sábado, 27 de octubre de 2012

¿DÓNDE LLEVA ARTURO MAS A CATALUÑA? FUERA DE LA PERTENENCIA A LA UNIÓN EUROPEA


Si se proclamara un Estado Catalán soberano e independiente, los servicios de asuntos exteriores de la Generalitat buscarían rápidamente su reconocimiento internacional. Presumiblemente, uno de sus primeros objetivos sería dirigirse a Bruselas y reclamar su "pertenencia" automática a la UE. Si se atiende a las declaraciones públicas realizadas hasta ahora, lo harían indicando que hasta ese momento, como territorio perteneciente a España, han conformado parte del territorio de la UE y tienen derechos históricos adquiridos a tal efecto como, por ejemplo, la Ciudadanía europea de sus nacionales, antes españoles y ahora catalanes.

¿Ser o no ser miembro de la UE? Esa es la cuestión que desencadena luego infinitud de consecuencias jurídicas y económicas. El "territorio comunitario" o de la UE es el espacio sobre el que están en vigor un conjunto de derechos y obligaciones que emanan de los Tratados de la UE y de la legislación creada por sus instituciones: la libre circulación de mercancías comunitarias, la libre circulación de personas y trabajadores comunitarios, el libre establecimiento de empresas europeas, la libre prestación de servicios por personas nacionales de un Estado miembro de la UE, etc. Se debe saber que, aunque se hable con frecuencia de "territorio de la UE", esto es una forma de hablar que puede llevar a confusión. Se trata, en realidad, de una expresión para designar la suma de cada uno de los territorios bajo soberanía de los Estados miembros. La UE no ejerce soberanía sobre ningún territorio.

Lo necesario para gozar de todas aquellas libertades antes citadas es ser nacional de un Estado miembro de la UE, o comercializar una mercancía fabricada en el territorio de un Estado miembro de la UE. Porque sólo las mercancías originarias del territorio de un Estado miembro circulan sin trabas por dentro del mercado común europeo. Y lo mismo sucede con la Ciudadanía europea, o la libre circulación de trabajadores. Si se es nacional de un Estado miembro, se dispone del derecho humano fundamental a moverse libremente por todo el "territorio de la UE" para buscar trabajo, estudiar, hacer turismo, o recibir o prestar algún tipo de servicio como, por ejemplo, los sanitarios o turísticos. En caso contrario, es decir, si no se es un territorio integrante de un Estado miembro o no se es un nacional de un Estado miembro de la UE, se erigen barreras severas a todas estas libertades. Las mercancías de un país no miembro de la UE pagan un arancel en frontera (el Arancel Aduanero Común); deben solicitar licencias administrativas de importación para su paso por frontera; pueden ser sometidas a restricciones cuantitativas a la importación, esto es, cuotas o volúmenes máximos de entrada de productos dentro del territorio de la UE; o se las puede obligar a ser almacenadas para cumplir con trámites de control de calidad, seguridad sanitaria, etc. Igualmente, si no se es nacional de un Estado miembro, para entrar, permanecer, residir, estudiar o trabajar en el territorio de la UE se necesita obtener un visado o autorización de entrada y el permiso de residencia correspondiente -de trabajo, de estudios, de turismo, etc.- que se concede ahora de modo muy selectivo.

La pertenencia a la UE asegura también a sus Estados Miembros la participación en el complejo entramado institucional que da vida a esta organización: al Consejo de la UE asisten los ministros de los Estados miembros del ramo sobre los que se va a legislar (agricultura, medio ambiente, economía, etc.); el Parlamento Europeo está integrado por parlamentarios nacionales de cada Estado Miembro que se eligen cada 5 años dentro de cada Estado Miembro; los comisarios de la Comisión Europea, que presentan los proyectos de leyes comunitarias para su aprobación por el Parlamento y el Consejo, son nacionales de los Estados Miembros propuestos por los Estados miembros; también son nacionales de los Estados Miembros, propuestos por los Estados de la Unión, los jueces del Tribunal de Justicia de la UE; y el Banco Central Europeo es gobernado por un órgano en el que están representados los gobernadores de los respectivos Bancos centrales de cada Estado Miembro. Por consiguiente, ser o no ser miembro de la UE no es una cuestión superflua.

En Derecho internacional público, la cuestión de los efectos de una secesión con respecto a la pertenencia a las organizaciones internacionales a las que pertenece el Estado matriz es un tema que tiene una voluminosa práctica internacional. No está regulada en ningún tratado internacional específico, puesto que la Convención de Viena sobre sucesión de Estados en materia de Tratados (1978), además de no estar en vigor para España, indica que esta cuestión se rige por las reglas propias de cada organización relativas a la pertenencia a las mismas. ¿Cuál ha sido la práctica uniforme y constante hasta el momento en todas las organizaciones internacionales universales o regionales al respecto? La pertenencia del nuevo Estado a las organizaciones internacionales de las que era miembro el Estado matriz se rige por las normas específicas de cada organización internacional con respecto a la adquisición de la calidad de miembro, esto es, se rige por las reglas de adhesión. En todos los casos de secesión o separación, tanto la llamada secesión colonial, como los fenómenos de secesión no ligados a la descolonización, el nuevo Estado ha debido satisfacer las condiciones y procesos de adhesión a las organizaciones internacionales fijadas por sus tratados constitutivos respectivos. En cambio, el Estado matriz o predecesor ha continuado como miembro de la organización pese a la disminución de su territorio soberano. Así ha venido sucediendo desde la secesión de Paquistán con respecto a la India en 1947. 

La India Británica era miembro originario de la ONU (1945). Tras la independencia de Pakistán con respecto a la India Británica, la India continuó como miembro de la ONU mientras que Pakistán tuvo que solicitar la adhesión y satisfacer el proceso fijado para ello en la Carta de la ONU. La Sexta Comisión de la ONU emitió un dictamen al respecto que no dejaba lugar a dudas: como regla general el Estado miembro de la ONU no deja de serlo porque cambie su constitución o sus fronteras, mientras que el nuevo Estado emergente debe volverlo a solicitar y ser admitido oficialmente como miembro según el procedimiento fijado por la organización. Y así aconteció, en adelante: en el caso de la secesión de Singapur (1965) con respecto a Malasia, el nuevo Estado solicitó la adhesión y el matriz continuó como miembro; la secesión de Bangladesh (1973) de Paquistán, tuvo el mismo resultado; se volvió a producir en la secesión de Eritrea (1993) con respecto a Etiopía; y en el más reciente de la independencia de Sudán del Sur (2011) con respecto a Sudán. No ha habido excepciones a esta regla, si bien es cierto que hay organizaciones internacionales técnicas, administrativas o financieras que permiten la adhesión de nuevos miembros de modo casi automático: a veces basta con notificar la voluntad de nueva adhesión en debida forma. Pero incluso en estos casos, por ejemplo, en la OIT, la UNESCO o la OMS, esta forma semiautomática de ser miembro de estas organizaciones se deriva de haber obtenido primero la categoría de miembro de la ONU, que no es automática. En definitiva, son las reglas fijadas por cada organización internacional para la adhesión de nuevos miembros las que determinan cómo accede un nuevo Estado, fruto de una secesión, a ser miembro de cada organización internacional de la que es miembro el Estado predecesor o matriz.

En el caso de la UE, la organización internacional más importante de Europa, las reglas aplicables para entrar a formar parte de la UE se encuentran en el art. 49 del Tratado de la Unión Europea (TUE), que luego se explica con más detalle. ¿No se aplicará esta disposición en el caso de secesión de Cataluña o de cualquier otro territorio perteneciente a un Estado miembro con respecto a la pertenencia a la UE? Tenemos ya un caso de referencia y dos pronunciamientos oficiales de la Comisión, también referida en el lenguaje de la UE como la “guardiana de los Tratados”. Confirman la práctica internacional general en esta materia.

El territorio de Argelia formaba parte integrante del territorio soberano de Francia -como lo son hoy en día Ceuta y Melilla con respecto a España-. Cuando Francia, junto con los otros miembros originarios de la UE, crean la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA, 1952), sus reglas se aplicaban íntegramente a Argelia como parte del territorio soberano de Francia. Tras una cruenta guerra, Argelia alcanzó en 1962 su independencia e inmediatamente dejó de ser parte del territorio comunitario, sin pasar a ser automáticamente nuevo miembro de la CECA. Francia, obviamente, a pesar de la importancia del territorio y la población perdida, continuó siendo miembro de la Comunidad. Más práctica. Más actual.

El 12 de febrero de 2004 la parlamentaria europea Eluned Morgan, originaria del País de Gales, realizó las siguientes preguntas para ser respondidas oficialmente por la Comisión en sede del Parlamento Europeo: "¿Puede la Comisión confirmar que si un Estado miembro se dividiera, por haber alcanzado una región la independencia democráticamente, sería de aplicación el precedente sentado por Argelia?(...) ¿Puede la Comisión confirmar si una nueva región independiente debería abandonar la UE y presentar a continuación su candidatura con vistas a la reintegración? Una candidatura de este tipo, ¿implicaría una renegociación de los tratados en una Conferencia Intergubernamental y el acuerdo unánime de los 25 Estados miembros?" La respuesta institucional a la pregunta escrita la dio el anterior Presidente de la Comisión Europea, el Sr. Romano Prodi, el 1 de marzo de 2004: "La Comunidad Europea y la Unión Europea se constituyeron mediante los tratados pertinentes entre los Estados miembros. Estos tratados se aplican a los Estados miembros (artículo 299 del Tratado CE). Cuando una parte del territorio de un Estado miembro deja de formar parte de ese Estado, por ejemplo porque se convierte en un Estado independiente, los tratados dejarán de aplicarse a este Estado

En otras palabras, una nueva región independiente, por el hecho de su independencia, se convertirá en un tercer Estado en relación a la Unión y, desde el día de su independencia, los tratados ya no serán de aplicación en su territorio. Según el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea, cualquier Estado europeo que respete los principios establecidos en el apartado 1 del artículo 6 del Tratado de la Unión Europea podrá solicitar el ingreso como miembro de la Unión. Una solicitud de este tipo requiere, si es aceptada por el Consejo por unanimidad, la negociación de un acuerdo entre el Estado solicitante y los Estados miembros sobre las condiciones de admisión y las adaptaciones que esta admisión supone de los tratados. El acuerdo está sujeto a la ratificación por parte de todos los Estados miembros y del Estado solicitante."

En añadido, muy recientemente el caso de Cataluña ha generado doctrina oficial dentro de la Comisión. El 1 de abril de 2012 el partido catalán "Reagrupament" registró una Iniciativa Ciudadana Europea bajo el título "Fortalecimiento de la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre la soberanía colectiva" firmada por el Sr. Joan Carretero Grau. Allí se solicitaba a la Comisión Europea que iniciara la tramitación de una ley de la UE que afirmara que, en el caso de que Cataluña -u otros territorios similares- se declarara independiente, el nuevo Estado resultante pasaría automáticamente a ser miembro de la UE y que sus nacionales continuarían siendo Ciudadanos de la UE. La petición aludía a la idea, ajena al Derecho internacional y al Derecho de la UE, de una posible "ampliación interna" de la UE que no pasase por el procedimiento fijado en el art. 49 del TUE para la adhesión de nuevos Estados a la UE. Analizada la solicitud y toda su argumentación jurídica, el 30 de mayo de 2012 la Comisión Europea rechazó de plano el registro de la iniciativa -documento C (2012) 3689 final, firmado por la Secretaria General de la Comisión Europea, Catherine Day- al considerarla "manifiestamente" fuera del ámbito competencias de la Unión. Estos son los fundamentos del rechazo: "Su iniciativa ciudadana propuesta tiene por objetivo garantizar que los ciudadanos de un nuevo Estado resultante de la secesión de una parte de un Estado miembro de la UE sigan siendo ciudadanos de la Unión. De acuerdo con el artículo 20 del Tratado de Funcionamiento de la UE, sólo las personas que tengan nacionalidad de un Estado Miembro son ciudadanos de la UE. La ciudadanía de la UE es complementaria, pero no sustitutiva, de la ciudadanía nacional". En la misma respuesta se indica que "no existe base jurídica alguna" en los Tratados de la UE que permita que la legislación de la UE aborde las consecuencias de una secesión de un una parte de un Estado miembro al margen del Derecho internacional general.

Ésta es pues la posición de la UE en estas cuestiones. Un nuevo Estado fruto de la secesión de una parte del territorio de un Estado miembro quedaría fuera de la UE y debería presentar de nuevo su candidatura y superar las condiciones y el procedimiento de adhesión. Esta consecuencia jurídica primaria desencadenaría otras. Sólo podrían beneficiarse de los derechos vinculados a la Ciudadanía europea los catalanes que optaran por la nacionalidad de un Estado miembro -la española si así lo permitiera España y en las condiciones que ésta fijara-. Si vivieran dentro de la UE, y no lograran la nacionalidad española u otra nacionalidad de un miembro de la UE, decaerían inmediatamente sus derechos a circular, permanecer, residir o trabajar como ciudadano comunitario, en cualquier país de la UE, pasando a ser considerados como extranjeros. Obviamente, en un primer momento y también hasta lograr la adhesión, los productos manufacturados en Cataluña tampoco serían productos originarios de un Estado miembro, factor que impediría su libre circulación por el mercado europeo. Serían tratados inicialmente como cualquier bien procedente de un Estado no miembro de la UE: aplicación de aranceles y de restricciones cuantitativas a la importación al espacio comunitario. También desaparecerían de modo inmediato cualquiera de los fondos o subsidios europeos que guardaran relación con ser un territorio, empresa, sindicato, fundación, etc. nacional de un Estado miembro

¿Para recuperar estos derechos, cuánto tardaría en ingresar en la UE una Cataluña independiente ? Depende de elementos objetivos y subjetivos. Cataluña debería seguir el procedimiento y cumplir las condiciones fijadas en el art. 49 del TUE. Primero, solicitar la adhesión. Entonces, los 27 miembros de la UE, incluida España, tendrían que autorizar a la Comisión Europea que iniciara la negociación de la adhesión. Cataluña entonces debería demostrar que cumple los requisitos económicos, jurídicos y políticos para ser miembro de la UE, y la Comisión, verificar la satisfacción de estas condiciones. 

En lo jurídico-político, las condiciones son ser un Estado democrático y de Derecho, capaz de garantizar los derechos humanos fundamentales, con especial atención a la protección de los derechos de las minorías presentes en su territorio (por relación a la minoría nacional catalano-española, o al pueblo aranés); y disponer de estructuras administrativas y judiciales que le permitieran cumplir con el Derecho de la UE -el actual sistema judicial es español, por ejemplo, y habría que crear uno propio-. 

En lo económico, Cataluña debería satisfacer durante un tiempo razonable los criterios económicos de convergencia que se aplican a los candidatos a la adhesión: a) una tasa de inflación que no puede ser mayor a un 1.5% respecto a la media de los tres estados de la Eurozona con menor inflación (excluyendo aquellos que sufran deflación) durante el año precedente al examen de la situación del país que quiere ser admitido; b) el déficit presupuestario de su administración pública no podría representar una cantidad mayor que el 3% del PIB al final del año precedente; c) la Deuda pública no podría representar una cantidad mayor que el 60% del PIB; d) y, luego, otros factores analizables serían el tipo de cambio y su estabilidad con respecto al euro, así como el tipo de interés de la moneda a largo plazo, siempre y cuando Cataluña creara su propia moneda. Y aún así, no bastaría.

El proceso de adhesión se cierra con un momento político culminante que crea siempre incertidumbre sobre el resultado final. No basta con querer ser miembro de la UE. Ni con que la Comisión certifique que se cumplen los criterios objetivos de admisión. Luego, la totalidad de miembros de la UE deben aceptar individualmente que el candidato forme parte de la Unión. La adhesión final queda sometida siempre a la ratificación de todos y cada uno de los 27 Estados miembros de la UE, satisfechos los respectivos procedimientos constitucionales de cada Estado. En estas cuestiones, las decisiones de cada Estado miembro se toman siempre guiadas por el interés nacional del momento y, por consiguiente, son hoy por hoy inexcrutables. Francia, por ejemplo, fue el Estado que más quiso retrasar la adhesión de España a la UE y la plenitud posterior de la aplicación del mercado interior, temerosa de la competencia de los productos agrícolas españoles para su propio sector agrícola.

¿Qué pasaría con España? Francia, con la secesión de Argelia, no dejó de ser miembro de la CECA. Y están todos los precedentes del plano universal anteriormente citados. La disminución del territorio soberano de un Estado, a no ser que se tratara de cambios objetivamente muy relevantes -pérdida de más de la mitad del territorio o de la población, o la descomposición total de un modelo federal, como en el caso de Yugoslavia-, harían que su identidad básica como Estado continuara, y por consiguiente, también su pertenencia a la UE. En la Conferencia de Helsinki de la International Law Association de 1996 se reafirmó esta idea general, muy respaldada por la práctica internacional, según la cual el derecho internacional hace primar la presunción de la continuidad de las obligaciones del Estado matriz. De hecho, el mantenimiento del status quo de España es lo único que aseguraría el propio funcionamiento político de la UE. De lo contrario, no podrían aplicarse las mayorías establecidas en los Tratados para aprobar actos legislativos en el Consejo de la UE, o en el Parlamento Europeo. 

Por supuesto, la economía española también sufriría. Quizá tendría que salirse temporalmente del "Euro" hasta reajustar sus variables económicas básicas (deuda y déficit). En este punto no se debe confundir salir del “euro” con salir de la UE. Esta moneda común entró en vigor, sustituyendo a las nacionales, en el 2002. Gran Bretaña y Dinamarca son miembros antiguos de la UE pero aún conservan su propia moneda que fluctúa de forma ordenada con respecto al Euro. La continuidad de su pertenencia a la UE –mercados abiertos, fondos europeos, créditos del BCE- la dejaría aparentemente en mejores condiciones iniciales para la recuperación de su economía. Recordemos además, que la UE no permite la expulsión de sus Estados miembros del seno de la UE. Sólo contiene un procedimiento para que éstos, si lo desean, salgan de la Unión. 

