lunes, 6 de febrero de 2012

MENTIRAS DIARIAS Y MENTIRAS HISTÓRICAS


Elena Valenciano es la mujer que ha alcanzado un cargo más alto en la estructura del PSOE. La nueva vicesecretaria general es una prueba evidente de que Rubalcaba ha optado por la excelencia, como demuestra su currículo en la web del Parlamento Europeo. En ella se informa de su fecha de nacimiento y de su titulación. Según la web, al cumplir los veinte ya era licenciada en Derecho y en Ciencias Políticas. Esta mujer deja pequeña la legendaria precocidad de Pancho López (chiquito, pero matón).

No es la primera vez. En julio de 2007, siendo europarlamentaria se opuso a que unas becas de la UE llevaran el nombre de quien fue eficaz vicepresidenta europea Loyola de Palacio. El día 13 de julio lo explicaba en Herrera en la Onda, con protestas de afecto a  la citada: “yo me he llevado bien con Loyola, fuimos compañeras de colegio”. No pudo ser cierto. Loyola de Palacio había nacido el 16 de septiembre de 1950. Le llevaba diez años justos. Cuando Loyola estudiaba ‘Preu’, a Elena le faltaban dos años o tres para examinarse de ingreso de bachillerato.

Su propia página web descubre el artificio y la mentira de su currículo europeo: “Estudios en Derecho y Ciencias Políticas”. Como el secretario ejecutivo de Relaciones Políticas: estudio de ingeniería. Es una tradición: al anterior vicesecretario general también le pasaba: Estudios de Derecho (que abandonó en Primero).

En otros asuntos y coincidiendo con el alineamiento de José A. Griñán con la candidata Chacón, ha aparecido en la blogosfera una ‘información’ que da cuenta de una presunta afirmación del presidente de la Junta de Andalucía y nuevo presidente del PSOE:
Nosotros, los socialistas, los que hemos sufrido la represión de la dictadura, no podemos permitir que la derecha gobierne en Andalucía”.

 

La noticia no viene datada, se dice que en un mitin, pero no la fecha ni la localidad. Al mismo tiempo se informa de que ABC del 25 de marzo de 1944 daba la noticia de la boda de “D. Octaviano Griñán Gutiérrez, Oficial de la Casa Militar de Su Excelencia el Jefe del Estado” y de María Teresa Martínez Maldonado, que andando el tiempo serían los padres de José Antonio Griñán.

Parece fuera de toda duda que el padre de Griñán fue oficial (comandante) de la Casa Militar de Franco, tal como dice el suelto de ABC. Es un dato que era público y que Griñán no ha desmentido. Sin embargo me ha llamado la atención la presencia en la boda de un presunto ministro del Ejército llamado Antonio Goicoechea. En 1944, los ministros militares de Franco eran los generales Asensio Cabanillas (del Ejército); almirante Moreno Fernández (de Marina) y general Vigón (del Aire). Nunca hubo un ministro del Ejército llamado Goicoechea.
El asunto tiene su interés. Si Griñán ha dicho lo que se le atribuye, hay una cierta impostación en ello. No es que la dictadura no reprimiera a los hijos de sus dirigentes, pero parece que los hijos de los obreros o de personas corrientes eran más reprimidas que los hijos de franquistas cualificados. Pero no  ha mentido, que se sepa, sobre su padre.

Su antecesor en el cargo, Manuel Chaves González, sí lo hizo. El 24 de febrero de 2008, en un mitin de Dos Hermanas, dijo:
Tenemos que ganar, porque se los debemos a nuestros padres y a nuestros abuelos, que lo pasaron muy mal durante el franquismo.
El padre de Chaves se llamaba Antonio Chaves Plá y era coronel de Artillería. Tenía la Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco que le impuso el dictador en la Pascua Militar de 1973. El diario ABC lo mostraba en el Club de Oficiales del Regimiento de Artillería de Sevilla, con el entonces capitán general de la II Región Militar, Félix Álvarez- Arenas Pacheco, con motivo de su visita al regimiento.
Lo curioso de este asunto es que en la foto, publicada el 23 de abril de 2011, en la que el coronel Chaves aparece a la derecha, se identifica, 29 años después de la boda del padre de Griñán al militar que ocupa el centro, con bigote rectilíneo, como el ministro del Ejército, Antonio Goicoechea. Se trata en realidad del teniente general general Félix Álvarez-Arenas Pacheco; los ministros del Ejército aquel año fueron: Juan Castañón de Mena, hasta el 11 de junio y Francisco Coloma Gallegos desde esa fecha en adelante.

