Publica ABC varios artículos de opinión sobre el problema de España que merecen una lectura detallada.
Uno de ellos viene firmado por el Catedrátido de Filosofía del Derecho Ignacio Sánchez Cámara y es una breve pero magnífica reflexión sobre el problema actual de nuestro país, España no es España, del que se puede extraer como siempre la conclusión. Se inicia con la afirmación de
"El problema es que España no es España. Es decir, que no somos lo que tenemos que ser, lo que debemos ser, esto es, lo que somos".
Y continua identificando algunas de las causas:
"Urge cerrar el sistema autonómico, la incesante batalla competencial. Y urge hacerlo en una dirección vertebradora y no disgregadora. La unidad de España no es solo un bien político, sino también moral. .... Es la vertebración de España, su ser como nación, lo que está en juego. Es absurdo intentar contentar a quienes no se van a contentar. Es este uno de los cinco grandes problemas nacionales que España tenía planteados en el albor del siglo XX. Sigue existiendo ahora, incluso agravado. Negar la posibilidad de la secesión es negar la realidad. Y toda realidad negada termina por vengarse..... La existencia de una grave crisis económica es patente. La existencia de una profunda crisis institucional no lo es tanto. La de una honda crisis intelectual y moral aún lo es menos. Por mi parte, me encuentro entre los que piensan que el orden y urgencia es precisamente este: crisis moral, crisis institucional y crisis económica. Y, si estamos en lo cierto, la solución transita entonces por ese orden. Y la solución solo puede partir del reconocimiento de la naturaleza del problema y de la evidencia del orden de prioridades".
ABC reproduce también una columna de opinión del ex Presidente Aznar, en Wall Street Journal, al que algunos periodistas le niegan la posibilidad y el derecho de realizar declaraciones en el extranjero sobre la situación de España. De antipatriotismo y revanchismo califican esas declaraciones porque afirman que daña la imagen de España en el exterior, resta credibilidad al gobierno y dificulta la recuperación económica. Esta es una de las razones por las que Foreign Policy le sitúa entre los diez peores ex presidentes. Pero ¿tiene alguien alguna duda de que la falta de credibilidad del gobierno se la ha buscado el solo y sin ayuda de Aznar?
Dice Aznar
"El lugar que ocupa actualmente España en el escenario internacional refleja su pérdida de relevancia en el mundo. El Gobierno ha renunciado a sus responsabilidades y no ha defendido sus intereses nacionales en el extranjero....Sólo un nuevo Gobierno puede recuperar la credibilidad, y eso pasa por unas elecciones generales. Un nuevo Gobierno podría animar al pueblo español a emprender un gran proyecto nacional de recuperación, regeneración y reforma de la nación. Para esto no existen milagros ni atajos; no los ha habido en el pasado y no los habrá ahora.... Un elemento esencial de este cambio político será que España reconozca inmediatamente que el Estado tiene que limitar su papel económico y social y abrir nuevos ámbitos de libertad y dinamismo para la sociedad y la empresa privada. España debe efectuar profundas reformas de su estructura administrativa, entre ellas erradicar organismos burocráticos y públicos y racionalizar el gasto público. España no puede demorar por más tiempo la reforma del Estado de bienestar, pero tiene que empezar a restablecer ahora las condiciones para una sociedad próspera abierta a todos..... "
Por el hecho de denunciar la crítica situación actual y de pronunciarse públicamente con sentencias tan sensatas como las señaladas arriba (apocalíptico califica el artículo el reconocido, aún no sé porqué, José Oneto), hay prensa española que le acusa de oscurecer a Rajoy, de ignorarle en el artículo, o de mostrar su intención de regresar a la política activa, de la que recordemos se marchó voluntariamente, e incluso hay quien afirma que en el PP están hartos de él. Desgraciadamente para muchos, Aznar tiene razón en todo lo que se puede leer en este artículo pero, contrariamente a lo que dice la Biblia (una palabra tuya bastará para sanarme), nuestros periodistas de izquierda asumen cuando Aznar se expresa que "una palabra suya bastará para mortificarme".
Y entre esos mortificados quién mejor que un progre de baba como José María Izquierdo, quien destila en El País todo el odio acumulado por el único político que hasta ahora ha vencido dos veces en unas elecciones al PSOE, y que nunca ha concedido que la izquierda tenga superioridad moral o política ni un derecho divino a gobernar, motivos suficientes para odiarle, pero como ese sentimiento visceral no puede ser nunca reflejo de un ser superior, estos se dedican a despreciarle irónicamente desde sus pedestales.
Por cierto, El País vuelve a introducir la palabra "miedo" en el titular de una de sus noticias, al contraponer "progresismo" y "derecha". No pueden evitar hacer propaganda de la más baja calidad y peores intenciones cuando intentan defender al PSOE. Una más de sus lecciones de democracia, la desligitimación de las ideas liberales y conservadoras a través de la identificación de las mismas con las "fuerzas del mal", tan vigentes hoy en día con la moda de los vampiros cinematográficos.
Y entre esos mortificados quién mejor que un progre de baba como José María Izquierdo, quien destila en El País todo el odio acumulado por el único político que hasta ahora ha vencido dos veces en unas elecciones al PSOE, y que nunca ha concedido que la izquierda tenga superioridad moral o política ni un derecho divino a gobernar, motivos suficientes para odiarle, pero como ese sentimiento visceral no puede ser nunca reflejo de un ser superior, estos se dedican a despreciarle irónicamente desde sus pedestales.
Por cierto, El País vuelve a introducir la palabra "miedo" en el titular de una de sus noticias, al contraponer "progresismo" y "derecha". No pueden evitar hacer propaganda de la más baja calidad y peores intenciones cuando intentan defender al PSOE. Una más de sus lecciones de democracia, la desligitimación de las ideas liberales y conservadoras a través de la identificación de las mismas con las "fuerzas del mal", tan vigentes hoy en día con la moda de los vampiros cinematográficos.
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