles y malvados


No quiero, señor presidente, que se quite de en medio sin dedicarle un recuerdo con marca de la casa. En esta España desmemoriada e infeliz estamos acostumbrados a que la gente se vaya de rositas después del estropicio. No es su caso, pues llevan tiempo diciéndole de todo menos guapo. Hasta sus más conspicuos sicarios a sueldo o por la cara, esos golfos oportunistas -gentuza vomitada por la política que ejerce ahora de tertuliana o periodista sin haberse duchado- que babeaban haciéndole succiones entusiastas, dicen si te he visto no me acuerdo mientras acuden, como suelen, en auxilio del vencedor, sea quien sea. Esto de hoy también toca esa tecla, aunque ningún lector habitual lo tomará por lanzada a moro muerto. Si me permite cierta chulería retrospectiva, señor presidente, lo mío es de mucho antes. Ya le llamé imbécil en esta misma página el 23 de diciembre de 2007, en un artículo que terminaba: «Más miedo me da un imbécil que un malvado». Pero tampoco hacía falta ser profeta, oiga. Bastaba con observarle la sonrisa, sabiendo que, con dedicación y ejercicio, un imbécil puede convertirse en el peor de los malvados. Precisamente por imbécil.

Agradezco muchos de sus esfuerzos. Casi todas las intenciones y algunos logros me hicieron creer que algo sacaríamos en limpio. Pienso en la ampliación de los derechos sociales, el freno a la mafia conservadora y trincona en materia de educación escolar, los esfuerzos por dignificar el papel social de la mujer y su defensa frente a la violencia machista, la reivindicación de los derechos de los homosexuales o el reconocimiento de la memoria debida a las víctimas de la Guerra Civil. Incluso su campaña para acabar con el terrorismo vasco, señor presidente, merece más elogios de los que dejan oír las protestas de la derecha radical. El problema es que buena parte del trabajo a realizar, que por lo delicado habría correspondido a personas de talla intelectual y solvencia política, lo puso usted, con la ligereza formal que caracterizó sus siete años de gobierno, en manos de una pandilla de irresponsables de ambos sexos: demagogos cantamañanas y frívolas tontas del culo que, como usted mismo, no leyeron un libro jamás. Eso, cuando no en sinvergüenzas que, pese a que su competencia los hacía conscientes de lo real y lo justo, secundaron, sumisos, auténticos disparates. Y así, rodeado de esa corte de esbirros, cobardes y analfabetos, vivió usted su Disneylandia durante dos legislaturas en las que corrompió muchas causas nobles, hizo imposibles otras, y con la soberbia del rey desnudo llegó a creer que la mayor parte de los españoles -y españolas, que añadirían sus Bibianas y sus Leires- somos tan gilipollas como usted. Lo que no le recrimino del todo; pues en las últimas elecciones, con toda España sabiendo lo que ocurría y lo que iba a ocurrir, usted fue reelegido presidente. Por la mitad, supongo, de cada diez de los que hoy hacen cola en las oficinas del paro.

Pero no sólo eso, señor presidente. El paso de imbécil a malvado lo dio usted en otros aspectos que en su partido conocen de sobra, aunque hasta hace poco silbaran mirando a otro lado. Sin el menor respeto por la verdad ni la lealtad, usted mintió y traicionó a todos. Empecinado en sus errores, terco en ignorar la realidad, trituró a los críticos y a los sensatos, destrozando un partido imprescindible para España. Y ahora, cuando se va usted a hacer puñetas, deja un Estado desmantelado, indigente, y tal vez en manos de la derecha conservadora para un par de legislaturas. Con monseñor Rouco y la España negra de mantilla, peineta y agua bendita, que tanto nos había costado meter a empujones en el convento, retirando las bolitas de naftalina, radiante, mientras se frota las manos.

Ojalá la peña se lo recuerde durante el resto de su vida, si tiene los santos huevos de entrar en un bar a tomar ese café que, estoy seguro, sigue sin tener ni puta idea de lo que vale. Usted, señor presidente, ha convertido la mentira en deber patriótico, comprado a los sindicatos, sobornado con claudicaciones infames al nacionalismo más desvergonzado, envilecido la Justicia, penalizado como delito el uso correcto de la lengua española, envenenado la convivencia al utilizar, a falta de ideología propia, viejos rencores históricos como factor de coherencia interna y propaganda pública. Ha sido un gobernante patético, de asombrosa indigencia cultural, incompetente, traidor y embustero hasta el último minuto; pues hasta en lo de irse o no irse mintió también, como en todo. Ha sido el payaso de Europa y la vergüenza del telediario, haciéndonos sonrojar cada vez que aparecía junto a Sarkozy, Merkel y hasta Berlusconi, que ya es el colmo. Con intérprete de por medio, naturalmente. Ni inglés ha sido capaz de aprender, maldita sea su estampa, en estos siete años.


jueves, 11 de noviembre de 2010

LA CHIRIGOTA ESPAÑOLA DE GIRA POR EL MUNDO

Para no perder el ritmo de los últimos años y el camino diseñado por Zapatero y Moratinos, el cambio al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores nos mantiene en la misma senda de disparates que hemos observado hasta ahora.

