miércoles, 15 de enero de 2014

LA OLIGARQUÍA CATALANA AL SAQUEO DE ESPAÑA: EL CASO DE REPSOL, BANCA Y ENDESA

A continuación se transcriben tres artículos del Profesor Roberto Centeno publicados en El Confidencial sobre el saqueo catalán a las grandes empresas españolas, al grito de "Espanya ens roba". Aún con opiniones personales en ocasiones poco afortunadas, la descripción y cronología que Centeno realiza de estos saqueos tiene un indudable valor para conocer la realidad del movimiento independentista catalán (los resaltados en azul y la eliminación de parte del texto son actividades realizadas por el editor del blog, no por el autor de los artículos).


EL SAQUEO DE REPSOL

La pregunta que pretenden hacer los dos traidores Artur Mas y Fracesc Homs al pueblo catalán es si quieren tener un Estado, cuando lo realmente pertinente sería el preguntarle al pueblo español en su conjunto si quiere tener o no un Estado propio. ....

Los Gobiernos sucesivos han confundido la delegación de competencias estatales a las autonomías con la disolución del Estado y actúan como bandas de prebendarios, mafias dedicadas a colocar a los suyos a cientos de miles y al expolio a gran escala, lo que ha arruinado a la sociedad civil. La catástrofe económica, política y social provocada por la Transición no tiene precedentes en la Historia de España ni en la de Europa.

Uno de estos desastres ha sido el desmantelamiento industrial, que del 34% del PIB en 1975 ha pasado a solo el 14% hoy. Los tres principales responsables de esto son tres. El primero, Adolfo Suárez, que dividió España en 17 pedazos contrarios a la realidad objetiva e histórica de nuestra nación: ¡este calamitoso ignorante hasta dividió Castilla en 11 trozos! El segundo, Felipe González, que con tal de “pasar a la Historia” como quien llevó a España a la Unión Europea desmanteló, literalmente, la industria pesada, la pesca y la producción lechera para que nos admitieran, un peaje disparatado que no ha pagado ningún otro país. El tercero, el nacionalismo catalán.

Y ahora estos incultos payeses sufragan con el dinero de los españoles, que tan generosamente entrega Rajoy a los enemigos de España, un simposio dictado por el odio y la mentira, bajo el lema “España contra Cataluña”. Cuando la realidad es justo lo contrario: “El nacionalismo catalán contra España”. En los últimos diez años la responsabilidad del desmantelamiento de las grandes empresas españolas recae sobre los corruptos dirigentes del nacionalismo catalán, apoyados en la felonía de los dos presidentes más ineptos y desidiosos de la historia de España. Estos son los hechos, y no las fabulaciones y mentiras de la canalla separatista.

- El desmantelamiento de Repsol, impidiendo que fuera la primera petrolera privada mundial por reservas probadas, a fin de evitar la autosuficiencia energética de España, lo que dañaría las comisiones de gente muy notable. 

- El desmantelamiento de Iberia y el hundimiento de Barajas a favor del Prat, vía Vueling y la masonería inglesa, que compraron voluntades de directivos desleales a su empresa y a su patria. Entregaron a Vueling los vuelos de corta y media distancia y a British Airways, que estaba quebrada, la caja de Iberia para pagar sus pensiones y aislar a España, robándole las líneas intercontinentales incluida Latinoamérica, adonde ahora se viaja vía Londres. Ningún Gobierno del mundo habría tolerado este saqueo.

- La perfidia de la OPA catalana sobre Endesa, que terminó con la entrega de nuestra primera empresa eléctrica a Italia.

- La expansión de los bancos catalanes con el dinero de los españoles, adjudicándoles preferentemente cajas de ahorro. Además, el Banco de España ha permitido a La Caixa esconder sus activos tóxicos fuera de CaixaBank.

Los temas son tan amplios que hay que  tratarlos uno a uno. Empiezo con Repsol.

El consejo de Repsol: réplica del Pacto del Tinell

Repsol nace en 1988 como consecuencia de la concentración de todos los activos públicos en el sector petrolífero, financiados con el ahorro de todos los españoles durante 80 años. Con ellos era posible el construir una gran empresa petrolera integrada. Inicialmente, el accionariado de la compañía estaba compuesto por el Estado español y la mexicana PEMEX, derivada de una participación en Petronor en sustitución de la norteamericana Gulf, y con la que un servidor negoció en calidad de consejero delegado de Campsa, propietaria de Petronor, con Jorge Díaz Serrano, el mítico director de PEMEX.