Chaves mintió. Griñán, quizá sólo exagerase. En la Ejecutiva de Rubalcaba hay otra vocal con historia familiar compleja: Maru Menéndez, hija de Camilo Menéndez Vives, el capitán de navío que al tener noticia del golpe de Estado de Tejero se presentó en el Congreso perfectamente uniformado para ponerse a las órdenes de su conmilitón. Ella se retrató de esta guisa cuando era jovencita, hacia 1975, aproximadamente. Hay que decir que, naturalmente, tiene todo el derecho a cambiar de pensamiento, que, a mi modo de entender, el cambio ha sido para bien y que nunca ha negado públicamente esos extremos. Pero es de esperar que esta ejecutiva que preside Griñán y manda Rubalcaba no acusen tontamente a nadie de franquista o hijo de franquista. El nuevo secretario ejecutivo de Política Municipal, Gaspar Zarrías, también tiene una historia de abuelos.

Corolario: “Se fueron con mentiras y han vuelto con mentiras”. (Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, en su discurso al XXXVIII Congreso)

Hace un año, recuerdas, el secretario de Estado Gaspar Zarrías asistió al acto de homenaje a Baltasar Garzón que se celebró en la Universidad Complutense. Su presencia fue polémica, porque se interpretó que simbolizaba el reproche del gobierno a un procedimiento contra el juez. Protestó el Partido Popular y le replicó el PSOE. A través, concretamente, de la portavoz Elena Valenciano: «A su abuelo lo fusilaron, el otro estuvo 14 años en la cárcel, su padre otros 12. A su padre y sus abuelos los callaron, pero ningún nuevo franquista va a callar a Zarrías». Días después, Román Orozco firmaba un artículo en el diario El País (Zarrías, dos veces fusilado) que era una buena síntesis del ambiente. Así empezaba: «Gaspar Zarrías Moya fue fusilado hace 70 años en la cárcel de Andújar. Su nieto Gaspar Zarrías Arévalo está siendo verbalmente fusilado ahora.» Y más adelante: «El 28 de mayo de 1940, en la cárcel de Andújar caía acribillado Gaspar Zarrías Moya. Tenía 50 años, era un sencillo labrador nacido en Mengíbar. Su “delito”: ser alcalde elegido democráticamente, durante la II República, de Cazalilla, una aldea a unos 30 kilómetros de Jaén.»
Hummm.
Tengo sobre la mesa el Procedimiento Sumarísimo de Urgencia 14.478, que se inició el 29 de septiembre del año 1939 contra Gaspar Zarrías Moya, procesado por el delito de Adhesión a la Rebelión (me gustaría que vieras la caligrafía de esas dos palabras, para darte cuenta de hasta qué punto lo rimbombante puede ser siniestro) y en la cárcel de Cazalilla desde el 1 de abril. Lo tramita el Ejército Español. Más concretamente, la Auditoría de Guerra del Ejército de Operaciones del Sur. Los hechos que se juzgan ocurrieron en la dicha Cazalilla «durante el dominio rojo». Como instructor figura el teniente de artillería Luis Fiestas Contreras. Y como secretario Juan Martos Salido, cuya competencia es Falangista. Del procesado Zarrías se dice que nació en Mengíbar. Tiene 50 años, casado y con 5 hijos, y de profesión labrador.

La nota biográfica obvia algo importante, y es que Gaspar Zarrías fue alcalde republicano en Cazalilla. En la página siguiente habla el alcalde de 1939. Se llama Miguel [sic: en realidad, Mateo] Cristino Jiménez, mayor de edad, soltero. Ante la «respetable autoridad» denuncia de su puño y letra: «Al vecino de ésta, Gaspar Zarrías Moya, elemento peligroso marxista habiendo desempeñado el cargo de juez de ésta durante el glorioso movimiento y como tal intervenido en las detenciones y persecución de elementos de orden». Esta es la generalidad de las cosas. Pero rápidamente la escritura se adentra en lo concreto: «Este individuo fue el que en la noche del 26 al 27 de diciembre de 1936 sacó de la cárcel y montó en el camión a mi difunto padre, el que con otro fue asesinado aquella noche en el término de Jaén, en el sitio conocido por Puente Mocho».

El sumario es difícil de leer y en algunos fragmentos, aunque cortos, imposible. Hay alguna otra acusación del mismo género contra Zarrías. Hasta que Ana Troyano Rovira llega ante el juez. Después de citar a dos personas como los autores del asesinato de su marido, Andrés Rodríguez, y de su hermano, Santiago Troyano, continúa: «Que también tiene que manifestar que el que tuvo la culpa de todo fue Gaspar Zarrías, que designó a sus familiares para que fuesen asesinados, en lugar del novio de su hija que estaba designado como uno de los que había que asesinar». Otros testimonios como el de Encarnación Carrillo y Pedro Villamor coinciden en el extraño canje. Pero no en los nombres de los que fueron asesinados en lugar del novio y su hermano: Aurelio Villamor y Mateo Cristino Polaino aparecen como los perjudicados y son estos nombres los que los siguientes testimonios van confirmando. También parece confirmarse el canje. Pedro Polaino, familiar de Mateo Cristino, describe la conducta de Zarrías: «Dijo que no se hiciera nada con él [Juan Godoy, el novio de su hija] puesto que si no su hija iba a ser una desgraciada toda su vida». La justicia también reclama la comparecencia del propio novio, Juan Godoy. Dice éste: «Que su futuro suegro Gaspar Zarrías no le facilitó ningún salvaconducto ni le dijese nada y que él huyó pasándose a las tropas nacionales». Su hermano Francisco también huiría. Por último, aquí tienes la transcripción del primer párrafo de la declaración de Zarrías: «En declaración propia, manifiesta: “que es cierto que él sustit[uyó a] los vecinos de ésta Juan Godoy Mateos (novio de su hija) y a su [hermano] Francisco Godoy Mateos, por los también vecinos de ésta, Mateo Cr[istino] Polaino y Aurelio Villamor Gázquez, pero que lo hizo porque el [...] del Frente Popular, Francisco Morenas Polaina, también sustituyó [...] a a dos primos suyos, llamados Juan Antonio Sánchez Fernández y [... Sán-]chez Fernández, a los que también instó dicho miembro a que huyer[an del] pueblo, poniendo en sustitución de ellos a los vecinos Andrés Rod[ríguez] Díaz y Santiago Troyano Rovira, que también fueron asesinados».