En conclusión, el Estado independiente de Cataluña sería un Estado europeo, como lo es Albania, Kosovo, Serbia, Moldavia, Montenegro, Noruega o Rusia, dado que esta condición geográfica no puede ser sometida a negociación, pacto o referendo. Pero Cataluña no sería inicialmente un Estado Miembro de la UE. Sería posible su entrada posterior, aunque para ello debería sortear el proceso fijado en el Tratado de la Unión Europea. Sólo por ese hecho, las relaciones económicas más básicas de este nuevo Estado independiente quedarían alteradas tras el alzamiento de fronteras comerciales, administrativas y sociales. Los estudios sobre el futuro económico de un Estado catalán independiente deberían partir de este escenario jurídico. España, por el contrario, permanecería en la UE.


Dr. Víctor M. Sánchez, Profesor Agregado de Derecho Internacional Público de la Universitat Oberta de Catalunya. Director del Máster Universitario en Derechos Humanos, Democracia y Globalización

LA HIPOCRESÍA DE LA IZQUIERDA ESPAÑOLA


La progresía habría tratado mejor a Amancio Ortega si en vez de donar 20 millones de euros de su propio bosillo a Cáritas hubiese atracado un Mercadona.

En vez de arrimarle a Cáritas veinte millones de pavos que se le han caído de los bolsillos, Amancio Ortega tenía que haber atracado un Mercadona y entregado el botín a cualquier ONG bolivariana de ésas que financian proyectos en la Venezuela de Chávez o a alguna fundación feminista de las que subvenciona la Junta de Andalucía para hacer estudios sobre la igualdad de género en el Chad. Entonces lo aplaudirían como benefactor de la Humanidad los progres que se han indignado con su macrodonativo y lo acusan poco menos que de blanquear beneficios como un chino de Fuenlabrada. Los mismos progres que se hartan de aplaudir a ciertos actores pancarteros que pagan sus impuestos en Estados Unidos mientras en España piden que nos los suban a los demás para que Cultura les pueda seguir subvencionando películas. Y los mismos que se ponen encantados los trapitos de Zara sin remordimiento por el presunto dumping social que permite sus precios baratos. De eso sólo se acuerdan cuando el dueño afloja la manteca para una causa filantrópica; hay que desenmascarar al demagogo capitalista que se atreve a arrebatarle a la izquierda redentora la bandera de la solidaridad con los pobres.

En España es tan sospechoso el dinero que el único modo que tiene un rico de hacerse perdonar el éxito es arruinarse. Cerrar sus fábricas y sus tiendas y mandar al paro a unos cuantos miles de criaturas; entonces tampoco es que vaya a obtener una benevolencia excesiva pero al menos la gente contemplará su quiebra como una suerte de ejercicio de justicia poética. Aquí es más fácil que un camello atraviese el ojo de una aguja antes que un empresario pase por tipo respetable; el único hueco por el que queremos ver pasar a un millonario es el umbral de la cárcel.

Para que la progresía lo absolviese de su pecado de industriosidad, Ortega tendría que protagonizar un descomunal descalabro. Este hombre es reo de un crimen social imprescriptible: se ha convertido en el primer empresario de España, un país en cuyas escuelas se enseña a desconfiar de las bases morales del capitalismo. La mayoría de nuestros conciudadanos piensa, sin haber leído a Dostoievky, que detrás de cada fortuna hay un delito y que el dinero sólo se puede tener por haberlo heredado o robado; y si se trata de una herencia lo robaron los padres o los abuelos. En vez de un ejemplo de progreso y pujanza, creador de empleo y beneficios sociales, cierta izquierda rancia y altermundista ve en él a un explotador de tintes negreros y le ha levantado una leyenda de esclavista de algodonal con ínfulas plutocráticas. Y encima al tío hipócrita se le ocurre donar a la beneficencia una calderilla que a saber cómo habrá ganado. Pronto iba a colar semejante impostura entre nuestra vigilante guardia ideológica; ni aunque se metiera a monje budista podría escapar de la sospecha de estar lavando su mala conciencia.

IGNACIO CAMACHO en ABC el 27.10.12

viernes, 26 de octubre de 2012

BLAS DE LEZO, OTRO HÉROE ESPAÑOL OLVIDADO


Valiente, honorable, buen estratega… muchos son los adjetivos que se pueden aplicar a grandes héroes como el almirante Nelson, cuyo nombre aún resuena en Gran Bretaña. Sin embargo, también son características de las que pudo presumir Blas de Lezo, un oficial tuerto, cojo y manco de la marina española que consiguió resistir el ataque de 195 navíos ingleses con apenas 6 barcos durante el Siglo XVIII.

Esta historia, digna de salir en cualquier película de la conocida saga «Piratas del Caribe», es una de las muchas en las que se ha demostrado la capacidad estratégica de la marina española de la época. Sin embargo, se suma a las docenas de hazañas que han caído en el olvido.

Cojo, manco, y tuerto
Blas de Lezo nació en Pasajes, Guipúzcoa, el 3 de febrero de 1687, aunque aún existe controversia sobre el lugar y el año en que vino al mundo. «Las fuentes son confusas y señalan otro lugar posible de nacimiento y otra fecha dos años posterior, pero en lo que no hay duda es que es un marinero vasco que se convirtió en uno de los más grandes estrategas de la Armada española en toda su historia» determina Jesús María Ruiz Vidondo, doctor en historia militar, colaborador del GEES (Grupo de Estudios Estratégicos) y profesor del instituto de educación secundaria Elortzibar.

Su carrera militar empezó en 1704, siendo todavía un adolescente. En aquellos años, en España se sucedía una guerra entre la dinastía de los Austrias y Borbones por conseguir la corona tras la muerte del rey Carlos II, sin descendencia. «Blas de Lezo había estudiado en Francia cuando esta era aliada de España en la Guerra de Sucesión. Tenía 17 años cuando se enroló de guardiamarina al servicio de la escuadra francesa al mando del conde de Toulouse», destaca el historiador.

Ese mismo año se quedaría cojo. «La pierna la perdió en la batalla de Vélez-Málaga, la más importante de la Guerra de Sucesión, en la que se enfrentaron las escuadras anglo-holandesa y la franco-española» afirma Vidondo. «Fue una dura batalla en la que una bala de cañón se llevó la pierna izquierda de Blas de Lezo, pero él continuó en su puesto de combate. Después se le tuvo que amputar, sin anestesia, el miembro por debajo de la rodilla. Cuentan las crónicas que el muchacho no profirió un lamento durante la operación», cuenta Vidondo.

Aunque el combate finalizó sin un vencedor claro, el marino comenzó a ser conocido por su heroicidad. «Blas de Lezo fue elogiado por el gran almirante francés por su intrepidez y serenidad y por su comportamiento se le ascendió a alférez de navío», explica el experto en historia militar.

El ojo lo perdió dos años más tarde, en la misma guerra, en la fortaleza de Santa Catalina de Tolón mientras luchaba contra las tropas del príncipe Eugenio de Saboya. «En esta acción y tras el impacto de un cañonazo en la fortificación, una esquirla se le alojó en su ojo izquierdo, que explotó en el acto. Perdió así para siempre la vista del mismo, pero quiso continuar en el servicio y no abandonarlo» determina Vidondo. Sin duda la suerte no estaba de su lado, pero Lezo siguió adelante.

Finalmente, cuando tenía 26 años, el destino volvió a ser esquivo con este marino. «La Guerra de Sucesión había prácticamente finalizado en julio de 1713 con la firma de la paz con Gran Bretaña, pero Cataluña seguía en armas por los partidarios de la casa de Austria. El marino participó en varios combates y bombardeos a la plaza de Barcelona. En uno de ellos, el 11 de septiembre de 1714, se acercó demasiado a las defensas enemigas y recibió un balazo de mosquete en el antebrazo derecho que le rompió varios tendones y le dejó manco para toda su vida», determina el experto. Así, y tras quedarse cojo, tuerto y sin mano, Blas de Lezo pasó a ser conocido como el «Almirante Patapalo» o el «Mediohombre». Su leyenda había comenzado.

Hazañas iniciales
Una vez finalizada la Guerra de Sucesión, Lezo se destacó por su servicio a España. Una de sus misiones más destacadas fue la que realizó en 1720 a bordo del galeón «Lanfranco». «Se le integró en una escuadra hispano-francesa al mando de Bartolomé de Urdazi con el cometido de acabar con los corsarios y piratas de los llamados Mares del Sur (Perú)», sentencia el historiador.

«Sus primeras operaciones fueron contra el corsario inglés John Clipperton. Éste logró evitarles y huir hacia Asia, donde fue capturado y ejecutado», finaliza el doctor en historia militar. Por esta y otras hazañas, el rey ascendió al «Almirante Patapalo» a teniente general en 1734. Sin embargo, su misión más difícil llegó cuando fue enviado a Cartagena de Indias (Colombia) como comandante general.

El mayor desafío de Blas de Lezo se sucedió sin duda en Colombia, donde tuvo que defender Cartagena de Indias (el centro del comercio americano y donde confluían las riquezas de las colonias españolas) de los ingleses, ansiosos de conquistar el territorio. En este caso, los británicos aprovecharon una afrenta a su imperio para intentar tomar la ciudad.

El pretexto fue el asalto a un buque británico. «En este contexto se produjo en 1738 la comparecencia de Robert Jenkins ante la Cámara de los Comunes, un contrabandista británico cuyo barco, el Rebecca, había sido apresado en abril de 1731 por un guarda costas español, que le confiscó su carga. La oposición parlamentaria y posteriormente la opinión pública sancionaron los incidentes como una ofensa al honor nacional», determina Vidondo. La excusa perfecta había llegado y se declaró la guerra a España.

