domingo, 7 de febrero de 2016

SEÑALIZACIÓN IDEOLÓGICA, RADICALIZACIÓN, ESTIGMATIZACIÓN


La gestualidad política de Podemos está impregnada de espíritu de purga revanchista, de ruptura, de cainismo ideológico.

Hasta ahora se trata sólo de detalles más o menos simbólicos, de rasgos de relevancia menor, pero la acumulación insistente de anécdotas acaba por articular un discurso categórico. Y el que emana de la gestualidad política de los dirigentes de Podemos conduce siempre a la misma intención agitadora radical, al mismo espíritu revanchista, a una idéntica expresión de odio sectario. Las escasas actuaciones de los ayuntamientos populistas –superficiales porque en materia de gobernación real carecen por el momento de solvencia para tomar decisiones trascendentes, y visto lo visto casi es mejor– están impregnadas de una voluntad rencorosa, vindicativa, inspirada por un designio de desquite. Incapaces hasta hoy de abordar una gestión técnica competente, los municipios podemitas han decidido hacer notar su acceso al poder mediante una campaña de señalización ideológica. Se trata de modificar aspectos nimios de la vida ciudadana volteando sus significantes para manifestar la llegada de un proyecto de ruptura. Los nombres de las calles, los emblemas institucionales, las cabalgatas de Reyes, el carnaval: toda esa pequeña simbología de la normalidad está siendo subvertida desde una mentalidad adoctrinadora caracterizada por un visceral dogmatismo.

Y siempre con una pulsión cainita que tiene el aire de una purga revolucionaria. El mismo tono que revela la violencia verbal con que estos recientes agentes políticos se expresaban en las redes sociales antes de convertirse en representantes públicos. Una rancia soflama treintañista de quemas de conventos, de chistes antijudíos, de demagogia antiburguesa: una retórica de destrucción del sistema. Todos estos activistas devenidos concejales o diputados, además de compartir a menudo un currículum de escraches, invasiones de propiedad, alborotos callejeros o mamporros a la policía, parecen subyugados por la metáfora de la guillotina como paradigma de la regeneración política.

No es casual: su líder Pablo Iglesias teorizaba un par de años atrás, con su habitual arrogancia dogmática salpicada de inexactitudes históricas, sobre las virtudes regenerativas del Terror jacobino. También sobre el papel de ETA como pionera visionaria de la farsa de la Transición. Qué ha de extrañar, pues, que a la primera ocasión sus catecúmenos retiren una placa en memoria de unos frailes asesinados o contraten un espectáculo –¡¡infantil!!– de títeres en el que se ahorca a un juez, se crucifica a una monja, se viola a un personaje y se exhiben carteles proetarras. Faltaba en el repertorio la decapitación de un rey. Pedagogía del nuevo orden.

Con los dirigentes de esta tropa tan recomendable, sensata y moderada está negociando un Gobierno Pedro Sánchez. Y no es que quiera pactar ahora. Es que desde junio están ahí, manejando presupuesto en las instituciones locales, porque ya han pactado.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 07/02/16

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