O sea que los canjeó. Comprenderás que salte suavemente sobre los motivos. El amor por la hija. Por el yerno. Cualquier amor o cualquier interés. Todo es remoto. Pero no quiero ahorrarte el dilema moral. Una guerra civil. Una oportunidad. El momento de hacerlo. El poder hacerlo. Y la evidencia de que, probablemente, la victoria republicana habría dejado para siempre en la oscuridad la decisión de Zarrías. No estoy del todo seguro de que pueda preguntar esto. Pero allá voy: ¿Qué habrías hecho? El resto de la declaración (las acusaciones contra sus compañeros del Frente Popular y la insistencia en que él se opuso a los asesinatos) es irrelevante para lo que me interesa. Una guerra civil. El labrador republicano. La hija enamorada del falangista. El padre: venga, Juan Godoy, coge a tu hermano y lárgate. Y que los amigos de Juan Godoy acabaran fusilándole. Y la vida, luego, si la hubo, de Juan Godoy con su esposa Zarrías. Toda esa apoteosis humana que el uso de la llamada «memoria histórica» reduce y abrasa como cepillo de carpintero.

Con fecha primero de junio de 1940 el juez municipal de Andújar informaba que en la sección de defunciones de este Registro Civil se hallaba inscrita la de Gaspar Zarrías Moya, «que falleció a las seis horas del día veintiocho de mayo a consecuencia de hemorragia cerebral». Muchos años después, y a propósito de la actividad de un juez en torno de las fosas, el nieto y secretario de Estado diría: «Las heridas hay que cerrarlas, y para cerrar bien una herida hay que limpiarla, desinfectarla, porque si se cierra mal al final vuelve a doler».


Maru Menéndez socialista de pura cepa

Maru Menéndez, la hija del golpista del 23-F, era falangista
Esta semana viendo por televisión desde el parlamento madrileño la sesión del estado de la región, donde nuestra presidenta Esperanza Aguirre exponía dicho estado de la comunidad madrileña y los políticos de la izquierda replicaban manifestando no estar de acuerdo, no pude por menos de sorprenderme leyendo la prensa digital y blogs, sobre el pasado que tienen determinados políticos y que somos muchos los que desconocemos.

Se trata de la “progresista” portavoz representante socialista en el parlamento madrileño, de la que se sabe poco de su vida anterior, y de saber que su señor padre fue uno de los militares derechistas que quisieron dar un golpe de estado el ya famoso 23-F.
Resulta que según leo en el blog “ calle1440-Análisis de la información.”

” La portavoz socialista de la Asamblea de Madrid, Maru Menendez, posee una curiosa biografía que sorprenderá a propios y extraños. Lo ha contado en su blogel escritor Juan Van Halen bajo el títular “Maru y las dos Españas”, donde, desde la premisa de la bondad de la pluralidad ideológica propia de todas las familias, detalla la biografía de la diputada socialista. Nadie es responsable de las acciones de su primo hermano o tatarabuelo, pero no deja de llamar la atención las sorprendentes relaciones familiares de cargos políticos de un partido como es el socialista que parece empeñado en reavivar las dos Españas.

Según cuenta Van Halen, el padre de Menéndez, “Camilo Menéndez Vives, sobrino del teniente general Camilo Menéndez Tolosa, ministro franquista del Ejército, era capitán de navío el 23-F, hace hoy 28 años, y la fuerza de sus convicciones le llevó a sumarse a la intentona golpista cuando ya se daba por fracasada”. Es más, “fue el militar de mayor graduación que entró en el palacio de la carrera de San Jerónimo“. Más. “Su hermano Ignacio, abogado, fue candidato al Congreso de los Diputados por FE-La Falange en las últimas elecciones generales por la circunscripción de Guadalajara“. Asimismo, el escritor también apunta que la portavoz socialista “está emparentada con Blas Piñar, notario, fundador de Fuerza Nueva, antiguo diputado (precisamente lo era el 23-F), ya que su hermano Camilo está casado con Esperanza Piñar, hija del ya ex político”.” 


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