Los preparativos se iniciaron, y los ingleses no escatimaron en gastos. «Para vengar la oreja de Jenkins Inglaterra armó toda una formidable flota jamás vista en la historia (a excepción de la utilizada en el desembarco de Normandía), al mando del Almirante inglés Edward Vernon. La armada estaba formada por 195 navíos, 3.000 cañones y unos 25.000 ingleses apoyados por 4.000 milicianos más de los EEUU, mandados éstos por Lawrence, hermanastro del Presidente Washington», afirma el experto en historia militar.

Por el contrario, Blas de Lezo no disponía de un gran número de soldados ni barcos para defender la ciudad. «Las defensas de Cartagena no pasaban de 3.000 hombres, 600 indios flecheros, más la marinería y tropa de infantería de marina de los seis navíos de guerra de los que disponía la ciudad: el Galicia (que era la nave Capitana), el San Felipe, el San Carlos, el África, el Dragón y el Conquistador. La proporción entre los españoles y los ingleses era de 1 español por cada 10 ingleses», explica Vidondo.

Pero, lo que tenía a su favor el «Almirante Patapalo» era un terreno que podía ser utilizado por un gran estratega como él. Y es que la entrada por mar a Cartagena de Indias sólo se podía llevar a cabo mediante dos estrechos accesos, conocidos como «bocachica» y «bocagrande». El primero, estaba defendido por dos fuertes (el de San Luis y el de San José) y el segundo por cuatro fuertes y un castillo (el de San Sebastián, el de Santa Cruz, el del Manzanillo, el de Santiago -el más alejado- y el castillo de San Felipe).

Lezo se preparó para la defensa, situó varios de sus buques en las dos entradas a las bahías y dio órdenes de que, en el caso de que se vieran superados, fueran hundidos para que no fueran apresados y para que sus restos impidieran la entrada de los navíos ingleses hasta Cartagena de Indias. La guerra había comenzado y el «Mediohombre» se preparó para la defensa.

Comienza la batalla
«El 13 de marzo de 1741 apareció la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía. Para el día 15 toda la armada enemiga se había desplegado en plan de cerco. Al comienzo se notó la superioridad británica y fáciles acciones les permitieron adueñarse de los alrededores de la ciudad fortificada», afirma Vidondo.

«La batalla comenzó en el mar. Tras comprobar que no podían acceder a la bahía, los ingleses comenzaron un bombardeo incesante contra los fuertes del puerto. Blas de Lezo apoyaba a los defensores con la artillería de sus navíos, que había colocado lo suficientemente cerca. Usaba bolas encadenadas, entre otras artimañas, para inutilizar los barcos ingleses», narra el historiador.

Tras acabar con varias baterías de cañones, Vernon se dispuso a desembarcar algunos de sus hombres, que lograron tomar posiciones en tierra. «Luego, el inglés se dispuso a cañonear la fortaleza de San Luis de Bocachica día y noche durante dieciséis días, el promedio de fuego era de 62 grandes disparos por cada hora», determina el experto en historia militar. El bombardeo fue masivo y los españoles tuvieron que abandonar en los días sucesivos los fuertes de San José y Santa Cruz.
El ímpetu del ataque obligó al español a tomar una decisión dura: «Lezo incendió sus buques para obstruir el canal navegable de Bocachica, aunque el Galicia no prendió fuego a tiempo. Sin embargo, logró retrasar el avance inglés de forma considerable. Blas de Lezo decidió dar la orden de replegarse ante la superioridad ofensiva y la cantidad de bajas españolas», afirma Vidondo.

A su vez, en Bocagrande se siguió la misma táctica y se hundieron los dos únicos navíos que quedaban (el Dragón y el Conquistador) para dificultar la entrada del enemigo. «El sacrificio resultó en vano, pues los ingleses remolcaron el casco de uno de ellos antes de que se hundiera para restablecer el paso y desembarcaron», sentencia el experto. Las posiciones habían sido perdidas y los españoles se defendían en el fuerte de San Sebastián y Manzanillo. Además, como último baluarte, se encontraba el castillo de San Felipe.

Vernon se cree vencedor
Los ingleses habían conseguido acabar con varias fortalezas y asentarse en las bahías de Cartagena de Indias tras pasar los obstáculos puestos por los españoles. Sin duda, sentían la victoria cerca. «Vernon entró entonces triunfante en la bahía con su buque Almirante con las banderas desplegadas dando la batalla por ganada», narra el historiador.

Vernon envió en ese momento una corbeta a Inglaterra con un mensaje en el que anunciaba su gran victoria sobre los españoles. La noticia fue recibida con grandes festejos entre la población y, debido al júbilo, se mandó acuñar una moneda conmemorativa para recordar la gran victoria. En ella, se podía leer «El orgullo español humillado por Vernon» y. además, se apreciaba un grabado de Blas de Lezo arrodillado frente al inglés.

La victoria del «Mediohombre»
Vernon estaba decidido, la hora de la victoria había llegado. Por ello, quiso darle el broche final tomando el símbolo de la resistencia española: el castillo de San Felipe, donde resistían únicamente seis centenares de soldados, según cuenta el historiador. Sin embargo, el asalto desde el frente era un suicidio, por lo que el inglés se decidió a dar la vuelta a la fortaleza y asaltar por la espalda a los españoles. «Para ello atravesaron la selva, lo que provocó la muerte por enfermedad de cientos de soldados, pero al fin llegaron y Vernon ordenó el ataque», sentencia Vidondo.

Según narra el doctor en historia, el primer asalto inglés se hizo contra una entrada de la fortaleza y se saldó con la muerte de aproximadamente 1.500 soldados a manos de los 600 españoles que consiguieron resistir y defender su posición a pesar de la inferioridad numérica. Tras este ataque inicial, Vernon se desesperó ante la posibilidad de perder una batalla que parecía hasta hace pocas horas ganada de antemano. Finalmente, y en términos de Vidondo, el oficial ordenó una nueva embestida, aunque esta vez planeó que sus soldados usarían escalas para poder atacar directamente las murallas.

En la noche del 19 de abril los ingleses se organizaron en tres grupos para atacar San Felipe. «En frente de la formación iban los esclavos jamaicanos armados con un machete», explica el doctor en historia. Sin embargo, los asaltantes se llevaron una gran sorpresa: las escalas no eran lo suficientemente largas para alcanzar la parte superior de las murallas. «El ‘Almirante Patapalo’ había ordenado cavar un foso cerca de los muros para aumentar su altura y evitar el asalto», determina Vidondo. Los españoles aprovecharon entonces y acabaron con cientos de ingleses. La batalla acababa de dar un giro inesperado debido al ingenio de un solo hombre, o más bien, «Mediohombre».

Tras la derrota, Vernon maldijo a Lezo mientras huía
El día siguiente, según afirma el historiador, los españoles salieron de la fortaleza dispuestos a aprovechar el duro golpe psicológico que habían sufrido los ingleses. En primera línea corría Lezo, cargando al frente de la formación mientras sujetaba el arma con su único brazo. Finalmente, y tras una cruenta lucha, los menos de 600 defensores lograron que el enemigo se retirara y volviera a sus navíos. Ahora, y de forma definitiva, la victoria pertenecía a los soldados españoles y, por encima de todo, a un solo combatiente: el «Almirante Patapalo».
Después de esa batalla, se sucedieron una serie de intentos por parte de los ingleses de conquistar la plaza fuerte, pero fueron rechazados. «Vernon se retiró a sus barcos y ordenó un bombardeo masivo sobre la ciudad durante casi un mes, pero no sirvió de nada», determina el experto.

Finalmente, Vernon abandonó las aguas de Cartagena de Indias con, según los datos oficiales, unos 5.000 ingleses muertos. Sin embargo, según determina Vidondo, es difícil creer que la cifra sea tan baja, ya que el oficial tuvo que hundir varios navíos en su huída debido a que no tenía suficiente tripulación para manejarlos y no quería que cayesen en manos españolas. «Cada barco parecía un hospital», afirma el historiador.

De hecho, y según cuenta la leyenda, Vernon sentía tanto odio hacia el «Mediohombre» que, mientras se alejaba junto a su flota de vuelta a Inglaterra, gritó a los vientos «God damn you, Lezo!» (¡Que Dios te maldiga, Lezo!). Podía maldecir todo lo que quisiera, pero había sido derrotado.

La mentira del inglés
Además, según determina Vidondo, a Vernon todavía le quedaba un último mal trago: informar en Inglaterra de que la había perdido la batalla. Al llegar a su tierra, sin embargo, parece que no tuvo valor para dar a conocer la noticia públicamente, por lo que fue pasando el tiempo hasta que, finalmente, sus compatriotas descubrieron el engaño. Cuando salió a la luz, la vergüenza fue tan arrolladora para el país que se tomaron medidas más drásticas para acallar la gran derrota: «El rey Jorge II prohibió todo tipo de publicación sobre la batalla», finaliza Vidondo.


lunes, 22 de octubre de 2012

LA COSECHA DEL MIEDO

LA COSECHA DEL MIEDO: Edurne Uriarte en ABC 22.10.12
 
Y no me refiero en este caso al miedo a ETA. Me refiero a otro tipo de miedo como factor principal de explicación del gran resultado de los nacionalistas en el País Vasco y del fracaso del llamado constitucionalismo: el miedo a la reivindicación de la propia identidad, el españolismo. Han triunfado quienes tienen una identidad definida, clara y desacomplejada, han fracasado quienes tienen miedo a su propia identidad y lo llaman constitucionalismo porque no se atreven a decir españolismo. Un viejo problema, ciertamente, pero hasta ahora ocultado por la movilización antiterrorista que dejaba esa carencia en un segundo plano.

