domingo, 9 de diciembre de 2012

EL DESASTRE EDUCATIVO Y LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA DE CATALUÑA. MENUDAS PERSPECTIVAS


La reforma educativa presentada por el ministro José Ignacio Wert ha vuelto a incendiar las relaciones con el Gobierno catalán a cuenta de la inmersión lingüística, que han considerado atacada como en los peores tiempos del franquismo. Desde Cataluña se enarbola la bandera de la excelencia de su modelo y no cabe duda de que se ha instalado en el imaginario colectivo que este sistema no sólo funciona e integra, sino que consigue unos resultados académicos por encima de la media del resto de España. Este es el argumento al que se aferran convergentes, independentistas y socialistas para incumplir todas y cada una de las sentencias del Supremo que obligan a habilitar también el castellano como lengua vehicular en la escuela pública catalana, algo que se ha ignorado con reiteración.

Pero el último informe Pisa arrojaba más sombras que luces sobre esa supuesta excelencia de la educación catalana. Y es que el estudio, correspondiente a 2009 dado su carácter trianual, --aunque no es previsible que, en plena crisis, las cosas hayan mejorado mucho desde entonces—mostraba otro rostro. Para empezar la desigualdad en el rendimiento escolar entre los alumnos autóctonos y los inmigrantes evaluada en puntos. Resulta que en Cataluña esa diferencia es de 82 puntos frente a la media española que es de 56. En Madrid, donde la población inmigrante es superior en casi dos puntos con respecto a Cataluña (14,7 frente al 12,9) las diferencias de resultados académicos es de 59 puntos. Sólo La Rioja supera en desigualdad a Cataluña con 84 puntos de distancia entre autóctonos e inmigrantes.

La fundación catalana Jaume Boffill realizó en su momento un amplio estudio sobre la base del informe Pisa dirigido por el catedrático de Educación Comparada de la Universidad Autónoma de Cataluña, Ferran Ferrer, en el que ponía de manifiesto esta desigualdad, denunciando el “abandono” que recibían los escolares inmigrantes por parte de las autoridades educativas catalanas. Pero con ser preocupante lo peor vino cuando se conoció que además, Cataluña, entonces gobernada por el tripartito, había "falseado" la muestra infrarepresentando en la misma a aquellos colectivos que le podían bajar la media, esto es, castellanoparlantes, hijos de inmigrantes y repetidores.

Si en el año 2003, cuando comenzó la serie Pisa, se "evaluó" a 1.516 alumnos y en 2006 a 1.527, en 2009, con más población escolar, fueron 1.381 los que hicieron la prueba. Excluyó a un 5,95 de los alumnos que debiera haber incorporado, aunque no hubiera alcanzado la misma cifra que los años anteriores. En definitiva, dejó por el camino a 150 alumnos castellanoparlantes, inmigrantes y repetidores, esto es, un 10 por ciento. Esto provocó que, por ejemplo, Cataluña saliera mucho mejor parada que el resto de España en comprensión lectora, nada más ni nada menos que 17 puntos por encima de la media. En cuanto a matemáticas, alcanzó los niveles de Suecia o Alemania, recuperándose del batacazo del informe Pisa de 2006, que evidenció los males de la educación española en todo el territorio.

No fue Cataluña la única que forzó la muestra, también lo hizo Murcia, que consiguió mantenerse en la media de unos resultados que fueron bastante desalentadores para el conjunto de España a pesar de la mejora. Desde el Consejo Superior de Evaluación de la Generalitat, se atribuyó entonces a "fallos de aplicación" y no a una estrategia predeterminada el "error" de la muestra.

En el informe Pisa de 2009 nuestro país se situó a doce puntos por debajo de la media de la OCDE y, en cambio pulverizó los resultados en abandono escolar, con un 36 por ciento de alumnos de entre quince y diceiseís años que acaban dejando la escuela frente al 5 por ciento que lo hace en Filandia. Dado su carácter trianual, este año se ha hecho un nuevo estudio, del que no conoceremos los resultados hasta dentro de unos meses.



