miércoles, 26 de enero de 2011

LOS PROGRESISTAS DE SALÓN. LA GAUCHE DIVINE

Genial Antonio Burgos sobre los progresistas españoles, esa gauche divine, esa izquierda caviar que vive de decirnos a los demás como es la democracia pero obviando sus propias recomendaciones. Se lo dejo entero según fue publicado en ABC:
En esta España de la titulitis, donde la Universidad es una fábrica de parados, pero, eso sí, con muchas diplomaturas, licenciaturas, doctorados y másteres, han debido de poner una Facultad de Ciencias del Progreso y yo no me he enterado. No veas la cantidad de progresistas que van por ahí presumiendo de serlo y viviendo de ello. Y perdonando la vida y llamando facha a todo el que no tiene la inmensa dicha de pertenecer a ese cuerpo de privilegiados que en nuestra nación detentan (que no ostentan) el poder, el prestigio, la razón y además el dinero, de trincar la tela arrimándose al perol.
Son progresistas con carné. Un carné maravilloso, porque no es por puntos, como el de conducir, y no te lo quitan si eres un baranda que le das una subvención a la empresa de tu hija o metes la mano en el cajón o en la cal viva . Bueno, les pasa como a los fachas con carné, también sin puntos, pero a la inversa. Si eres un facha con carné y, por ejemplo, sacas a España de la ruina en la que la dejaron los progresistas, enderezas la economía, creas millones de empleos y logras el respeto internacional, como hizo Aznar, el carné de facha no te lo quita nadie.
...... Los progresistas con carné han echado las campanas al vuelo (campanas laicas, naturalmente) porque han elegido como presidente a uno de los suyos, .....  los jueces progresistas, que se llevan los mejores puestos, los más rápidos ascensos, las grandes mamelas. ...
.... en la judicatura y en la comunicación, en la enseñanza y en la medicina, progresista en España es hoy una especialización, una profesión como otra cualquiera. Progresista suena a profesión. Como escayolista, economista, taxista, anestesista, documentalista, ebanista, pianista o futbolista: progresista. De ahí que España se haya llenado de progresistas profesionales, que le sacan una pasta al oficio.
En esta tesitura de volverán encuestas victoriosas y de hambre y sed de justicia, digo, de urnas, me encontré el otro día con un profesional de éstos, que me dijo:
—Yo no puedo votar al PP, porque soy progresista.
Vamos, como el militar que te dice que no puede afiliarse a un partido porque es comandante. Y le pregunté:
—¿Y qué es ser progresista, hijo mío? ¿Decir que de los 4 millones de parados tienen la culpa la Banca y el PP? ¿Estar en contra de la pena de muerte... en China, pero a favor del aborto y la eutanasia en España? ¿Decir a cada paso esa imbecilidad de «ciudadanos y ciudadanas»? ¿Defender la dictadura de Cuba? ¿Quitar los crucifijos? ¿Prohibir los toros? Ah, y se me olvidaba lo principal: ¿negar la religión... católica, que no el Islam? Porque los progresistas, hijo, decís todos que sois agnósticos o ateos, pero gracias a vuestro carné vivís como Dios.

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