domingo, 15 de mayo de 2016

LAS MENTIRAS E INCONGRUENCIAS DEL 15-M

El mito de los Idus de Mayo

El grito de «democracia real» fue un insulto a la legitimidad representativa tolerado por una sociedad política apocada.

Se rebelaron contra un Gobierno de Zapatero pero eran, sin saberlo, hijos del zapaterismo. De su discurso líquido sobre la sociedad indolora, de su zalamera complacencia clientelar, de su alergia al mérito, el esfuerzo y el sacrificio. Acostumbrados al infinito poder provisorio de un Estado-niñera entraron en un ciclo de indignación cuando se acabó de golpe el bienestar sobre el que se habían acolchado. Se sentían estafados por la evaporación de las promesas de felicidad gratuita, perpetua y obligatoria, y ante el derrumbe de la Jauja subvencional apelaron a la utopía como honorable disfraz moral de un prosaico desengaño.

Si en mayo de 2011 hubiese gobernado el PP, el 15-M sólo habría sido la tradicional movilización social contra la derecha. Pero como era la izquierda, dueña de la superioridad moral, la que había fracasado, el malestar por la quiebra se convirtió en una protesta genérica contra el abuso de las élites. Aunque ese rechazo transversal y multitudinario aglutinó mucho desencanto sincero, mucho idealismo de buena fe y mucha voluntad honesta de regeneración, el motor de la sacudida funcionó con el combustible ideológico de un anticapitalismo radical, de una sesgada impugnación de las bases del sistema. Un oportunista designio de ruptura que expresaba el grito de «democracia real», verdadero insulto contra la legitimidad representativa inexplicablemente tolerado por una sociedad apocada ante el falaz prestigio narrativo de la metodología asamblearia.

El éxito quincemayista sólo se explica desde la sobrevaloración que le concedió el pensamiento hegemónico, siempre proclive al remordimiento de sus propios principios. El magnetismo de los discursos revolucionarios permitió la construcción de un relato catastrofista de España, amplificado en la televisión por la megafonía de la política espectáculo. La propaganda nihilista acabó por constituirse en una especie de profecía autocumplida, una sugestión general triunfante que agravó el colapso de las instituciones y se impuso en la conciencia de la opinión pública. Aún sigue instalada en el marco mental dominante pese a la evidencia de que los nuevos actores políticos, herederos del descontento de las plazas, se han asimilado muy pronto a los tradicionales y, aferrados a la batalla por el poder, se muestran incapaces de aportar soluciones al bloqueo.

Pero tanto la derecha encogida como una izquierda socialdemócrata presa de mala conciencia se achicaron desde el primer momento ante el empuje de la prédica inflamada que acabó cuajando en un proyecto extremista de populismo autoritario. Eso es lo que queda del 15-M: una alternativa rupturista con el propósito de liquidar el régimen de libertades. Más que el sistema, ciertamente catatónico, lo que ha fracasado es un país cuya inteligencia colectiva se deja arrastrar con tan dócil facilidad por los mitos de la demagogia.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 15/05/16


Podemos e IU se apropian del 15-M con fines partidistas

El quinto aniversario del 15-M, que se cumple hoy, ha venido precedido del uso partidista que Podemos e IU han hecho de este movimiento de indignados, en beneficio de su estrategia electoral de cara a los comicios del próximo 26 de junio. Lejos del espíritu apartidista que caracterizó el germen del 15-M, estas dos formaciones han decidido explotar la huella de una protesta que simboliza la contestación frente al desgaste de la clase política.

Prueba de ello es la escenificación del pacto político alcanzado entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón en la Puerta del Sol, precisamente, el emplazamiento donde tuvo lugar la acampada que dio origen al movimiento. «Hoy es un día muy especial, histórico. Estoy en la Puerta del Sol. En esta plaza, como en otras muchas, cambiaron muchas cosas y nos enseñaron que las cosas pueden cambiar», proclamó el líder de Podemos, con su habitual retórica engolada, en el vídeo con Garzón hecho público el pasado lunes.

La apropiación del 15-M por parte de Podemos e Izquierda Unida hace un flaco favor a un movimiento surgido del caldo de cultivo de las organizaciones ciudadanas. El 15-M fue, en sus albores, una protesta social y popular larvada a raíz de las consecuencias devastadoras de la crisis económica. El enojo generado alrededor del anquilosamiento del sistema, la corrupción política y la precariedad laboral germinó en la acampada de Sol, que se extendió a lo largo de tres meses ante la aquiescencia del Gobierno de Rodríguez Zapatero.

El 15-M eclosionó en Madrid, aunque luego se extendió por toda España, en la recta final de las elecciones municipales y autonómicas de 2011. Cinco años después, la protesta ha ido perdiendo fuelle, si bien se ha solidificado alrededor de varios colectivos, como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y 15MpaRato. Precisamente, ambas entidades, en un comunicado difundido el viernes, exigían a Podemos e IU dejar de «utilizar» el 15-M en campaña, además de no adueñarse de los «logros de la ciudadanía».

