lunes, 20 de junio de 2011

DESPUES DEL DÍA DE LA INDIGNACIÓN

¿SABEN los que ayer se manifestaron airadamente contra «el pacto de euro» lo que significa el euro y su pacto? Si lo saben, son unos cínicos; si no lo saben, unos pardillos

Estoy seguro que la mayoría de ellos no lo saben, ni el cómo hemos llegado a esto ni las consecuencias de  incumplirlo, pero tampoco quieren saberlo, porque se vive mejor cuando el gobierno gasta y malgasta sin fin pensando que todo se soluciona poniendo a funcionar la máquina de hacer billetes.

El euro y la CEE significó para España un maná en fondos destinados a igualar las diferencias entre el centro y sur de Europa, que se tradujo en subvenciones, infraestructuras y nuevos mercados que hicieron subir el nivel de vida de los españoles, hicieron creer a los gobiernos centrales y autonómicos que malgastando dinero se podían comprar votos sin tener que sujetarse a ninguna regla. 

Lo malo fue que llegó la crisis y esos países siguieron gastando al mismo ritmo, sin que ni sus ingresos ni las ayudas de Bruselas aumentasen paralelamente, acumulando déficit cada vez mayores que han terminado por poner en peligro el euro. Para evitarlo hay que poner en práctica reformas que este gobierno populista y demagógico rechaza, porque la realidad es que lo hecho hasta ahora no es sino la aprobación de parches cosméticos, no reformas.

Por ello el desequilibrio entre el centro y sur de Europa no hace más que crecer. Esto no lo ha creado el mercado. Lo han creado unos gobiernos que no han dicho a sus pueblos su verdadera situación ni se han atrevido a hacer las reformas necesarias. Tampoco lo han creado los especuladores.

¿Qué es lo que quieren los indignados? que todo siga como estaba. Esos no son revolucionarios. Son reaccionarios que tratan de mantener una situación insostenible, aunque el euro, la Comunidad Europea, el pacto de estabilización se vayan al cuerno.

Quienes debían de haber previsto la crisis, el gobierno de Zapatero (advertido por Pizarro-PP a principios de 2008) y tomado las medidas oportunas contra ella no lo han hecho. Entonces, ¿por qué no se ve una sola pancarta contra Zapatero y su gobierno en las manifestaciones? Hay que recordar que las acampadas y manifestaciones han sido autorizadas y permitidas por el hombre elegido para suceder a Zapatero, Rubalcaba. 

Como decíamos ayer, las manifestaciones de «indignados» celebradas ayer en Madrid y otras ciudades contaron con un número de asistentes inferior al de otras concentraciones ciudadanas. Sin embargo, el Gobierno y sus medios afines parecen guardar especial deferencia hacia estos grupos minoritarios. No es descartable que un clima de tensión social pueda favorecer al PSOE ante las próximas elecciones y, por si acaso, siguen abiertos los puentes hacia los «indignados», como demostraron ayer las declaraciones de Carmen Chacón. Recuerden el micrófono abierto en Cuatro gracias al cual nos enteramos de que Zapatero estaba muy interesado en crear y amplificar la tensión en los días previos a las elecciones generales de 2008.

Cada vez resulta más evidente la sincronización de estos movimientos de protesta con la crítica situación de la izquierda. Nada más oportuno que deslegitimar, justo ahora, el sistema que ha dado al centro-derecha el poder municipal y autonómico, y que probablemente le entregue el gobierno de la Nación.



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