En 1999 adquiere el 98% de la argentina YPF, que era la tercera empresa de petróleo y gas de Latinoamérica, después de la venezolana PDVSA y de PEMEX, aunque cuando se compró nadie en el sector tenía ni idea de que iba a ser posible extraer petróleo de las rocas madres (1), que eran el activo estrella de YPF y es algo que está cambiando el equilibrio geopolítico mundial.

Durante el proceso de privatización –es decir, entrega a precio de saldo de las mejores empresas públicas a la oligarquía financiera–, se decidió que La Caixa y el BBVA tomaran el 25% y el resto se colocaría a minoritarios a través de una oferta pública de venta. Posteriormente, el BBVA decidió hacer caja, dado el precio de saldo al que le fue entregado, fue vendiendo su participación y desapareció. Entre tanto, La Caixa, aprovechando las dificultades por las que pasaba YPF como consecuencia del default de Argentina, obligó a Repsol a vender un 25% de Gas Natural (Gas), de forma que la primera se quedó con el control de la segunda.

Gas, presidida por Brufau, lanzó una OPA sobre Iberdrola, que no estaba consensuada con su socio Repsol. Consiguió ponerla en marcha gracias a la deslealtad del consejero dominical de Repsol, José Luis López de Silanes, un mediocre adulador de sus superiores,  que estuvo a mis órdenes en Campsa. Votó a favor de La Caixa a cambio de ser recompensado con la presidencia de CLH y un sueldo de más de un millón de euros. La Caixa paga a traidores. Silanes puso, además, la red logística al servicio de los monopolios para impedir la competencia que abarataría los precios.

En noviembre de 2004, La Caixa decidió tomar el control de Repsol, sustituyendo a Alfonso Cortina por Brufau. La primera medida que toma es nombrar un consejo bajo el espíritu del Pacto del Tinell, lleno de nacionalistas y socialistas que no saben del petróleo más que empieza por P y termina por O. Eran tan radicalmente sectarios como Artur Carulla y Mario Fernández, ex-vicelehendakari, que subordinaron los intereses económicos de Repsol al dominio político de los nacionalistas catalanes. Su objetivo era trasladar toda la industria energética española a Cataluña. Claro está, excepcionando a Iberdrola coto reservado al nacionalismo vasco.   

A continuación Brufau empezó a preparar, siguiendo también la directrices del Tinell, una OPA sobre Endesa, la primera eléctrica española que había estado desastrosamente gestionada por Manual Pizarro, que nunca remató el proyecto de fusión con Iberdrola, lo que habría creado la primera compañía eléctrica del mundo, ni se expandió internacionalmente, a pesar de tener más medios que nadie. Literalmente, pasó diez años tocándose las narices. Ante la  pasividad de Pizarro, los nacionalistas, infinitamente más pequeños, se lanzan a por Endesa para repartir los activos entre Cataluña y el País Vasco, pero a esto dedicaré otro análisis (dicho artículo se reproduce más abajo)

El siguiente paso, en 2007, fue que Gas absorbiese a Repsol, que era tres veces mayor, y trasladase la sede a Barcelona, lo cual no se realizó por la oposición de Sacyr, que había adquirido un 20% de participación en bolsa en 2006, basándose en que la ecuación de canje ofrecida era escandalosamente favorable a los nacionalistas. Sacyr recurrió al vago redomado de Rajoy, abducido por La Caixa, que les dijo lo habitual en él: “Laissez faire, laissez passer”. Y a partir de ahí, los ataques a Sacyr en los medios, todos férreamente controlados por La Caixa directa o indirectamente, vía publicidad, se multiplicaron.  

Una gestión contra el interés de España

Como consecuencia de la crisis financiera mundial, los bancos americanos e ingleses pusieron en venta su préstamo a Sacyr, algo que el gigante energético ruso Gazprom deseaba para intentar controlar Repsol y después la otra gran petrolera rusa, Lukoil, algo que conozco bien porque intervine directamente hasta que fui desplazado por Corinna zu Sayn-Wittgenstein por razones obvias. La intervención de las más altas instancias hizo pensar a Lukoil que podía controlar Repsol a precio de saldo y al final el tema fracasó.

Ante la desastrosa estrategia de que la compañía no se rigiera por criterios de la industria del petróleo, sino de poder nacionalista, Pemex llegó a un pacto con Sacyr en 2011 para obligar a gestionar Repsol con un criterio industrial. El primer paso sería poner en desarrollo las inmensas reservas de Vaca Muerta, las mayores del mundo, invirtiendo masivamente y siguiendo el esquema de Brasil, donde se dio entrada a Sinopec con un 40%, de forma que estos aportes económicos permitieran desarrollar  las aguas profundas de Brasil.

