Uf, que nervios y que fatiguita les está entrando a algunos, especialmente al bachiller Pepiño, que ya no sabe que tonterías decir para disimular las negativas perspectivas electorales y el rechazo popular que se avecina.
La verdad es que el panorama político español es bastante desolador, y que la corrupción campa por sus anchas en este país.
Por eso, leer como algunos se lamentan amargamente y se rasgan las vestiduras por la corrupción del PP, a la vez que se olvidan de la del PSOE, que además de ocultada durante años se intenta ahora esconder tras acusaciones varias en el Parlamento, es bastante cansino además de indignante.
Mientras Cháves ha repartido decenas de millones de euros entre sus amiguetes, a Camps por ahora sólo se le va a demostrar el asunto de los trajes, que es menor en cuantía pero igual de vergonzoso. Pero en cualquier caso, todos estos asuntos deberían llevarnos a pensar que no se trata tanto de defender a "los nuestros" como de expulsar de la vida pública a cada uno de los individuos que han estado robando durante años a los españoles, con la complicidad, la sonrisa y el beneplácito de la mitad de la población.
No sabemos aún si este cambio en los gobiernos autonómicos y locales traerá algo bueno y decente para las instituciones más afectadas, pero a peor no pueden ir, así que bienvenido sean los cambios en todas aquellas corporaciones que llevan años siendo manejadas como un cortijo particular.
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