Hay otros dos factores en la explicación del gran resultado nacionalista, obviamente. El primero, la habitual prima para la irresponsabilidad autonómica, aquello de que los males vienen de Madrid y los bienes del egoísmo localista, un populismo de «lo nuestro» que ha sido útil al PNV tanto en el Gobierno como en la oposición. El segundo factor, la otra prima también habitual en el País Vasco, la prima a los terroristas, cuando asesinan y cuando dejan de hacerlo, antes por el agradecimiento a su «heroísmo» asesino, ahora a su «generosa» disposición a renunciar a los crímenes.
 
El monumental batacazo del PSE se produce precisamente cuando su conversión al nacionalismo había llegado más lejos que nunca. Hace tan sólo unos días, al increíble extremo de pedir un referéndum de autodeterminación para el País Vasco. Pero, antes, durante todo el mandato de Patxi López, con unas políticas difícilmente distinguibles de las nacionalistas. Y, sobre todo, con un discurso, un mensaje, unos conceptos y una simbología más cercanos al nacionalismo que a cualquier alternativa españolista. Para un desconocedor de los líderes políticos vascos habría sido difícil diferenciar a Patxi López de un lehendakari nacionalista, tal ha sido su preocupación por no parecer excesivamente español, ni siquiera mínimamente español.
 
Por supuesto, nadie le ha agradecido a él, a su partido o a Zapatero, la entusiasta negociación con los terroristas. Como era de esperar, quienes han sacado beneficios electorales de tal negociación han sido los propios terroristas, en este caso, su brazo político reconvertido a la formalidad democrática. Y lo han sacado, no sólo por el agradecimiento tradicional de quienes siempre han apoyado los crímenes, sino también por los nuevos apoyos a una opción ahora tan presentable y legal. Es decir, legitimada democráticamente por la respetabilidad que les han otorgado quienes han negociado con ellos, Patxi López, Zapatero y Rubalcaba, recompensados con el premio de una bofetada electoral de las que hacen época. Y que pasará factura a los dos supervivientes del PSOE zapateril, López y Rubalcaba. El primero ha dinamitado su oportunidad de ser alternativa a Rubalcaba y el segundo tiene los días contados al frente del PSOE, sobre todo cuando suma el desastre gallego a la debacle vasca.
Indecisión en el PP
 
El decepcionante resultado del PP no sólo tiene que ver con los nulos réditos de un apoyo a un líder socialista que más bien pareció nacionalista. También con una búsqueda de supuestos espacios intermedios y con un miedo a la reivindicación de la españolidad que, sin llegar a los extremos del PSE, ha afectado a algunos de sus líderes. Como el alcalde vitoriano, Javier Maroto, que dijo aquello de que en Madrid no sabían entender que él se llevara muy bien con su peluquera de HB. O el líder guipuzcoano Borja Semper que dijo hace unos días que el PP vasco no está ni por vasquizar ni por españolizar a los niños vascos. O, siguiendo el conocido chiste vasco de las setas o el Rolex, «¿A qué estamos, Patxi, a setas o a Rolex?», que algunos líderes populares del País Vasco han dado a entender que no están ni a setas ni a Rolex, es decir, a nada, lo que en política siempre es letal. Y eso a pesar de tener al frente del partido a un líder sólido y desacomplejado como Antonio Basagoiti que no ha podido, sin embargo, neutralizar la percepción de un partido que en ocasiones no parece decidirse ni por las setas ni por el Rolex.
 
A diferencia de los nacionalistas, sean los del PNV o los de Bildu, que están a por setas, como el Patxi del chiste, pero, además, se quedan con el Rolex, con todo el poder. Sobre todo el PNV que, con esta distribución de escaños, podrá gobernar en solitario con apoyos puntuales para cada de sus iniciativas. Dada la improbabilidad de las coaliciones entre los demás, el PNV podrá gobernar en solitario tal como quería. ¿Para pedir la independencia, como Mas? No está tan claro como parece porque el PNV no tiene interés alguno en ser fagocitado por el radicalismo de Bildu. Le ha ido perfectamente con la combinación de ambigüedad y pragmatismo y no tiene razones para cambiar ahora que vuelve al poder. Que pruebe Mas con el precipicio y luego verán si se tiran y con qué tipo de paracaídas lo hacen.



EL ATERRIZAJE DE ETA

EL ATERRIZAJE DE ETA, Ignacio Camacho en ABC 22.10.12
 
El Estado construyó una pista de aterrizaje político para ETA y Bildu-Batasuna se ha posado en ella con un Jumbo

El balance de las elecciones de ayer en el País Vasco y Galicia deja una pésima noticia para España, otra buena para el Gobierno y dos muy malas para el PSOE. Los sondeos acertaron esta vez en líneas generales: el PNV vuelve a un poder que tiende a considerar su patrimonio natural, el liderazgo de Rubalcaba se resiente tras el notable descalabro de los dos Pachis y Mariano Rajoy salva con éxito -y propina- en su tierra el segundo examen parcial de su gestión política, apoyado en un Feijóo al que será inevitable verle cierta cara de sucesor in pectore o al menos de aspirante en la reserva. El aventurerismo populista de Mario Conde se ha desplomado antes de levantarse, mientras el carismático Beiras, el último gran líder galleguista, emergía de sus propias ruinas al frente de una especie de coalición del descontento post 15-M. Pero la jornada electoral contiene otro hecho de irrenunciable relevancia que no por previsto deja de resultar inquietante, y que debe poner sordina en el lógico alivio del presidente al incrementarle su delicada responsabilidad de Estado: el proyecto político de ETA ha adquirido el carácter de una fuerza trascendente en la política vasca.

La potente irrupción de Bildu-Batasuna en el Parlamento de Vitoria confirma la desastrosa deriva de la hoja de ruta que diseñó el zapaterismo para sustituir la derrota del terrorismo por un simple y conformista final de la violencia. El Estado construyó al entorno etarra una pista de aterrizaje institucional y lo que ha terminado aterrizando en ella es un enorme Jumbo cargado hasta los topes de un crecido independentismo radical que compromete la estabilidad de Euskadi. Recibida por adelantado esa formidable contrapartida, ETA sigue sin disolverse y sus continuadores políticos se instalan con comodidad en la vida pública sin considerar necesario condenar los crímenes ni reparar moralmente el sufrimiento causado.

El severo retroceso de los partidos constitucionalistas, PSE y PP, constituye un paradójico castigo a su colaboración para normalizar la vida vasca y sacarla de la excepcionalidad de la amenaza y de la coacción. Un esfuerzo valioso pero lleno de errores que ha acabado con una penalización dolorosa, simbolizada en la escena del voto de Patxi López: el lendakari acosado con arrogante impunidad por un grupo filoetarra. Un retrato del «nuevo tiempo» que espera a la sociedad vasca, cuya escena institucional contiene desde hoy una clara sobrerrepresentación soberanista. Sólo si el PNV entiende que se juega su hegemonía social frente a la crecida batasuna y se atiene a alianzas estabilizadoras en vez de lanzarse a aventuras y juegos de aprendices de brujo, se podrá minimizar ese impacto dramático que otorga a los herederos del terrorismo un relieve propio de una patología social. De una sociedad enferma.


EL MONSTRUO INDEPENDENTISTA ALIMENTADO POR EL PSOE

La mayor amenaza soberanista. Así la definió Mayor Oreja. Y hoy, con los resultados electorales en las manos, resulta imposible negar que ese monstruo ha entrado en nuestra vida.

Por la ineptitud de unos políticos que han jugado a las alianzas con un enemigo, el nacionalismo, que bajo su racista creencia de una superioridad frente al resto de compatriotas, no baraja más opciones que una convivencia parasitaria o la separación. Por el olvido de un proyecto, el de España, que, pese a ser el único que representa la defensa de las libertades, languidece frente a las afrentas separatistas. Y por el miedo a usar las herramientas legales frente a los proetarras y los aspirantes a ello. Por todo ello, hoy, el monstruo se ha sentado en nuestras más altas instituciones con el deseo de expulsar de ellas a quienes creen en la Constitución.

El PNV vuelve al poder. Y es muy posible que eluda el pacto formal con EH Bildu. Pero eso será lo de menos. Porque fue el PNV el primero que alimentó al monstruo desde las escuelas. Y hoy, esa bestia irracional, enseñada a no valorar el deterioro de los derechos y progreso de su pueblo, camina sola, por delante de los partidos, a lomos de miles de jóvenes convencidos de que su paraíso se encuentra en la independencia. Por eso el PNV exigirá esa «Euskadi, nación europea» que ya enarbola Urkullu y que ansía EH-Bildu. Por eso la socialista Mendia ha señalado el referéndum de independencia de Escocia como el ejemplo de cómo «deben hacerse las cosas». Porque ninguno de ellos, culpables de amamantar al monstruo cuando era débil, está dispuesto a reconocer que la maquinaria que diseñaron para arrinconar a los constitucionalistas se les ha ido de las manos y camina hacia un encuentro suicida con EH-Bildu, un partido donde el 45,8% de sus cuadros son antiguos miembros de Batasuna-ETA.

