Imaginemos que de repente se acaba el mundo tal y como lo conocemos. Una pandemia, un meteorito, una guerra nuclear, un apocalipsis zombie o cualquier otro desastre se lleva por tierra lo que conocemos como “humanidad”. ¿Cuál es el primer paso que los supervivientes tienen que dar para iniciar la reconstrucción?
Lewis Dartnell, biólogo de la Universidad de Oxford, ofrece en Abrir en caso de apocalipsis un “manual de reinicio”. No se centra en la supervivencia a corto plazo, sino en cómo volver a empezar y reconstruir una civilización tecnológicamente avanzada. En eso, según el propio autor, se diferencia de los demás manuales.
Y es que la mayoría ignoramos cómo se construye un reloj, se fabrica ropa o se cultivan alimentos. El conocimiento especializado se nos escapa a los ciudadanos de los países más desarrollados. Apenas tenemos habilidades de supervivencia y los métodos de producción son algo demasiado lejano para nosotros. Estamos desconectados de los principios y procesos que nos permiten vivir de la manera en que lo hacemos. Además, “el conocimiento humano es colectivo y está distribuido por toda la población”. Los libros especializados no serían útiles porque no se presentan de una manera apropiada para individuos sin la formación específica. Por es necesario este manual.
¿Por dónde empezar?
El autor se imagina una pérdida de población, pero sin una destrucción masiva del material. En este supuesto, la supervivencia inmediatamente posterior es fundamental, para lo que el autor aporta una serie de explicaciones acerca de la ropa necesaria, la alimentación, la obtención y conservación del fuego y del agua potable y la importancia del combustible, la electricidad y los medicamentos. Además recomienda abandonar las ciudades, que debido a su falta de mantenimiento se harían inhabitables. Sería mejor trasladarse a emplazamientos rurales con suelo fértil y cultivable e infraestructuras antiguas mejor adaptadas a la vida sin electricidad; a poder ser cerca de la costa para el acceso a la pesca marítima.
Después de algunas explicaciones y trucos acerca de la agricultura y los fertilizantes, llega la parte dedicada a la comida y alimentación. Desde la conservación con los métodos de desecación, salazón o ahumado (detalladamente explicados) hasta la importancia de la vitamina D para evitar el raquitismo, cómo preparar cereales, hacer funcionar un refrigerador o enlatar la comida son algunos de los procesos explicados por el autor. Se completa esta guía con el proceso de fabricación textil. Es importante, según Dartnell, que los supervivientes postapocalípticos aprendan a crear las cosas por sí mismos en vez de ir a buscarlas entre las ruinas.
La obtención de energía, cal, jabón, metales, ácidos, vidrio y otro tipo de materiales también está perfectamente expuesta por el autor antes de llegar al capítulo de la medicina. La moderna capacidad médica quedará colapsada por completo, algo aterrador para los habitantes de los países desarrollados, acostumbrados a pedir una ambulancia con solo una llamada. Aunque explicar todo el conocimiento médico es casi imposible, Dartnell sí expone algunas nociones básicas para acelerar la reconstrucción de la medicina moderna, tales como la prevención y curación de enfermedades infecciosas, la obtención de una analgesia “casera” (mascando corteza de sauce, frotando una guindilla sobre la piel o recurriendo al opio con las dosis adecuadas para no alterar demasiado el ritmo cardiaco), y la construcción de un rudimentario microscopio.
Hacia la recomposición del mundo
Un aspecto fundamental ante la caída de la civilización industrializada será la nueva provisión energética. En un detallado capítulo, Dartnell explica cómo los supervivientes tendrán que volver a aprender a satisfacer sus demandas de energía, a través de algunas nociones de mecánica y del complejo mundo de la electricidad y su distribución. Y también está el asunto de los transportes. Probablemente habría que recuperar la máquina de vapor, la tracción animal o los barcos de vela si la mecanización se pierde, al menos hasta que los avances de ingeniería permitan recuperar la motorización.
Cualquier superviviente del mundo tecnológico se esforzará mucho en recuperar las líneas de comunicaciones, como las redes inalámbricas, internet o los smartphones. Pero en un mundo postapocalíptico habría que volver a las antiguas comunicaciones. Probablemente se retomaría la escritura a mano y se reinventaría la imprenta (con la elaboración de bloques de letras con metal fundido).
Dartnell aporta también algunas nociones de química avanzada, como la formación de la tabla periódica, la fabricación de explosivos, el funcionamiento de una técnica fotográfica sencilla (con materiales como una hoja de papel, clara de huevo, una lente, nitrato de plata o sal), y la obtención de elementos tan empleados en la sociedad como son la sosa y el nitrato. Y por último, el tiempo y el lugar, asuntos primarios que tarde o temprano todo superviviente necesitará conocer. El reloj de sol es probablemente la manera más sencilla de empezar, aunque el autor cuenta al detalle cómo construir un reloj mecánico de cuerda. Elaborar un mapa y un calendario son también cuestiones que el superviviente tendrá que resolver.
Un repaso a la historia de conocimiento es el broche final a este manual que recopila los saberes fundamentales para reconstruir la civilización. Incluso si esta no desaparece, no hay duda de que Abrir en caso de apocalipsis nos ayudará a comprender el mundo, y a recuperar cierto tipo de conocimiento que la especie humana parece haber olvidado. Aquí están las claves de la ciencia y la tecnología explicadas para empezar (casi) de cero.
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