Sin embargo, Fainé y Brufau, dedicados a tiempo completo a romper el pacto Pemex-Sacyr, letal para los intereses del nacionalismo, se olvidaron completamente de la política industrial y pensaron menos aún en invertir en Vaca Muerta, lo que habría convertido a Argentina en un país exportador de petróleo y habría servido para que España diera un paso de gigante hacia la autosuficiencia. Esta estrategia habría permitido, además, situar a Repsol como potencia mundial de fracking y explotar los yacimientos junto con Pemex, cuando se produjera la liberalización –aprobada justo hace una semana–, los activos de fracking en Cantarel, otra gigantesca reserva, y además en las aguas profundas del Golfo de México, hoy prácticamente virgen pero con un potencial inmenso. Repsol se habría convertido en la primera compañía privada en reservas de petróleo y gas del mundo.

Por el contrario, la actuación de los nacionalistas catalanes ha llevado a la expropiación y pérdida definitiva de Vaca Muerta, con un pacto final económicamente irrisorio, al conflicto con Pemex y la imposibilidad de ser su socio preferencial en México. Fruto de todo lo anterior, han perdido sus principales reservas, algo a lo que ha contribuido la desastrosa gestión global, que ha llevado a Repsol a obtener sistemáticamente resultados muy por debajo de sus pares. Hecho este último denunciado recientemente por Enrique Peña Nieto, presidente de México, ante el Senado, acusando de ello a la incompetencia del consejo y el sesgo político de todas sus decisiones. El Gobierno mexicano se preocupa seriamente por el tema. Rajoy, vendido a los enemigos de España, a los que se les tolera todo, se dedica por el contrario a defender los intereses de los nacionalistas.

El valor de Vaca Muerta era tan obvio que a algunos nos ha servido para invertir en YPF sobre seguro, el valor de cuyas acciones se ha multiplicado por tres en seis meses y va a seguir subiendo. ¿Por qué Repsol, que conoce perfectamente el potencial, no compró el 40% de las acciones hace meses, recomponiendo así sus reservas a precio de ganga, en lugar de ponerse a llorar y a pedir ayuda contra los malvados argentinos? Es lo que habría  hecho un servidor y cualquier profesional del petróleo de haber estado al frente de la empresa. La priorización de los intereses políticos nacionalistas a los industriales y el absoluto sometimiento del Gobierno y oposición a los intereses nacionalistas catalanes ha supuesto el desmantelamiento real y efectivo de la potencia de Repsol, tanto en sus activos de producción como en sus participaciones accionariales en gas, donde ha tenido que vender los activos de gas natural a Shell y está en proceso de venta de su participación en Gas, obligada por La Caixa a realizarla en varias porciones para que esta siga siendo accionista de control.

  • (1) Después de esta serie de artículos, dedicaré uno específico a este tema.
  • (2) El salón del Tinell en Barcelona es el lugar en que se celebró el acto más glorioso de la Historia de España. Donde los Reyes Católicos, después de la conquista de Granada, recibieron a Colón con sus indios, sus especies y su oro: el nacimiento de nuestro Imperio. De este lugar, único de nuestra historia, se han apropiado los nacionalistas hasta el punto de que el indigno alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ha cometido la barbarie de impedir que este excepcional escenario sea utilizado para la serie televisiva Isabel. Los nacionalista-separatistas no solamente nos roban nuestro dinero y nuestras empresas, sino también nuestra Historia, mientras el pusilánime Rajoy comete la felonía de mirar para otro lado. Sin embargo, sí se cedió este salón para que en un acto de supremo insulto a España se firmase el inicuo acuerdo entre PSOE, PSC, CiU y Esquerra, conocido como Pacto del Tinell, para excluir de la vida pública a más de la mitad de España que no piensa como ellos, y donde a diferencia de la generación del 36, la actual parece resignada a morir sin levantar un dedo. En esto estriba el siniestro proceder en Repsol de La Caixa y de Brufau que he descrito.



EL SAQUEO DE LA BANCA

En el artículo anterior hablaba de “el nacionalismo catalán contra España”, pero es más exacto hablar de oligarquía. Un nacionalista catalán de a pie, de buena voluntad, o sea, la inmensa mayoría, no pinta nada, es una persona manipulada y utilizada –una versión moderna de los remensas del siglo XV– por una oligarquía de características mafiosas, pues se trata de un grupo profundamente endogámico, donde “la famiglia” es el centro de intereses y los lazos de sangre esenciales. Esta posee un amplio abanico de excelentes profesionales a su servicio, economistas, policías, jueces, catedráticos, artistas, etc., y controla las principales instituciones, desde la Generalitat a las universidades, las organizaciones profesionales o el FC Barcelona, que es su altavoz esencial.