Que la izquierda trate de hegemonizar los restos del 15-M se entiende por la apuesta política que Podemos e IU han desplegado de cara al 26-J. El propósito de Iglesias y Errejón fue siempre el de conformar una opción política, bajo el mantra de la transversalidad, capaz de confluir con organizaciones políticas y sociales de distinto signo. La alianza con IU alienta la obsesión de Podemos de superar al PSOE, pero aleja a la formación morada del intento de armar un conglomerado político con un perfil ideológico bajo. Y nada de eso concuerda con el espíritu de quienes hace un lustro clamaban en el centro de Madrid por una verdadera «democracia real» o quienes exigían reformas de calado, alejadas de cualquier tentación populista.

El 15-M desembocó a los pocos meses de su nacimiento en los tenderetes de Sol y en un discurso antisistema. «Mi angustia no era por la protesta, sino por las causas sociales de la misma y las serias dificultades que tenía como gobernante para dar respuestas a las mismas», admitió Zapatero recientemente a nuestra revista PAPEL. «Aquello era una pocilga muy fotogénica», subrayó Esperanza Aguirre. Frente a la reacción del bipartidismo, Iglesias pretende ahora aparecer ante la izquierda como el representante político de aquella utopía revolucionaria que ancló en Sol. Pero la realidad es que, precisamente, la consolidación de Podemos como una alternativa política es lo que ha desactivado definitivamente el 15-M. Esto explica tanto la pérdida de eco e influencia de sus promotores, como la escasa participación durante los últimos años en las manifestaciones, pese a los ajustes llevados a cabo por el Gobierno del PP.

El desalojo del campamento en el corazón de Madrid y algunos episodios violentos posteriores –como el incidente en el que varios activistas impidieron la entrada de los diputados al Parlamento catalán– contribuyeron a crear una imagen conflictiva que no se corresponde con los propósitos de los que emanó el 15-M. Una de sus virtudes fue la de aglutinar el enfado en la calle en asuntos centrales como el paro o la vivienda. Además, logró introducir en la agenda política asuntos como la corrupción, la transparencia, la regeneración o la eliminación de los privilegios de la clase política.

La deriva del 15-M comenzó con la proclama de algunas de las recetas caducas de la izquierda, por ejemplo, el aumento de la fiscalidad a las rentas más elevadas. En todo caso, tanto el carácter poliédrico de este movimiento como su galvanización social deberían disuadir a Podemos e IU de su empeño por patrimonializar el 15-M en su favor.

EDITORIAL EL MUNDO – 15/05/16


Casta a tope

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La mentira es siempre una moto con poca gasolina. Interrogado por la policía española, el que fuera ministro de Finanzas de Chávez ha ratificado los pagos del régimen a la fundación CEPS, germen de lo que hoy es Podemos, y ha detallado con nombres y apellidos el apoyo del líder bolivariano a los líderes de Podemos, Iglesias incluido. La exclusiva ocupó el viernes las portadas de ABC y su web. La prueba del documento físico y el testimonio del ministro acreditan que Iglesias Turrión se ha choteado del pueblo español («la gente», en su jerga pandi-chupi).

Propugnar a estas alturas el regreso del comunismo es un disparate (es lo mismo exactamente que defender el fascismo, otra ideología criminal). Hacer proyecciones económicas donde de una tarde a otra les bailan 30.000 millones refleja su amateurismo e incompetencia. Haber comenzado a señalar a la prensa libre indica la matriz totalitaria del invento. Pero mentir al público con toda la jeta es una infamia que debe obligarte a irte. Como Nixon, o como Soria. No hacen falta tribunales. Hay justicia y también hay ética. Iglesias ni se planteará un gesto como el que honró a Soria, porque hoy ya los conocemos: peores que la casta.

LUIS VENTOSO – ABC – 15/05/16


Amores

Albert Rivera ha dicho –o tuiteado– que ser europeo no es sólo tener euros y pedir ayudas, sino también ayudar a los otros europeos y a los refugiados de guerra. Este tipo de tonterías me irrita y me deprime. Desde luego, nunca votaría a quienes hacen semejantes alardes de buenos sentimientos, proponiéndose como ejemplo moral para todos los demás y, por si fuera poco, repartiendo patentes de europeos auténticos y negando implícitamente dicha condición a quienes no cumplen sus exigencias. Vaya democracia esta, donde todo el mundo quiere ser obispo y excomulgar.

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JON JUARISTI – ABC – 15/05/16



Izquierda desunida

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Es verdad que la izquierda tiene teóricamente mayoría en España, ya que a los españoles les da vergüenza declararse de derechas, aunque si se sometieran a un test ideológico puede que resultasen más de derechas que nadie, pero ésa es otra cuestión. La cuestión es: ¿qué izquierda? Porque hay varias y no precisamente en buenos términos, sino más bien enfrentadas, sin que ese pacto de mutilados Podemos-IU lo invalide. Lo que estamos viendo son corrimientos de votos dentro de la izquierda, no aumento de los mismos.

Y estamos sólo en los comienzos de una campaña electoral en la que van a sacarse la piel a tiras.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 15/05/16


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