lunes, 6 de diciembre de 2010

EL DESPIDO DE LOS FUNCIONARIOS EN ESPAÑA

Según las estadísticas de Blogger una de las entradas más consultadas por los internautas es la del despido de los funcionarios, muestra de que los ciudadanos buscan información sobre este tema en medio de la crisis económica.

Al mismo tiempo, los medios de comunicación informan de que las administraciones y empresas públicas han aumentado sus plantillas un 8% desde el inicio de la crisis en un intento de colocar a los amiguetes y familiares y de maquillar las cifras del paro galopante. Baste recordar el caso de la Junta de Andalucía que pretende convertir en funcionarios a más de 20.000 empleados públicos contratados sin oposición. Hay que reconocer que el sector público español es demasiado grande, especialmente se si realizan comparaciones con los trabajadores empleados en el sector privado.

Este desmadre en las contrataciones hacen que muchos trabajadores del sector privado se pregunte porqué ellos tienen que ver como sus puestos de trabajo y sus salarios están en riesgo mientras las administraciones siguen contratando personal al que la inestabilidad de la crisis les afecta de forma superficial. Por ello cada vez más voces se levantan exigiendo una disminución del sector público y unas retribuciones de los funcionarios ligadas a su rendimiento, absentismo y productividad.

¿Qué dice la legislación sobre el despido de los funcionarios en España?


Pérdida de la relación de servicio
Artículo 63. Causas de pérdida de la condición de funcionario de carrera.
Son causas de pérdida de la condición de funcionario de carrera:
a) La renuncia a la condición de funcionario.
b) La pérdida de la nacionalidad.
c) La jubilación total del funcionario.
d) La sanción disciplinaria de separación del servicio que tuviere carácter firme.
e) La pena principal o accesoria de inhabilitación absoluta o especial para cargo público que tuviere carácter firme.

Artículo 64. Renuncia.
1. La renuncia voluntaria a la condición de funcionario habrá de ser manifestada por escrito y será aceptada
expresamente por la Administración, salvo lo dispuesto en el apartado siguiente.
2. No podrá ser aceptada la renuncia cuando el funcionario esté sujeto a expediente disciplinario o haya sido
dictado en su contra auto de procesamiento o de apertura de juicio oral por la comisión de algún delito.
3. La renuncia a la condición de funcionario no inhabilita para ingresar de nuevo en la Administración Pública
a través del procedimiento de selección establecido.

Artículo 65. Pérdida de la nacionalidad.
La pérdida de la nacionalidad española o la de cualquier otro Estado miembro de la Unión Europea o la de
aquellos Estados a los que, en virtud de Tratados Internacionales celebrados por la Unión Europea y ratificados por España, les sea de aplicación la libre circulación de trabajadores, que haya sido tenida en cuenta para el nombramiento, determinará la pérdida de la condición de funcionario salvo que simultáneamente se adquiera la nacionalidad de alguno de dichos Estados.

Artículo 66. Pena principal o accesoria de inhabilitación absoluta o especial para cargo público.
La pena principal o accesoria de inhabilitación absoluta cuando hubiere adquirido firmeza la sentencia que la
imponga produce la pérdida de la condición de funcionario respecto a todos los empleos o cargos que tuviere.
La pena principal o accesoria de inhabilitación especial cuando hubiere adquirido firmeza la sentencia que la
imponga produce la pérdida de la condición de funcionario respecto de aquellos empleos o cargos especificados en la sentencia. (consultar el Código Penal para ver qué delitos acarrean estas penas).

Artículo 67. Jubilación.
1. La jubilación de los funcionarios podrá ser:
a) Voluntaria, a solicitud del funcionario.
b) Forzosa, al cumplir la edad legalmente establecida.
c) Por la declaración de incapacidad permanente para el ejercicio de las funciones propias de su cuerpo o escala, o por el reconocimiento de una pensión de incapacidad permanente absoluta o, incapacidad permanente total en relación con el ejercicio de las funciones de su cuerpo o escala.
d) Parcial. De acuerdo con lo establecido en los apartados 2 y 4.
2. Procederá la jubilación voluntaria, a solicitud del interesado, siempre que el funcionario reúna los requisitos y condiciones establecidos en el Régimen de Seguridad Social que le sea aplicable.
Por Ley de las Cortes Generales, con carácter excepcional y en el marco de la planificación de los recursos humanos, se podrán establecer condiciones especiales de las jubilaciones voluntaria y parcial.
3. La jubilación forzosa se declarará de oficio al cumplir el funcionario los sesenta y cinco años de edad.
No obstante, en los términos de las leyes de Función Pública que se dicten en desarrollo de este Estatuto, se podrá solicitar la prolongación de la permanencia en el servicio activo como máximo hasta que se cumpla setenta años de edad. La Administración Pública competente deberá de resolver de forma motivada la aceptación o denegación de la prolongación.
De lo dispuesto en los dos párrafos anteriores quedarán excluidos los funcionarios que tengan normas estatales específicas de jubilación.
4. Procederá la jubilación parcial, a solicitud del interesado, siempre que el funcionario reúna los requisitos y condiciones establecidos en el Régimen de Seguridad Social que le sea aplicable.