Tiene infiltradas la Delegación de Hacienda y la Administración de Justicia y controla férreamente la prensa y la televisión en Cataluña, pero también, y gracias a la potencia publicitaria de La Caixa y sus participadas desde Telefónica a Repsol, el resto de medios nacionales. Como toda mafia, la oligarquía catalana es una organización implacable que no tolera la disidencia. A finales del siglo XIX y principios de XX consiguen de Madrid un mercado colonial propio que es España y, para ello, hacen aprobar enormes aranceles que impidan la competencia extranjera.

Pero esta oligarquía no se conforma con tener a España como colonia, donde vende más del doble que lo que compra, ni que el ahorro captado en otras regiones de España por los bancos catalanes vaya a financiar el 70% de las inversiones en Cataluña, ni siquiera con el control de los monopolios energéticos. Aprovechando la cobardía de Rajoy, han puesto todos sus medios a favor del independentismo, que como acaban de reconocer no es en absoluto su objetivo, sino sacar nuevas prebendas fiscales y de todo tipo.

Pero el tema se les ha ido de las manos. ERC, enemigo histórico de la oligarquía, –serían los que en 1936 tiraron a los abuelos de los actuales oligarcas por las ventanas o los metieron en los hornos de sus fábricas, y asesinaron a todos los curas, frailes y monjas de Cataluña– ha capitalizado a su favor el movimiento que estos insensatos han puesto en marcha envenenando con sus mentiras la conciencia de muchos catalanes, aun a sabiendas de que llevará a Cataluña a la ruina.

El asalto al sistema financiero

Dentro de los desastres de la Transición, la destrucción del sistema de cajas de ahorro, una institución con más de 160 años que constituía la columna vertebral del ahorro popular y de la financiación de los autónomos y las pequeñas y medianas empresas, fue el más grave después del modelo de Estado. Aunque fue este el que permitió situar al frente de las cajas a políticos ineptos y venales, que las utilizarían para su servicio y provecho –dicho en corto “robar a manos llenas”– con la impunidad que les garantizaba el control del poder judicial por la casta política. Lo que ha pasado no tiene nombre: se llevaron el dinero a carretadas, multiplicaron sus sueldos por diez o más y, en lugar de ir a la cárcel, han cobrado jubilaciones de escándalo. Esta es la España de la Transición.

El río de dinero fácil que siguió a la entrada en el euro, donde estos insensatos se endeudaban a corto (2-3 años) para prestar a largo (20-30), debido a la dejación criminal de sus responsabilidades por parte del Banco de España (Caruana y MAFO), hizo que la crisis financiera  llevara a casi todas las cajas a la quiebra. Fue la hora de La Caixa y el Banco de Sabadell, los grandes bastiones de la oligarquía catalana. El 20 de abril de 2010 se produce un hecho crucial, la renovación de los órganos de gobierno de la Confederación de Cajas de Ahorro (CECA). Se daba por hecho que el nuevo presidente sería un hombre tradicional de las cajas, Amado Franco. Sorpresivamente, con el apoyo de Rodrigo Rato, que era presidente de Caja Madrid, es nombrado Isidro Fainé y desde ese momento empieza el reparto en serio de cajas y bancos con problemas.

En diciembre 2011, el Banco de Sabadell se hace con la CAM con el dinero de todos los españoles. El esquema  de protección de activos (EPA) fue absolutamente escandaloso: 17.500 millones ampliables a 20.000. Pero el asunto es infinitamente peor. Otras entidades que habían intentado lo mismo con EPA muy inferiores habían sido rechazadas por el Banco de España. Si el dinero y las EPA entregadas a dedo y con total opacidad a La Caixa y el Sabadell hubieran sido entregadas a las propias entidades, estas se habrían salvado solitas. ¿Por qué no se les dio opción a otras entidades nacionales o extranjeras para que presentaran sus propias ofertas?

Así, Caja Murcia había intentado fusionarse con la CAM solicitando una ayuda de sólo 2.500 millones, ¡y los esbirros del Banco de España a las órdenes del poder le dicen que no! Entonces se integran en un proyecto de fusión Caja Astur, Caja Cantabria, Caja Badajoz y la CAM. En el último minuto, Manual Menéndez de Caja Astur –que era el líder del grupo– pide una EPA de 3.500 millones, y no sólo le dicen que no, es que además le echan del Banco de España con cajas destempladas. Menos de un año después, sin concurso alguno, se adjudica la CAM al banco Sabadell, cuyo primer accionista es el Sr. Lara, soporte mediático principal de Rajoy.

