viernes, 30 de marzo de 2012

GIBRALTAR Y EL PP


José Manuel García-Margallo quiere "recuperar Gibraltar". El nuevo equipo del Ministerio de Exteriores ha fijado el Peñón como una de las prioridades de la política exterior española. El plan es negociar directamente con Reino Unido y que ambas naciones sean las que decidan.

En el equipo de Margallo consideran que la mejor fórmula para Gibraltar sería conseguir una cosoberanía para la colonia británica de manera temporal. Es decir, España y Reino Unido compartirán su soberanía durante un tiempo limitado, pero siempre en constante negociación con un único objetivo: la total recuperación del Peñón en un tiempo razonable tal y como reconocen las resoluciones de Naciones Unidos. Este es, precisamente, el principal punto de apoyo de la postura del Ministerio: la ONU reconoce que Gibraltar debe ser español, tal y como bromeó el propio García-Margallo con un eurodiputado hace unos días. 

España sí estaría dispuesta a permitir que Reino Unido conservara una base naval con un estatus propio, tal y como ocurre en Rota con Estados Unidos.

En Exteriores aseguran que, según las informaciones de las que disponen, Reino Unido tampoco vería con malos ojos la devolución del Peñón. Históricamente, Gibraltar ha sido una fuente de problemas para Londres (presupuestos, gastos militares, blanqueo de capitales, sede de negocios de dudosa legalidad, fuente de fricción permanente con la diplomacia española) y es una opción que los británicos tienen sobre la mesa.

Otro punto de apoyo para la postura española es el Tratato de Utrech, donde se establece que Gibraltar, sino es británica, debe ser española.

Exteriores no contempla en ningún caso la realización de un referéndum en Gibraltar para que sus ciudadanos puedan pronunciarse sobre a qué nación quieren pertenecer. Existe, además, un precedente negativo: en 2002, Peter Caruana planteó un plebiscito y el resultado fue un contundente ‘no’.

Las negociaciones de 2002

Entre 2001 y 2002, los Gobierno español y británico se sentaron a negociar de manera bilateral sobre Gibraltar, lo que supuso el mayor avance hasta la fecha en el contencioso. Por entonces, los cabezas de los Ministerios eran Josep Piqué y Jack Straw. Reino Unido quiso ganarse el apoyo de España en la progresiva ampliación de la Unión Europea y le ofreció el ‘caramelo’ de Gibraltar a cambio. Por entonces, Tony Blair era un destacado europeísta y la colonia constituía una anacronía en una Europa unida.

No hubo ningún pacto secreto, ni Gibraltar fue apartado del contenido de la negociación (Caruana era puntualmente informado por el ministro Hain). Es más, el primer ministro gibraltareño propuso una cosoberanía para el Peñón al estilo andorrano, algo a lo que estaría dispuesta ahora España como medida transitoria. Andorra dispone de parlamento propio, bandera propia, sistema judicial, aduanas… pero es independiente y con representación en la ONU. Los contactos se rompieron con la llegada de Ana Palacio al Ministerio.

Así, el Foro Tripartito impulsado por Zapatero será historia. Mariano Rajoy sólo hablará con Londres para negociar la soberanía del Peñón, abandonando definitivamente las conversaciones a tres bandas. Las provocaciones del nuevo ministro principal del Peñón, Fabián Picardo, han sido decisivas en esta decisión. Su intención es reanudar el modelo de diálogo con Londres instaurado con el Proceso de Bruselas de 1.984, y que fue paralizado por los Gobiernos de Reino Unido y España en 2002.

En esas conversaciones, ambos países eran los encargados de negociar la soberanía del Peñón sin la influencia de ningún representante del poder en Gibraltar, algo que cambió con la instauración del Foro Tripartito impulsado en 2004 por Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores durante los seis primeros años del Gobierno Zapatero.

En un principio, la dirección del PP apostaba por una ‘vía intermedia’ entre el modelo del Proceso de Bruselas y las conversaciones a tres bandas impulsadas por el Ejecutivo socialista: mantener reuniones “con tres voces pero tan sólo dos banderas”, en las que Gibraltar tendría derecho a opinar pero no a decidir. Sin embargo, la postura de España será finalmente más firme, después de conocer las amenazas y provocaciones del nuevo ministro principal del Peñón.

El nuevo primer ministro del Peñón considera que España es un país “antidemocrático y neocolonialista”, además de “agresor e invasor”. Las opiniones de Picardo no han pasado desapercibidas para el PP, que quiere evitar cualquier negociación con este joven abogado. En ese sentido, el PP señala que la agresividad de Fabián Picardo ha sido decisiva a la hora de impulsar la recuperación de las “conversaciones exclusivas” con el Reino Unido: “Es más reivindicativo y belicista que Peter Caruana, que sí estaba dispuesto a aceptar ese modelo intermedio de negociación que habíamos ofrecido”.

Se equiparará el Peñón a los municipios del Campo de Gibraltar

Los responsables de Asuntos Exteriores del PP afirman que “el poder de decisión será exclusivamente de España y Reino Unido, que serán los únicos interlocutores en la negociación sobre la soberanía del Peñón”.

Sobre el derecho a opinar de la colonia “Los países soberanos tendrán presente su postura, pero también se valorará, y en la misma medida, lo que piensan los Gobiernos municipales de todas las localidades que forman parte del llamado Campo de Gibraltar”.



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