El Instituto de Macroeconomía y Finanzas (IMF), dirigido por David Taguas, ha advertido de que una hipotética independencia de Cataluña tendría unos "efectos muy adversos" para su sistema financiero, que irían desde la fuga de depósitos de las entidades catalanas hasta la imposibilidad de financiarse en los mercados de capitales y la suspensión de pagos o la quiebra.

En un artículo realizado por el subdirector del IMF, Carmelo Tajadura, titulado 'La intermediación financiera ante la hipótesis de independencia de Cataluña', se afirma que en el caso más favorable, las entidades catalanas se verían sometidas a un "intenso debilitamiento" y a la división de su negocio, que mayoritariamente se encuentra fuera de Cataluña. En el peor de los escenarios, las entidades sufrirían una "ausencia absoluta de crédito, sin poder descartarse la suspensión de pagos o la quiebra".

El estudio del IMF, de la Universidad Camilo José Cela, recuerda que en Cataluña existen actualmente tres entidades financieras en las que el poder de decisión se conserva dentro de esa región: Caixabank, Sabadell y Catalunya Banc. Estas tres entidades, sobre todo las dos primeras, tienen una fuerte presencia fuera de Cataluña. En concreto, señala el informe, Caixabank cuenta con más del 60% de su negocio fuera de Cataluña (en el resto de España) y el Sabadell, sobre todo tras la compra de CAM, "está en una situación similar".

Según el IMF, Cataluña supone el 19,06% del total de crédito de España, casi tres puntos más que el 16,21% de los depósitos, mientras que los depósitos de Cataluña sólo suponen el 55% de los créditos. Además, resalta que "la brecha entre créditos y depósitos de Cataluña es la más elevada entre todas las comunidades autónomas: más de 150.000 millones, es decir el 76% del PIB de Cataluña".

En esta situación, el instituto dirigido por David Taguas advierte que la hipótesis de independencia de Cataluña supondría "efectos muy adversos" para su sistema financiero. En primer lugar, indica que las entidades financieras catalanas podrían enfrentarse a una fuga de depósitos en el resto de España que "no podrían ser contrarrestados por el flujo contrario que podría también producirse, en Cataluña, desde el resto de entidades financieras a las entidades catalanas, como consecuencia fundamentalmente de la confianza en las grandes entidades Santander o BBVA".

El IMF considera que "la sustitución a corto de esos fondos recurriendo a los mercados no sería nada fácil para Caixabank y Sabadell, que encontrarían serias reticencias para obtener financiación inmediata sustitutoria de esas fugas de depósitos, en un ambiente dominado por la incertidumbre". En tercer lugar, pronostica que la transferencia de fondos hacia Cataluña a partir de los depósitos del resto de España dejaría de ser una fuente estable de financiación. Por ello, "las entidades financieras catalanas tendrían que reordenar su negocio y separar el negocio "catalán" del "español" sin transferirse fondos entre ambos". De la misma forma, según el análisis del IMF, el resto de entidades financieras españolas también debería ajustar sus transferencias de recursos entre el resto de regiones y Cataluña. "Si no lo hicieran, es seguro que serían forzadas a ello por la regulación y por la propia actitud de la clientela".

El subdirector del IMF cree que la financiación para las entidades bancarias catalanas en los mercados "sólo podría resultar más difícil" e incluso en el caso de una independencia pactada, la reticencia de los mercados, ante el incremento de la incertidumbre, les haría retraerse, al menos a corto plazo. "En el caso de independencia unilateral, financiarse en los mercados se convertiría en absolutamente imposible para las entidades financieras catalanas a corto plazo", indica. Además advierte que "la financiación vía BCE (que, a 30 de junio de 2012, supone la considerable cifra de 65.500 millones de euros entre las tres entidades catalanas) se acabaría al salir Cataluña de la Unión Europea".



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