¿Se atreverán nuestras instituciones a parar los pies a un tigre al que no frenaron cuando era cachorro? Resulta difícil creerlo. Pero en caso contrario, será el tigre el que los devore a ellos.

Carlos Cuesta en El Mundo 22.10.12

LA CRISIS DEL PSOE TRAS LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS

Es probable que Rubalcaba quiera prolongar su agonía hasta la caída del PSC en las elecciones catalanas, pero los resultados en Galicia y el País Vasco no dejan lugar a dudas sobre la ruina del partido fundado por Pablo Iglesias y que, salvo en el ensueño estalinista de Largo Caballero y Negrín, Felipe González llevó a cotas de poder inimaginables un siglo antes. Pero no hay mal que cien años dure, o por lo menos siglo y cuarto. El PSOE se ha convertido en el mayor escombro de la inmensa escombrera española. Otra cosa es que, como suele suceder con los cadáveres políticos en nuestro país, se tarde en expedirle el certificado de defunción para darle tierra, no diré cristiana sepultura.

La crisis del PSOE no es, sin embargo, cosa de Rubalcaba, aunque sin duda. Ni de la caricatura demagógica de Zapatero, aunque también. La ruina del PSOE viene de su identificación con el nacionalismo, con toda forma de nación que no sea la española. Y eso, aunque camuflado por el liderazgo mastodóntico de González y disimulado o alegremente asumido gracias a la hipertrofia de nóminas municipales, autonómicas y estatales, tenía que estallar y ha estallado. La creación del PSC por González es el origen de la abdicación del PSOE como partido nacional español y será seguramente la liquidación del PSC la que obligue al PSOE a un proceso que, con ideas y gente capaz, sería de refundación y rectificación, pero que, con lo que hay en Ferraz sólo cabe imaginar como de convulsión y dispersión. Por alcanzar el Poder a toda costa, abrazó el caos. Ahora, el caos identitario, le ha costado el Poder y puede que le cueste el ser.

¿Pero es el PSOE el único partido en España que muere por falta de un proyecto nacional? No. Izquierda Unida es ya un caos antisistema, antiliberal, antidemocrático y antinacional. ¿Y el PP? ¿Es, como dicen sus líderes, el único partido con una idea de España? Tampoco. Mientras en Valencia, Baleares y Galicia no se pueda estudiar en español, el PP no será un partido nacional. Será estatal y gracias. Pero, más tarde o más temprano, seguirá la misma suerte que el PSOE. El inmenso abrevadero de las tres burocracias -local, autonómica y estatal- le permitirá morir tres veces. Pero morirá. Ningún partido sobrevive a su nación.

Federico Jimenez Losantos en El Mundo 22.10.12

domingo, 21 de octubre de 2012

EL PACTO DEL EXPRIMIDOR, LOS NACIONALISTAS DISPUESTOS A SANGRARNOS


Éste es el momento propicio para echar el resto, para intentar poner de rodillas al Estado y sacarle a España hasta los hígados en términos económicos y también políticos. Un momento de mayor incertidumbre, de mayor fragilidad combinada no se había producido en los últimos 70 años. Primero, porque bajo la Dictadura todo atisbo de apuesta independentista habría sido ahogado por la fuerza. Y después, porque durante el tiempo de la Transición política no se habría entendido otra cosa que una apuesta unánime y conjunta por levantar un sistema democrático y por integrar a España en Europa. Pero ahora es distinto, ahora sí creen los nacionalistas que pueden hacer su apuesta final, porque ahora la dimensión de la crisis y la inestabilidad de los acuerdos con Europa ha debilitado dramáticamente la fortaleza moral del país y su esperanza en un futuro mejor.
Por eso los dirigentes de CiU, de siempre más cautos que los del PNV, y que venían manteniendo hasta ahora un tono bajo y pactista, se han lanzado a retar al Gobierno. Lo han hecho en mitad de su legislatura, cuando todos los problemas de su comunidad están abiertos en canal y sin que sus gobernantes hayan presentado perspectivas de solución. Lo han hecho sin justificación y por sorpresa, pero no sin razones.
Lo han hecho cuando han tenido claro que un pulso fuerte y bien sostenido podía darles los réditos con los que siempre han soñado y que culminan con esa «voluntad de ser» de la que sigue hablando Jordi Pujol, una frase vacía de sentido cuando se vive en democracia y libertad, como viven desde hace décadas los españoles.
Y han pactado con los nacionalistas vascos para hacer la pinza que ahora mismo, justo ahora, podría ofrecerles la ocasión de sacarle todo el jugo a esta España empobrecida y que lucha a brazo partido por no perder todavía más, y definitivamente, su prestigio ante el mundo.
Lo único sorprendente de este acuerdo entre Iñigo Urkullu y Artur Mas, cuyo contenido se había mantenido secreto hasta ayer, haya salido a la luz justamente la víspera de las elecciones vascas. La noticia de que PNV y CiU han pactado para apretar juntos y pasar a España por el exprimidor hasta que acabe declarándose -o, vistos los métodos, acabe confesando- que es un Estado plurinacional no va a favorecer electoralmente a Urkullu. Quizá tampoco le perjudique en exceso, pero la noticia ha permitido a la oposición airear en el último día de campaña la realidad de las intenciones del candidato vasco.
Ni él ni Mas quieren la independencia. No les conviene. Lo que quieren es una dependencia independiente, un Estado libre pero asociado, que les permita seguir disfrutando de todas las garantías que ofrece la pertenencia a un Estado internacionalmente reconocido, pero ninguno de los inconvenientes que esa pertenencia lleva aparejados, sobre todo cuando el dinero escasea y los mercados aprietan.
El tiempo que tarden uno u otro en hacer su apuesta final es lo de menos. Artur Mas ha lanzado ahora un órdago verbal porque lo que busca de aquí a un mes es una mayoría absoluta, y con eso ya se arregla de momento. Luego administrará ese mismo órdago y lo traducirá en hechos, o no, según vea que se debilita la posición del Gobierno y la del resto de los españoles. Urkullu, no. Urkullu quiere estabilizar primero su comunidad y, como Mas, ya lanzará su órdago político cuando compruebe cuántas y de qué calibre son las brechas que se han abierto en los muros del país y de la Constitución.
De momento, ya podemos dar por hecho que la campaña internacional que los independentistas de Mas van a emprender para explicar al mundo que esta España que se dice tan democrática prohibe que se consulte al pueblo, va a encontrar la hospitalidad de muchos oídos. Es lógico. Los países que no padecen amenazas secesionistas no entenderán tampoco que en el nuestro se intente prohibir una acción tan aparentemente limpia y democrática como la celebración de una consulta popular ante las urnas. Encontrarán aliados.
Por eso es imprescindible que el Gobierno se dedique a la tarea y ponga en marcha un esfuerzo ante el mundo aún más intenso y al más alto nivel. No se trata tanto de exponer la amenaza que una convocatoria así supondría para la integridad territorial del país, porque es harto dudoso que en ese hipotético referéndum ganaran plenamente las opciones secesionistas. Se trata de explicar con todas las complejidades técnicas y jurídicas, pero también con todas las consecuencias políticas e históricas, lo que la sola celebración de ese famoso referéndum de autodeterminación supondría para la España constitucional.
Si ahora mismo se produjera un milagro, si la canciller alemana aplaudiera la concesión del crédito a la banca sin condiciones y sin computarlo como deuda; si las agencias de calificación devolvieran a España a la categoría de AAA+; si el paro disminuyera, empezaran a crearse puestos de trabajo y el crecimiento económico apuntara de nuevo con fuerza, el independentismo se desinflaría como un globo.
Tradicionalmente ha sido así: los nacionalismos siempre han crecido en Europa cuando los Estados han sido débiles. Con una excepción: la España posfranquista, en la que la democracia nueva les reconoció un papel de honor y les hizo un sitio de privilegio en la Ley Electoral. Por eso, durante todos estos años en los que el Estado ha sido fuerte, el independentismo no ha pasado de ser testimonial. Sólo en el País Vasco, donde el terrorismo trastocaba todo planteamiento político, tuvo un cierto peso real. Pero no éxito.
Pero de aquí a los próximos años, y mientras España no recupere su fortaleza, el asedio va a ser intenso y constante. Hay que tenerlo muy presente y no confiar.

VICTORIA PREGO EN EL MUNDO

lunes, 15 de octubre de 2012

LA DESCOMPOSICIÓN DE ESPAÑA


Esta pobre España nuestra que tanta gloria conoció presenta hoy todos los síntomas de una descomposición avanzada: 

En el escenario político no hay partidos con visión de Estado sino meras maquinarias de poder cuya estrategia miope, suicida, consiste en descalificar al adversario, sea cual sea la circunstancia, con tal de ganar tiempo y votos. 