La siguiente gran operación, en enero 2012, auspiciada por La Vanguardia y El País, fue la absorción de Bankia por La Caixa, con ayudas que hacían empalidecer las de la CAM, aunque eso presentara problemas insolubles incluso con un Gobierno de cobardes a su servicio. La Caixa pretendía que la sede social se instalara en Barcelona, algo imposible de aceptar porque desmantelaba la primera institución de ahorro de la Comunidad de Madrid y Esperanza Aguirre puso pies en pared; y, más importante aún, la nueva entidad escaparía al control del Banco de España y pasaría a estar controlada por la Generalitat.

Como el inútil de Rato –que ha sido el primer director del FMI expulsado por inepto después de haberse puesto un sueldo de 10 millones de euros– había profundizado aún más la ruina de Bankia, esta recibe ayudas por 24.000 millones de euros. La Caixa se queda, de momento, sin su presa y como consolación se le da el Banco de Valencia ¡por un euro! Y con ayudas de 10.000 millones, a pesar de que el conde de Godó, primer accionista de La Caixa, estaba desarrollando a través de La Vanguardia una feroz campaña secesionista. La mafia catalana pasa a controlar todo el ahorro de la Comunidad Valenciana, cuya anexión es objetivo declarado de los separatistas.

Si las operaciones descritas hubieran sido realizadas por cualquier otro banco español, Santander o Popular, por ejemplo, habría sido una golfada y un presunto caso de malversación de caudales públicos. Pero es que La Caixa y el Sabadell no son “cualquier otro banco”, sino que han puesto los medios de comunicación que controlan al servicio de los enemigos de España. Han apoyado sin pestañear el que en Cataluña no se respete ni la ley, ni la Constitución ni el Estado de Derecho. Que se ignoren las sentencias del Constitucional y el Supremo que obligan la enseñanza del español. No movieron un dedo para evitar la persecución y la discriminación de todo lo español, y apoyaron la falsificación de la Historia y el “España nos roba”, cuando como profesionales de la banca y con potentes servicios de estudios sabían que era totalmente falso.

Ahora confiesan públicamente que no era la independencia lo que querían, sino prebendas y ventajas fiscales similares a las del País Vasco, algo que saben imposible, porque el País Vasco es el 6% del PIB de España y Cataluña es casi el 20%. Este sistema destruiría económicamente la nación española, por lo que sería mejor que se independizaran y se llevaran su deuda, sus productos y sus empresas, salieran del euro y se buscaran la vida por su cuenta, y que España buscara la formación de un Estado confederado con Portugal con 750 millones de personas hablando español o portugués y unos lazos profundos con decenas de países.

Rajoy regala 50.000 millones a la oligarquía y se hace con el 33%

La siguiente operación era la de Novacaixagalicia (NCG), que ya había recibido 9.000 millones de ayudas que jamás serán devueltas. España es el único país donde las ayudas a la reestructuración del sistema bancarias no han sido reembolsadas y han recaído sobre los ciudadanos. Ya van más de 50.000 millones perdidos y pueden llegar a 100.000, a pesar de las promesas de los que nos gobiernan que han jurado y perjurado que no costarían un euro a los contribuyentes.

En NCG todo estaba precocinado para regalársela a La Caixa con una EPA de 10.000 millones de euros adicionales a los 9.000. Un disparate ininteligible pero que tiene una explicación sencilla: era lo comprometido por Rajoy con Fainé. En junio del 2011, colocan a J. M. Castellano de la mano de José  Blanco, Borja Prado e Isidro Fainé, que “convencen” a Elena Salgado el ordenar a MAFO que le acepte. Nada más ser destituida, es nombrada por Borja Prado consejera de Endesa Chile y por Fainé consejera de Abertis, saltándose a la torera las incompatibilidades. Esto ya no es un país, es Alí Babá y los cuarenta ladrones a gran escala.   

Pero la operación se ha ido al garete por la oposición frontal de Feijóo. La oferta de Bandesco gracias a Merrill Lynch ha sido tan contundente que ni Rajoy ni Guindos han podido evitarlo, aunque lo han intentado hasta la náusea. Por primera vez, el Estado ingresa dinero, en vez de tener que poner decenas de miles de millones a costa de los contribuyentes. Y esto pone una cuestión crucial sobre la mesa. ¿Por qué todas la adjudicaciones anteriores se han hecho sin concurso, en condiciones de total opacidad, rechazando ofertas más ventajosas, y con un costo salvaje para los ciudadanos?