Artículo 90. Suspensión de funciones.
1. El funcionario declarado en la situación de suspensión quedará privado durante el tiempo de permanencia en la misma del ejercicio de sus funciones y de todos los derechos inherentes a la condición. La suspensión determinará la pérdida del puesto de trabajo cuando exceda de seis meses.
2. La suspensión firme se impondrá en virtud de sentencia dictada en causa criminal o en virtud de sanción disciplinaria. La suspensión firme por sanción disciplinaria no podrá exceder de seis años.
3. El funcionario declarado en la situación de suspensión de funciones no podrá prestar servicios en ninguna Administración Pública ni en los Organismos públicos, Agencias, o Entidades de derecho público dependientes o vinculadas a ellas durante el tiempo de cumplimiento
4. Podrá acordarse la suspensión de funciones con carácter provisional con ocasión de la tramitación de un procedimiento judicial o expediente disciplinario, en los términos establecidos en este Estatuto.

Artículo 95. Faltas disciplinarias.
1. Las faltas disciplinarias pueden ser muy graves, graves y leves.
2. Son faltas muy graves:
a) El incumplimiento del deber de respeto a la Constitución y a los respectivos Estatutos de Autonomía de las Comunidades Autónomas y Ciudades de Ceuta y Melilla, en el ejercicio de la función pública.
b) Toda actuación que suponga discriminación por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual, lengua, opinión, lugar de nacimiento o vecindad, sexo o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, así como el acoso por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual y el acoso moral, sexual y por razón de sexo.
c) El abandono del servicio, así como no hacerse cargo voluntariamente de las tareas o funciones que tienen encomendadas.
d) La adopción de acuerdos manifiestamente ilegales que causen perjuicio grave a la Administración o a los ciudadanos.
e) La publicación o utilización indebida de la documentación o información a que tengan o hayan tenido acceso por razón de su cargo o función.
f) La negligencia en la custodia de secretos oficiales, declarados así por Ley o clasificados como tales, que sea causa de su publicación o que provoque su difusión o conocimiento indebido.
g) El notorio incumplimiento de las funciones esenciales inherentes al puesto de trabajo o funciones encomendadas.
h) La violación de la imparcialidad, utilizando las facultades atribuidas para influir en procesos electorales de cualquier naturaleza y ámbito.
i) La desobediencia abierta a las órdenes o instrucciones de un superior, salvo que constituyan infracción manifiesta del Ordenamiento jurídico.
j) La prevalencia de la condición de empleado público para obtener un beneficio indebido para sí o para otro.
k) La obstaculización al ejercicio de las libertades públicas y derechos sindicales.
l) La realización de actos encaminados a coartar el libre ejercicio del derecho de huelga.
m) El incumplimiento de la obligación de atender los servicios esenciales en caso de huelga.
n) El incumplimiento de las normas sobre incompatibilidades cuando ello dé lugar a una situación de incompatibilidad.
ñ) La incomparecencia injustificada en las Comisiones de Investigación de las Cortes Generales y de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas.
o) El acoso laboral.
p) También serán faltas muy graves las que queden tipificadas como tales en Ley de las Cortes Generales o de la Asamblea Legislativa de la correspondiente Comunidad Autónoma o por los convenios colectivos en el caso de personal laboral.

