martes, 5 de enero de 2016

LA CARRERA HACIA NINGUNA PARTE. DIEZ LECCIONES SOBRE NUESTRA SOCIEDAD EN PELIGRO

Giovanni Sartori: «Vivimos una guerra terrorista, global, tecnológica y religiosa»

Este prestigioso ensayista galardonado con el premio Príncipe de Asturias reflexiona sobre los peligros que acechan a la sociedad occidental.

«Estamos viviendo una guerra de religión. Y yo digo que a la guerra se le responde con la guerra, no con asambleas como hacen en las Naciones Unidas, que yo llamo desunidas». Así de rotundo y claro se muestra el más brillante politólogo italiano, Giovanni Sartori (Florencia, 1924), profesor de asombrosa cultura, considerado como uno de los máximos expertos en ciencia política. Es Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (2005) y ha publicado el ensayo «La carrera hacia ninguna parte. Diez lecciones sobre nuestra sociedad en peligro», elogiado en medios de la derecha y la izquierda.

«Occidente y sus valores están en peligro», advierte Sartori, quien considera que la guerra a la que asistimos es inédita, con cuatro características: terrorista , global, tecnológica y religiosa. «El extremismo islámico crece porque atrae a jóvenes de todo el mundo y su fuerza deriva de que se alimenta de fanatismo religioso. La guerra terrorista de Daesh es de una ferocidad que nuestra memoria histórica no recordaba. Es una guerra en la que es secundaria la componente militar. Se ganará si sabemos reaccionar y no dudamos de nuestros valores y de nuestra civilización ético-política».

Cree el profesor Sartori que Occidente no está dando la respuesta adecuada a Daesh y desconfía de la capacidad de liderazgo de Obama, al que se refiere con cierta ironía recordando que en sus años de profesor en Universidad neoyorquina de Columbia, en la que estaba inscrito el hoy presidente norteamericano, impartía dos cursos que hubieran sido «muy importantes para él, uno sobre teoría de la democracia y otro sobre el método y el lenguaje en política, pero no asistió a mis clases». Y con risa e ironía nos añade: «Si hubiera seguido mis cursos no habría hecho tantas estupideces».

Critica el empeño mostrado por Occidente para exportar la democracia en algunos países árabes: «La democracia no es exportable, sobre todo en los países islámicos, porque sus regímenes son teocracias fundadas sobre la voluntad de Alá, no sobre la voluntad del pueblo. Dios y pueblo son dos principios de legitimidad opuestos».

Integración de musulmanes

No solo es crítico con Obama, sino también con los líderes europeos «porque demuestran que comprenden poco y mal lo que está sucediendo en Europa». La ampliación de la UE a 28 países no le gusta al profesor. «Ha sabido expandirse, pero no es capaz de hacer una buena gestión», añade explicando que «Europa ha sido concebida como una entidad sin defensas económicas y, por tanto, fácilmente conquistable».

Especialmente duro se muestra con la política sobre inmigración. «La gran sorpresa ha sido que los musulmanes de tercera generación no solamente no se han integrado, sino que son los más rebeldes, porque no tienen trabajo, el islam fanático los atrae y odian a Occidente. Europa creyó que esos inmigrantes serían integrados en la tercera generación, como ocurrió en Estados Unidos. Pero allí eran todos de procedencia europea y con la misma religión».

A Sartori le preocupa especialmente la superpoblación mundial, con algunos casos que hablan por sí solos, como el de Níger, cuya población se duplica cada diez años, con descenso dramático de la vida media, que era de 28 años y ahora lo es de 15, y de continuar así en diez años será un país de niños, con millones y millones de niños, un país en el que además el desierto avanza. «El gran problema es la superpoblación. Es la más dramática crisis de nuestro tiempo. La Tierra ha superado los nueve mil millones de personas. En un siglo la población se ha triplicado. Es algo insostenible... ¿Dónde meteremos los miles de millones que la Tierra no podrá soportar. ¿Los mandaremos a Plutón?», se pregunta con ironía.

El autor de «Homo videns. La sociedad teledirigida» (1998), donde explicó que el «homo sapiens», un ser caracterizado por la reflexión dada su capacidad para generar abstracciones, se convirtió en «homo videns», que ve pero no piensa y a menudo no entiende. Ahora Giovanni Sartori culpa a la televisión y a Internet de «producir imágenes y cancelar los conceptos, atrofiando así la capacidad de comprender». En este sentido, considera que los nuevos medios pueden ser enemigos de la democracia. «La sociedad liberal democrática está construida de abstracciones. No hay nada visible en los conceptos que nosotros hemos usado para construir la democracia liberal. Conceptos como el de justicia, por ejemplo», nos señala Sartori.