El sistema financiero valenciano, el canario, el navarro, y parte del andaluz, han desaparecido a favor de la oligarquía financiera catalana. En 1980 las entidades financieras catalanas representaban el 16%  del sistema, hoy suponen el 33% y todo sin poner un duro, financiado con la miseria y la pobreza de los españoles, catalanes o no. Veamos lo que ha costado a los españoles. Dinero aportado por el robo legal del FROB, 25.000 millones totalmente irrecuperables –6.000 el Sabadell y 6.000 Caixa Bank y 9.000 Caixa Cataluña– a los que se suman 25.000 de las EPA. Total 50.000 millones. Y a pesar de ese río de nuestro dinero, su situación bordea la insolvencia, Caixa Cataluña ha sido nacionalizada y CaixaBank no lo ha sido porque Rajoy les ha permitido ocultar su volumen de activos tóxicos, que es su secreto mejor guardado.

Según Goldman Sachs, el montante de activos tóxicos en La Caixa, Bankia y Banco Base ascendía a 118.000 millones. No podemos saber con certeza cuánto de esto le corresponde a La Caixa, pero sí podemos estimar no sólo el montante de sus activos tóxicos, sino también las pérdidas latentes a base de compararlas con Bankia, que era de su mismo tamaño, y Caixa Cataluña, que era la mitad. Las pérdidas de Bankia derivadas de sus activos tóxicos han sido de 23.000 millones, las de Caixa Cataluña de 10.000, por lo tanto una cifra entre los 20 y los 23.000 millones sería la estimación más razonable de la pérdida latente de los activos tóxicos de La Caixa, que el Banco de España ha permitido ocultarlos en la matriz, La Caixa, ya que CaixaBank ha nacido sin activos inmobiliarios.

Ahora bien, de acuerdo con la Ley de Sociedades de Capital, (art. 363-E), las causas de disolución de una sociedad son “pérdidas que reduzcan el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social”. Los fondos propios son 23.776 millones y el capital social 5.355 millones. Si restamos las pérdidas potenciales de los fondos propios, estos quedan reducidos a una cifra casi igual a los 2.677 millones, que es la mitad de su capital. Es decir, si se hubieran aplicado los mismos criterios que a Bankia o Caixa Cataluña estaría también nacionalizada. Y en lugar de esto, Rajoy está negociando un “intercambio de cromos”, renuncia al soberanismo a cambio de Bankia, que va a ser privatizada. Si CaixaBank consiguiera su objetivo, la oligarquía catalana pasaría a controlar el 40% del sistema financiero, tanto como el Santander y el BBVA juntos, pero con nuestro dinero. La rendición de Rajoy ante la oligarquía catalana no hay por dónde cogerla.


EL SAQUEO DE ENDESA

Hasta 1997, Endesa estaba dirigida por Feliciano Fuster, que la había convertido en la mayor por capitalización bursátil junto con Telefónica, muy por encima de Iberdrola, Repsol o el Santander. Fuster tenía una estrategia perfectamente definida: una política de internacionalización y diversificación, extremadamente brillante y eficaz, para convertir la sociedad en un holding multiutilities. Endesa era una empresa pública perfectamente gestionada con sueldos de las empresas públicas de entonces. Feliciano ganaba 12 millones de pesetas anuales, que equivalen a 140.000 euros de hoy, ¡casi cien veces menos que algunos de los presidentes de las empresas eléctricas actuales, mucho peor gestionadas!

Cuando se estaba terminando el llamado proceso de privatización “para fomentar la competencia”, la mayor estafa de la historia industrial de España, ya que se trataba de convertir los monopolios públicos con precios regulados en monopolios privados con precios libres, Aznar se hizo con el poder con la ayuda de los separatistas catalanes y puso a sus amigos al frente de todas las empresas públicas, privatizadas o no, con independencia absoluta de sus conocimientos. “¡No íbamos a poner a nuestros enemigos!", diría Rato con la soberbia que le caracterizaba, aunque deberían haber elegido al menos a los que supieran hacer una 'o' con un canuto, porque la mayoría ni eso.

Endesa se la 'pidió' Martín Villa, que, después de haber traicionado a Franco, a sus principios falangistas y a España y a los españoles en la Transición, era lo menos que se merecía. Así que Aznar echó a Feliciano, “un enemigo”, según el inepto de Rato, y puso al ínclito Rodolfo. Lo primero que hizo el nuevo presidente, que podía no saber lo que era un kw, pero sabía muy bien que la pela es la pela, fue ponerse un sueldo 20 veces mayor que el de Feliciano. Durante los ocho años siguientes, primero con Martín Villa y luego con Pizarro, la cotización de Endesa se estancó, mientras que la del resto de las eléctricas subió como la espuma.