Hace Carlos Sánchez en El Confidencial un recordatorio sobre los primeros pasos de nuestra efectiva ministra de política exterior:
"Escena 1, la ministra de Asuntos Exteriores se entrevista con su colega de Sudán (27 de octubre); escena 2, Trinidad Jiménez se reúne con el titular de Exteriores de Marruecos (3 de noviembre); escena 3, la jefe de la diplomacia española tiene un encuentro en Madrid con su colega de Guinea Ecuatorial (5 de noviembre); escena 4, la representante de la política exterior de España se entrevista con el jefe de la diplomacia de Bolivia (7 de noviembre). Finalmente, escena 5, la ministra se desplaza a Quito para hablar con su colega de Ecuador (10 de noviembre). Por medio hay un viaje a Buenos Aires para asistir al entierro del ex presidente Néstor Kirchner".....

un reciente informe publicado en ICE, una revista editada por el Ministerio de Industria y Comercio y, por lo tanto, poco sospechosa. El artículo está escrito por varios técnicos del departamento, y su conclusión es que si España fuera capaz de aumentar las exportaciones un 10% (como se ve nada irracional) aumentaría un 2% la producción total y un 1,5% el empleo. O lo que es igual, se crearían nada menos que 269.000 puestos de trabajo. Invertir en política exterior y en dar más medios a las embajadas es, por lo tanto, rentable... (habría que señalar que el ICEX con seguridad se refiere a dotar de más medios a las Oficinas Comerciales, y en menor medida a las embajadas).

Y acaba el artículo “en un día normal de la acción exterior española, el Ministerio de Comercio defiende una posición liberal en la Ronda de Doha, pero el de Agricultura defiende a capa y espada la política agrícola común; mientras que la Secretaría de Estado de Cooperación impulsa proyectos de seguridad alimentaria que son lo contrario a todo lo anterior. Al mismo tiempo, los departamentos de Exteriores y Defensa ni siquiera se comunican la estrategia española en territorios con tropas españolas desplazadas (Afganistán o Líbano). En palabras de Lindblom, como recuerdan Areilza y Torreblanca, es como convertir la acción política en la ‘ciencia de salir al paso’. En el arte de decir mucho para no decir (ni hacer) nada."
Ahora nos sorprende nuestro Presidente del Gobierno recuperando al ex Ministro Moratinos para hacer de él su enviado especial a la crisis del Sáhara, y nos preguntamos ¿para qué tiene una Ministra de Exteriores que tiene que recuperar al reciente cesado?

La cuestión es que podemos imaginar la postura que defenderá Moratinos ante el sultán y el resultado de sus gestiones, el abandono de cualquier defensa de la causa saharaui y el abandono de España de cualquier papel mediador importante como antigua metrópoli. De la misma opinión es el socialista Pepe Oneto en República.es: "El actual Gobierno que, aunque no lo diga claramente, se ha inclinado por la posición de Rabat y por su proyecto de una amplia autonomía para el Sahara, se encuentra maniatado por las presiones de Marruecos, que juega con lo que ellos llaman “territorios ocupados de Ceuta, Melilla” y las “Chafarinas” y, por criterios económicos y de colaboración antiterrorista, y también, por las presiones de Argelia, el principal valedor y apoyo internacional del Frente POLISARIO".

Hacia la Alianza de Civilizaciones a través del abandono de nuestros intereses y de la dejación de nuestros principios. ¿Cómo se pueden defender intereses y valores cuando el objetivo es la pazzzzzzz a cualquier precio?

Pero volviendo a la política exterior, ¿qué ha conseguido Ministrini Maritrini estrechando relaciones con los bolivarianos? Para empezar, Venezuela sigue insultándonos, a nuestros políticos, a nuestra prensa y a los españoles, y es que quizás el Gorila Rojo tenga razón para insultar a los españoles aunque los motivos sean otros, no los elegido por el criminal venezolano o su embajador sicario en Madrid.