Artículo 96. Sanciones.
1. Por razón de las faltas cometidas podrán imponerse las siguientes sanciones:
a) Separación del servicio de los funcionarios, que en el caso de los funcionarios interinos comportará la revocación de su nombramiento, y que sólo podrá sancionar la comisión de faltas muy graves.
b) Despido disciplinario del personal laboral, que sólo podrá sancionar la comisión de faltas muy graves y comportará la inhabilitación para ser titular de un nuevo contrato de trabajo con funciones similares a las que desempeñaban.
c) Suspensión firme de funciones, o de empleo y sueldo en el caso del personal laboral, con una duración máxima de 6 años.
d) Traslado forzoso, con o sin cambio de localidad de residencia, por el período que en cada caso se establezca.
e) Demérito, que consistirá en la penalización a efectos de carrera, promoción o movilidad voluntaria.
f) Apercibimiento.
g) Cualquier otra que se establezca por Ley.
2. Procederá la readmisión del personal laboral fijo cuando sea declarado improcedente el despido acordado como consecuencia de la incoación de un expediente disciplinario por la comisión de una falta muy grave.
3. El alcance de cada sanción se establecerá teniendo en cuenta el grado de intencionalidad, descuido o negligencia que se revele en la conducta, el daño al interés público, la reiteración o reincidencia, así como el grado de participación.


Como pueden ver, el despido de los funcionarios de carrera está permitido sólo por motivos tasados en la ley y existe poco margen para llevarlo a cabo con motivo de la crisis. Se podrían utilizar otros argumentos jurídicos (como la manipulación de las oposiciones de acceso) pero serían difíciles de justificar ante un Tribunal. Otro medio sería la aprobación de nuevas regulaciones, modificaciones a este Estatuto, que contemplen sanciones de despido para comportamientos que serían considerados faltas muy graves y que actualmente no están contemplados como tales.

Los dos mejores medios de adelgazamiento de la función pública son la limitación legal de contratación de nuevos funcionarios por parte de las administraciones (lo que podría violar la autonomía de gestión de estas instituciones reconocida por la ley) y la paralización absoluta de nuevas contrataciones dejando vacantes los puestos de los funcionarios que se jubilen o pierdan su empleo por enfermedad o inhabilitación.

Existe una tercera vía para disminuir la función pública, la privatización de las decenas de empresas creadas en estos últimos años por las administraciones. Si se puede privatizar AENA y Loterías como acaba de realizar el gobierno Zapatero, se pueden privatizar casi todas las demás, especialmente esas que no son de interés nacional.

Según las encuestas gran parte de los ciudadanos en España es partidaria de que el Estado mantenga una importante cuota de poder en las empresas claves del sector energético, comunicaciones, transporte y banca. Respetando éstas, donde quizás el gobierno debería plantearse la recuperación del 51% de las acciones, el resto deben ser privatizadas a toda velocidad, antes de que se pueda convertir en una imposición de la Unión Europea.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos días no se habla de otra cosa que no sea la huelga de los controladores aéreos que tantas molestias ha ocasiondo, pero por lo que veo es la única manera de que el Gobierno tome en cuenta a un colectivo, ya que si no se crea un gran problema no se hace caso a quien reclama un derecho reconocido por la ley.
Hace más de tres años y medio que se aprobó el Estatuto de la Función Pública donde se reconoce el derecho de los funcionarios a la jubilación parcial a petición propia siempre que reunan los requisitos exigidos por la Seguridad Social. Sin embargo todavía el Gobierno no consiente que se aplique esta Ley y a muchos funcionarios se nos está obligando a trabajar privándonos de nuestros derechos, pero como no causamos problemas al Gobierno no nos tiene en cuenta.
Quiero que alguien me sugiera alguna barbaridad que podríamos hacer para poner en un aprieto al Gobierno, para obligarle a que se aplique esta Ley, ya que si confío en la negociación de los sindicatos estaré trabajando a los noventa años.
Un funcionario engañado.

Aussie dijo...

Siendo sincero, y desconociendo el sector de su actividad, no creo que haya muchas opciones para forzar al gobierno a aceptar algo que no quiere cumplir más que la vía judicial.

Sería cuestión de que Vd presentara su petición de jubilación parcial de forma reglamentaria, esperase a la más que probable denegación de la misma, después acudiese al recurso administrativo (si cabe) y finalmente a la vía judicial.

Es la vía más común entre los militares ya que ellos no cuentan con medios de presión ante la Administración. A veces consiguen sus objetivos y otras no. Pero es una vía.

Un saludo y si tiene éxito le agradecería que me contara como lo hizo.