Le indicamos al profesor que algunos al leer su último libro podrían tacharle de pesimista, pero él subraya que es realista: «Yo tengo un lema muy claro: El pesimismo es peligroso si nos lleva o induce a la rendición; pero el mal lo hace el optimismo o el "tranquilismo" que conducen a no hacer nada. Este es exactamente mi lema y lo que pienso».


Giovanni Sartori: «Los musulmanes de tercera generación odian a Occidente» «Vivimos una guerra de religión», advierte.

«La carrera hacia ninguna parte. Diez lecciones sobre nuestra sociedad en peligro», es una especie de manual de supervivencia que viene a enriquecer su producción de 35 libros traducidos en todo el mundo.

Confiesa que, originalmente, eligió como título de su libro «La carrera hacia la ruina», para explicar que «caminamos sin ideas de cómo progresar con tantos como somos, demasiados… Las ruinas crean unidades más pequeñas, como en la Edad Media. Algunos quieren crear su pequeño reino».


ÁNGEL GÓMEZ FUENTES - ABC - 14/09/2015  y 01/01/2016 

Estas son sus diez lecciones

1. La parábola del bípedo implume
"La historia de los bípedos implumes se pierde en la noche de los tiempos. (...) El caso es, por lo tanto, que solo hace un puñado de siglos que los ciudadanos tenemos un Estado que no es simplemente la fuerza del más fuerte. ¿Cuándo ocurrió? ¿Cuándo empezó el Estado tal y como lo conocemos hoy? Diría que a finales del siglo XVII, con John Locke, y principios del XIX, con Benjamin Contstant. (...) En resumen, la política fue la fuerza a discrección del más fuerte, del más poderoso, hasta que se inventó la democracia liberal, que es, precisamente, el producto de un pensamiento abstracto que comprende sin ver, digamos, con los ojos cerrados".

2. Revoluciones verdaderas y revoluciones falsas
"Lo que se discute no es -fíjense- si las revoluciones tienen, no tienen o deberían tener una continuación económico-social. Es bastante obvio que, de hecho, siempre es así. En realidad nunca se ha visto una revolución que se detenga y se encierre dentro del palacio que ha conquistado.  (...) Es realmente importante entonces distinguir entre revolución y ese después, y limitarse a la definición estricta y puntual de revolución. Si los límites entre acontecimiento revolucionario y gobierno posrevolucionario se borran, la "revolución permanente" se convierte en la justificación de la "dictadura permanente". (...) ¿Qué sentido tiene asaltar las democracias? En realidad, el asalto se ha producido, pero el hecho no se ha convertido en un asalto verdadero. Sí, las revoluciones han golpeado también a las democracias, pero la revancha ha sido que la democracia las ha vaciado".

3. El sistema electoral perfecto existe
"La premisa de un sistema electoral perfecto (casi perfecto) es que deben estar prohibidas las coaliciones. Cada partido se debe presentar solo, proponiendo un solo candidato. De esta forma, cada partido tiene interés en presentar a su mejor candidato o, en todo caso, al candidato considerado electoralmente el más fuerte, y los partidos minúsculos desaparecen solos (obviamente para las elecciones nacionales presidenciales). En el balotaje los designados serán cuatro o poco más. Y en la segunda vuelta, los candidatos menores pueden elegir entre retirarse -en tal caso obtendrán un derecho de tribuna- o seguir en liza, pero en tal caso perderán el derecho de tribuna".

4. Guerra terrorista y guerra al terrorismo
"Y el que no dice 'guerra' cuando la hay es que pierde esa guerra. O sea que quien usa la palabra 'guerra' ve una cosa, y quien no la usa ve otra. Quien dice guerra se siente en peligro moral; quien dice otra cosa, no. En la guerra, si es que se trata de una guerra, combatimos a un enemigo; pero si la palabra es distinta, entonces el enemigo no existe y no hay nada o nadie contra quien combatir. Por tanto, ¿se está librando una guerra sí o no? En mi opinión, sí. Quien cree que no, usa para definir la guerra criterios pasados y del pasado. Mientras que la guerra de la que estamos hablando es una guerra totalmente inédita, sin pasado".Hay que calificarla como 1) terrorista, 2) global, 3) tecnológica, y 4) religiosa".