Y es que cuando se nombra ministr@ a alguien sin capacidad ni preparación que se puede esperar. Dice Oneto, "Trinidad Jiménez que, a pesar de su experiencia como antigua secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE y como ex secretaria de Estado de Cooperación, no parece que, ni por formación, ni por experiencia exterior, esté preparada para desenvolverse en un mundo donde los idiomas, el conocimiento de los líderes internacionales, la agenda personal y el prestigio en la materia, juegan un papel fundamental".

Parece que a algunos de los plumillas pesebreros como Oneto se les empieza a poner la cara colorada por vergüenza torera y de vez en cuando recuerdan la "realidad" real española. Otros son incorregibles, como el modelo del periodismo arrastrado que es Antonio Casado (Toni Bolaños o Jose María Calleja no le van a la zaga), que en El Confidencial y para poner sordina al revuelo causado por el reconocimiento de Felipe González de que el GAL actuó desde las cloacas del Estado, ataca directamente al ex Presidente Aznar, después de casi 7 años retirado de la política activa.

Volviendo al tema, que nos perdemos por el camino, no está mal la visita de Zapatero a Corea donde en diez minutos ha hablado de decenas de temas con Obama. Un monstruo este Zapatero, porque teniendo en cuenta que no habla inglés ni Obama español ¿cómo les ha dado tiempo a arreglar los problemas del mundo en diez minutos? Suena más bien a que el tema de la conversación, intérprete mediante, ha sido sobre la salud de la familia mónster o sobre la salud de la familia mulata presidencial.

En Corea también nuestra Vicepresidenta económica, esa que no tenía ni idea de economía cuando le encargaron sacar al país de la crisis (por ahora la única receta aplicada ha sido contratar decenas de miles de nuevos funcionarios) afirma que España no es Irlanda. También decían que no era Grecia, hasta que el núcleo duro de la Unión Europea estableció un protectorado sobre la economía española. Después de este anuncio ¿cuánto queda hasta la toma de control exterior de nuestra economía? No mucho, teniendo en cuenta que la deuda nacional está en máximos y que debemos afrontar fuertes pagos a corto plazo.

Según Primo González en República.es:
"Las reformas anunciadas por el Gobierno Zapatero en mayo pasado han sido ejecutadas cpon muy escasa convicción, con mutaciones importantes y con probables recortes en los próximos meses, de forma que hay un cierto convencimiento en los mercados de que España anunció medidas que está lejos de cumplir. Nos hemos perdido en el enredo de las promesas y de las buenas palabras. Ni se ha reformado de verdad el mercado laboral (es más, hay riesgo de contrarreforma), ni hemos recortado el gasto público lo suficiente como para hacer creíbles los objetivos anunciados, ni hemos dado un solo paso en la dirección tendente a domesticar el enorme y multiplicado gasto de las Autonomías, ni hemos mejorado nuestras perspectivas de crecimiento económico, punto este último que nos condena todavía a un largo calvario de varios años, durante los cuales la vulnerabilidad se mantendrá alta".
Y para acabar, Zapatero en Seúl sigue prometiendo la creación de un millón de puestos de trabajo, en diez años claro. Teniendo en cuenta que hemos creado casi tres millones de parados en cuatro años, la solución es un pelín escasa, y la creación de esos puestos vendría de la propia dinámica del mercado de la energía. Probablemente lo que este gobierno acabe haciendo es obstaculizar el desarrollo de esas energías alternativas.

Cada vez me acuerdo más de mi amigo Paco y su creciente repulsa de la política española, leer la prensa diaria me acerca lentamente a la misma posición. Pero si los ciudadanos, los contribuyentes, dejamos todo en manos de políticos profesionales y plumillas pesebreros ¿Quién les exigirá responsabilidades? ¿Dónde estará el contrapeso que evite que los políticos se deslicen hacia una dictadura camuflada? ¿Camino de ella vamos?

Pérez Reverte en su Patente de Corso, esa en la que califica a Moratinos como cruce de Mimosín y abeja Maya, pone el punto sobre las íes en cuanto a nuestra política exterior.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

PÉREZ REVERTE VUELVE A LA CARGA

Arturo Pérez Reverte, lejos de amedrentarse por el vocerío de los socialistas y sus seguidores, arremete otra vez contra el ex Ministro Moratinos en la revista XL Semanal, del que dice que es un “cruce de osito Mimosín y Abeja Maya".

