Después de la sonora derrota socialista en Cataluña, parece que el socialismo español aún no se ha enterado de que jugar a ser más nacionalista que los extremistas no puede acabar dándole buenos resultados electorales, y de que además las consecuencias de esa radicalización no tienen fácil arreglo y afectan directamente a la convivencia de los ciudadanos.
Francesc Antich, Presidente socialista balear |
El gobierno balear socialista de Antich está decidido a adoptar una postura radicalmente nacionalista en las islas, endureciendo las políticas linguísticas en ámbitos tan personales, por ejemplo, como las misas religiosas. El fanatismo de los nacionalistas es difícilmente comprensible, pero que el protagonismo de estas políticas excluyentes sea un partido socialista, que presume de defender la igualdad y la inclusión, demuestra una alarmante carencia de programa político y social que sustituyen por un llamamiento a las vísceras de determinados sectores de la ciudadanía.
En todo caso habría que analizar al personaje, capaz de aliarse hasta con el demonio para alcanzar el poder, soportando y haciendo oídos sordos durante años a la corrupción generalizada y conocida de sus socios de gobierno. Nada puede extrañar de un individuo así. Es un digno ejemplo de esa oligarquía política que maneja el país a su antojo olvidándose de sus ciudadanos y de sus problemas, de los que sólo se acuerda cada cuatro años con motivo de las elecciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario