Cataluña: ¿de qué lado están el Rey y el Príncipe?
Artur Mas, CiU y la burguesía catalana financiera y empresarial han pasado el Rubicón, han desafiado y dañado a España, en plena crisis económica y social, y no tienen mas salida que perder el envite y rectificar o atenerse a las consecuencias. Si eso no es así, muy pronto vamos a tener el mismo problema en el País Vasco e incluso, con el tiempo, en alguna otra Comunidad autónoma. De manera que son ellos, Mas, CiU y su burguesía económica los que han creado el problema, roto las reglas del juego y la legalidad -porque el desafío se ha lanzado desde una institución del Estado que se llama la Generalitat-, los que han creado el problema y los que han de recibir la respuesta que se merecen y que ellos mismos se han buscado causando, dentro y fuera de España, un daño grande y difícil de reparar. Un daño cuyo alcance aún no hemos adivinado por las consecuencias que puede tener para España en nuestra estabilidad política y financiera, e incluso dentro de la UE. Y sería una temeridad mayor y un riesgo desmesurado el aplazar la respuesta hasta después de las elecciones catalanas porque la ola gigante que entonces se desplegará disfrazada de “legitimidad democrática” en favor de la secesión de Cataluña será imposible de frenar.
Parece sorprendente y preocupante que las instituciones y poderes del Estado aún no se hayan dado cuenta de la situación, y anden jugando con el fuego independentista como si de una fugaz bengala se tratara, algo sin importancia que se arreglará con el tiempo. Como si el tiempo fuera parte del problema y no un peligro añadido porque si algo está claro es que la deriva de CiU, Mas y sus financieros y empresarios ya no tiene marcha atrás. Máxime cuando las elecciones catalanas del 25-N -que ya han destruido al PSC como primera víctima española- de su ataque frontal al Estado se están presentando como un plebiscito nacional.
Y resulta emocionante la “soledad” institucional en la que miles de españoles residentes en Cataluña han salido a las calles de Barcelona a defender el buen nombre de España, algo que el Gobierno de Rajoy debió de hacer al día siguiente de la Diada y que el presidente redujo, un mes mas tarde, a una declaración breve en la que calificó el de desafío de Artur Mas al Estado de “gran disparate”, y eso es todo. Y cuando parecía que, por fin, el gobierno renunciaba al ‘bajo perfil’ con la firme declaración de ministro, José Ignacio Wert a favor de “españolizar”, resulta que el Rey don Juan Carlos pudo haber dicho al presidente Rajoy, al término del desfile de la Fiesta Nacional, que no le ha gustado lo de “españolizar” la enseñanza en Cataluña. Así lo han leído de los labios del monarca los expertos en interpretar imágenes, aunque la Casa Real lo ha desmentido. Y para colmo el Príncipe Felipe decía en la recepción del Palacio Real que “Cataluña no es un problema” (sic), y que hay que rebajar las tensiones. Y esto dice don Felipe el mismo día en el que Artur Mas declara en La Vanguardia que piensa hacer, por las buenas o por las malas, un referéndum que Cataluña para preguntar a sus ciudadanos si quiere tener un Estado independiente en el seno de la UE. Y todo esto del Rey y del Príncipe, en pleno desarrollo de la Fiesta Nacional de lo que va quedando de España.
Si todo esto es así, tenemos que preguntar ¿a qué juega la Casa Real y del lado de quién están el Rey y el Príncipe en esta grave crisis de Cataluña y España? Ahora resulta cuando el Gobierno, por boca de la vicepresidenta Saénz de Santamaría afirma que el desafío e independentismo de CiU y Artur Mas está dañando “la estabilidad política y la financiación de España” llega el Príncipe de Asturias y declara que no existe el problema catalán, mientras el Rey se pone del lado de CiU y el PSOE en contra la frase de “españolizar” la enseñanza. Y todo ello el mismo día en el que el diario ABC publica un documento donde el Gobierno de Artur Mas presume haber “catalanizado” la enseñanza en Cataluña.
Pero ¿quién le ha dicho al Príncipe Felipe que no hay problema en Cataluña?, ¿está ciego o sordo? Tenemos la impresión que son la alta burguesía financiera y empresarial catalana -los cómplices de CiU y Artur Mas- los que han ido al palacio de la Zarzuela (y a la Moncloa) a convencer al poder de Madrid de la estrategia del bajo perfil para quitar importancia de la secesión catalana y vender al Rey y al Príncipe el discurso y argumento falso de que ellos luego lo van a arreglar todo, fomentando “el diálogo” y la rendición de España a los pies de Mas, a base de entregarles un “pacto fiscal”.
Estos financieros y empresarios catalanes son los culpables del gran y temerario desafío de CiU y de Artur Mas, y lo único que buscan en Madrid es ganar tiempo para que no estalle la crisis en todo su esplendor antes de las elecciones catalanas del 25-N. Las que se han convertido en un plebiscito con el que Mas logrará una importante legitimación popular, para situarse al mismo nivel del Estado y para negociar de tú a tú la relación del Estado español con el pretendido Estado catalán. Además, estos ‘traidores’ y cómplices de CiU, grandes empresarios y financieros catalanes, traen ese discurso a Madrid para evitar que los españoles entren en una guerra comercial que arruinarían sus bancos y negocios en el resto del territorio español.
Si de algo está sirviendo esta crisis catalana es para clarificar la situación y saber de qué lado están unos y otros, y buena prueba de ello la tenemos en la autodestrucción del PSC-PSOE, que está llevando a los socialistas a una crisis descomunal en toda España. Su declaración en contra la “españolización” de la enseñanza en Cataluña -en línea con el Rey- puede llevar al PSOE, y no solo al PSC hacia su destrucción o a una necesaria refundación.
En cuanto al Rey y al Príncipe que se anden con cuidado porque los españoles no estamos para mas bromas, ni para guiños o paños calientes con el independentismo catalán y mucho menos aún con la identidad y la unidad nacional. Y si alguien en la Zarzuela está pensando una ‘Comonwealth Ibérica’ se van a equivocar.
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