Para aquéllos que le consideran un fascista español por defender determinadas circunstancias y logros históricos, o por atacar sin misericordia a los progres de baba o al peor gobierno de la democracia, les recomiendo la siguiente columna, también en su Patente de Corso en el XL Semanal, titulada "Notario del Horror", donde critica la locura represiva que tuvo lugar en Burgos tras la Guerra Civil, y por extensión en toda España, pero donde también critica la sinrazón de la II República. Los socialistas y sus intelectuales de cabecera siempre nos recuerdan la necesidad de revisar nuestra propia historia como método de aprendizaje y como medio reparador de injusticias sociales. Y es cierto, pero nuestra historia tiene muchos datos que revisar, tiene muchos actos que condenar, tiene muchas actitudes que criticar, hay muchas acciones sobre las que entonar el mea culpa, no sólo sobre la mitad de nuestra historia.

Probablemente lo que no soportan casi ninguno de los que le critican ahora es su independencia y su capacidad para dejar con las vergüenzas al aire a todo aquél que se lo merezca. Y sólo por eso merecería el aplauso de todos los españoles a los que se les llena la boca con las palabras democracia, libertad, tolerancia y respeto.


miércoles, 27 de octubre de 2010

LA FINA PIEL DE LOS SOCIALISTAS - III

Las declaraciones de Pérez-Reverte sobre Moratinos han desatado una cascada de réplicas por parte de las filas socialistas, muy ofendidas por el lenguaje utilizado por el escritor y por los insultos dirigidos al peor Ministro de Asuntos Exteriores de la historia de España.

Ya no es curioso pero sí es llamativa esta actitud indignada de los socialistas. Este pasado fin de semana el Ministro de Fomento José Blanco, el bachiller sin méritos que llegó a ministro y a personaje todopoderoso en el PSOE, insultó al líder de la oposición Mariano Rajoy, insinuando y mofándose de una supuesta homosexualidad de este hombre casado y con hijos. Sólo cuando alguna emisora de radio empezó a criticar con dureza a Blanco, acudió éste a aclarar sus declaraciones, pero mucho nos tememos que no convenció a casi nadie. Hay muchos que no necesitan convencimiento cuando hablan los oráculos socialistas.

No deja de llamar la atención también la escasa repercusión de estas declaraciones en la prensa digital, especialmente cuando se compara con la gran repercusión de la noticia sobre Reverte. Pero ya se sabe, cuando se reparten carnés de demócrata también se reparte el derecho a insultar con impunidad, y a ser insultado sin defensa.

martes, 26 de octubre de 2010

PEREZ REVERTE, EL IRREVERENTE.

Arturo Pérez Reverte es un escritor que se ha hecho famoso internacionalmente, y millonario, por las ventas de sus libros y sus adapataciones al cine, y no debe nada a este Gobierno socialista, a diferencia de la mayoría de los "intelectuales españoles", por lo que se siente legitimado para declarar lo que le venga en gana sobre el gobierno de zapatero, sobre cualquiera de sus miembros, o sobre la estúpida deriva política y social que está tomando el país desde el 14-M de 2004.

Informan los medios de comunicación de que Pérez-Reverte revolucionó Twitter tras llamar a Moratinos un "perfecto mierda". Dijo PR, "Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos."

Como no podía ser menos, los amantes de lo políticamente correcto, lo de la corrección sólo es aplicable cuando se trata de defender a los propios, comenzaron a subir reproches a la red, la mayoría acusándole de machista, una interpretación que el escritor prefirió aclarar el mismo sábado. "Veo que hay gente a la que es preciso explicar las cosas. Creía que no era necesario, a estas alturas, pero vale", dijo. "Vamos a explicárselo a los que no saben leer sino con orejeras y ven machistas bajo cada tecla. No se es menos hombre por llorar. Nadie habla de eso", aseguró. "Se es un mierda cuando uno demuestra públicamente que no sabe irse. De ministro o de lo que sea. Moratinos adornó su retirada con un lagrimeo inapropiado. A la política y a los ministerios se va llorado de casa. Luego Moratinos, gimoteando en público, se fue como un perfecto mierda".

Sus columnas PATENTE DE CORSO en el suplemento de fin de semana XL Semanal suelen ser una buena y satírica denuncia de la corrección política y la estupidez hispana tan presente en nuestra clase política y entre los calificados asimismo como progres, aunque tampoco los conservadores se escapan de sus puyas.

Hablando de la estupidez nacional, le recomiendo ésta: Las 17 Navas de Tolosa.

Ah, lo olvidaba, estoy completamente de acuerdo con la opinión de Pérez Reverte en lo que a Moratinos se refiere, pero yo no me circunscribo sólo a la salida de su Ministerio, sino a toda su labor al frente del mismo.