5. Cristianismo e Islam, laicismo y religión
"Durante cerca de un milenio el cristianismo y el islam se enfrentaron y combatieron así, como dos religiones. Pero desde el siglo XVII, la 'respublica christiana' se fue disolviendo y secularizando gradualmente, mientras que el islamismo siguió siendo una civilización teocrática. ¿Por qué? Paradójicamente, nosotros, los cristianos, nos secularizamos gracias a las ferocísimas guerras de religión internas entre católicos y protestantes. Aquel baño de sangre fue terrible y Europa salió de él agotada. Pidió e impuso la tolerancia. El islam no ha conocido nunca guerras de religión internas comparables con las nuestras. Wahabitas, sunitas y chiítas se degüellan entre sí, pero esporádicamente y a pequeña escala (al menos en comparación con lo que fue la carnicería europea). Y luego, aunque es cierto que cristianismo e islam son ambos, en principio, religiones fuertes, el primero siempre ha sido menos fuerte que el segundo".

6. 'Jus sanguinis', 'jus solis' y residencia
"Hasta ahora, la ciudadanía se ha basado en el 'jus sanguinis', según el cual el individuo adquiere por nacimiento la nacionalidad de sus padres, o en el 'jus soli', según el cual el individuo adquiere la nacionalidad del país donde nace. Los países muy poblados mantienen en general el primero; los países poco poblados adoptan en general el segundo. (...) Quisiera proponer un tercer criterio: la concesión de la residencia permanente, transferible a los hijos pero siempre revocable, a cualquiera que entre en un país legalmente con los papeles en regla y un puesto de trabajo, no digo asegurado, pero sí prometido o creíble. En espera de descubrir cuántos seremos, si los podremos absorber o no, esta fórmula concede mucho tiempo y no hace daño".

7. Integración, asimilación y rechazo
"La Europa de Bruselas, la llamamos así para abreviar, ha sido concebida como una entidad sin aranceles y sin barreras económicas y, por lo tanto, indefendible y fácilmente conquistable. Y millones de seres humanos, sobre todo africanos, están buscando comida y trabajo en esta Europa. (...) La Unión Europea, que hoy consta de 28 Estados, está obviamente pasando por un mal momento, aunque es importante distinguir entre los países de Europa del norte y los demás. Los primeros han sido acogedores e incluso un poco ilusos, dentro de lo posible; pero ahora están saturados y hasta decepcionados. La gran sorpresa ha sido que los musulmanes de tercera generación no solo no se han integrado, sino que son los más rebeldes, los más extranjeros. Por eso Suecia, Holanda, Dinamarca y sus vecinos restringen las puertas de entrada".

8. Las dos éticas
"Max Weber formuló la distinción fundamental entre 'ética de la intención' (Gesinnungsethik) y ética de la responsabilidad (Verantwortungsethik). La primera persigue el bien (tal como lo ve) y no tiene en cuenta las consecuencias. Aunque el mundo se hunda, la buena intención es lo único que vale. La ética de la responsabilidad, en cambio, tiene en cuenta las consecuencias de las acciones. Si las consecuencias son perjudiciales, debemos abstenernos de actuar".

9. El alma no está en el espermatozoide
"Para la filosofía, o para el pensamiento racional, el hombre se caracteriza por la razón, por la autoconciencia o al menos por los estados psicológicos y autoconscientes. Para Locke, por ejemplo, la persona e un 'ser consciente de sí' y 'sin conciencia no hay persona'. Pero he aquí que de repente la Iglesia católica se olvida del alma (y, con ella, de su teología) y se entrega a la biología, a la cual le hace decir que entre mi embrión y yo no hay ninguna diferencia: vida humana la suya, vida humana la mía. Si embargo, la definición religiosa -repito- es y debe ser distinta; considera que el hombre es hombre porque está caracterizado por la presencia del alma. Esta es una definición que no comparto pero respeto. Y me asombra que sea yo quien tenga que recordarla y defenderla mientras la Iglesia demuestra que la ha olvidado. Se me podría objetar que es obvio que el alma llega con el embrión. ¿Obvio? Obvio exactamente, no. Esta no ha sido nunca la doctrina de la Iglesia y he citado a Santo Tomás para demostrarlo".

10. El embrión y la persona

"Si, como me deseó un simpático lector tiempo atrás, me hubieran matado cuando era un embrión, no me habría dado cuenta y ni siquiera habría sufrido por ello. En cambio, como persona, sé que tendré que morir y quizás incluso que sufrir. Y el argumento lógico es el siguiente: si bien un embrión será una persona, un embrión todavía no lo es".


1 comentario:

Bailón dijo...

He encontrado este blog buceando la noticia del pasado día 4 sobre el fallecimiento de Giovanni Sartori, y prometo visitarlo con frecuencia dada la línea de sus contenidos, muy acorde con mi pensamiento.