En el plano nacional los ciudadanos de dos comunidades autónomas otorgan el poder a formaciones independentistas que apuestan abiertamente por la secesión, mientras por el resto del país se propaga a toda velocidad el cantonalismo más paleto, reaccionario, susceptible de retrotraernos a épocas oscuras que llevaron a los más lúcidos a pensar en Europa como la solución a un problema que ni siquiera ella, constituida en comunidad, ha logrado embridar, a pesar de que en su seno Alemania recuperó en un abrir y cerrar de ojos la unidad artificialmente quebrada durante medio siglo por el Telón de Acero. 

Y en lo que atañe a la economía, al progreso de la sociedad, nos estamos convirtiendo en un inmenso geriátrico que expulsa del mercado laboral a los jóvenes, obliga a emigrar a las mejores mentes y condena al paro a la cuarta parte de la población activa

Tengo para mí que no estamos ante fenómenos aislados o inconexos, sino ante distintas manifestaciones de una única enfermedad: la pérdida de los valores que hicieron de ésta una de las grandes naciones que ha conocido la Historia y la vieron resurgir de sus cenizas durante la Transición, cuando un proyecto común y compartido, el de construir una democracia, alumbró una generación de líderes capaces de obtener lo mejor de un pueblo actualmente abandonado a su suerte. Un pueblo que a lo largo de tres lustros lo fió todo al bienestar material, arrastrado por una casta de políticos en su mayoría tan codiciosos como carentes de ambición patriótica, cortoplacistas y en muchos casos corruptos, y ahora asiste, impotente, al desmoronamiento de lo que nunca fue más que un castillo de naipes. 

España se descompone ante nuestros ojos sin que tengamos la menor idea de cómo evitarlo. Sin que intentemos siquiera impedirlo. Quienes confunden lo que denominan pomposamente «el final de ETA» con su victoria póstuma, y se congratulan de que la banda haya dejado de matar, no comprenden que lo que está ocurriendo es exactamente aquello por lo que los asesinos del hacha la serpiente sembraron nuestra tierra de sangre y de terror. Siempre han querido una España rota, que es exactamente lo que se está fraguando con el desafío separatista de Cataluña, al que se sumará con idéntico ruido el País Vasco en cuanto pasen las elecciones, sin que se perciba por parte del PP y el PSOE, ni tampoco de las altas instituciones del Estado, ni del grueso de los medios de comunicación, ni del mundo de la Cultura, ni de ningún otro estamento susceptible de vertebrar a la sociedad a fin de articular una resistencia organizada, la fuerza y determinación necesarias para hacer frente al embate. ¿Qué otra cosa cabe deducir de la soledad en la que se ha quedado el ministro Wert, escarnecido por atreverse a emplear la palabra «españolizar»? ¿Qué se puede pensar cuando una Nación se avergüenza de su propio nombre y lo identifica con una ideología totalitaria? 

Esto se deshilacha, se descose, se va difuminando poco a poco, se acaba.



domingo, 14 de octubre de 2012

CIFRAS ECONÓMICAS DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS


Los datos básicos
Los desequilibrios de nuestras cuentas públicas nacionales y regionales, además de alimentar los cada vez más insistentes rumores sobre un rescate de España, han puesto sobre la mesa el debate de la financiación regional, de los desequilibrios entre comunidades autónomas y de la propia viabilidad del sistema autonómico, así que quizá merezca la pena echar un vistazo a esas cuentas regionales y ver en qué situación nos encontramos.
En estos momentos, las Comunidades Autónomas manejan en España unos presupuestos anuales totales de 174.519 millones de euros, más de tres veces el agujero detectado en el sistema financiero española. La Tabla 1 muestra los datos básicos de cada comunidad: población, presupuesto y Producto Interior Bruto (PIB). Todos los datos están referidos a 2011.
TABLA 1: Datos básicos de las distintas comunidades autónomas.
POBLACIONPRESUPUESTO (M€)PIB (M€)
Andalucía8.424.10231.682145.451
Aragón1.346.2935.29434.098
Asturias1.081.4874.36023.175
Baleares1.113.1143.39626.859
Canarias2.126.7697.01541.732
Cantabria593.1212.39813.289
Castilla-La Mancha2.115.3348.61237.978
Castilla-León2.558.46310.04557.490
Cataluña7.539.61832.886200.323
Extremadura1.109.3675.19117.491
Galicia2.795.4229.70857.677
Madrid6.489.68018.768189.431
Murcia1.470.0694.91828.169
Navarra642.0514.18818.726
País Vasco2.184.60610.56766.575
Rioja322.9551.2638.171
Valencia5.117.19014.228102.941
TOTAL47.029.641174.5191.069.576

¿Quién maneja más presupuesto?

Si calculamos el presupuesto por habitante y el PIB per cápita de cada comunidad, nos encontramos con algunos resultados sorprendentes:
TABLA 2: Presupuesto per cápita y PIB per cápita
PRESUPUESTO POR HABITANTEPIB PER CAPITA
Navarra6.52329.165
País Vasco4.83730.474
Extremadura4.67815.766
Cataluña4.36126.569
Castilla-La Mancha4.07117.953
Cantabria4.04322.405
Asturias4.03121.428
Aragón3.93125.327
Castilla-León3.92622.470
Rioja3.91125.300
Andalucía3.76017.266
Galicia3.47220.632
Murcia3.34519.161
Canarias3.29819.622
Baleares3.05024.129
Madrid2.89229.189
Valencia2.78020.116
  • Lo primero que llama la atención es la escandalosa diferencia entre las comunidades que disponen de más dinero por habitante y las que menos. En concreto, Navarra dispone de un presupuesto por habitante que es más del doble que el de Madrid o Valencia, mientras que el presupuesto por habitante del País Vasco es un 70% superior al de las dos comunidades menos dotadas presupuestariamente. Evidentemente, eso es consecuencia de la existencia del mecanismo de cupo en País Vasco y Navarra, que en la práctica se traduce en que todas las demás regiones españolas transfieren ingentes cantidades de dinero a esas dos comunidades.
  • El segundo dato llamativo es el referido a Cataluña. Lejos de manejar un presupuesto más restringido que otras regiones, Cataluña es la cuarta región española que más gasta por habitante. Tan solo la superan las dos comunidades que cuentan con el sistema de cupo (País Vasco y Navarra) y Extremadura. En contra del tópico, Andalucía no es de las comunidades mejor dotadas presupuestariamente: se encuentra en mitad de la tabla y maneja, por ejemplo, un presupuesto por habitante que es un 15% inferior al de Cataluña.
  • Llama la atención el caso de Madrid, que siendo la segunda región más rica (por detrás del País Vasco, cuya riqueza se infla artificialmente gracias al cupo) es, sin embargo, la penúltima en cuanto a presupuesto por habitante.
  • Finalmente, llama también la atención la escasa correlación entre la riqueza que cada región aporta al conjunto de la nación (su PIB per cápita) y el presupuesto por habitante que esa región maneja. A la luz de los datos, el sistema actual de financiación no parece estar asentado en ningún criterio lógico.

¿A qué dedican el presupuesto las comunidades?

Ante el debate sobre la posible eliminación o reducción del estado autonómico, desde distintas instancias se insiste de forma machacona en una idea: que la mayor parte del gasto autonómico es gasto social y que, por tanto, no solo no es posible reducir el gasto autonómico, sino que hacerlo equivaldría a recortar el estado del bienestar. ¿Hasta qué punto es cierta esa consigna?
En la tabla siguiente se muestra el presupuesto que cada comunidad dedica a Educación y a Sanidad (las otras dos grandes categorías de gasto social - pensiones y desempleo - corren a cargo del Estado).
TABLA 3 Gasto en Educación y Sanidad de cada comunidad autónoma
PRESUP EDUCACION (M€)PRESUP SANIDAD (M€)
Andalucía70399332
Aragón10051835
Asturias7831541
Baleares8021176
Canarias15912527
Cantabria513729
Castilla-La Mancha19632692
Castilla-León20413431
Cataluña57499167
Extremadura9771539
Galicia22523498
Madrid44817069
Murcia13811969
Navarra643963
País Vasco26993406
Rioja234429
Valencia42365500
Con esos datos, resulta que el total invertido por las comunidades autónomas en Educación y Sanidad es de 95.192 millones de euros, lo que equivale al 55% del presupuesto total manejado por las comunidades. En otras palabras: un 45% del gasto de las comunidades autónomas no tiene nada que ver ni con Sanidad, ni con Educación. Y en realidad estamos siendo generosos en los cálculos, porque parte del presupuesto teóricamente dedicado a Educación y Sanidad enmascara, en la práctica, gastos que nada tienen que ver con mejorar la calidad de la enseñanza o de la asistencia sanitaria. El porcentaje del presupuesto dedicado a Sanidad y Educación varía enormemente de una comunidad a otra, lo que nos da idea de en cuáles comunidades el gasto "social" es más prioritario.
TABLA 4: Porcentaje del gasto sanitario y de educación sobre el total del presupuesto
Valencia68%
Murcia68%
Madrid62%
Galicia59%
Canarias59%
Baleares58%
País Vasco58%
Castilla-León54%
Castilla-La Mancha54%
Aragón54%
Asturias53%
Rioja52%
Cantabria52%
Andalucía52%
Extremadura48%
Cataluña45%
Navarra38%
Pero lo más interesante es comparar la cantidad por habitante invertida por cada comunidad en cada uno de estos dos conceptos.
TABLA 5: Gasto en Educación por habitante
GASTO EDUCATIVO POR HABITANTE (€)
País Vasco1235
Navarra1001
Murcia939
Castilla-La Mancha927
Extremadura880
Cantabria864
Andalucía835
Valencia827
Galicia805
Castilla-León797
Cataluña762
Canarias748
Aragón746
Asturias724
Rioja724
Baleares720
Madrid690
TABLA 6: Gasto en Sanidad por habitante
GASTO SANITARIO POR HABITANTE (€)
País Vasco1559
Navarra1499
Asturias1424
Extremadura1387
Aragón1363
Castilla-León1341
Murcia1339
Rioja1328
Castilla-La Mancha1272
Galicia1251
Cantabria1229
Cataluña1215
Canarias1188
Andalucía1107
Madrid1089
Valencia1074
Baleares1056
Podemos hacer varias observaciones sobre los datos de estas tablas:
  • La disparidad entre comunidades es enorme. Obviamente existen factores objetivos (dispersión de la población, pirámide de edad, ...) que influyen en el dinero que una comunidad tiene que gastar en Sanidad o Educación, pero la disparidad es demasiado alta como para poder ser atribuible en exclusiva a esos factores. Por ejemplo: las cinco comunidades con menor porcentaje de población de treinta años (Asturias, Cantabria, Castilla-León, Galicia y País Vasco) aparecen muy dispersas en la tabla de gasto educativo por habitante.
  • De nuevo, son las comunidades que cuentan con cupo (País Vasco y Navarra) las que más se permiten gastar en Sanidad y Educación, gracias a la aportación de dinero procedente de otras regiones españolas.
  • Madrid es la comunidad con menor gasto educativo por habitante y una de las que menos gasta en Sanidad por habitante. Sin embargo, la calidad de los servicios sanitarios y educativos de Madrid es significativamente superior a la de muchas otras comunidades. Eso indica una de dos cosas: o bien las ineficiencias de gestión en algunas comunidades son altísimas, o bien algunas comunidades incluyen en sus cifras de gasto sanitario y educativo cosas que nada tienen que ver con mejorar la calidad de la enseñanza o de la atención sanitaria.