Los caciques catalanes, al saqueo

Uno de los grandes desastres de la Transición ha sido el hecho de que el voto de los separatistas vascos y catalanes valga seis veces el del resto de los españoles, lo que ha llevado a que cuatro caciques locales, hoy en abierta sedición contra España ante la cobardía y la inacción de Rajoy, tengan la llave en la formación de Gobiernos. A los vascos se les restituyó un régimen foral de rapiña, e ingresan anualmente 8.000 millones menos al Estado de lo que les correspondería en el régimen común. También se dispuso que los impuestos del IVA y Sociedades pagados por las empresas radicadas en el País Vasco por sus ventas fuera de la región (particularmente las medianas y pequeñas), que son ingresados en las Diputaciones Forales, no vuelvan al Estado como es obligado. Ello añade miles de millones que literalmente roban al resto de los españoles, lo que les permite ser la primera región en renta per cápita.

En el caso de Cataluña, todo el expolio económico de España ha girado alrededor La Caixa, cuya gestión del negocio bancario ha sido manifiestamente ineficiente (a día de hoy ni siquiera sabemos el valor de sus activos tóxicos aparcados fuera de CaixaBank, gracias a la connivencia con el BdE), y que ha aprovechado en su favor el chantaje político que suponía la compra de los votos nacionalistas. La Caixa conseguía así el 'gratis total', porque el dinero obtenido con el trapicheo político no era para los catalanes de a pie, sino para la oligarquía, al control de numerosas empresas clave

Como señalaba Alberto Recarte, gran conocedor del sistema financiero, La Caixa recibía un pago [por estas ayudas políticas] en forma de participaciones empresariales, lo que la ha hecho dueña de enormes paquetes accionariales en las principales empresas de España a precio de saldo. Analicen sus balances y comprobarán que el precio de las participaciones no se ha pagado con sus beneficios bancarios, sino que ha sido fruto de pactos políticos”. O sea, del saqueo sistemático a los españoles, catalanes o no.

Antes de la desgracia nacional que supuso que Zapatero ganara las elecciones, Gas Natural intentó lanzar una OPA sobre Iberdrola, algo que Cortina, entonces presidente de Repsol, frenó con facilidad. Cuando Zapatero llegó a la presidencia, vieron el cielo abierto, porque además nombra al bachiller Montilla ministro de Industria. La máxima aspiración de Montilla en la vida, siendo como es de un pequeño pueblo de Córdoba, era llegar a presidente de la Generalitat, para lo que necesitaba el apoyo de la todopoderosa oligarquía catalana, sin la cual nada se mueve en esa región. ¿Y qué quiere esta a cambio de promocionarlo a molt honorable President? Pues quedarse con Endesa sin poner un euro.

Así, de la OPA que realiza Gas Natural, 21,30 euros por acción, se paga el 65% en papeles de colores, es decir, acciones de la nueva sociedad, para lo que se hace una ampliación, y el 35% restante en dinero que sale de la propia Endesa, vendiendo algunos activos a Iberdrola por entre 7.000 y 9.000 millones. O sea, la oligarquía catalana se queda con la mayor eléctrica española sólo por su cara. Igual que ha hecho con las cajas y el Banco de Valencia, en cuyo caso se ha quedado con los activos, mientras que el dinero lo ponen los españoles vía robo legal del FROB y similares.

Esta OPA 'gratis total' de una hormiga a un gigante, algo inédito en el mundo y que jamás le habría ocurrido ni a Feliciano Fuster ni a un gestor digno de ese nombre, despierta a Pizarro de sus largos años de dolce far niente, y lo primero que hace es decir “el kilovatio me aburría, pero esto me pone”. Se trata del mayor dislate pronunciado jamás por un dirigente empresarial en la historia industrial española, y probablemente en la mundial, y explica la pérdida brutal de valor bursátil de Endesa en relación con sus pares a lo largo del mandato de Villa/Pizarro.

Pero como la creación de valor para el accionista le aburría y la parte legal le "ponía", empezó a buscar todos los obstáculos legales posibles para torpedear el robo descarado que pretendía perpetrar la oligarquía catalana. Y para sortear al Gobierno Zapatero, que estaba a los pies de los oligarcas (tanto que llegaría hasta la traición, haciendo aprobar un Estatuto manifiestamente anticonstitucional que convertía a España en una colonia económica de Cataluña), pidió la intervención de la Comisión Europea, ya que las inversiones de Endesa fuera de España hacían competente a la misma y no al bachiller Montilla.

Simultáneamente, Pizarro salió a la busca de un 'caballero blanco', algo que, de no haberle aburrido tanto el kilovatio y haber hecho su trabajo durante su presidencia, no habría necesitado. Llama la atención que, siendo Pizarro un experto en bolsa, no se percatase de que la estructura accionarial de Endesa, con un 85% de particulares o fondos de inversión, era extremadamente vulnerable. Pizarro no movió un dedo para tener un núcleo duro que hiciera imposible una OPA en un mundo donde eran la moda del momento. Sería un error letal.

