¿Cuánto aporta Cataluña a la financiación del Estado y cuánto recibe a cambio? El último de los estudios sobre el asunto pone los puntos sobre las íes. Lo firma el profesor Ezequiel Uriel, del Instituto Valenciano de Análisis Económico (IVIE), y su conclusión es rotunda: es falso que Cataluña tenga un déficit fiscal con el resto de España equivalente a 16.409 millones de euros. Al contrario, disfrutó en 2009, último año analizado, de un superávit equivalente a 4.357 millones gracias a la ‘solidaridad’ del resto de territorios.
El estudio de Uriel está inspirado a partir de un trabajo más extenso realizado junto con el profesor Ramón Barberán y editado por la Fundación BBVA. Y lo que concluye es que “la Generalitat [catalana] utiliza un método inadecuado para determinar el montante de la solidaridad interterritorial de Cataluña y da preponderancia en la difusión de resultados a un dato que no es real”. De esta forma, en el año 2009, en lugar de tener una aportación positiva a la solidaridad interterritorial de 16.409 millones de euros, la aportación de Cataluña fue negativa por un montante de 4.357 millones. Para cubrir estos gastos, sostiene Uriel, “el Estado tuvo que emitir deuda pública”.
Uriel y Barberán son dos de los mayores expertos del país en financiación autonómica. Y para Uriel, la forma en que se han difundido los saldos del estudio de la Generalitat de Cataluña “ha inducido a error”. ¿Por qué? En su opinión, porque en el enfoque de flujo monetario (una de las dos metodologías que se utilizan para conocer las balanzas fiscales) no se incluye la parte alícuota de los gastos generales de la Administración pública central que corresponden a Cataluña, ya que “sólo se computan los gastos generales que se efectúan en esta comunidad”. Por el contrario, el saldo del enfoque carga-beneficio (la otra metodología) sí refleja la aportación a la solidaridad interterritorial.
Un ejemplo muestra mejor la diferencia entre ambas metodologías. De acuerdo con el enfoque de flujo monetario, las inversiones en la línea del AVE de Madrid a Barcelona, la parte más sustancial del gasto, se asigna a la comunidad con mayor cantidad de inversión, que será Aragón, ya que es la comunidad en la que se han tendido más kilómetros de línea férrea. En el enfoque de carga-beneficio se asignaría de acuerdo con la procedencia o destino de los pasajeros: en este caso la mayor parte de la asignación correspondería a las comunidades de Madrid y Cataluña.
Diferencias sustanciales
Como sostiene Uriel, en la categoría de beneficios indivisibles es donde aparecen las “diferencias más sustanciales” al calcular la balanza fiscal de Cataluña. En esta categoría se incluyen los gastos en instituciones estatales tales como el Gobierno de la nación, Parlamento, Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional, Defensa, embajadas, etc. Esta categoría corresponde a lo que se podría denominar gastos generales.
En el enfoque de flujo monetario, solamente se asignan a Cataluña los gastos de esta categoría que se efectúan en esa comunidad autónoma. O sea, una mínima parte de su montante global. En el caso de la política exterior, por ejemplo, resulta revelador que en los años 2008 y 2009 Cataluña, según el método de flujo monetario, contribuyera con solamente un millón de euros en cada año a los gastos de política exterior sobre un total de 864 millones de euros destinados por el Estado por ese concepto. En tono irónico, Uriel recuerda que, de acuerdo con la lógica del enfoque monetario, “los gastos de la Embajada de España en París deberían asignarse a Francia”. Como esto podría parecer extraño, sostiene, los gastos de las embajadas se dejan sin asignarlos a nadie. Es decir, “ninguna comunidad autónoma, o sea ningún español, se hace cargo de estos gastos”, según la metodología de la Generalitat.
Por el contrario, en el enfoque de carga-beneficio los gastos de las embajadas y el resto de gastos generales se asignan de acuerdo con la población de cada territorio. En el caso concreto de la política exterior, la asignación a Cataluña en 2009, aplicando el criterio de población, sería de 137 millones de euros.
Según sus cuentas, los datos reales (sin neutralizar) mostrarían que en 2009 el saldo sería negativo para Cataluña (la solidaridad por ser una región más rica), equivalente a 791 millones de euros si se utiliza el enfoque de flujo monetario, y de 4.357 millones a su favor (recibe fondos del resto de territorios) a partir del enfoque carga-beneficio.
Ítem más. El estudio recuerda que una hipotética independencia de Cataluña llevaría aparejada al asunción de la parte alícuota del endeudamiento del Estado. A día de hoy, se sostiene, Cataluña tendría que hacerse cargo de 136.000 millones del total de la deuda pública española (alrededor del 18%, como su peso en el PIB nacional).
La conclusión del estudio es clara. Si se considera el periodo 1996-2009, la aportación media de Cataluña a la solidaridad interterritorial es del 5,1% del PIB de Cataluña, no el 7,6% que se obtiene con el enfoque de flujo monetario, ni mucho menos el 8% que se obtiene en la versión “neutralizada” que publica la Generalitat.
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