domingo, 20 de junio de 2010

LA MUERTE DE SARAMAGO


Dice en El Mundo el patrón de la Argos que leyó con interés tres de sus libros pero perdió interés por las causas que abrazaba. Por mi parte, nunca perdí ese interés, aunque en realidad nunca lo tuve.

Mi experiencia laboral con países ex comunistas y social-comunistas me llevaron a odiar todo lo que esa ideología representa, conozco el mal que el comunismo inoculaba en sus sociedades, las consecuencias de ese mal, la deshumanización, el odio al opositor, el desprecio a los seres-estorbo (ancianos, enfermos, disminuidos...).

Cualquier abogado de ese sistema merece mi indiferencia, como la que Almodóvar concedió a Franco durante 40 años, en los que para mostrar su rechazo al sistema no dijo una sola palabra en su contra. Yo soy un poco más atrevido que él, me atrevo manifestar que no quiero que el comunismo tenga la más mínima posibilidad de introducirse en nuestra vidas.

No me alegro de la muerte de Saramago, pero con su fin podemos decir que hay un destacado "intelectual" menos para defender ese criminal sistema.

Descanse en paz él, y nosotros. Ojala su muerte fuera seguida de la muerte de esa ideología, pero creo que a la humanidad le queda mucho por luchar para estar libre de esa amenaza.

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