El 'caballero blanco' fue la alemana E.ON, sin duda una excelente elección pues es la empresa eléctrica más eficiente de Europa: si al final se hubiera quedado con Endesa, el desastre actual no se habría producido jamás. Pizarro les abrió las puertas de Endesa y los alemanes se quedaron tan asombrados con el valor de lo que había que en lugar de tomar una participación minoritaria decidieron hacer una contraopa por 27,5 euros por acción y todo en efectivo. La oligarquía catalana, que se había dormido en sus laureles, sintiéndose imbatible por el sometimiento de Zapatero y del bachiller Montilla, vio que el tema se le iba de las manos, porque la nueva OPA de E.ON le obligaba a poner dinero, y eso nunca.

Montaje infumable

Así que pasaron a lo suyo: al lloro y a la amenaza política. 'Catalanofobia empresarial' diría el miserable de Carod Rovira, enemigo declarado de España: “En Cataluña no se entendería que Endesa no fuera para Gas Natural”. Y luego: “¿Cómo va a entregarse la primera eléctrica española a una empresa alemana con mayoría pública?" Zapatero y el bachiller Montilla rechazaron a E.ON por ser parcialmente pública, algo que clama al cielo a la vista de lo que ocurrió después, e hicieron un montaje infumable con Acciona, que compró un 10% con dinero del Santander, pues el retorno con un beneficio escandaloso estaba garantizado por Enel, que, de la mano de Solbes, compró otro 10% ampliable.

El montaje Acciona-Enel puso a E.ON en dificultades, pero, conocido el valor real de Endesa, elevó su apuesta hasta los 40 euros por acción. La oligarquía catalana había conseguido impedir de un Gobierno de traidores la entrada de E.ON, pero a costa de que las acciones se disparasen en bolsa, lo que les dejó fuera de juego. La clave del tema pasó entonces a Pedro Solbes, el cual se había visto envuelto en la mayor trama de corrupción descubierta en la Comisión Europea, lo que ya es decir, ya que la Comisión es el organismo público más corrupto de todo mundo civilizado.

En vez de haber sido expulsado con deshonor, que era lo que correspondía ya que era el responsable político, su jefe, Romano Prodi, no sólo le mantuvo en el puesto, sino que al final de su mandato lo jubiló con unas cifras de lujo. A su salida como presidente de la Comisión Europea, Prodi sería elegido Presidente del Gobierno italiano, y como buen conocedor del tema Enel, pues había sido presidente del IRI, holding público italiano al que pertenecía Enel, utilizó la deuda de honor contraída por Solbes para que apoyara a muerte la toma de control de Endesa por Enel, que era la antítesis de E.ON, pues es la empresa eléctrica peor gestionada y más ineficiente de Europa. Todo se gestó entre bastidores.

De todas formas, lo relevante es el resultado final: España entrega su mayor empresa eléctrica con fuertes ramificaciones en Latinoamérica a Italia. Enel se 'estira' y pone un eurillo más que E.ON, hasta 41. Y nuestro mayor activo en el sector eléctrico desaparece, gracias a que al presidente de Endesa le aburrían sus obligaciones, a la rapacidad y la avaricia de la oligarquía catalana y a la felonía de Zapatero y de Solbes, que sería nombrado, ¡cómo no!, consejero no de Endesa, ¡sino de la propia Enel en Roma, que hoy sí paga a los traidores!

Alguien tiene que pagar la OPA

Los italianos se fuman un puro con la clausulas 'inviolables' de españolidad de Endesa, el hecho de mantener su sede en Madrid y un largo número de etcéteras, a lo que se habían comprometido formalmente. Y eso sin que el Gobierno, Rajoy en este caso, mueva un dedo. Los suministros más importantes de Endesa los hacen empresas italianas, y la electricidad para los españoles se pone al nivel más alto de Europa, porque alguien tiene que pagar la OPA, las plusvalías escandalosas de Acciona y el macrosueldo de Solbes, y no iban a ser los italianos.

A día de hoy, Enel/Endesa, Iberdrola y Gas Natural manipulan los precios como les da la gana. Alteran sus sistemas productivos y sus aprovisionamientos para producir una escasez artificial en un mundo pletórico de energía para elevar artificialmente los precios, algo que sería de cárcel en todo el mundo civilizado, mientras el inútil de Soria no hace absolutamente nada. No es más que otro episodio del desgobierno, la corrupción, la incompetencia y la falta de liderazgo de Rajoy, que raya en lo criminal y que nos ha conducido a una profunda crisis nacional en todos los ámbitos. Alguien debería decir basta, porque esta situación nos va a llevar al desastre político y económico más absoluto.


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