¿Cuánto nos cuestan los empleados de la administración?

La tabla siguiente muestra cuánto gasta cada autonomía en personal (funcionarios, contratados laborales, altos cargos, ...). Como vemos, el gasto total de personal de las 17 autonomías en un solo año supera el agujero completo de nuestro sistema bancario.
TABLA 7: Gastos de personal de cada autonomía
PERSONAL (M€)
Andalucía9766
Aragón2032
Asturias1569
Baleares1076
Canarias2738
Cantabria830
Castilla-La Mancha2896
Castilla-León3532
Cataluña7313
Extremadura1782
Galicia3616
Madrid6297
Murcia1141
Navarra1145
País Vasco1957
Rioja423
Valencia5371
TOTAL53482
El agujero negro del fomento del empleo
Si hay una categoría que llama la atención en los presupuestos de las comunidades es la de fomento del empleo. La cobertura de desempleo corre a cargo del Estado, pero las comunidades gastan ingentes cantidades de dinero en las llamadas políticas activas de empleo, teóricamente destinadas a conseguir que existan más puestos de trabajo. Observemos la tabla siguiente:
TABLA 8: Gasto en políticas activas de empleo, por comunidades
FOMENTO EMPLEO (M€)
GASTO POR HABITANTE (€)
PORCENTAJE PARO
Extremadura23721333,4
País Vasco41919114,6
Canarias32415233,1
Navarra9114116,4
Castilla-La Mancha29714028,7
Andalucía1.13913533,9
Asturias14513421,0
Galicia32611621,1
Castilla-León29411419,8
Cantabria6711217,4
Aragón14310618,6
Cataluña79710522,0
Valencia4949627,1
Rioja298922,7
Baleares938321,3
Madrid5298118,9
Murcia1208126,2
TOTAL5.544
La cantidad total invertida en esas políticas activas de empleo que no sirven para absolutamente nada es monstruosa: 5.544 millones de euros anuales.
Pero más llamativo que el gasto total es el gasto por habitante de cada comunidad. Porque si examinamos la tabla vemos que, con la tradicional y explicable excepción de País Vasco y Navarra, las cuatro comunidades que más gastan por habitante en fomentar el empleo son Extremadura, Canarias, Castilla-La Mancha y Andalucía, es decir... justo las cuatro comunidades que mayor porcentaje de paro tienen.
En otras palabras: las políticas activas de empleo no solo no sirven para nada, sino que parece existir una correlación inversa: a mayor gasto en fomento del empleo, mayor porcentaje de paro. Lo que sugiere que, posiblemente, esas políticas solo sirven para el mantenimiento de redes clientelares que, lejos de fomentar el empleo, lo que hacen es impedir el desarrollo empresarial.

¿A dónde nos lleva esto?

El descontrol en las cuentas autonómicas está teniendo el efecto de generar una pelota de deuda que crece sin control, porque los ingresos no dan para satisfacer la voracidad del estado autonómico. El montante de la deuda autonómica total (a fecha de hoy) alcanza los 145.000 millones de euros. Esa deuda generó unos gastos financieros a las autonomías de 4.550 millones de euros en 2011. La tabla siguiente muestra la deuda total, la deuda por habitante, los gastos financieros anuales y los gastos financieros por habitante.
TABLA 9: Deuda total y gastos financieros anuales, por autonomías
DEUDA (M€)DEUDA POR HABITANTE (€)GASTOS FINANCIEROS (M€)GASTO FINANCIERO POR HABITANTE (€)
Cataluña42.0005.5701478196
Navarra2.7254.2446195
Valencia20.8324.070512100
Baleares4.4794.023120107
País Vasco6.7983.11116374
Castilla-La Mancha6.2872.9727435
Rioja9602.9722887
Aragón3.7312.77112592
Galicia7.3812.64019670
Madrid16.5722.55335254
Cantabria1.3012.19374125
Castilla-León5.5572.17223491
Murcia3.0552.0789363
Asturias2.2422.0739789
Extremadura2.0451.8436256
Andalucía15.3731.82473487
Canarias3.7791.77614768
TOTAL145.1174.550

Conclusiones

A la luz de estos datos, cabe extraer varias conclusiones:
  1. El complejísimo sistema de financiación autonómica, combinado con la falta de control de las cuentas de las autonomías, genera una situación que carece de cualquier racionalidad. El gasto por habitante de las distintas comunidades presenta unas disparidades enormes, que además no guardan ninguna relación con la renta de las comunidades, así que cabe deducir que no están funcionando los mecanismos de redistribución de riqueza que en teoría deberían imperar.
  2. Los cupos vasco y navarro constituyen un auténtico expolio para el resto de regiones españolas. Quienes pagan impuestos no son las regiones, sino las personas; en consecuencia, es natural que en un sistema fiscalmente progresivo como el español, se produzca una transferencia neta de renta de las regiones más ricas a las más pobres. Pero en el caso de Navarra y el País Vasco, la transferencia se produce en sentido inverso: son las regiones más pobres las que financian a dos de las regiones más ricas.
  3. La disparidad presupuestaria y de financiación hace que la inversión en Sanidad y Educación presente llamativas diferencias entre unas comunidades y otras. El estado autonómico, en su forma presente, se ha convertido en una fuente de desigualdad entre los españoles, que reciben servicios que están más o menos dotados presupuestariamente según la región en la que vivan.
  4. Al menos el 45% del gasto autonómico no está relacionado con la Sanidad, ni con la Educación, lo que indica que existe margen suficiente para reducir los presupuestos autonómicos sin tocar esos dos pilares del estado del bienestar.
  5. El análisis del gasto por habitante en Sanidad y Educación sugiere que también en esas áreas sería posible conseguir enormes ahorros sin afectar a la calidad de los servicios sanitarios y educativos que se prestan. En muchas autonomías, el gasto en estos dos capítulos es a todas luces desproporcionado si lo comparamos, por ejemplo, con el de la Comunidad de Madrid. Si todas las comunidades consiguieran prestar un servicio de la misma calidad que el de esta comunidad al mismo coste que en la Comunidad de Madrid, el ahorro total en la factura de la Sanidad y la Educación sería de 12.000 millones de euros.
  6. Sólo en personal, las autonomías gastan 53.000 millones de euros anuales. Por hacernos una idea, con ese dinero daría para cubrir 10 veces los costes salariales y de seguridad social de los aproximadamente 100.000 médicos que existen en la Sanidad pública. La plantilla de empleados públicos está claramente sobredimensionada, especialmente en algunas comunidades.
  7. Un área en la que el posible ahorro resulta evidente son las políticas activas de empleo, en las que se dilapidan 5.500 millones de euros anuales. Esas políticas no solo no crean empleo, sino que parecen ser completamente contraproducentes: a mayor gasto en fomento del empleo, mayor es la tasa de paro.
  8. La deuda autonómica está creciendo sin ningún tipo de control, lastrando las propias cuentas de las comunidades autónomas y comprometiendo los objetivos a los que España se ha comprometido. De nada sirve que el Estado reduzca sus gastos si eso no va acompañado de un recorte radical en el tamaño del estado autonómico.
Y AHORA LA DEUDA PÚBLICA, SÓLO PARA VER QUIENES SON LOS QUE DESPILFARRAN MÁS O MENOS MIENTRAS ACUSAN A ESPAÑA DE EXPOLIARLES: