sábado, 14 de mayo de 2011

TOMÁS GÓMEZ, O AUNQUE LA MONA SE VISTA DE SEDA. Y LA MONA DE ZAPATERO, EL MENTIROSO COMPULSIVO

Durante unas semanas creíamos que aquel joven político que era capaz de enfrentarse a Zapatero y su aparato, y derrotarle, podría ser la "esperanza blanca" del socialismo español, alguien capaz de poner fin a los dislates y mentiras de la perversa corriente dominante y zapat-erial en el socialismo hispano.

Pero no, no ha tardado mucho en demostrarse que Gómez es como cualquier otro dirigente socialista actual, no es más que un tipo mendaz, tramposo y mentiroso, que escogió la política como medio de vida.

Estos primeros días de campaña electoral hemos tenido varios ejemplos del talante del joven: desde mentir sobre sus estudios en un colegio privado al uso ilegal de grandes cartelones electorales en la Gran Vía (ridículos, por cierto), de su falsa indignación por unir su imagen a la de Zapatero y a de los cinco millones de parados que se han producido bajo gestión socialista a los insultos personales a su contrincante política. 

Sobre el cartel de la foto, no está de más recordar su famosa entrevista en la que afirmó que "quería para Madrid lo mismo que Zapatero para España". Por otra parte, aparte de acusaciones infundadas y realizadas contra la realidad diaria que aprecia la población de Madrid, Gómez, el cachorro imitador del perrillo faldero de ETA, no ha presentado en sus mítines ni una sola propuesta interesante. Espera ganar las elecciones sin anuncir medidas, sólo fomentando el odio contra el enemigo.

Si unimos su entrevista en Onda Cero a la cantidad de tópicos y lugares comunes que nos suelta en cada entrevista y mitin, y a la demagogia que destila en cada aparicón pública, tenemos la imagen del perfecto sucesor de Zapatero y de las tendencias socialistas actuales: un político vacío de ideas pero lleno de imágenes y gestos -"piensa en un elefante"-, alguien que será incapaz de hacer avanzar un país pero sí de hacerle creer que vive en los "mundos de Yupi", hasta que la realidad se imponga con toda su crudeza, como le ha sucedido a Zapatero. Pero el pagador de los desastres causados no será él, como no lo es Zapatero, ni el Sr de las Cejas ni él sufrirán las consecuencias de su radicalismo ideológico y su incapacidad gestora, sino los ciudadanos, los contribuyentes, los que les mantienen viviendo a la sopa boba.

Así, según nuestra mona Zapatero, la culpa de que en España haya casi cinco millones de parados no es del Gobierno, después de siete años de gobierno, sino del PP. Puede parecer un sarcasmo, pero eso es exactamente lo que ha dicho el Hijo del Viento, según el cual la responsabilidad de la elevada tasa de desempleo que asola nuestro país es "de las políticas especulativas que puso en marcha el PP desde el año 1996, favoreciendo un desarrollo urbanístico sin límites", políticas de las que él presumía hasta 2010 cuando afirmaba que íbamos a delantar a Italia y Francia en PIB y RPC; políticas que él se negaba a cambiar cuando elPP en 2008 le advirtió de la crisis que se avecinaba; políticas que ha fomentado en todas las CCAA dnde gobierna el PSOE desde hace 30 años.

No es la primera vez que Zapatero se sacude la responsabilidad de encima. El pasado día 3, durante una comparecencia en el Senado, el presidente del Gobierno ya dijo que las leyes aprobadas por el PP durante la etapa de José María Aznar y el "proceso de endeudamiento del sector inmobiliario" propiciado por los populares contribuyeron "de manera singular" a que las cifras de desempleo estén ahora desbocadas. Y hoy en Valencia ha vuelto a atacar a Mariano Rajoy con ese mismo argumento: "En 1996 se creó la mayor burbuja inmobiliaria de este país porque el PP cambió la Ley del Suelo".

Según el rojo feminista, más rojo y feminista que la Pasionaria, la mayor parte de los tres millones de puestos de trabajo perdidos en estos años de mandato socialista proceden del sector de la construcción. Conclusión del Felpudo de París: si el PP no hubiera apostado por una "expansión inmobiliaria" sin freno, el paro no se cebaría hoy con España. Conclusión de cualquier ciudadano normal que no sea adorador del Babeador por Obama: si Zapatero no hubiera irrumpido en nuestras vidas montado en un tren, el paro sería alto pero muy inferior al actual, y la crisis nos habría afectado pero ya estaríamos en la rampa de salida. Cualquiera hubiera intentado hacer frente a la crisis sin centrarse, como los socialistas, en negarla y ocultarla mientras mentían un día sí y otro también.

"El que diga que hemos hecho recortes miente como un bellaco" chillaba histérico el Arrastrado de Rabat mientras olvidaba que muchos de los votantes, afortunadamente, conservan sus neuronas y son capaces de recordar lo que ha ocurrido en los últimos años de este país.

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